Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)
33(B) Vida y pruebas de la Iglesia apostólica (4,1-5,42).
(a) Pedro y Juan ante el sanedrín (4,1-22). El arresto de los apóstoles en el momento en el que llaman a Israel a la conversión inicia la co(-)rriente de oposición que culminará en la dis(-)persión de la comunidad (8,1), y, finalmente, en la proclamación del mensaje a los gentiles (caps. 10-28). Este relato contiene datos pro(-)blemáticamente inverosímiles (v. 4) e inconsis(-)tencias, entre las que encontramos la causa del arresto (w. 2.7) y la liberación de los invenci(-)bles predicadores (w. 18-20), que hacen difícil que lo podamos entender como un informe es(-)trictamente histórico. Tampoco el análisis de fuentes (Bauemfeind, Jeremías) ha producido ningún resultado definitivo (Haenchen,
Acts 222; Weiser,
Apg. 123-24). Lucas, claramente, lo elabora, según su estilo, como «episodio dra(-)mático», aunque el recuerdo de las auténticas y amargas represiones de la misión naciente por la aristocracia religiosa de Jerusalén puede dar a nuestro pasaje un respetable fundamen(-)to histórico.
1. hablando al pueblo: Se presenta, de nuevo, al «pueblo»
(laos) y sus dirigentes de forma independiente (cf. 3,17), y se contrastan, con toda claridad, sus diferentes reacciones al mensaje sobre Jesús (w. 2.4).
saduceos: Es per(-)fectamente plausible que el kerigma pascual de los apóstoles echase leña a la disputa sobre la hermenéutica de la Torá que se había desen(-)cadenado durante generaciones entre las prin(-)cipales facciones judías (23,6-7; ? Historia, 75:149-50); de aquí que Lucas pueda ser digno de todo crédito al presentar a los saduceos, los literalistas que se oponían a toda doctrina «no escrita», como era el caso de la resurrección (cf. 23,8; Lc 20,27-40), como los más severos represores de la Iglesia apostólica (5,17-18; 23,6-10; Hengel,
Acts 96). Es extraño, sin em(-)bargo, que no se mencione a los fariseos, aun(-)que, con toda seguridad, eran los miembros que poseían la mayor influencia en el sanedrín en los tiempos apostólicos (E. Schürer,
HJPAJC 2.213.401-03). Aunque los fariseos hubieran simpatizado más con el fervor escatológico de los primeros cristianos, la defensa sistemática de los misioneros (5,34-40; 23,9), considerada desde su posición de una observancia judía «más exacta» (26,5), forma parte, sin duda al(-)guna, de una cierta esquematización de la his(-)toria a favor de la tesis lucana de la «continui(-)dad» (? 5 supra).
2. la resurrección de los muertos en Jesús: Esta vocabulario explica la oposición de los saduceos; su contenido se elu(-)cidará más específicamente en 26,23 (cf. 3,15).
4. cinco mil: Este número tan excesivo magni(-)fica el contraste entre los dirigentes persegui(-)dores y el pueblo llano creyente (cf. comenta(-)rio a 2,41).
5-6. Sobre la composición del sanedrín, cf. Lc 3,2 (? Lucas, 43:42).
Juan y Alejandro: Excepto en este texto, no volverán a aparecer en ningún otro documento.
7. con qué poder o en nombre de quién: La pregunta se realiza como una precisa introducción al dis(-)curso que sigue. Parece que ha cambiado la causa del arresto (v. 2), pero no es así, pues la actividad de los apóstoles en el «nombre» de Jesús pone de manifiesto el poder activo del Señor resucitado (cf. comentario a 3,6). Las cuestiones sobre el poder judicial del sanedrín, o si la fe en la resurrección justificaba el arres(-)to, están fuera del alcance de nuestro texto.
34 8-12. El primer discurso de Pedro ante el sanedrín, como también el segundo (5,29-32), es más una
apología que un discurso; aun así, el esquema de los discursos de misión diri(-)gidos a los judíos resulta inconfundible (? 7 su(-)pra), pero como un ajuste contextual de la ha(-)bitual llamada al arrepentimiento del v. 12 (Wilckens,
Missionsreden 44-45). En su conjun(-)to, el breve discurso da una respuesta precisa a la pregunta realizada por quienes les habían interrogado (v. 7).
