Genesis 23, 3-16

Y se levantó Abraham de junto a su difunta, y habló a los hijos de Het: Extranjero y peregrino ° soy yo entre vosotros, dadme propiedad de sepultura ° entre vosotros para trasladar y sepultar a mi difunta. Y los hijos de Het respondieron a Abraham, diciéndole: Óyenos, señor mío, tú eres en medio de nosotros un príncipe de Elohim. Sepulta a tu difunta en lo más escogido de nuestros sepulcros. Ninguno de nosotros te negará su sepulcro para sepultar a tu difunta. Pero Abraham se levantó y se postró ante el pueblo de aquella tierra, ante los hijos de Het, y les habló, diciendo: Si tenéis voluntad de que sepulte a mi difunta separándola de mi presencia, oídme e interceded por mí ante Efrón, hijo de Zoar, para que me dé la cueva de la Makpelah ° que tiene al final de su campo, que por plata cabal ° me la dé como propiedad de sepultura entre vosotros. Y Efrón habitaba en medio de los hijos de Het. Y respondiendo Efrón heteo a Abraham, a oídos de los hijos de Het, y de todos los que entraban por la puerta de su ciudad, dijo: * No, señor mío, ¡óyeme! El campo y la cueva que está en ella te la doy en presencia de los hijos de mi pueblo. ¡Sepulta a tu difunta! Pero Abraham se postró ante el pueblo de aquella tierra, y habló a Efrón ante el pueblo de aquella tierra: Escúchame si te parece: Acéptame el valor del campo y sepultaré allí a mi difunta. Y Efrón respondió a Abraham, diciéndole: Señor mío, óyeme: ¿Qué es entre tú y yo una parcela de cuatrocientos siclos de plata? Entierra, pues, a tu difunta. Y atendió Abraham a Efrón, y le pesó Abraham a Efrón la plata que había dicho a oídos de los hijos de Het, cuatrocientos siclos de plata avalada por los mercaderes.
Ver contexto