Juan  14 Nuevo Testamento (Bover-Cantera, 1957) 4ta Edición | 31 versitos |
1 No se conturbe vuestro corazón. ¿Creéis en Dios? También en mi creed. *
2 En la casa de mi Padre hay muchas moradas; de no ser así, os lo hubiera dicho; pues voy a prepararos lugar.
3 Y si me fuere y os preparare lugar, otra vez vuelvo y os tomaré conmigo, para que donde yo estoy, estéis también vosotros.
4 Y a donde yo voy, ya sabéis el camino.
5 Dícele Tomás: Señor, no sabemos adonde vas, ¿cómo podemos saber el camino?
6 Dicele Jesús: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. *
7 Si me habéis conocido, también a mi Padre conoceréis; y ya desde ahora le conocéis y le habéis visto.
8 Dícele Felipe: Señor, muéstranos al Padre, y nos basta.
9 Dícele Jesús: Tanto tiempo estoy con vosotros, ¿y no me has conocido, Felipe? Quien me ha visto, ha visto al Padre: ¿Cómo dices tú: Muéstranos al Padre?
10 ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre está en mí? Las palabras que yo os hablo, de mí mismo no las hablo; mas el Padre, que en mí mora, él hace sus obras.
11 Creedme, que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí; y si no, por las obras mismas creedlo.
12 En verdad, en verdad os digo: Quien cree en mí, las obras que yo hago, también él las hará, y mayores que éstas hará, porque yo voy al Padre. *
13 Y cualquier cosa que pidiereis en mi nombre, eso haré, para que sea glorificado el Padre en el Hijo,
14 Si algo me pidiereis en mi nombre, yo lo haré.
15 Si me amareis, guardaréis mis mandamientos;
16 y yo rogaré al Padre, y os dará otro Valedor, que esté con vosotros perpetuamente: *
17 el Espíritu de la Verdad, que el mundo no puede recibir, porque no le ve ni conoce; vosotros le conocéis, pues a vuestro lado permanece y en vosotros está.
18 No os dejaré huérfanos; vuelvo a vosotros.*
19 Todavía un poco, y el mundo ya más no me ve; pero vosotros me veréis, porque yo vivo y vosotros viviréis.
20 En aquel día conoceréis vosotros que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí y yo en vosotros.
21 Quien tiene mis mandamientos y los guarda, éste es el que me ama; y quien me ama, será amado de mi Padre, y yo también le amaré y me manifestaré a él.
22 Dícele Judas, no el Iscariote: Señor, ¿y qué ha pasado, que vas a manifestarte a nosotros y no al mundo?
23 Respondió Jesús y dijole: Si alguno me amare, guardará mi palabra, y mi Padre le amará, y a él vendremos y en él haremos mansión. *
24 Quien no me ama, no guarda mis palabras. Y la palabra que oís no es mía, sino del Padre, que me ha enviado.
25 Estas cosas os he hablado estando con vosotros;
26 mas el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, él os enseñará todas las cosas y os recordará todas las cosas que os dije yo.*
27 La paz os dejo, la paz mía os doy; no como el mundo la da, yo os la doy. No se conturbe vuestro corazón, ni se acobarde.
28 Oísteis que yo os dije: «Me voy y volveré a vosotros». Si me amaseis, os holgaríais de que voy al Padre, pues el Padre es mayor que yo. *
29 Y ahora os lo he dicho antes de que suceda, para que, cuando sucediere, creáis.
30 Ya no hablaré muchas cosas con vosotros, porque viene el príncipe del mundo; mas en mí no tiene nada;
31 pero menester es conozca el mundo que amo al Padre, y que, como me lo mandó el Padre, así lo hago. Levantaos, vamos de aquí. *

