Deuteronomio  22, 13-21

° Si uno se casa con una mujer y después de cohabitar la aborrece, y le echa en cara actos vergonzosos y la difama diciendo: “Me he casado con esta mujer, pero al acercarme a ella descubrí que no era virgen”, entonces el padre y la madre de la joven tomarán las pruebas de su virginidad y las llevarán ante los ancianos de la ciudad, a la puerta, y el padre de la joven dirá a los ancianos: “He dado a este hombre mi hija por esposa; él la aborrece y le echa en cara acciones vergonzosas diciendo: ‘He descubierto que tu hija no es virgen’, pero aquí están las pruebas de la virginidad de mi hija”. Y extenderán la ropa ante los ancianos de la ciudad. Entonces, los ancianos de aquella ciudad tomarán al marido y lo castigarán; lo multarán con cien monedas de plata —que entregarán al padre de la joven—, por haber difamado a una doncella de Israel. Además, esta seguirá siendo su mujer y él no podrá repudiarla en toda su vida. Pero si tal acusación era cierta y se descubre que la joven no era virgen, sacarán a la joven a la puerta de la casa paterna y los hombres de la ciudad la lapidarán hasta que muera, porque cometió una infamia en Israel deshonrando la casa de su padre. Así extirparás el mal de en medio de ti.
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