Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
20. Infidelidad de Israel y fidelidad de Dios. Purificación Futura.
Los c.20-24 incluyen la última serie de vaticinios contra Jerusalén y Judá. Estos tuvieron lugar del 601 al 588, en que empezó el asedio de Jerusalén. Este capítulo 20 contiene dos partes:
a) Ezequiel recuerda las infidelidades de Israel para con Yahvé, a pesar de las solicitudes divinas, a través de su azarosa historia (v.1-31);
b) restauración de Israel en el futuro (v.32-44). Esta segunda parte es considerada por muchos autores como adición posterior a causa de su estilo. La primera parte, en cambio, parece compuesta antes de la destrucción de Jerusalén en el 586 a.C.
Consalta de los ancianos (1-4).
1 El año séptimo, el quinto mes, el día diez del mes, vinieron algunos de los ancianos de Israel a consultar a Yahvé y se sentaron delante de mí, 2 y me fue dirigida la palabra de Yahvé, diciendo: 3 Hijo de hombre, habla a los ancianos de Israel y diles: Así dice el Señor, Yahvé: Vosotros venís a consultarme. Por mi vida que yo 110 os responderé, dice el Señor, Yahvé. 4 ¿Quieres juzgar a éstos, hijo de hombre? ¿Quieres juzgarlos? Hazles saber las abominaciones de sus padres.
Los
ancianos de Israel se presentan al profeta para consultarle sobre los destinos de la nación. Aún tienen ilusiones sobre la suerte de Jerusalén l
. La entrevista tuvo lugar en los meses de julio-agosto (
quinto mes)
del 591, ya que el
año séptimo hay que computarlo a partir de la deportación de Jeconías (598), es decir, once meses después de la famosa visión inaugural a orillas del río Kebar 2. Antes de que expusieran su pensamiento, el profeta adivina sus intenciones y les habla en nombre de Dios. Ya antes les había hablado de los designios punitivos de Yahvé sobre Jerusalén por sus pecados 3, y al mismo tiempo les había anunciado la formación de un nuevo Israel, que saldría del núcleo de los exilados4. El profeta da a entender que no quiere responder a su consulta (v.4). Yahvé, por su parte, invita al profeta a que
juzgue a esos ancianos, comisionados de los exilados. El
juicio que debe pronunciar es de condenación, ya que les echa en cara la historia poco edificante de Israel, al recordarles las
abominaciones de los padres. En esto el profeta acepta el principio de la solidaridad, ya que supone que los pecados de los antepasados tienen aún consecuencias punitivas para sus contemporáneos; pero, además, hace ver que también éstos son culpables en gran medida.
Infidelidad de Israel en Egipto (5-12).
5 Diles: Así habla el Señor, Yahvé: El día en que yo elegí a Israel, y alcé mi mano jurando a la posteridad de Jacob, y me mostré a ellos en la tierra de Egipto, y alcé mi mano, diciendo: Yo, Yahvé, soy vuestro Dios, 6 aquel día alcé mi mano jurando sacarlos de la tierra de Egipto y llevarlos a la tierra que yo les había destinado, que mana leche y miel y es la más hermosa de las tierras. 7 Y os dije: Quite cada uno de sus ojos los ídolos y no os contaminéis con los ídolos de Egipto. Yo, Yahvé, soy vuestro Dios. 8 Pero ellos se rebelaron contra mí y no quisieron darme oídos, ni quitaron de sus ojos las abominaciones, ni abandonaron los ídolos de Egipto, y dije que derramaría sobre ellos mi ira y desfogaría mi enojo sobre ellos en la tierra de Egipto. 9 Mas por la gloria de mi nombre, para que no fuese infamado a los ojos de las gentes en medio de las cuales estaba, a cuya vista me había dado a conocer como quien los había de sacar de la tierra de Egipto, 10 los saqué de la tierra de Egipto y los conduje por el desierto, 11les di mis mandamientos y mis derechos, y les hice saber que son la vida para quien los cumple. 12 Diles también mis sábados, para que fuesen señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Yahvé, que los santificó.
