Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Capitulo 4.
La tentación de Cristo en el desierto, 4:1-11 (Mar_50:12-13; Luc_4:1-13).
1
Entonces fue llevado Jesús por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. 2
Y, habiendo ayunado cuarenta días y cuarenta noches, al fin tuvo hambre.3
Y acercándose el tentador, le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. 4
Pero él respondió, diciendo: Escrito está: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. s Llevóle entonces el diablo a la Ciudad Santa, y, poniéndole sobre el pináculo del Templo, 6
le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo, pues escrito está: A sus ángeles encargará que te tomen en sus manos para que no tropiece tu pie contra una piedra. 7
Díjole Jesús: También está escrito: No tentarás al Señor tu Dios. 8
De nuevo le llevó el diablo a un monte muy alto, y mostrándole todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, 9
le dijo: Todo esto te daré si de hinojos me adorares. 10
Díjole entonces Jesús: Apártate, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás y a El solo darás culto. 11 Entonces el diablo le dejó, y llegaron ángeles y le servían.
Este relato es uno de los mas enigmáticos de toda la tradición evangélica (Schmid). Por eso se va a hacer primero una
exposición de los elementos que entran en el relato; luego buscar el
intento diabólico en ellos, y, por último, ver el
origen y finalidad kerigmático-evangélica de esta tentación.
Mateo vincula este pasaje al bautismo de Cristo por la fórmula de entonces, que indica un simple cambio de escena.
Cristo, sometido en todo a la acción del Espíritu Santo, va al desierto. El Espíritu lo lleva a la parte alta (ÜíÞ÷èç), lo empuja (ÝêâÜëëåé) (Mc), lo llevaba (Lc), en imperfecto, indicando una acción constante.
La forma de expresión lo vincula con el desierto de Judea (Mt 3:Ib; cf.
Mar_1:4;
Luc_3:2) antes descrito. Una tradición lo localiza en el Jebel-Qarantal, a cuatro kilómetros al norte de la actual Jericó. En el siglo IV San Garitón fundó allí una laura. Desde 1874 está en poder de los ortodoxos l
. Va al desierto para ser tentado (ðåöáóèçíïê) por el diablo. La palabra griega usada lo mismo puede significar tentación en el sentido de solicitar al pecado, que indicar, simplemente, ser sometido a prueba.
El
desierto aparece en la literatura judía y oriental como lugar donde moraba: los malos espíritus, y en especial los demonios (
Mat_12:43;
Luc_11:24; cf.
Isa_13:21;
Tob_8:3;
Bar_4:35).
Pero tiene también otro sentido mesiánico, además de lugar de penitencia y aislamiento. Las comunidades de esenios y Qumrán son un claro ejemplo de ello.
El diablo significa, conforme a su etimología (äéÜâïëïò), arrojador, en sentido de acusador, calumniador o tentador. Su oficio es triple en la literatura rabínica: solicitar al hombre al pecado (cf.
Zac_3:1;
Job_2:6ss), acusarlo luego ante el tribunal de Dios y aplicar la muerte en castigo al pecado; de ahí llamarle el ángel de la muerte. 2
El tiempo que establecen los evangelistas para esta tentación es de cuarenta días y cuarenta noches, cifra de ambiente bíblico. Así, el diluvio (
Gen_7:12); la estancia de Moisés en el Sinaí (
Exo_24:18); los años de Israel en el desierto (
Num_14:33-34); años de una generación. Tiene también un carácter penal 3. Vosté piensa que el número cuarenta es a causa de los ayunos de los judíos, que comían por las noches 4, como es costumbre de los musulmanes en el mes del Ramadán. Sin embargo, la dependencia de los pasajes citados del A.T. explica la formulación literaria del continuo ayuno de Cristo. Fue durante este período cuando se dice que Cristo experimentó tentaciones. La construcción gramatical de Mc-Lc es ambigua. Mt las sintetiza al final del ayuno. Mt y Lc recogerán tres.
