Genesis 21, 9-23

Y vio Sara al hijo de Agar, la egipcia, el que había ella parido a Abraham, burlándose (de su hijo Isaac);" y dijo a Abraham: “Echa a esa esclava y a su hijo, pues el hijo de una esclava no ha de heredar con mi hijo, con Isaac.” Muy duro se le hacía esto a Abraham, por causa de su hijo;" pero le dijo Dios: “No te dé pena por el niño y la esclava; haz lo que te dice Sara, que es por Isaac por quien será llamada tu descendencia." También al hijo de la esclava le haré un pueblo, por ser descendencia tuya.” Se levantó, pues, Abraham de mañana y, cogiendo pan y un odre de agua, se lo dio a Agar, poniéndoselo a la espalda, y con ello al niño, y la despidió. Ella se fue y erraba por el desierto de Bersabé. Se acabó el agua del odre, y echó al niño bajo un arbusto, y fue a sentarse frente a él a la distancia de un tiro de arco, diciéndose: “No quiero ver morir al niño”; y se sentó enfrente del niño, que lloraba en voz alta." Oyó Dios al niño, y el ángel de Dios llamó a Agar desde los cielos, diciendo: “¿Qué tienes, Agar? No temas, que ha escuchado Yahvé la voz del niño, que ahí está. Levántate, toma al niño y cógele de la mano, pues he de hacerle un gran pueblo.” Y abrió Dios los ojos de Agar, haciéndola ver un pozo, adonde fue y llenó el odre de agua, dando de beber al niño. Fue Dios con el niño, que creció y habitó en el desierto, y de mayor fue arquero. Habitó en el desierto de Farán, y su madre tomó para él mujer de la tierra de Egipto. Sucedió por entonces que Abimelec y Picol, jefe de su ejército, dijo a Abraham: “Dios está contigo en todo cuanto haces. Júrame, pues, ahora por Dios que no has de engañarme a mí ni a mis descendientes, y que, como te favorecí yo a ti, así harás tú conmigo y con la tierra por donde andas.”
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