La requisitoria empieza echando en cara la mala conducta de Israel en Egipto. Dios había jurado con gesto solemne (
alcé la mano)
5 defender y bendecir a la
posteridad de Jacob (v.5). La garantía del juramento está en el mismo nombre de Dios:
Yo, Yahvé, soy vuestro Dios. La expresión
tierra que mana leche y miel es muy antigua en la literatura oriental para designar la extrema fertilidad 6. Palestina, en comparación de las estepas del Sinaí, resultaba un edén, al menos en la mentalidad hiperbólica oriental. La tierra de Canaán para los israelitas era
la mas hermosa de las tierras 7, por ser el escenario de la elección de Israel como pueblo de Yahvé; en este sentido era
la gloria de todas las tierras, según otra versión posible.
Pero la gran promesa de darles la tierra de Canaán estaba condicionada a su conducta. Yahvé, en su celo, les exigía que abandonaran sus
ídolos de Egipto. (v.7). Israel en su historia se mostró siempre propenso a la idolatría. No sabemos qué divinidades adoraba en Egipto. En la época del desierto se hicieron un becerro de oro 8. Yahvé hubiera derramado sobre ellos su ira, como merecían; pero se abstuvo por
la gloria de su nombre (v.9) y para que
no fuese infamado a los ojos de las gentes. El honor de Yahvé exigía que interviniera en favor de su pueblo; de lo contrario, su inactividad sería atribuida a impotencia por parte de los gentiles. Si Israel hubiera sido exterminado, Yahvé, su Dios, caería en descrédito total ante los paganos 9. Ezequiel destaca constantemente esta susceptibilidad de Yahvé respecto de lo que pudieran pensar los gentiles de El. Por su honor, pues, Yahvé sacó a su pueblo de Egipto y lo organizó en pueblo, dándole
mandamientos conforme a los derechos inalienables de El (v.11). La observancia de los mismos atraería las bendiciones, y entre ellas una larga
vida 10.
Entre las nuevas instituciones, la principal era el
sábado, o descanso semanal, que era como una
señal entre Dios y su pueblo, en cuanto que era el reconocimiento solemne de su pertenencia a El. La observancia del sábado era como una profesión pública y solemne de que Israel era el pueblo de Yahvé , su único Dios:
para que supiesen que yo soy Yahvé, que los santificó (v.12).
Aquí la palabra santificar equivale a consagrar o separar del uso profano o común. Israel, como posesión peculiar de Yahvé, debía ser una cosa aparte de todos los pueblos, una cosa
santa en el sentido de puro y trascendente 12.
Rebelión de Israel contra Yahvé en el desierto (13.-26)
13 Pero rebelóse contra mí la casa de Israel en el desierto; no anduvieron en mis preceptos y rechazaron mis derechos, que son la vida para quien los cumple, y profanaron mis sábados. Entonces dije que volcaría sobre ellos mi furor y, en mi ira, los exterminaría en el desierto. 14 Pero retraje mi mano por el honor de mi nombre, para que no fuese profanado a los ojos de las gentes a cuya vista les había sacado. 15 Alcé mi mano en el desierto, jurándoles no llevarlos a la tierra que les había dado, que mana leche y miel, la más hermosa entre todas las tierras, 16 porque habían despreciado mis derechos, y no habían seguido mis decretos, y habían profanado mis sábados, yéndose su corazón tras los ídolos. 17 Con todo, mis ojos los miraron piadosamente para no destruirlos, y no los exterminé en el desierto. 