II Crónicas  9, 25-28

Salomón poseía cuatro mil establos para los caballos y los carros y doce mil jinetes; dejó los carros en las ciudades, pero dejó algunos de ellos con el rey en Jerusalén. Y Salomón gobernaba sobre todos los reinos, desde el río Éufrates hasta la tierra de los filisteos, y hasta los límites con Egipto. El rey Salomón hizo que la plata fuera tan común en Jerusalén como las piedras, e hizo que los cedros fueran tantos como la arena que está a la orilla del mar. También importaban caballos desde Egipto y de todos los países para Salomón.
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