II Crónicas  6, 14-42

¡Oh YHVH, Elohim de Israel, no hay Elohim como Tú en los cielos ni en la tierra, que guardas el pacto y la misericordia para tus siervos que andan delante de Ti con todo su corazón! Tú has cumplido lo que prometiste a tu siervo David, mi padre. Sí, cumpliste con tu mano lo que prometiste con tu boca hasta el día de hoy. Ahora pues, oh YHVH, Elohim de Israel, cumple lo que le prometiste a tu siervo David, mi padre, diciendo: No te faltará varón delante de Mí que se siente en el trono de Israel, con tal que tus hijos guarden su camino para andar en mi ley, como tú has andado delante de Mí. Ahora pues, oh YHVH, Elohim de Israel, te ruego sea confirmada tu palabra que hablaste a tu siervo David. Pero, ¿en verdad Elohim habitará con el hombre en la tierra? He aquí, los cielos y los cielos de los cielos no te pueden contener, ¡cuánto menos esta Casa que he edificado! Sin embargo, oh YHVH, Elohim mío, Tú prestarás atención a la oración de tu siervo y su súplica, para oír el clamor y la oración que tu siervo hace ante tu presencia hoy °, a fin de que tus ojos estén abiertos hacia esta Casa día y noche, hacia el lugar del cual dijiste que pondrías allí tu Nombre para escuchar la oración que tu siervo haga hacia este lugar. Y Tú oirás las súplicas de tu siervo y de tu pueblo Israel cuando oren hacia este lugar. ¡Sí!, oye desde el lugar de tu morada en los cielos, y cuando hayas oído, entonces perdona. Cuando un hombre peque contra otro, y se le exija juramento, y entre en esta Casa para jurar ante tu altar, entonces escucha Tú desde los cielos, y actúa y juzga a tus siervos, condenando al malvado, para traer su conducta ° sobre su propia cabeza, y justificando al justo, para retribuirle conforme a su justicia. Cuando tu pueblo Israel sea derrotado ante el enemigo, por haber pecado contra Ti; si ellos se vuelven a Ti y confiesan tu Nombre, y oran y te hacen súplicas en esta Casa, entonces escucha Tú desde los cielos, y perdona el pecado de tu pueblo Israel, y hazlos volver a la tierra que les diste a ellos y a sus padres. Cuando los cielos estén cerrados, y no haya lluvia porque ellos han pecado contra Ti; si oran hacia este lugar, y confiesan tu Nombre, y se vuelven de su pecado por el que los afligiste, entonces escucha Tú desde los cielos, y perdona el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel. Sí, enséñales el buen camino por el que deben andar y dales lluvia sobre tu tierra, la cual diste a tu pueblo por heredad. Cuando haya hambre en la tierra, cuando haya peste, tizón o añublo °, langosta o pulgón °, o cuando sus enemigos lo acosen en la tierra de sus puertas °, cualquiera que sea la plaga o la enfermedad, toda oración o toda súplica que haga cualquier persona de todo tu pueblo Israel, reconociendo cada uno su propia llaga o enfermedad, y extiendan sus manos hacia esta Casa, entonces escucha Tú desde los cielos, el lugar de tu morada, y perdona, retribuyendo a cada uno, cuyo corazón Tú conoces, conforme a todos sus caminos, porque sólo Tú conoces el corazón de los hijos de los hombres; para que te teman, y anden en tus caminos todos los días que vivan en la tierra que Tú diste a nuestros padres. Asimismo, cuando el extranjero, que no es de tu pueblo Israel, venga de una tierra lejana por causa de tu gran Nombre, y de tu poderosa mano y de tu brazo extendido, y venga y ore hacia esta Casa, entonces escucha Tú desde los Cielos, desde tu morada, y haz conforme a todo lo que el extranjero te pida, para que todos los pueblos de la tierra puedan conocer tu Nombre, y te teman como tu pueblo Israel, y sepan que a tu Nombre está consagrada esta Casa. Cuando tu pueblo salga a la batalla contra sus enemigos, cualquiera sea el camino en que los envíes, y oren a Ti hacia esta ciudad que has escogido, y hacia la Casa que he construido para tu Nombre, entonces escucha Tú desde los Cielos su oración y su súplica, y ampara su causa. Cuando pequen contra Ti (porque no hay hombre que no peque), y Tú, airado contra ellos, los entregues ante el enemigo, y sus captores los lleven cautivos a una tierra lejana o cercana; si en la tierra adonde hayan sido llevados cautivos, ellos vuelven en sí, y en la tierra de su cautiverio se vuelven y te suplican, diciendo: Hemos pecado, hemos hecho iniquidad, hemos actuado impíamente; * y si en la tierra adonde los hayan llevado cautivos se vuelven a Ti con todo su corazón y con toda su alma, y oran a Ti en dirección a la tierra que diste a sus padres, hacia la ciudad que Tú escogiste, y hacia la Casa que he construido a tu Nombre, entonces escucha Tú su oración y sus súplicas desde los Cielos, el lugar de tu morada, y ampara su causa, y perdona a tu pueblo que ha pecado contra Ti. Ahora pues, oh Elohim mío, te ruego que tus ojos estén abiertos y tus oídos atentos a la oración que se eleva en este lugar. Y ahora, ¡oh YHVH Elohim!, levántate al lugar de reposo, Tú y el arca de tu poder. ¡Vístanse de salvación tus sacerdotes, oh YHVH Elohim, y regocíjense tus siervos piadosos! ¡Oh YHVH Elohim, no rechaces el rostro de tu ungido! Recuerda las misericordias para con David tu siervo.
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