Sabiduría 4, 7-11

Pero el justo, si muriese prematuramente, estará en paz. Que la honrada vejez no es la de muchos años, ni se mide por el número de días. La prudencia es la verdadera canicie del hombre, y la verdadera ancianidad es una vida inmaculada. El que se hizo grato a Dios fue amado de El, y viviendo entre los pecadores fue trasladado. Fue arrebatado por que la maldad no pervirtiese su inteligencia y el engaño no extraviase su alma.
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