Efesios  6 Libro del Pueblo de Dios (Levoratti y Trusso, 1990) | 24 versitos |
1 Hijos, obedezcan a sus padres en el Señor porque esto es lo justo,
2 ya que el primer mandamiento que contiene una promesa es este: Honra a tu padre y a tu madre,
3 para que seas feliz y tengas una larga vida en la tierra.
4 Padres, no irriten a sus hijos; al contrario, edúquenlos, corrigiéndolos y aconsejándolos, según el espíritu del Señor.
5 Esclavos, obedezcan a sus patrones con temor y respeto, sin ninguna clase de doblez, como si sirvieran a Cristo;
6 no con una obediencia fingida que trata de agradar a los hombres, sino como servidores de Cristo, cumpliendo de todo corazón la voluntad de Dios.
7 Sirvan a sus dueños de buena gana, como si se tratara del Señor y no de los hombres,
8 teniendo en cuenta que el Señor retribuirá a cada uno el bien que haya hecho, sea un esclavo o un hombre libre.
9 Y ustedes, patrones, compórtense de la misma manera con sus servidores y dejen a un lado las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos, que lo es también de ustedes, está en el cielo, y no hace acepción de personas.
10 Por lo demás, fortalézcanse en el Señor con la fuerza de su poder.
11 Revístanse con la armadura de Dios, para que puedan resistir las insidias del demonio.
12 Porque nuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en el espacio.
13 Por lo tanto, tomen la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo y mantenerse firmes después de haber superado todos los obstáculos.
14 Permanezcan de pie, ceñidos con el cinturón de la verdad y vistiendo la justicia como coraza.
15 Calcen sus pies con el celo para propagar la Buena Noticia de la paz.
16 Tengan siempre en la mano el escudo de la fe, con el que podrán apagar todas las flechas encendidas del Maligno.
17 Tomen el casco de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios.
18 Eleven constantemente toda clase de oraciones y súplicas, animadas por el Espíritu. Dedíquense con perseverancia incansable a interceder por todos los hermanos,
19 y también por mí, a fin de que encuentre palabras adecuadas para anunciar resueltamente el misterio del Evangelio,
20 del cual yo soy embajador en medio de mis cadenas. ¡Así podré hablar libremente de él, como debo hacerlo!
21 Tíquico, el querido hermano y fiel servidor en el Señor, los pondrá al corriente de cómo me encuentro y de lo que estoy haciendo.
22 Con este propósito, lo envié para que él les dé noticias nuestras y los conforte interiormente.
23 Llegue a todos los hermanos la paz, el amor y la fe, que proceden de Dios, el Padre, y el Señor Jesucristo.
24 La gracia permanezca con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con un amor incorruptible.

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Introducción a Efesios 


CARTA A LOS EFESIOS

Esta Carta no contiene ninguna noticia o exhortación personal, ni parece responder a problemas o peligros concretos, como el resto de las Cartas de Pablo. En los saludos finales no se nombra a nadie en particular, y muchos manuscritos antiguos omiten el nombre de los destinatarios. Tales indicios hacen suponer fundadamente que esta Carta es una especie de "encíclica" enviada por Pablo a las Iglesias de la provincia romana de Asia, y que sólo más tarde, a comienzos del siglo II, se señaló a la Iglesia de Éfeso como destinataria de la misma.
En ella el Apóstol retoma, con mayor amplitud y en forma más ordenada, los temas esenciales de la Carta a los Colosenses. Pero a pesar de las numerosas semejanzas, el pensamiento evoluciona de una Carta a otra, de tal manera que las mismas expresiones adquieren, según el caso, matices diversos. No es improbable que un discípulo de Pablo haya intervenido en la redacción de esta Carta. Así se explicarían ciertas particularidades de su estilo y de su composición.
La CARTA A LOS EFESIOS es una contemplación del plan de Dios realizado en Jesucristo y en la Iglesia, con la consiguiente exhortación a llevarlo a la práctica en todos los actos de la vida. Pablo pone de relieve la función "cósmica" de Cristo, su dominio sobre las potestades angélicas y su soberanía sobre todo el universo (1. 20-21). La Iglesia es presentada como instrumento de Cristo en su obra salvífica que se extiende a toda la creación: ella es el Cuerpo y la plenitud de Cristo (1. 22-23), donde judíos y paganos se reúnen para formar un solo Pueblo de Dios (2. 14-18); y es también el Templo, que tiene como "piedra angular" al mismo Jesucristo, y que se va edificando por la acción del Espíritu Santo (2. 19-22).

Fuente: Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)

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Notas

Efesios  6,1-24

1-4. Exo_20:12. Ver Col_3:20-21.

5-9. Ver Col. 3. 22 - 4. 1; 1Ti_6:1-2; Tit_2:9-10; Flm_5:16; 1Pe_2:18; nota 1Co_7:20-22.

11. Ver Rom_13:12; 2Co_6:7.

12. Sobre "los espíritus del mal", ver nota 2. 2.

14. Isa_11:5; Isa_59:17; Sab_5:17-23.

15. Isa_52:7.

16-17. Isa_59:17. Ver 1Te_5:8.