18 Pero dije en el desierto a sus hijos: No sigáis las costumbres de vuestros padres, no sigáis sus caminos ni os contaminéis con sus ídolos; 19 yo soy Yahvé, vuestro Dios; andad en mis ordenaciones, guardad mis derechos y ponedlos por obra, 20 santificad mis sábados y sean señal entre mí y vosotros, para que sepáis que yo soy Yahvé, vuestro Dios. 2l Pero los hijos se rebelaron contra mí, no anduvieron en mis ordenaciones ni guardaron mis derechos, poniéndolos por obra, los que son la vida para el que los cumple; profanaron mis sábados, y dije entonces que derramaría sobre ellos mi ira para satisfacer en ellos mi enojo en el desierto. 22 Mas retraje mi mano por el honor de mi nombre, para que no se infamase a los ojos de las gentes a cuya vista los saqué. 23 También alcé mi mano en el desierto, jurándoles que los esparciría entre las gentes y los aventaría por las tierras, 24 porque no pusieron por obra mis derechos y desecharon mis ordenaciones, y profanaron mis sábados, y se les fueron los ojos tras los ídolos de sus padres. 25 Por eso les di yo también a ellos ordenaciones no buenas y decretos que no son de vida, 26 y los contaminé en sus ofrendas cuando pasaban a sus hijos por el fuego, a todo primogénito, para desolarlos y hacerles saber que yo soy Yahvé. De nuevo se contrapone la situación psicológica en Yahvé, que por un lado quiere castigarlos derramando su ira implacablemente, y de otro le impide la gloria y el honor del nombre suyo, que exigía proteger a su pueblo, que había sacado milagrosamente de Egipto13. Israel siguió, por sus rebeliones contra su Dios 14, mereciendo mayores castigos, pero se salvó porque había sido providencialmente
elegido. En el v.15 se alude al juramento de Yahvé de no permitir a ninguno de la generación salida de Egipto entrar en la tierra prometida 15 por sus prevaricaciones en el desierto 16.
La idolatría era la constante tentación de los israelitas a través de su historia antes del exilio.
Era el gran pecado que debían expiar en la cautividad. Ezequiel hace resaltar la responsabilidad de los antepasados israelitas para justificar ante los exilados el castigo inminente. Ya en tiempos antiguos,
para castigar su infidelidad, Yahvé les dio
ordenaciones no buenas y decretos que no son de vida (v.25). Por lo que dice a continuación, se trata de permisión de leyes y costumbres que encadenaron tristemente la vida cívica de Israel; en el v.26 se alude a las abominaciones de los cultos cananeos, que
pasaban sus hijos por el fuego, dedicados a Moloc 17. Puesto que no habían querido seguir las leyes de Yahvé, que daban la vida y traían la bendición, Dios los entregó a sus instintos y depravaciones para que reconociesen lo que habían ganado apartándose de Yahvé. Las frases son radicales al modo semítico. De nuevo tenemos que decir que el autor no distingue entre voluntad
permisiva y voluntad
positiva. Los autores sagrados prescinden muchas veces en sus descripciones de las causas segundas, y atribuyen a Dios lo que en realidad fue obra de los hombres. Así, aquí debemos entender las frases
di yo también ordenaciones no buenas. y los contaminé en sus ofrendas. (v.25-26) en sentido permisivo: esas abominaciones contra la naturaleza, como la de pasar
a sus hijos por el fuego, fueron
permitidas por Dios en castigo de su obstinación y rebeldía. De ese modo terminaría por reconocer a Yahvé como Dios:
para hacerles saber que yo soy Yahvé (v.26) 18. En la Ley mosaica, y en general en la Biblia, siempre se condenan estas prácticas de sacrificios humanos 19.