La
primera está perfectamente situada. Cristo ayunó cuarenta días y sintió hambre. Si eres Hijo de Dios, le dice el tentador, con cuya respuesta esperaba saber
si era el Mesías o no, que transforme estas piedras en pan. Sugerencia bajo capa de piedad: que no sufra un privilegiado hijo de Dios. Hijo de Dios está sin artículo; pero se refiere, como en otros casos (
Mat_8:29;
Mat_27:40.43;
Mar_1:1), al Mesías, máxime después de su vinculación literaria con el bautismo, en que se le proclamó su Hijo (cf.
Mat_9:25) 5. Se esperaba entonces que el Mesías, al modo de Moisés, haría descender
otra vez del cíelo una lluvia de maná 6, del que se comería en aquellos años. Acaso pueda con Mt haber evocación.
Cristo le contesta con un argumento de la Escritura: Está escrito.
La palabra de Dios cierra toda discusión. El hombre no vive sólo de pan, sino de toda palabra que sale de boca de Dios (
Deu_8:3). Cristo alude aquí
al sentido espiritual de confianza en la omnipotencia de Dios, en función de otra vida superior, a la que hay que atender con preferencia. Que es lo que Jesús recordará más tarde junto al pozo de Siquem: Mi alimento es hacer la voluntad de aquel que me envió (
Jua_4:34). Por eso dijo a sus discípulos: Yo tengo una comida que vosotros no sabéis (
Jua_4:32).
Cristo pudo hacer el milagro. Pero éste no debe hacerse inútilmente. El abandono al Espíritu y a la Providencia fue el medio para rechazar la tentación. La Escritura, con todos los procedimientos y sentidos rabínicos, cerraba toda discusión. Como aquí con un procedimiento de analogía. 7
La
segunda es de tipo espiritual. Aunque las expresiones
el diablo condujo a Cristo, de Lucas, o toma a Cristo, de Mateo, se prestan a
una interpretación materialista, quieren decir que sucedería en una representación imaginativa; por tanto, tomar (ðáñáëáìâÜíù), como el arameo
debar, puede indicar sólo que la persona sujeto tiene la iniciativa, sin exigir una acción física (
Mat_17:1;
Mat_17:20,
Mat_17:17) 8. El verbo llevar (Üãù), de Lc, puede también indicar incitar a algo o llevar, pero en representación imaginativa 9, lo mismo que el verbo poner, colocar (Ýóôçóåí), del v.5 (
Mat_18:2;
Hec_1:23;
Hec_6:13).
Desde allí, el diablo interviene para que
Cristo esté en la Ciudad Santa, Jerusalén, y sea puesto sobre el pináculo (ðôåñýãùí) del Templo, probablemente era la techumbre de uno de los pórticos dentados 10 del recinto general del Templo (éåñüí), 11, donde se lograría mejor la espectacularidad de la propuesta.
Según Josefo, la vista del Cedrón desde el pórtico real causaba vértigo: más de 180 metros 12. Desde el pináculo despeñaron a Santiago el Menor el año 62 13, y éste debe de ser un punto de la muralla oriental 14.
En una de las concepciones rabínicas se contaba precisamente
que el Mesías se revelaría estando de pie, sobre el techo del Templo, para anunciar a Israel que su redención había llegado 15. En aquel ambiente, y a la hora de los sacrificios, hubiese sido un prodigio tal que acusaría ser él el Mesías.
De nuevo Cristo rechaza la tentación con la Escritura: No tentarás al Señor tu Dios, que se refiere al
Deu_6:16, y se alude con él al pasaje del éxodo cuando, faltos de agua en el desierto, exigían los israelitas a Moisés un milagro. ¿Por qué tentáis a Yahvé? les dijo Moisés (
Exo_17:2). Nuevamente Cristo,
confiando en la providencia de Dios, rechazó la tentación. No era confiar en Dios arrojarse temerariamente, exponiendo su vida, y esperar que Dios milagrosamente lo salvase. Los ángeles protegen al justo (
Sal_91:11ss), pero no al temerario suicida. Y esto suponiendo que no le propusiese tirarse, por lo descabellado, desde 180 metros pináculo al Cedrón.
