Romanos  10, 9-13

Porque si confesares con tu boca a Jesús como Señor y creyeres en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para la justicia, y con la boca se confiesa para la salud. Pues la Escritura dice: “Todo el que creyere en El no será confundido.” No hay distinción entre judío y gentil. Uno mismo es el Señor de todos, rico para todos los que le invocan, pues “todo el que invocare el nombre del Señor será salvo.”
Ver contexto