Anuncio de castigo por las idolatrías de Israel (27.-38)
27 Por tanto, hijo de hombre, habla a la casa de Israel y diles: Así habla el Señor, Yahvé: Hasta esta injuria me hicieron vuestros padres, entre las infidelidades que cometieron contra mí. 28 Yo los conduje a la tierra que, alzando mi mano, había jurado darles, y ellos, mirando a todo alto collado y a todo árbol frondoso, sacrificaron allí sus víctimas y presentaron sus irritantes ofrendas, y pusieron suaves aromas, y derramaron sus libaciones. 29 Yo les dije: ¿Qué es ese alto, el Bamah, adonde vosotros vais? Y Bamah se llama hasta hoy. 30Di, pues, a la casa de Israel: Así habla el Señor, Yahvé: ¡Qué! Os contamináis vosotros a la manera de vuestros padres, fornicáis con sus ídolos, 31 y, ofreciendo vuestras ofrendas y pasando a vuestros hijos por el fuego, os contamináis con vuestros ídolos hasta el día de hoy, y ¿me voy a dejar consultar por vosotros, casa de Israel? Por mi vida, dice Yahvé, que no me dejaré consultar por vosotros. 32 Y no será lo que vosotros pensáis, porque vosotros os decís: Seremos como las gentes, como las naciones de la tierra, sirviendo al leño y a la piedra. 33 ¡Por mi vida, dice el Señor, Yahvé, que con puño fuerte, con brazo tendido y en efusión de ira he de reinar sobre vosotros! 34 Os he de sacar de en medio de las gentes y os recogeré de en medio de las tierras a que con puño fuerte, con brazo tendido y en efusión de ira os desparramé, 35 y os llevaré al desierto de los pueblos, y allí, cara a cara, litigaré con vosotros; 36 como litigué con vuestros padres en el desierto de la tierra de Egipto, así litigaré con vosotros, dice el Señor, Yahvé. 37 Y os haré pasar bajo el cayado y os conduciré con los ligamentos de la alianza 38. Separaré de vosotros a los rebeldes, a los que se apartaron de mí, y los sacaré de la tierra en que moran, y no entrarán en la tierra de Israel, y sabréis que yo soy Yahvé. Después de haber hablado de las prácticas idolátricas de los israelitas en el desierto, ahora habla de sus cultos paganos y abominables en tierra de Canaán. Los profetas consideraban la vida sencilla del pueblo escogido bajo la protección especial de Yahvé como la etapa ideal desde el punto de vista religioso, pues la instalación en Canaán de los israelitas trajo consigo la decadencia moral y religiosa de los mismos21. Los cultos de los cananeos, sensuales, atraían al pueblo hebreo, sensual y materialista por temperamento. Una práctica cultual corriente entre los cananeos era reunirse en los
altos collados, o
bamot, y bajo los
árboles frondosos (v.28), símbolo de la feracidad y de la vegetación 22. Sabemos que algunos reyes israelitas, como Acaz y Manases, hicieron quemar a sus hijos 23. Quizá en tiempo de Ezequiel se habían dado algunos casos de éstos.
Los exilados, despechados porque ven que Yahvé los ha abandonado, dicen claramente que quieren verse libres de los lazos de la religión yahvista y entregarse a los cultos paganos con toda libertad:
seremos como las gentes, sirviendo al leño y a la piedra (v.32); alusión a las estelas de piedra y a los troncos de árbol, dedicados a Baal y Astarté, que constituían lo característico de los santuarios cananeos 24. Pero Yahvé va a mostrar su omnipotencia con ellos, y no los dejará caer en masa en la idolatría. Aunque quieran, no podrán desprenderse totalmente de los lazos de la religión yahvista, porque Yahvé va a intervenir con su poder para reinar sobre ellos: Por
mi í ida que con puño fuerte, con brazo tendido y en efusión de ira he de reinar sobre vosotros! (v.3â). En
Jer_2:27 se dice que los que llaman al leño
mi padre, y dicen a la piedra:
tú me diste la vida, cuando llegue la prueba se volverán a Yahvé, diciendo:
¡álzate y sálvanos! Yahvé, pues, creará una situación trágica pára los exilados, de forma que se vean obligados a volverse a su Dios, quien, por otra parte, desplegará su omnipotencia para atraerlos, del mismo modo que mostró su poder al dispersarlos 25.
