I Macabeos 11, 1-19

El rey de Egipto reunió un ejército numeroso como las arenas de la playa y una gran flota. Intentaba apoderarse astutamente del reino de Alejandro y unirlo al suyo. Salió, pues, hacia Siria en son de paz y la gente de las ciudades le abría las puertas y salía a su encuentro, ya que tenían orden del rey Alejandro de salir a recibirlo porque era su suegro. Pero una vez que entraba en las ciudades, Tolomeo dejaba una guarnición militar en cada una de ellas. Cuando llegó cerca de Asdod, le mostraron el templo de Dagón incendiado, la ciudad y sus aldeas destruidas, los cadáveres esparcidos por el suelo y los restos calcinados de los abrasados en la guerra con Jonatán, pues los habían amontonado a lo largo del recorrido. Contaron al rey lo que había hecho Jonatán para que el rey le censurara, pero el rey guardó silencio. Jonatán salió al encuentro del rey con gran fasto en Jafa; se saludaron y pernoctaron allí. Luego Jonatán acompañó al rey hasta el río Eléutero y regresó a Jerusalén. El rey Tolomeo, por su parte, se hizo dueño de las ciudades de la costa hasta Seleucia Marítima, mientras tramaba planes siniestros contra Alejandro. Envió embajadores al rey Demetrio con este mensaje: «Ven y concertemos entre nosotros un pacto. Te daré a mi hija, la mujer de Alejandro, y reinarás en el reino de tu padre. Estoy arrepentido de haberle dado mi hija pues ha intentado asesinarme». Le hacía estos cargos porque codiciaba su reino. Quitándole, pues, su hija, se la dio a Demetrio, rompió con Alejandro y quedó patente la enemistad entre ambos. Tolomeo entró en Antioquía y se ciñó la corona de Asia, y así ciñó su frente con dos coronas, la de Egipto y la de Asia. En este tiempo se encontraba el rey Alejandro en Cilicia por haberse sublevado la gente de aquella región. Al saber Alejandro lo que ocurría, vino a luchar contra él. Tolomeo salió a su encuentro con un poderoso ejército y lo hizo huir. Alejandro huyó a Arabia buscando un refugio allí, mientras el rey Tolomeo quedaba triunfador. El árabe Zabdiel cortó la cabeza a Alejandro y se la envió a Tolomeo. Pero tres días después murió el rey Tolomeo y los habitantes de las plazas fuertes asesinaron a las guarniciones allí acantonadas. Demetrio comenzó a reinar el año ciento sesenta y siete.
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