Genesis 3, 6-8

Vio la mujer que el árbol tenía frutos sabrosos y que era seductor a la vista y codiciable para conseguir sabiduría; tomó de sus frutos y comió, y dio también a su marido, que estaba con ella, y que igualmente comió de él. Se abrieron entonces los ojos de ambos, y al darse cuenta de que estaban desnudos, cosieron hojas de higuera y se hicieron unos ceñidores. Y oyeron el rumor de los pasos de Yahvéh -Dios, que se paseaba por el jardín a la brisa del día, y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Yahvéh -Dios por entre la arboleda del jardín.
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