II Reyes  23, 21-29

Luego mandó Josías a todo el pueblo: “Celebradla pascua en honor de Yahvé, vuestro Dios, como está escrito en el libro de esta alianza.” Ninguna pascua semejante a ésta se había celebrado desde el tiempo en que los jueces juzgaban a Israel ni durante todo el tiempo de los reyes de Israel y de los reyes de Judá. El año dieciocho del reinado de Josías se celebró esta pascua en honor de Yahvé en Jerusalén. Además, hizo Josías desaparecer a los evocadores de los espíritus y a los adivinos, los “terafim,” los ídolos y todas las abominaciones que se veían en la tierra de Judá y en Jerusalén, para poner por obra las palabras de la Ley escritas en el libro que el sacerdote Helcías había encontrado en la casa de Yahvé. Antes de Josías no hubo rey que como él volviera a Yahvé con todo su corazón, y con toda su alma, y con todas sus fuerzas, conforme a toda la Ley de Moisés; y después de él no le ha habido tampoco semejante." Pero, con todo, no desistió Yahvé del ardor de su gran cólera, encendida contra Judá por todo lo que había hecho Manases para irritarle. Yahvé dijo: “Quitaré también de mi presencia a Judá, como lo he hecho con Israel, y rechazaré a esta ciudad de Jerusalén, que yo había elegido, y la casa de que yo dije: Allí estará mi nombre.” EL resto de los hechos de Josías, cuanto hizo, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? En su tiempo, el faraón Necao, rey de Egipto, subió contra el rey de Asiría hacia el río Eufrates. El rey Josías le salió al paso, y el faraón le mató en Megiddo en cuanto le vio.
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