Jeremías  17 Biblia Peshitta en Español (Holman Bible Publishers, 2015) | 27 versitos |
1 Con punta de diamante y con pluma de hierro está escrito el pecado de Judá; está grabado en las tablas de su corazón y en los cuernos de sus altares,
2 en sus ídolos, bajo todo árbol frondoso y en la cima de toda colina, en los montes y en el campo.
3 Tus riquezas, todos tus tesoros y tus fronteras, entregaré al saqueo a causa de tus pecados.
4 Te eliminaré de la heredad en la que te había establecido y de tus adversarios serás esclavo en una tierra que no conoces, porque en mi furor han encendido fuego, el cual arderá para siempre.
5 Así dice Yahweh: Maldito sea el hombre que confíe en el hombre y haga del hombre su brazo, y aparte de Yahweh su corazón.
6 Será como raíz en un amplio valle y no verá cuando venga el bien; morará en las cuevas del desierto, en tierra salada, que no ha sido habitada.
7 Bendito sea el hombre que confíe en Yahweh y cuya confianza es Yahweh.
8 Será como árbol plantado junto a las aguas, que esparce sus raíces cerca de la corriente; no tendrá miedo cuando venga el calor; sus hojas estarán verdes, y en el año de lluvia escasa no temerá ni dejará de dar fruto.
9 Duro es el corazón de todo hombre, ¿quién lo conocerá?
10 Yo, Yahweh, que escudriño el corazón y examino las entrañas, y doy a cada hombre de acuerdo a sus caminos y según el fruto de sus obras.
11 Como la perdiz que llama a los que no ha empollado, así es el que adquiere riquezas injustamente; lo abandonarán en la mitad de sus días, y su fin será desgracia.
12 Trono de gloria, sublime desde el principio, desde el lugar de nuestro santuario.
13 La esperanza de Israel es Yahweh; todos los que te dejen serán avergonzados. Los rebeldes serán inscritos en el polvo, pues se olvidaron de Yahweh, manantial de aguas vivas.
14 Oh Yahweh, sáname, y seré sano; sálvame, y seré salvo; porque tú eres la razón de mi alabanza.
15 He aquí que ellos me dicen: “¿Dónde está la palabra de Yahweh? Que venga ahora”.
16 Pero yo no me separé de ti durante el infortunio; tú sabes que no he deseado el día del hijo del hombre, y ante ti está lo que salió de mis labios.
17 No me seas por quebranto, sino cúbreme en el día malo.
18 Sean avergonzados mis perseguidores, pero yo no sea avergonzado; sean ellos quebrantados, pero yo no sea quebrantado. Trae sobre ellos el día del mal y quebrántalos con doble quebranto.
19 Así me dijo Yahweh: Ve y ponte de pie a la puerta del pueblo, por la cual entran y salen los reyes de Judá, y en todas las puertas de Jerusalén,
20 y diles: “Escuchen palabra de Yahweh, oh reyes de Judá, toda la casa de Judá y todos los habitantes de Jerusalén, que entran por estas puertas.
21 “Así dice Yahweh: ‘Cuídense a sí mismos no llevando cargas en día de reposo, ni las introduzcan por las puertas de Jerusalén.
22 ‘No saquen cargas de sus casas en día de reposo ni lleven a cabo obra alguna; más bien, santifiquen el día de reposo, como ordené a sus padres.
23 ‘Sin embargo, ellos no prestaron atención ni inclinaron su oído para escuchar; al contrario, endurecieron su cerviz para no escuchar ni recibir instrucción.
24 ‘No obstante, si me escuchan con atención’ —declara Yahweh— ‘y en el día de reposo no introducen carga alguna por las puertas de esta ciudad, y santifican el día de reposo y no realizan obra alguna en él,
25 entonces reyes y príncipes entrarán por las puertas de esta ciudad, los cuales se sentarán en el trono de David, montando en carros y en caballos, ellos y sus príncipes, los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén. Así esta ciudad será habitada permanentemente.
26 ‘Vendrán de las ciudades de Judá, de los alrededores de Jerusalén, de la tierra de Benjamín, del extenso valle, de la región montañosa y del sur, trayendo sacrificios, ofrendas e incienso, y trayendo a la casa de Yahweh sacrificio de acción de gracias.
27 ‘Pero si no me prestan atención para santificar el día de reposo, en cuanto a no llevar carga ni a introducirla por las puertas de Jerusalén en día de reposo, entonces encenderé fuego en sus puertas, el cual consumirá los palacios de Jerusalén, y no se extinguirá’”.

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Introducción a Jeremías 

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