Sabiduría 10, 1-21

° Ella fue quien protegió al padre del mundo, el primer ser humano | cuando él era la única criatura; lo levantó de su caída y le dio el poder de dominar todo. Pero cuando el criminal iracundo, Caín, se apartó de ella, | pereció por su saña fratricida. Cuando por su culpa se inundó la tierra, | de nuevo la salvó la sabiduría, | llevando al justo Noé en un simple tablón. Cuando la confusión de los pueblos malvados, | ella se fijó en el justo Abrahán, lo conservó intachable ante Dios | y lo mantuvo firme a pesar del amor hacia su hijo. Cuando el exterminio de los impíos, ella salvó al justo Lot, | que huía del fuego que caía sobre la Pentápolis; testigos de su maldad son aún: | una tierra desolada y humeante | y unas plantas con frutos malogrados; | y una estatua de sal que se yergue | como monumento al alma incrédula. Por abandonar el camino de la sabiduría, | sufrieron la desgracia de ignorar el bien | y legaron a la historia un recuerdo de su insensatez, | para que sus faltas no quedaran ocultas. La sabiduría, sin embargo, sacó de apuros a sus servidores. Al justo Jacob que huía de la ira de su hermano | lo guió por caminos rectos, | le mostró el reino de Dios | y le dio a conocer las cosas santas; | le dio prosperidad en sus trabajos | y multiplicó el fruto de sus esfuerzos; lo asistió contra la avaricia de sus opresores | y lo colmó de riquezas; lo defendió de sus enemigos, | y lo protegió de los que lo acechaban; | y, tras duro combate, le concedió la victoria, | para que supiera que la piedad es más fuerte que todo. Ella no desamparó al justo vendido, José, | sino que lo libró de caer en pecado; bajó con él a la cisterna | y no lo abandonó entre las cadenas, | hasta entregarle el cetro real | y el poder sobre sus tiranos; | demostró la falsedad de sus calumniadores | y le concedió una gloria eterna. Ella fue quien libró al pueblo santo, | a la raza irreprochable de la nación opresora. Entró en el alma de un siervo del Señor, Moisés, | e hizo frente a reyes temibles con prodigios y señales. Dio a los fieles la recompensa por sus trabajos, | los condujo por un camino maravilloso, | fue para ellos sombra durante el día | y resplandor de estrellas por la noche. Les abrió paso a través del mar Rojo | y los condujo a través de aguas caudalosas; sumergió a sus enemigos | y luego los sacó a flote desde lo hondo del abismo. Por eso los justos despojaron a los impíos, | cantaron himnos, Señor, a tu santo nombre | y celebraron a coro tu mano vencedora, porque la sabiduría abrió la boca de los mudos | y soltó la lengua de los niños.
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