Lucas 11, 33-34

Nadie enciende la lámpara y la pone en un rincón ni bajo el celemín, sino sobre un candelabro, para que los que entren tengan luz. La lámpara de tu cuerpo es tu ojo; si tu ojo es puro, todo tu cuerpo estará iluminado; pero, si fuese malo, también tu cuerpo estará en tinieblas."
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