Eclesiastés 5, 4-6

Mejor es no prometer que dejar de cumplir lo prometido. No consientas que tu boca te haga culpable, y no digas luego ante el sacerdote que fue inadvertencia, pues se irritaría Dios contra tu palabra y destruiría las obras de tus manos;" pues de la muchedumbre de los cuidados nacen los sueños, y de la muchedumbre de las palabras los despropósitos. Teme, pues, a Dios.
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