I Reyes 19, 4-8

siguió él por el desierto un día de camino y sentóse bajo una mata de retama; deseó morirse, y dijo: “¡Basta, Yahvé! Lleva ya mi alma, que no soy mejor que mis padres.” Y, echándose allí, se quedó dormido. Y he aquí que un ángel le tocó, diciéndole: “Levántate y come.” Miró él y vio a su cabecera una torta cocida y una vasija de agua. Comió y bebió y luego volvió a acostarse;" pero el ángel de Yahvé vino por segunda vez y le tocó, diciendo: “Levántate y come, porque te queda todavía mucho camino.” Levantóse, pues; comió y bebió, y anduvo con la fuerza de aquella comida cuarenta días y cuarenta noches hasta el monte de Dios, Horeb."
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