Daniel  11, 20-39

Le sucederá el que ha de enviar a un exactor de la gloria del reino, pero en unos días será destrozado sin riñas ni guerras». «Le sucederá un hombre despreciable que no tendrá la dignidad real; vendrá ocultamente y se apoderará del reino con intrigas. Las tropas invasoras serán desbaratadas ante él y destrozadas; y también el príncipe de la alianza. Desde el momento de haberse asociado con él, él actuará con fraude, prosperará y se hará fuerte con poca gente. Penetrará a placer en los lugares más fértiles de la provincia, y hará lo que no hicieron sus padres ni sus abuelos: repartirá a los suyos botín, despojos y riqueza, y tramará planes contra las fortalezas, pero hasta un cierto tiempo. Dirigirá su fuerza y su corazón contra el rey del Sur con un gran ejército, y el rey del Sur se dispondrá a la guerra con un ejército muy poderoso, pero no podrá resistir porque tramarán asechanzas contra él. Los que comen a su mesa lo destrozarán; su ejército será barrido y muchos caerán heridos. Aquellos dos reyes, con su corazón lleno de maldad, se sentarán a una mesa para decirse mentiras, pero no habrá resultado porque todavía se ha de fijar el final. Volverá a su país con grandes riquezas y, con su corazón contra la alianza santa, actuará y volverá a su país. En el plazo fijado volverá y entrará en el país del Sur, pero esta última vez no le irá como la primera. Vendrán contra él las naves de los kitín, y se asustará; volverá y desahogará su ira actuando contra la alianza santa, y, al volver, se entenderá con los que abandonaron la santa alianza. Tropas suyas se impondrán y profanarán el santuario y la ciudadela, abolirán el sacrificio cotidiano y establecerán la abominación de la desolación. Hará apostatar con halagos a los que abandonaron la alianza; pero el pueblo de los que conocen a Dios se mantendrá firme y actuará. Los más sabios del pueblo instruirán a muchos, pero caerán a espada, o por fuego, o por cautiverio, o por saqueo, durante un tiempo. Pero en su caída recibirán un poco de ayuda, y muchos se les unirán por adulación. Algunos de los sabios caerán para ser probados, purificados y blanqueados mientras llega el tiempo final, pues todavía ha de ser fijado el final. El rey actuará a su arbitrio, se enaltecerá y se engrandecerá sobre todos los dioses; prosperará hasta la culminación de la ira, que está decretada y se cumplirá. No respetará al dios de sus padres, ni al venerado por las mujeres; no respetará a ningún dios, pues se hará más grande que todos. En su lugar dará culto al dios de las fortalezas y honrará con oro, plata, piedras preciosas y joyas a un dios que no conocieron sus padres. Atacará fortalezas bien guarnecidas con la ayuda de un dios extranjero, y a quienes le reconozcan los colmará de honores, les dará dominio sobre muchos, y les repartirá tierras en recompensa».
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