En
la tercera tentación el diablo interviene
para que Cristo vea los reinos del mundo y su atracción. Se trata de un hecho análogo al que se lee en
Eze_40:2;
Eze_40:41 :l-5ss, y que se realizó en visión: Mc condujeron y me pusieron sobre un monte muy alto. Es una visión imaginativa y fantasmagórica, ya que naturalmente es imposible; aparte que Lc lo insinúa al decir que fue en un instante (åí óôçßìã] ÷ñüíïõ). Todo el poder y la gloria de estos reinos te daré si me adoras, le dijo el tentador 16. Los judíos contemporáneos de Cristo esperaban un Mesías político y nacional, que aparecería con pompa dominación y prodigios. Así se presentaron una serie de pseudomesías, como se ve en los evangelios (
Mar_10:35ss;
Luc_24:21;
Jua_6:15), Josefo 17, y los apócrifos 18. No es que el diablo tenga dominio sobre el mundo. únicamente en el sentido de que influye en sembrar el mal, Cristo le llamó príncipe de este mundo (
Jua_12:31), y San Pablo le llega a llamar Dios de este mundo (
2Co_4:4). Por eso Cristo, citando de nuevo la Escritura (
Deu_6:13), desenmascara la falta de sus poderes y le ordena que se aparte:
Teme a Yahvé, tu Dios y sírvele a El. Sólo a Dios se puede adorar y temer como fuente y dador de todo poder. Mt modifica homogéneamente la cita explicitándola a su propósito.
Y el diablo se retiró, como dice Lucas, temporalmente. No directamente, pero sí indirectamente, tentó luego a Cristo a través de los fariseos y saduceos, queriendo intimidarle en el desarrollo de su mesianismo; de las turbas, que querían hacerle rey temporal; de los que intervinieron en la pasión. Todos colaboraron a aquel momento, del que Cristo dijo: Viene el príncipe de este mundo contra mí (
Jua_12:31). Entonces el Padre,
por el abandono de Cristo en su providencia, hizo lo que antes El no quiso realizar: vinieron los ángeles y le servían, es decir, le trajeron alimento: äéá÷ïíÝù (
Mat_8:13;
Mat_25:44, etc.) tiene aquí este sentido.
tentaciones mesiánicas
¿Qué intención tienen los evangelistas al describir estas tentaciones? Algunos, en la antigüedad, pensaron en una victoria ejemplar y eficiente de Cristo sobre las tentaciones y pecados genéricos de los hombres: gula, vanagloria, soberbia, que cita San Juan (
1Jn_2:16). Así se podía Cristo compadecer de nosotros y animarnos en la lucha: Confiad, yo he vencido al mundo (
Jua_16:33). Para otros significan la absoluta impecabilidad de Cristo: ¿Quién de vosotros me argüirá de pecado? (
Jua_8:46). Otros querían ver que en el desierto donde Israel fue tentado y pecó, Cristo supera aquella conducta. Y hasta se pensó que, contra el pecado del paraíso, él era el nuevo Adán.
La interpretación general, sin embargo,
es que tienen un valor mesiánico. Cristo es tentado en cuanto Mesías, pues el diablo le dice:
Si eres Hijo de Dios, palabras que se refieren directamente
al Mesías, aunque en esta redacción literaria, van a tener el sentido del Mesías-Dios.
Se producen, además, en el desierto, símbolo y escenario de la edad mesiánica. Ya en tiempos de los profetas existía la tradición según la cual el tiempo de la restauración de Israel, los tiempos mesiánicos, se verán precedidos de un período más o menos largo en el que se repitan las experiencias del pueblo de Dios en su peregrinación por el desierto antes de entrar en la tierra prometida. Pero, sobre todo, esta corriente de ideas penetraba íntimamente la conciencia del judaísmo contemporáneo de Jesús. Estaban convencidos de que el Mesías había de venir del desierto y que inauguraría la era mesiánica repitiendo la fenomenología del desierto 19.
