Isaías 38, 1-8

En ese tiempo, Ezequías cayó enfermo de muerte. Entonces el profeta isaías, hijo de Amoz, vino ante él y le dijo: Así dice Yahweh: “Pon tu casa en orden, porque vas a morir; no vivirás”. Entonces Ezequías volteó su rostro hacia la pared, y oró a Yahweh, diciendo: Oh Yahweh, acuérdate de que me he conducido en verdad y con corazón íntegro; he hecho lo que es agradable delante de ti. Luego Ezequías lloró con amargo llanto. Entonces vino palabra de Yahweh al profeta isaías, diciendo: Ve y di a Ezequías, rey de Judá: “Así dice Yahweh, Dios de tu padre David: ‘He escuchado tu oración y he visto tus lágrimas. He aquí que añadiré quince años a tus días, y te libraré a ti y a esta ciudad de las manos del rey de Asiria. Protegeré esta ciudad y la libraré’”. Y esto te servirá de señal de parte de Yahweh, de que Yahweh cumplirá esta palabra que ha dicho: He aquí que yo haré retroceder la sombra de las gradas que ha descendido con el sol diez escalones en las gradas de tu padre Acaz. Entonces la sombra del sol retrocedió diez escalones sobre las gradas por las cuales había descendido.
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