Gálatas 2, 11-21

Pero cuando vino Cefas a Antioquía, me opuse a él abiertamente, porque era culpable. Pues antes de que vinieran algunos de los de Santiago, comía en compañía de los gentiles; pero cuando llegaron aquéllos, empezó a retraerse y separarse, por miedo a los circuncisos. Y le imitaron en esta disimulación los demás judíos, de manera que hasta Bernabé fue arrastrado a disimular con ellos. Pero cuando vi que no andaban derechamente según la verdad del Evangelio, le dije a Cefas delante de todos: Si tú, siendo como eres judío, vives como gentil y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar? Nosotros somos judíos de nacimiento y no pecadores de entre los gentiles. Sin embargo, sabiendo que el hombre no se justifica por las obras de la ley, sino solamente por las fe en Jesucristo nosotros también hemos creído en Cristo Jesús, para ser justificados por la fe en Cristo y no por las obras de la ley, ya que por la práctica de la ley ninguna carne será justificada. Si, pues, procurando ser justificados en Cristo, resulta que somos aún pecadores, entonces ¿quiere decir que Cristo ha sido un ministro del pecado? ¡De ningún modo! En efecto, si lo que antes derribé, ahora lo reedifico, estoy con ello demostrando que fui un transgresor. Pues yo, por le ley, morí para la ley a fin de vivir para Dios. He sido crucificado con Cristo. Y ya no vivo yo, sino que es Cristo el que vive en mí. Y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe en el Hijo de Dios, que me ha amado y se ha entregado por mi. Yo no anulo la gracia de Dios; pues si por la ley viniese la justificación, Cristo habría muerto en vano.
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