Una confirmación de este ambiente se ve en un doble hecho:
a) Los relatos de Flavio Josefo presentando a diversos impostores pseudomesías que llevaban las gentes al desierto, prometiéndoles signos prodigiosos y desde allí conquistar prodigiosa y mesiánicamente Jerusalén 20, y de lo que se hace eco el mismo í.Ô. (
Hec_21:38). Todos estos testimonios, de los que se hace eco el í.Ô., arguyen en el judaísmo contemporáneo de Jesús una corriente ideológica según la cual los tiempos mesiánicos, mejor dicho, escatológicos, estaban próximos y habrían de inaugurarse los ideales tiempos del desierto 21.
b) Los recientes descubrimientos de Qumrán hablan también de esta expectación mesiánica que ha de realizarse en el desierto. Dice así la Regla de la Comunidad: Cuando estas cosas sucedan en la comunidad de Israel, que se alejen de la ciudad, de los hombres de iniquidad, para ir al desierto, a fin de preparar allí el camino de El (Dios), según está escrito: En el desierto, preparad el camino de Yahvé. 22 Es bien probable que los hombres de Qumrán. también se fueron al desierto con el fin de repetir las experiencias de los cuarenta años, los mismos que peregrinó el pueblo antes de entrar en la tierra prometida. 23
En este marco ideal del desierto es donde se comprende bien todo el sentido profundo del mesianismo que en esta escena se contiene. Todos los elementos concurren a ello: la cifra de cuarenta días, las citas del Deuteronomio, el maná, la condena de la idolatría recordando la escena del becerro de oro, son sucesos todos del pueblo de Israel en el desierto. Todo ello hace ver que el sentido de estas tentaciones fue mesiánico 24.
Origen y finalidad de estas tentaciones.
Se comprende bien que Cristo, después del bautismo y antes de su vida pública de Mesías, se hubiese retirado algún tiempo a la oración, como hacía en otras ocasiones, máxime en momentos trascendentales, y que fuese este lugar una región desértica. Pero choca ya 25 toda esta escenificación calculada, y luego como en el diálogo satánico del Génesis que el demonio, al estilo de Job ante Dios, se ponga, sin la menor extrañeza, en diálogo con Cristo. Y si Cristo va realmente al desierto para ser tentado por el diablo, es extraño que ni allí, en el desierto, está Jerusalén ni ninguna montaña altísima. Aparte que las tentaciones son presentadas como un pugilato entre Cristo y Satán de textos bíblicos. La lucha se desarrolla en la forma de una discusión entre peritos en las Escrituras (J. Schmid). A esto se añade la gran discrepancia de este relato de la tentación de Mt-Lc con el relato de Mc, y la misma divergencia entre Mt y Lc. En todo ello se ve un maravillosismo de afinidad con los relatos y géneros literarios conocidos y afines con esta exposición: no se ve el porqué de todos estos elementos. Sobre todo esta lucha demoníaca entre Cristo y Satán 26.
¿No puede tener este relato una solución no histórica? La palabra tentación (ðåéñáóìüò) que se usa puede significar
no tentación que solicite a Cristo al pecado ¡increíble! pero aun extraña que el diablo someta a Cristo al otro sentido de esta palabra: prueba. En cambio, son demasiado conocidos los procedimientos literarios judíos, especialmente apocalípticos y targúmicos véase lo que se dijo a este propósito sobre el bautismo histórico de Cristo , en orden a justificar, mediante dramatizaciones didácticas, algunos temas o preguntas que inquietaban aquel medio ambiente. Y esta escena parece ser respuesta del kérigma de la comunidad cristiana primitiva a un problema inquietante entonces, tanto en la Iglesia como en las polémicas contra el fariseísmo rabínico.
Si Cristo es el Mesías, ¿por qué no responde su actuación al concepto de Mesías brillante, triunfador, político y nacionalista, que estaba creído y esperado en el medio ambiente judío?
Los judíos contemporáneos de Cristo esperaban un Mesías así (
Mat_12:22.23;
Jua_4:29). En este plan se presentaron una serie de pseudomesías, como se ve por los evangelios (
Mar_10:35ss;
Luc_24:21;
Jua_6:15), Josefo y los apócrifos 26.
Por eso, ya desde antes se proponía si no sería esto una dramatización de las luchas concretas, que no eran otra cosa
que la gran lucha que tuvo Cristo en su vida contra Satán (cf.
