Sabiduría 12, 1-27

Pues tu soplo incorruptible está en todas ellas. Por eso corriges poco a poco a los que caen, | los reprendes y les recuerdas su pecado, | para que, apartándose del mal, crean en ti, Señor. A los antiguos habitantes de tu santa tierra, los aborreciste por sus prácticas abominables, | actos de magia y ritos sacrílegos. A esos crueles asesinos de niños, | devoradores de entrañas en banquetes de carne y sangre humanas, | a esos iniciados en bacanales, padres asesinos de seres indefensos, | decidiste eliminarlos por medio de nuestros antepasados, para que la tierra que tú más apreciabas | acogiera a la digna colonia de los hijos de Dios. Pero también con estos, como hombres que eran, fuiste indulgente | y les enviaste avispas como avanzadilla de tu ejército, | para exterminarlos poco a poco. Aunque pudiste entregar a los impíos en manos de los justos en batalla campal, | o aniquilarlos de una vez con bestias feroces o con una orden fulminante, los castigaste paulatinamente, dándoles ocasión de arrepentirse, | aunque sabías que eran de mala cepa, de malicia innata, | y que su modo de pensar no cambiaría nunca, pues era una raza maldita desde su origen; | si les indultaste los pecados, no fue por miedo a nadie. Pues, ¿quién puede decirte: «¿Qué has hecho?», | o ¿quién se opondrá a tu sentencia?, | ¿quién te citará a juicio por haber destruido las naciones que tú has creado?, | o ¿quién se alzará contra ti para vengar a los injustos? Pues fuera de ti no hay otro Dios que cuide de todo, | a quien tengas que demostrar que no juzgas injustamente; ni rey ni soberano que pueda desafiarte defendiendo a los que tú has castigado. Siendo justo, todo lo gobiernas con justicia | y consideras incompatible con tu poder | condenar a quien no merece ser castigado. Porque tu fuerza es el principio de la justicia | y tu señorío sobre todo te hace ser indulgente con todos. Despliegas tu fuerza ante el que no cree en tu poder perfecto | y confundes la osadía de los que lo conocen. Pero tú, dueño del poder, juzgas con moderación | y nos gobiernas con mucha indulgencia, | porque haces uso de tu poder cuando quieres. Actuando así, enseñaste a tu pueblo | que el justo debe ser humano | y diste a tus hijos una buena esperanza, | pues concedes el arrepentimiento a los pecadores. Pues, si a los enemigos de tus hijos, reos de muerte, | los castigaste con tanta benevolencia e indulgencia, | dándoles tiempo y lugar para apartarse de su maldad, ¿con cuánta consideración no habrás juzgado a tus hijos, | con cuyos padres pactaste jurando alianzas de tan buenas promesas? Así, pues, para aleccionarnos a nosotros, | castigas a nuestros enemigos con moderación, | para que al juzgar recordemos tu bondad, | y al ser juzgados esperemos misericordia. Por eso, a cuantos vivieron insensata y depravadamente, | los atormentaste con sus propias abominaciones. Se extraviaron muy lejos, | teniendo por dioses a los animales más viles y repugnantes, | dejándose engañar como niños inconscientes. Por eso, como a niños sin juicio, | les enviaste un castigo que hacía reír. Pero los que no escarmentaron con correcciones irrisorias, | iban a experimentar un castigo digno de Dios. Al verse atormentados e irritados por aquellos seres | que tenían por dioses y ahora eran su castigo, | abrieron los ojos y reconocieron como Dios verdadero, | al que antes se negaban a reconocer; | y por eso les sobrevino el peor de los castigos.
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