Genesis 31, 24-29

Vino Dios en sueños durante la noche a Labán, arameo, y le dijo: “Guárdate de decir a Jacob nada, ni en bien ni en mal.” Cuando alcanzó Labán a Jacob, había éste fijado sus tiendas en el monte, y Labán fijó también la suya y las de sus parientes en el mismo monte de Galaad. Dijo, pues, Labán a Jacob: “¿Qué es lo que has hecho? ¡Escaparte de mí, llevándote mis hijas como si fuesen cautivas de guerra! ¿Por qué has huido secretamente, engañándome, en vez de advertirme, y te hubiera despedido yo jubilosamente con cantos, tímpanos y cítaras? ¡Sin dejarme siquiera abrazar a mis hijos y a mis hijas! Has obrado insensatamente. Mi mano es lo suficientemente fuerte para haceros mal, pero el Dios de tu padre me ha hablado la pasada noche, diciéndome: “Guárdate de decir a Jacob cosa alguna, ni en bien ni en mal.”
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