I Reyes 10, 26-29

Así, el rey Salomón acumuló carros y jinetes; y llegó a tener mil cuatrocientos carros y doce mil jinetes; dejó los carros en las ciudades, pero dejó algunos de ellos con el rey en Jerusalén. El rey Salomón hizo que la plata fuera tan común en Jerusalén como las piedras, e hizo que los cedros fueran tantos como los sicómoros en la llanura. La importación de caballos para Salomón era desde Egipto, y el pago que recibían los mercaderes del rey era según lo que compraran. Un carro se importaba desde Egipto por seiscientos siclos de plata, y un caballo por ciento cincuenta. De esta manera muchos eran exportados a los reyes de los heteos y a los reyes de Edom por medio de ellos.
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