8. lleno del Espíritu Santo: Se remite al lector a Lc 12,11-12 (cf. Mt 10,19), es decir, a la promesa de la «enseñanza» del Espí(-)ritu
in statu confessionis. 10. a quien vosotros crucificasteis, a quien Dios resucitó: En estas dos proposiciones, que condensan 3,12-15, en(-)contramos la formulación más concisa del ke(-)rigma cristológico de los discursos destinados a los judíos (L. Schenke,
BZ 26 [1982] 11). Pe(-)ro, ¿puede retrotraerse a su uso cristiano más primitivo (así Schenke, Roloff; ?7 supra)? Existe, por supuesto, una conexión necesaria entre la frase «a quien Dios resucitó» y
en toutQ, «mediante este hombre», que identifica al agente de la curación. Como respuesta al v. 7,
en toutQ (=
houtos, v. 11) muestra que son in(-)tercambiables el nombre y la persona del Re(-)sucitado
(no obstante Conzelmann,
Apg. 43).
11. El Sal 118,22, que expresa el triunfo del Resucitado sobre sus enemigos, se citó en Lc 20,17, y se ajusta perfectamente al esquema de oposición que se encuentra en el kerigma de Hechos. El término «rechazada» (
exouthenei liéis: cf. Mc 9,12) cambia la frase de los LXX; tal vez, fue introducido por la exégesis que los primeros cristianos realizaron del versículo de este salmo (Holtz,
Untersuchungen 162). Una aplicación eclesiológica, que aquí está sola(-)mente implicada (v. 12), se encuentra explíci(-)tamente afirmada en 1 Pe 2,4-5 (cf. Mt 21,42-43).
13. valentía: El término gr.
parrhésia connota la libertad y la confianza que el Espí(-)ritu divino da a sus portavoces a pesar de to(-)dos los peligros. Es una característica de la predicación de los apóstoles (2,29; 4,29.31) y de Pablo (9,27-28; 13,46), hasta el punto de que se convierte, prácticamente, en la última palabra de la historia lucana (28,31).
hombres del pueblo v
sin cultura: Se trata de un contra(-)punto literario al poder del discurso, lleno de Espíritu, realizado por Pedro, no de un dato histórico (Schneider,
Apg. 1.349).
16-17. La deliberación de los dirigentes ilustra efectiva(-)mente la finalidad de su incredulidad, en opo(-)sición, incluso, a la aclamación general del milagro de curación realizada por la gente más diversa (v. 21).
20. lo que hemos visto y oí(-)do: El testimonio apostólico de cuanto Jesús «hizo y enseñó» (1,1; 10,39) es una exigencia de la obediencia a Dios (5,29), lo que, sor(-)prendentemente, invalida el proceso contra ellos (v. 21).
(Barret, C. K., «Salvation Proclaimed: Acts iv. 8-12»,
ExpTim 94 [1982] 68-71. Dupont,
Sources 33-50. Jeremías, J.,
Abba [Gotinga 1966] 241-47. Schen(-)ke, L., «Die Kontrastformel Apg. 4,10b»,
BZ 26 [1982] 1-20.)
35 (b) La oración de los apóstoles (4,23-31). La comunidad
(hoi idioi) apostólica reagrupada eleva una oración que se ajusta con precisión (vv. 29-30) a la secuencia formada por el milagro y el proceso que se desarrolla en 3,1-4,22, y que muestra la mano de Lucas prácticamente en casi todas sus expresiones. No obstante, su centro lo constituye una exé(-)gesis intrigante del Sal 2,1-2, y el hecho de que se aplique a la acción de Herodes y Pilato con(-)tra Jesús, en analogía con el peligro actual de los apóstoles, choca con la declaración de ino(-)cencia que el relato lucano de la pasión atri(-)buye a los dos gobernantes (23,14-25). Esto puede deberse a la utilización de una interpre(-)tación cristiana prelucana del salmo, que ca(-)rece de eco alguno en todo el NT (así Dibelius, Haenchen; cf. Rese,
Motive 95-97), o, menos convincentemente, a una accidental referencia a Lc 23,12 en medio de toda una composición lucana que imita modelos del AT como Is 37,16-20 (2 Re 19,16-19; así Dómer,
Heil 63-66).
