Salmos 36, 6-11

(7) tu justicia es como las altas cordilleras, | tus juicios son como el océano inmenso. | Tú socorres a hombres y animales; (8) ¡qué inapreciable es tu misericordia, oh Dios!, | los humanos se acogen a la sombra de tus alas; (9) se nutren de lo sabroso de tu casa, | les das a beber del torrente de tus delicias, (10) porque en ti está la fuente viva, | y tu luz nos hace ver la luz. (11) Prolonga tu misericordia con los que te reconocen, | tu justicia con los rectos de corazón. (12) Que no me pisotee el pie del soberbio, | que no me eche fuera la mano del malvado.
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