Marcos 1, 26-27

En ese mismo momento, el espíritu soltó un alarido, dio convulsiones al hombre y luego salió de él. El asombro se apoderó de la gente, y todos comenzaron a hablar de lo que había ocurrido. «¿Qué clase de enseñanza nueva es ésta? —se preguntaban con emoción —. ¡Tiene tanta autoridad! ¡Hasta los espíritus malignos obedecen sus órdenes!».
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