El profeta describe la futura repatriación como una reproducción del antiguo éxodo. Como entonces Yahvé había reunido a su pueblo en el desierto del Sinaí para sincerarse con él y darle la alianza, también ahora los reunirá en el
desierto de los pueblos (v.35), el desierto siró-arábigo, encrucijada de muchos pueblos (Babilonia, Siria, Palestina, Arabia y Asia Menor). Allí les pedirá cuenta
cara a cara para medir sus responsabilidades (v.35). Como en el
desierto de Egipto (Sinaí) castigó a la generación culpable, negándola la posibilidad de entrar en la tierra prometida, así ahora Yahvé va a someter a una selección a los exilados:
litigaré con vosotros (v.36). Los israelitas indignos serán privados de la vuelta a la patria. Será un litigio de discriminación, pues Yahvé hará como el pastor que cuenta escrupulosamente sus ovejas haciéndolas pasar
bajo su cayado (v.37), diciendo cuáles deben entrar en la patria y cuáles no. Y a los escogidos los conducirá
con los ligamentos de la alianza. El nuevo Israel estará fundado en una renovación de la antigua alianza. Los apóstatas serán castigados por Yahvé, siendo sacados de su morada actual en el exilio, pero sin permitirles entrar en la tierra de promisión.
Por el decreto de Ciro del 538 a.C. les estaba permitido a todos los judíos retornar a su patria, pero los que se habían creado una fortuna no quisieron aventurarse al retorno. Las descripciones proféticas del futuro no deben tomarse al pie de la letra, pues suelen estar idealizadas en función de una doctrina. De hecho sabemos que retornó a Palestina un núcleo fervoroso, que constituyó la base de la restauración nacional predicha por los profetas como preludio de la gran restauración mesiánica.
Anuncio de restauración (39-44).
39 Y vosotros, los de la casa de Israel así dice el Señor, Yahvé , andad cada uno tras sus ídolos y servidles. Pero, ¡ah! ya me daréis oídos luego, y dejaréis de profanar mi santo nombre con vuestras ofrendas y vuestros ídolos. 40 Pues en mi santo monte, en el alto monte de Israel, dice el Señor, Yahvé, allí me servirá toda la casa de Israel, toda ella en la tierra, y allí me complaceré en ellos y demandaré vuestras ofrendas y las primicias de vuestros dones con todo lo que me consagréis. 41 Me agradaré de vosotros como de un suave aroma cuando os saque de en medio de las gentes y os reúna de las tierras a que fuisteis dispersados, y me santificaré en vosotros a los ojos de las gentes 42 y sabréis que yo soy Yahvé cuando os conduzca a la tierra de Israel, a la tierra que, alzando la mano, juré dar a vuestros padres. 43 Allí os vendrán a la memoria vuestras obras y todos los pecados con que os contaminasteis, y sentiréis vergüenza de vosotros mismos por las maldades que cometisteis. 44 Entonces sabréis que yo soy Yahvé, cuando haga con vosotros conforme al honor de mi nombre, no según vuestros malos caminos ni según vuestras perversas obras, casa de Israel, dice el Señor, Yahvé. El profeta pone en boca de Yahvé una concesión irónica:
andad cada uno tras sus ídolos y servidles. (v.39); en su locura deben saturarse de sus extravíos, pero se cansarán al fin viendo su vanidad, y terminarán por
dar oídos a Yahvé, el único que puede salvarlos. Los israelitas, reconociendo sus aberraciones, dejarán de
profanar el nombre de Dios, mezclándolo en los ritos y
ofrendas a los ídolos. Los israelitas habían creado un culto sincretista a base de ritos yahvistas e idolátricos. Todo esto era una
profanación a los ojos de Dios, que debía cesar en la época mesiánica, en que Jerusalén volverá a ser el
santo monte (v.40), donde se concentrará toda la
casa de Israel, y allí serán agradables sus
ofrendas y primicias (v.40). Todo allí será
santo, y Yahvé sentirá un especial placer al ver reunido a su pueblo:
y me santificaré en vosotros a los ojos de las gentes (v.41); es decir, el milagroso retorno obrado por Dios será causa de que sea
santificado o estimado especialmente ante las gentes. Todos reconocerán la gran obra de Yahvé, y así será honrado por todos los pueblos, ya que obró
según el honor de su nombre (v.44).
Por sus pecados y transgresiones no hubieran merecido que Yahvé se acordara de ellos, pero había empeñado su palabra de salvarlos, y la cumplió, como otra vez lo hizo al sacar a los israelitas de Egipto.
