I Juan 3, 7-18

Mijitos, que nadie os extravíe: el que practica la justicia es justo, según que El es justo;" el que comete pecado, ése es del diablo, porque el diablo desde el principio peca. Y para esto apareció el Hijo de Dios, para destruir las obras del diablo. Quien ha nacido de Dios no peca, porque la simiente de Dios está en él, y no puede pecar porque ha nacido de Dios. En esto se conocen los hijos de Dios y los hijos del diablo. El que no practica la justicia, no es de Dios, y tampoco el que no ama a su hermano. Porque éste es el mensaje que desde el principio habéis oído, que nos amemos los unos a los otros. No como Caín, que, inspirado del maligno, mató a su hermano. ¿Y por qué lo mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano, justas. No os maravilléis, hermanos, si el mundo os aborrece. Sabemos que hemos sido trasladados de la muerte a la vida porque amamos a los hermanos. El que no ama permanece en la muerte. Quien aborrece a su hermano es homicida, y ya sabéis que todo homicida no tiene en sí la vida eterna. En esto hemos conocido la caridad, en que El dio su vida por nosotros; y nosotros debemos dar nuestra vida por nuestros hermanos." El que tuviere bienes de este mundo y, viendo a su hermano pasar necesidad, le cierra sus entrañas, ¿cómo mora en él la caridad de Dios? Hijitos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de obra y de verdad.
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