Eclesiástico 24, 23-34

Todo esto es el libro de la alianza del Dios altísimo, | la ley que nos prescribió Moisés | como herencia para las asambleas de Jacob. No dejéis de ser fuertes en el Señor; | permaneced unidos a él para que os fortalezca. | El Señor todopoderoso es el único Dios, | y fuera de él no hay salvador. Ella, la ley, rebosa sabiduría como el Pisón, | como el Tigris en la estación de los primeros frutos; desborda inteligencia como el Éufrates, | como el Jordán en tiempo de cosecha; derrama enseñanza como el Nilo, | como el Guijón durante la vendimia. El primero no acabó de comprenderla, | ni tampoco el último ha podido rastrearla. Pues su pensamiento es más ancho que el mar, | y su consejo más profundo que el gran abismo. Y yo, como canal que deriva de un río, | como acequia que atraviesa un jardín, dije: «Regaré mi huerto | y empaparé mis eras». | Y he aquí que el canal se me convirtió en un río, | y el río se convirtió en un mar. Haré que mi enseñanza brille como la aurora | y que resplandezca en la lejanía. Derramaré mi enseñanza como profecía | y la transmitiré a las generaciones futuras. Fijaos que no he trabajado solo para mí, | sino para todos aquellos que buscan la sabiduría.
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