Juan  2, 14-25

Encontró en el templo a los vendedores de bueyes, de ovejas y de palomas, y a los cambistas sentados;" y, haciendo de cuerdas un azote, los arrojó a todos del templo, con las ovejas y los bueyes; derramó el dinero de los cambistas y derribó las mesas;" y a los que vendían palomas les dijo: Quitad de aquí todo esto y no hagáis de la casa de mi Padre casa de contratación. Se acordaron sus discípulos que está escrito: “El celo de tu casa me consume.” Los judíos tomaron la palabra y le dijeron: ¿Qué señal das para obrar así? Respondió Jesús y dijo: Destruid este templo y en tres días lo levantaré. Replicaron los judíos: Cuarenta y seis años se han empleado en edificar este templo, ¿y tú vas a levantarlo en tres días? Pero El hablaba del templo de su cuerpo. Cuando resucitó de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho esto, y creyeron en la Escritura y en la palabra que Jesús había dicho. Al tiempo en que estuvo en Jerusalén por la fiesta de la Pascua, creyeron muchos en su nombre viendo los milagros que hacía;" pero Jesús no se confiaba a ellos, porque los conocía a todos, y no tenía necesidad de que nadie diese testimonio del hombre, pues El conocía lo que en el hombre había.
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