II Crónicas  33, 21-25

Amón tenía veintidós años cuando se estableció en el reino, y reinó dos años en Jerusalén. Él hizo lo malo ante Yahweh, tal como había hecho su padre Manasés, pues Amón ofreció sacrificios a todas las imágenes e ídolos que había hecho su padre Manasés, y los adoró. Y no se conmovió delante de Yahweh su Dios, aunque Manasés sí se conmovió delante de Yahweh su Dios, porque Amón cometió más pecados. Pero sus siervos lo traicionaron, y le dieron muerte en su casa. Y el pueblo de la tierra dio muerte a todos los que habían traicionado al rey Amón. Luego el pueblo de la tierra hizo reinar después de él a su hijo Josías.
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