Juan  5, 4-11

porque un ángel del Señor descendía de tiempo en tiempo a la piscina y agitaba el agua, y el primero que bajaba después de la agitación del agua quedaba sano de cualquiera enfermedad que padeciese. Había allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo. Jesús le vio acostado, y, conociendo que llevaba ya mucho tiempo, le dijo: ¿Quieres ser curado? Respondió el enfermo: Señor, no tengo a nadie que, al moverse el agua, me meta en la piscina y, mientras yo voy, baja otro antes de mí Le dijo Jesús: Levántate, toma la camilla y anda. Al instante quedó el hombre sano, y tomó su camilla y se fue. Y los judíos decían al curado: Es sábado. No te es lícito llevar la camilla. Respondiéndoles: El que me ha curado me ha dicho: Coge tu camilla y vete.
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