II Crónicas  1, 6-14

Salomón y la asamblea adoraron a Yahvé, y Salomón ofreció allí, en el altar de bronce, que estaba ante el tabernáculo del testimonio, mil holocaustos a Yahvé. 7 Durante la noche aparecióse Dios a Salomón y le dijo: “Pide que quieres que te dé”;" y Salomón respondió a Dios: “Tú hiciste con David, mi padre, gran misericordia, y a mí me has hecho reinar en su lugar. Ahora, pues, ¡oh Yahvé! cumple tu palabra a David, mi padre, ya que me has hecho rey de un pueblo numeroso como el polvo de la tierra. Dame la sabiduría y el entendimiento, para que pueda conducir a este pueblo; porque ¿quién podrá gobernar a este tu gran pueblo?” Dios dijo a Salomón: “Pues que esto es lo que más deseas, y no me has pedido riquezas, hacienda o gloria, ni la vida de tus enemigos, ni muchedumbre de días, sino que me has pedido la sabiduría y el entendimiento para gobernar a mi pueblo, cuyo rey te he hecho, la sabiduría y el entendimiento te doy; pero te daré también riquezas, hacienda y gloria tales como no las tuvieron nunca los reyes que te han precedido, ni las tendrán los que te sucedan.” Tornóse Salomón a Jerusalén desde el alto de Gabaón desde el tabernáculo del testimonio, y reinó sobre Israel. Salomón juntó carros y caballos; tuvo mil cuatrocientos carros y doce mil jinetes, que distribuyó entre las ciudades donde tenía los carros, y en Jerusalén, cerca del rey."
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