1 Cf. Ez8,i;
Jer_14:1. 2 Cf.
Eze_8:1. 3 Cf. Ez c.i5 y 16. 4 Cf.
Eze_11:14-21;
Eze_6:8; I7.22SS. 5 La misma expresión, con idéntico sentido, en
Gen_14:22;
Deu_32:405;
Sal_106:26. 6 Cf.
Exo_3:8;
Exo_13:5;
Exo_33:3;
Lev_20:24;
Num_13:27;
Deu_6:3;
Jer_11:5. Aparece una frase parecida en los textos de Ras Samra. Cf. R. Dussaud,
Les découvertes de Ras Shamra (Ugarit) et l'Ancien Testament (París 1937) 795. 7 Cf. Jer 19;
Dan_8:9;
Dan_11:16.41. 8 Cf. Ex 32:1s. 9 Cf.
Eze_36:19-20. 10 Cf.
Eze_18:4;
Deu_4:40;
Deu_5:16. 11 Cf.
Exo_31:13;
Isa_56:2-4. Véase sobre el sábado F. X. Kortleiner, Commentattones
Biblicae IV (1930), Babyíoniorum
auctoritas. 595.98; id., Cananaeorum
auctoritas. VI (1932) 30. 12 Cf.
Lev_19:3.30;
Isa_20:8;
Isa_21:8;
Exo_31:13. Véase DB, Suppl. 2 (1934) 343S. Como verá el lector, Ezequiel da suma importancia a la institución sabática, como símbolo de las relaciones de Israel con su Dios. En cambio, no alude para nada al rito de la circuncisión, que era el signo externo de vinculación al pueblo de Dios. La explicación habrá que buscarla en que el profeta, como perteneciente a la clase sacerdotal, urge de modo especial lo estrictamente
cultual, como la observancia del sábado. 13 Cf.
Exo_32:12;
Num_14:1 is;
Deu_9:27. 14 Cf.
Exo_32:1-6;
Num_14:1-4;
Exo_16:27. 15 Cf.
Num_14:20. 16 Cf.
Exo_32:4;
Lev_17:7;
Num_14:22-23;
Deu_1:35;
Sal_95:11. 17 Cf.
2Sa_16:3;
2Cr_28:2;
2Sa_17:16;
2Cr_33:6;
Jer_7:31;
Jer_32:35;
Eze_16:205;
Eze_23:37s; Sal io6:37s. Véase
Dict. Bib. Suppl. I (1926) 23-27; A. Lemonnyer,
Le cuite des dieux étrangers en Israel Moloch: Rev. des Scien. Phil. et Théol., 7 (1913) 45os; A. ???,
Kinderop-fer für Moloch oder für Jahwe?: Bi 18 (1937) 95-107. 18 Tomás dice que a estas ordenaciones no buenas son las leyes
rituales, lat cuales se dicen no
buenas en cuanto no conferían la gracia (ST I-II 98:1 ad 1). Pero esta interpretación no puede avalarse en el contexto, pues se habla en él de la importancia de la observancia del sábado para dar la
vida. 19
Exo_13:2;
Exo_22:28;
Lev_18:21;
Lev_18:20,
Lev_18:2;
Deu_12:31;
Jer_7:31;
Jer_19:5;
Eze_16:20. 20 El texto griego traduce Ose_9:10 ;
Ose_10:1;
Ose_11:1s;
Ose_13:55; Jer 2:1s. 22 Cf.
Eze_6:13;
Deu_32:19;
2Sa_23:8. Ezequiel aquí, en el v.29, parece que juega irónicamente con la palabra
bamah (lugar alto), descomponiéndola en
mah (¿qué es?),
ba', entrar. Un
bamah es a donde vais o
entráis, aludiendo quizá a las prácticas licenciosas. 23 Cf.
2Re_16:3;
2Re_21:6. 24 Cf. Kortleitner, Cümmentaíiones
biblicae I (1927) 21,
De religione populan. 25
Cf.
Eze_11:17;
Eze_28:25;
Eze_28:34.13;
Eze_36:24.