Isaías 18, 1-7

° ¡Ay del país del zumbido de alas, | más allá de los ríos de Etiopía, que envía por el mar embajadores, | en canoas de junco sobre el agua! | Regresad, ágiles mensajeros, | al pueblo esbelto de la piel luciente, | nación temible más allá de sus fronteras, | pueblo potente y dominador; | regresad a la tierra surcada por ríos. ¡Habitantes del mundo, pobladores del país!: | cuando se eleve el estandarte en las montañas, ¡mirad! | Cuando suene la trompeta, ¡escuchad! Porque así me ha dicho el Señor: | «Yo permaneceré impasible contemplando desde mi sitio | como el calor ardiente a mediodía, | como nube de rocío en el calor de la siega». Porque antes de la siega, cuando la floración sea completa, | y el fruto en ciernes comience a madurar y se convierta en uva, | cortará los sarmientos con la podadera, | arrancará y arrojará los pámpanos; juntos serán abandonados a las aves rapaces del monte | y a las bestias del campo. | Sobre ellos se posarán las aves rapaces en verano | y las bestias del campo pasarán el invierno sobre ellos. Será entonces cuando ese pueblo esbelto de la piel luciente, | nación temible más allá de sus fronteras, pueblo potente y dominador, | cuya tierra es surcada por ríos, llevará ofrendas al Señor del universo, | al lugar donde reside su nombre, a la montaña de Sión.
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