24. Soberano Señor: La invocación de Dios como
despota es un modismo helenista (judío y cristiano) que se empleaba en la ora(-)ción especialmente cuando se quería hacer una referencia a su dominio sobre el cosmos (cf. Jdt 9,12; 3 Mac 2,2;
1 Clem 59,4; 60,3; 61,1-2;
Did 10,3). La sobrecargada construcción del v. 25 (cf. variantes en los mss.) quita efectivi(-)dad a la yuxtaposición de predicaciones de ptc. en los vv. 24-25,
ho poiésas, «que hizo», y
ho eipon, «que habló».
25. Cf. las introduccio(-)nes al texto de los salmos en 1,16; 2,25; Lc 20,42.
27. al que ungiste: cf., también, la eti(-)mología del título Cristo (v. 26) en 10,38; Lc 4,18. «Santo siervo» evoca 3,13-14 (y v. 25).
Herodes y Pondo Pilato: El salmo se aplica di(-)rectamente al rey y al gobernador (v. 26), jun(-)to con las «naciones y los pueblos» (v. 25), que, obviamente, actúan siguiendo su dictado.
28. para hacer: El infinitivo aor. puede referirse únicamente a la crucifixión de Jesús (cf. 2,23; Kránkl,
Jesús 110), de la que, en otra parte, se culpa al pueblo, que la llevó a cabo sin el con(-)sentimiento de Pilato (3,13).
29. y
ahora, Se(-)ñor: Esta expresión se ajusta al gozne
wé'attá de las oraciones del AT (2 Re 19,19), pero la si(-)metría entre la situación de Jesús y la de los apóstoles no es exacta. 31. La asociación del terremoto, indicando la respuesta a la oración, con la valiente proclamación de la Palabra ar(-)moniza artísticamente las dos funciones divi(-)nas, como creador y hablante, que se invoca(-)ron al comienzo de la oración (vv. 24-25; Schneider, Apg. 1.357).
36 (c) Segundo sumario principal (4,32-35). Este pasaje nos ayuda a comprender me(-)jor la composición de los «sumarios» (? 9 su(-)pra), pues en él se unen dos casos individuales, procedentes de la tradición de Lucas, que ge(-)neralizan un ideal de renuncia aplicándolo a toda la comunidad (vv. 36-37; 5,1-4; cf. 2,44-45). La relación literaria entre los casos indivi(-)duales y el sumario es patente, y la generaliza(-)ción del último sobre las donaciones volunta(-)rías nutre la impresión de «edad de oro» de la era apostólica, no alejada de las visiones hele(-)nistas de los tiempos antiguos o de las utopías políticas (Conzelmann,
Apg. 37; Plümacher,
Lukas 16-18). Sin embargo, dado que este ideal refleja ciertamente el fuerte énfasis que Lucas da en su evangelio al mandato jesuano de la re(-)nuncia a los bienes (12,33; 14,33; 18,22), nues(-)tro autor difícilmente podría evitar su carácter ejemplar para la Iglesia de su tiempo (Schnei(-)der,
Apg. 1.294;
a pesar de Conzelmann,
TSL 233).
todas las cosas en común: El lenguaje evoca el proverbio gr. sobre los amigos (Platón,
Rep. 4.424a; 5,449c), que Lucas interpretará tipoló(-)gicamente mediante la idea bíblica de la elimi(-)nación de toda pobreza en Israel (v. 34a = Dt 15,4).
33. con gran poder: El hecho de que las acciones portentosas de los apóstoles sean su «testimonio de la resurrección» (cf. 3,12-16) confirma nuestra interpretación de la función apostólica como acción continuada del Resuci(-)tado (cf. comentario a 1,22).
35. a cada uno se(-)gún su necesidad: Esta observación (2,45) pone de manifiesto una cierta ambigüedad con rela(-)ción a la llamada de Jesús a favor de la renun(-)cia total (Lc 14,33; Schneider,
Apg. 1.293). Lu(-)cas entiende la renuncia a los bienes como algo voluntario (5,4) relacionado con la necesidad, no como una obligación sistemática.
37 (d) Casos individuales (4,36-5,11). 36. José... Bernabé: Su origen chipriota parece su(-)gerir que pertenecería al grupo de los «hele(-)nistas» (6,1); pero cf. Hengel,
Acts 101-02. Lu(-)cas, en todo caso, cuenta con su pertenencia a la comunidad primitiva para establecer en és(-)ta la dependencia de Pablo (9,27; 11,25-26).
37. vendió un campo: Difícilmente se recorda(-)ría este hecho si todos hubieran estado obliga(-)dos a hacer lo mismo.