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Introducción a Juan 




EVANGELIO DE
SAN JUAN

EL AUTOR. — San Juan, discípulo del Bautista, fue uno de' los dos primeros que entraron en contacto con Jesús. Meses más tarde fue uno de los cuatro primeros llamados a seguir a Jesús como discípulos. Elegido luego entre los Doce, mereció del Maestro especiales muestras de confianza. Pero sus dos mayores privilegios fueron el haber reclinado su cabeza sobre el corazón de Jesús y el haber sido el representante y prototipo de los espirituales hijos de Marta. Merece consignarse el hecho de que, hasta la dispersión de los Doce, Juan y Pedro forman como una bina inseparable. Después de la muerte de San Pablo se retiró a Efeso para hacerse cargo de las Iglesias del Asia proconsular. Relegado por Domiciano a la isla de Patmos, pudo poco después, en tiempo de Nerva, volver a Efeso, donde murió ya muy anciano, después del año 98. En la primitiva Iglesia era designado con el título de Juan el Presbítero, que luego se trocó en el de Juan el teólogo. Su OBRA. — En un principio, Juan adoptaría el esquema de predicación evangélica prefijado por Pedro. Mas pasaron los tiempos, y las herejías nacientes hicieron necesario completar el Evangelio sinóptico. El cambio sufrido por la predicación escrita de Pablo, desde las Epístolas a los Tesalonicenses hasta la Epístola a los Efesios, hubo de operarse a su modo en el Evangelio oral. Los que, como Juan, conocían personalmente el material evangélico, no necesitaron, como Lucas, de instrucciones complementarias, sino que, sacando del inagotable tesoro de su memoria, pudieron incorporarlas a la predicación oral. Trasladado precisamente al Asia proconsular, y concretamente a Efeso, en contacto con los destinatarios de las Epístolas a los Efesios y a los Colosenses, San Juan hubo de adaptar su Evangelio oral a la mentalidad de sus nuevos oyentes. Los hechos y dichos omitidos por los Sinópticos, señaladamente la predicación del Señor en Jerusalén, parecieron a Juan responder admirablemente a las necesidades o preocupaciones de aquellas Iglesias. De ahí la nueva forma que tomó el Evangelio oral. Más tarde, ya fuera por propia iniciativa, ya por ruegos ajenos, se determinó a poner por escrito su Evangelio oral. Y bien porque su predicación oral se había ido desprendiendo gradualmente del material sinóptico, ya suficientemente conocido, bien porque, publicados los Evangelios sinópticos, no quiso repetir lo que en ellos estaba ya narrado, el hecho es que el Evangelio escrito de San Juan se mantiene al margen de la tradición sinóptica, que sólo incidentalmente toca para precisarla o completarla. CARÁCTER. — Habían pasado más de sesenta años desde la ascensión del Maestro. Con la constante predicación evangélica, y más aún con la profunda contemplación, Juan había convertido en sustancia propia el Evangelio. La palabra de Jesús se había encamado en la palabra de Juan, y la fusión de ambas palabras dio origen a la palabra personal, inimitable, del discípulo amado. Bajo el influjo transformador del Maestro, los relámpagos del «Hijo del trueno» se habían trocado en plácida luz de mediodía. Los ancianos viven de recuerdos, y Juan «el Anciano» vivía enteramente de los recuerdos del Maestro. Recuerdos de anciano, pero envueltos en una atmósfera de luz difusa y cálida. Realidad ideal, historia trascendente: tal es el cuarto Evangelio. Hechos que son signos, hechos que son palabra: tales son los que caracterizan la narración de Juan, en que se dan la mano historicidad y simbolismo. EL ESTILO. — Lo primero que llama la atención en el estilo de Juan es la atomización del pensamiento. En vez del período clásico, que señala la jerarquía de las frases y pone de relieve el pensamiento principal, nos hallamos con una serie desligada y casi anárquica de incisos, en que lo principal y lo secundario aparecen en un mismo plano.

Más, afortunadamente, todo ese embrollo no pasa de la corteza. A poco que se ahonde, pronto se encuentra el hilo conductor que nos guíe en ese laberinto. Aquellas frases vibrantes, expresión del pensamiento fundamental, repetidas, sabiamente distribuidas y progresivamente desarrolladas, comunican tal luz a todo el conjunto y tal relieve a sus partes, que, en virtud de este influjo, los diminutos incisos parece se buscan y llaman unos a otros, y se traban y se combinan jerárquicamente hasta construir períodos harmónicos, luminosos.

Pero estas repeticiones no se limitan a reproducir una frase, un pensamiento más o menos fundamental. Este sistema de repeticiones, en que a intervalos reaparece el mismo pensamiento, cada vez enriquecido con elementos nuevos, constituye una manera original de síntesis.

