Baruc 3, 1-38

Señor todopoderoso, Dios de Israel, el alma angustiada y el espíritu abatido claman a ti. Oye, Señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra ti, porque tú te sientas en tu trono para siempre, pero nosotros perecemos sin retorno para siempre. Señor todopoderoso, Dios de Israel, oye la oración de los muertos de Israel y de los hijos de los que pecaron contra ti, que no oyeron la voz de su Dios, y por eso la miseria se apegó a ellos. No te acuerdes de las iniquidades de nuestros padres; acuérdate más bien, en esta hora, de tu diestra y de tu nombre," porque tú eres el Señor, Dios nuestro, a quien alabaremos, Señor;" que por eso has infundido tu temor en nuestros corazones, para que invoquemos tu nombre y te alabemos en nuestro destierro, porque hemos alejado de nuestro corazón toda la iniquidad de nuestros padres, que pecaron contra ti. Henos aquí a nosotros hoy en nuestro destierro, donde nos has dispersado para oprobio, castigo y pena según la iniquidad de nuestros padres, que se apartaron del Señor, nuestro Dios. Oye, Israel, los preceptos de vida, aplicad los oídos para aprender la prudencia. ¿Qué es esto, Israel? ¿Por qué estás en tierra enemiga, languideces en tierra extraña, te has contaminado con los muertos, has sido contado con los que descienden al hades? ¡Has abandonado la fuente de la sabiduría! ¡Si hubieras caminado por la senda de Dios, habitarías en perpetua paz! Aprende dónde está la prudencia, dónde la fortaleza, dónde la inteligencia, para que a la vez conozcas dónde está la longevidad, dónde la luz de los ojos y la paz. ¿Quién halló la inorada de la sabiduría, quién encontró sus tesoros? ¿Dónde están los príncipes de las naciones y los domadores de las fieras de la tierra, los que se divierten con las aves del cielo, los que amontonan la plata y el oro, en que confían los hombres, que no ponen fin a su adquisición? ¿Dónde están los que funden con fatiga la plata con operaciones casi impenetrables? Han desaparecido, han bajado al hades, y otros surgieron en su lugar. Los jóvenes que vieron la luz y habitaron sobre la tierra, tampoco conocieron el camino de la ciencia ni dieron con sus senderos. Sus hijos no lograron adueñarse de ella, están muy alejados de sus caminos. No supieron de ella en Canaán, ni en Teman fue vista. Ni los hijos de Agar, que buscan la inteligencia sobre la tierra; los mercaderes de Madián y de Teman, los fabulistas y los que se afanan por adquirir inteligencia, no conocieron el camino de la sabiduría ni dieron con sus sendas." ¡Oh Israel, cuan grande es la casa de Dios y cuan vasto su dominio! Es muy grande, y no tiene término, alto e inmenso, Allí nacieron los gigantes, los famosos desde la antigüedad, de alta estatura, diestros en la guerra. Pero no eligió Dios a éstos ni les dio a conocer el camino de la sabiduría, y así perecieron por falta de prudencia, perecieron por su necedad. ¿Quién subió al cielo y se apoderó de ella y la hizo descender de las nubes? ¿Quién atravesó los mares y la descubrió y la trajo con preferencia al oro más puro? No hay quien conozca sus caminos ni quien tenga noticia de sus senderos. Pero el que sabe todas las cosas, la conoce, y con su inteligencia la descubre. El que cimentó la tierra para siempre y la pobló de vivientes cuadrúpedos;" el que manda a la luz, que luego se pone en marcha; la llama, y ella le obedece temblando," Los astros brillan en sus atalayas y se complacen. Los llama y contestan: “Henos aquí.” Lucen alegremente en honor del que los hizo. Este es nuestro Dios; ninguno otro cuenta a su lado para nada." El conoce todos los caminos de la sabiduría, y se la comunicó a Jacob, su siervo, y a Israel, su amado. Y después de esto se hizo ver en la tierra y conversó con los hombres.
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