Isaías 46, 1-13

° Se desploma Bel, se encorva Nebo, | sus imágenes van cargadas sobre bestias. | Los objetos que transportáis | son una carga abrumadora | para los animales agotados: se encorvan y desploman, | no pueden liberarse de su carga, | ellos mismos marchan al destierro. Escuchadme, casa de Jacob, | resto de la casa de Israel, | con quienes cargué desde el seno materno, | a quienes llevé desde las entrañas. Hasta vuestra vejez yo seré el mismo, | hasta que tengáis canas os sostendré; | así he actuado, así seguiré actuando, | yo os sostendré y os libraré. ¿A quién me podéis comparar o igualar? | ¿A quién parangonarme, de modo que seamos semejantes? Hay quienes dilapidan el oro de su bolsa | y pesan plata en la balanza; | pagan a un orfebre para que les haga un dios, | se postran y lo adoran. Se lo cargan a hombros, lo transportan; | donde lo ponen, allí se queda; | no se mueve de su sitio. | Por mucho que le griten, no responde, | ni los salva del peligro. Recordadlo y meditadlo, | reflexionad, rebeldes, recordad el pasado. | Desde siempre yo soy Dios; | no hay otro dios, | ni hay nadie como yo. Desde el comienzo yo anuncio el futuro; | de antemano, lo que aún no ha sucedido. | Digo: «Mi designio se cumplirá, | realizo lo que quiero». Del Oriente llamo a un ave de rapiña, | de tierra lejana, al hombre que realice mi designio. | Lo he dicho, haré que ocurra, | lo he dispuesto y lo realizaré. Escuchadme, corazones obstinados, | que estáis lejos de la liberación. Yo aproximo mi justicia, no está lejos, | mi salvación no se pospone, | concedo a Sión la salvación y mi honor a Israel.
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