Tal es la ley, tal el principio sintético que regula el estilo de San Juan: es una especie de reproducción progresiva, una ondulación concéntrica del pensamiento, que, sin perder su fisonomía original, crece y se agranda. Colocados en el centro mismo, obtenemos la presencia simultánea de toda la verdad y de todas las fases de su desenvolvimiento en nuestro espíritu.
ORDEN Y PLAN. — El orden del cuarto Evangelio es estrictamente cronológico. Habla explícitamente de tres Pascuas, que encuadran la vida pública de Jesús; y si la fiesta mencionada en 5:1 no es otra Pascua, presupone una Pascua intermedia entre 2:13 y 6:4. Suponer una inversión de los capítulos 5 y 6 es un recurso indocumentado. El cuarto Evangelio es un choque entre la luz y las tinieblas. De ahí la división en dos partes: lucha verbal (1:12), lucha sangrienta (13:21). La luz triunfa de las tinieblas con la difusión de sus claridades doctrinales y con la resurrección a vida eterna.



Fuente: Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)

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Notas

Juan  14,1-31

Este capitulo es a su modo un discurso acabado, en que predominan las consolaciones; unas en función de la fe (Jua_14:1-14), otras en función de la caridad (Jua_14:15-24), seguidas de un epílogo (Jua_14:25-31). En todo él las palabras fluyen del corazón.


Juan  14,6-7

YO SOY EL CAMINO, porque NADIE VA AL PADRE SINO POR MÍ. YO SOY LA VERDAD, porque SI ME HABÉIS CONOCIDO, TAMBIÉN A MI PADRE CONOCERÉIS. YO SOY LA VIDA, porque «ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único verdadero Dios, y a quien enviaste, Jesu-Cristo» (Jua_17:3).


Juan  14,12-14

Doble fruto de la fe: participación de las obras de Cristo, eficacia de la oración.


Juan  14,16

OS DARÁ OTRO VALEDOR, ABOGADO o Defensor: EL ESPÍRITU DE LA VERDAD. El nombre de ABOGADO indica personalidad. Será OTRO: distinto del Padre y de Jesu-Cristo y de igual categoría. Es, pues, el Espíritu Santo persona divina, distinta de las otras dos personas e igual a ellas.


Juan  14,18-21

VUELVO A VOSOTROS…, ME VERÉIS…, CONOCERÉIS QUE YO estoy EN VOSOTROS…, ME MANIFESTARÉ…: cumplimiento de estas promesas serán no sólo las apariciones después de la resurrección, sino también, y principalmente, la perenne presencia y asistencia de Jesús en los discípulos.


Juan  14,23-24

Aunque algo indirectamente, responde Jesús a la pregunta de Judas Tadeo. Me manifestaré, dice, a vosotros y no al mundo, porque vosotros me amáis y guardáis mi palabra, y el mundo no.

|| EN ÉL HAREMOS MANSIÓN: esta promesa, unida a la anterior, referente al Espíritu Santo, habla de la inhabitación de toda la adorable Trinidad en el corazón del cristiano.


Juan  14,25

EL OS ENSEÑARÁ TODAS LAS COSAS: se anuncia la asistencia del Espíritu Santo, garantía divina de infalibilidad, a los que han de ser los maestros auténticos de la verdad revelada. Respecto de los apóstoles, el Espíritu Santo completará la divina revelación, hasta enseñarles TODAS LAS COSAS; pero sobre todo les RECORDARÁ TODAS LAS COSAS que ya Jesús les había enseñado, mas ellos no habían acabado de comprender.


Juan  14,28

EL PADRE ES MAYOR que Jesu-Cristo en cuanto hombre; como se dice en el Símbolo Atanasiano: Jesu-Cristo es «igual al Padre según la divinidad, menor que el Padre según la humanidad».


Juan  14,31

LEVANTAOS, VAMOS DE AQUÍ: estas palabras parecen dar por terminado el razonamiento, que, sin embargo, se prosigue en los dos capítulos siguientes. ¿Qué son, pues, los capítulos 15 y 16? Para unos, la conversación de sobremesa, continuada en el mismo Cenáculo; para otros, la conversación habida durante el camino, antes de salir de la ciudad; varios críticos suponen que estos dos capítulos están fuera de lugar; algunos católicos modernos creen que son una segunda redacción complementaria, en que se consignan nuevos recuerdos referentes al mismo discurso.