Salmos 19, 7-13

(8) La ley del Señor es perfecta | y es descanso del alma; | el precepto del Señor es fiel | e instruye a los ignorantes. (9) Los mandatos del Señor son rectos | y alegran el corazón; | la norma del Señor es límpida | y da luz a los ojos. (10) El temor del Señor es puro | y eternamente estable; | los mandamientos del Señor son verdaderos | y enteramente justos. (11) Más preciosos que el oro, | más que el oro fino; | más dulces que la miel | de un panal que destila. (12) También tu siervo es instruido por ellos | y guardarlos comporta una gran recompensa. (13) ¿Quién conoce sus faltas? | Absuélveme de lo que se me oculta. (14) Preserva a tu siervo de la arrogancia, | para que no me domine: | así quedaré limpio e inocente | del gran pecado.
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