Genesis 28, 16-20

Despertó Jacob de su sueño y dijo: Ciertamente está Yahvéh en este lugar, y yo no lo sabía. Tuvo miedo, y exclamó: ¡Cuan terrible es este lugar! No es otra cosa que la casa de Dios y la puerta del cielo. Se levantó Jacob muy de mañana, tomó la piedra que había puesto de cabecera, la erigió como una estela y derramó aceite encima de ella. Llamó a aquel lugar Betel, pues hasta entonces la ciudad se llamaba Luz. Jacob hizo después un voto, diciendo: Si Dios está conmigo y me guarda en este viaje que estoy haciendo, y me da pan para comer y ropa para vestirme,
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