II Corintios 1, 17-20

Esto, pues, que me he propuesto, ¿acaso me lo propuse precipitadamente? ¿O acaso lo que me propongo es de la carne? Porque es necesario que en estas cosas el sí sea sí, y el no sea no. Fiel es Dios para que nuestra palabra a ustedes no sea sí y no, ya que el Hijo de Dios, Jesucristo, quien les fue predicado por medio de nosotros (por mí, por Silvano y por Timoteo), no fue sí y no, sino fue sí en Él, porque todas las promesas de Dios en Él, en el Cristo, son sí, y por tanto, por medio de Él nosotros damos el amén para la gloria de Dios.
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