Jua_13:2ss). No sería ello, en el fondo, otra cosa que querer orientar la solución por un camino, no al margen de las tentaciones históricas de Cristo, tal como están relatadas en los evangelios:
las luchas que tuvo de obstáculos en su vida de Mesías, que tenían en gran parte un jefe invisible en aquella concepción y realidad que era Satán.
Además, si no hubiesen sido históricas en su núcleo, no como están relatadas, la comunidad cristiana primitiva no parece que las hubiese inventado, lo que no es creíble, por la humillación, incluso victoriosa de Cristo, máxime en la hora del pleno conocimiento de su divinidad. Por eso, parece que ella hubiese querido exponer hubiese tenido necesidad de justificar en una dramatización oriental, tan del gusto y estilo ambiental, la solución de un problema gravemente inquietante. Sería un caso, en terminología cuasi técnica, de una
Deute-Erzahlung (narración) o una
Deute-Darstellung (exposición), es decir: una narración o una exposición
interpretativa. Esta sería la respuesta de la comunidad cristiana primitiva al problema inquietante del mesianismo desconcertante de Cristo.
Primero, ¿por qué el Mesías va al desierto a ayunar y a ser tentado por el diablo, y para ello, además, es movido o llevado por el Espíritu Santo? Es ya un misterio, pero que Dios traza. Son los planes de Dios.
Y en estas tentaciones A prueba, en la primera ¿y por qué el Mesías tiene hambre? no se resuelve por el expediente fácil del milagro, sino por el abandono a la Providencia de Dios. Si se hubiese hecho conforme a la proposición diabólica, el Mesías no seguiría el mesianismo profético, espiritual y de dolor (Isaías), que Dios trazó.
La segunda tentación, la expectacular, de bajar en la hora esplendente del Templo en manos de ángeles ¿la gente vería los ángeles? , era provocar el mesianismo por aclamación de triunfalismo espectacular. Lo que no era el Mesías profético, que triunfaría, finalmente en la cruz.
La tercera tentación era exponer
que Cristo no recibe el poder de Satanás como los fariseos decían de los milagros de Cristo ,
sino de Dios. No era por recursos políticos piénsese en tantos tronos de entonces logrados por sangre, en el fondo, por Satán . Es verdad que en el
Sal_2:6.8 se prometen al Mesías los reinos de la tierra. Pero éstos no le vienen por donación de Satán, que no tiene, sino de Yahvé. Lo llamaron en vida endemoniado y que realizaba prodigios en virtud del diablo. Es aquí la proclamación de los poderes mesiánicos, y del mesianismo universal, que Dios le dio.
El ansia judía de poder autónomo,
aunque teocrático, pero político, encuentra aquí su respuesta. Cristo-Mesías rechaza ese poder político. ¿Acaso se quiere insinuar por rechazo, que esos otros falsos mesianismos y aspiraciones judías son satánicos? Cristo es el gran vencedor de Satán y su obra:
no se inclina ante él para recibir el mesianismo: ni en lo religioso ni en lo político. Es la gran confesión que se hace del mesianismo isaiano del Siervo de Yahvé. Es el mesianismo profético, el auténtico. Es el mesianismo espiritual y de sufrimiento. Es el mesianismo de la Verdad, que trae Cristo, el Hijo de Dios, como mensaje del Padre:
éste es el mesianismo salvador. Y con este cuadro también se adelanta y confirma la temática fundamental evangélica: la victoria de Cristo contra Satán, el gran enemigo del Reino.
Por eso, la escena del histórico bautismo de Cristo, expuesta por la catequesis primitiva como una
Deute-Vision (visión interpretativa), y esta otra de la
tentación de Cristo, expuesta como una
Deute-Erzáhlung (narración interpretativa) o como una
Deute-Darstellung (exposición interpretativa) son como dos condiciones sine qua non que había que deshacer ante las objeciones ambientales judías, previas a la exposición de la obra mesiánica de Cristo a narrarse, y totalmente opuesta
al mesianismo judío material, político, nacionalista, triunfalista.
Y, por lo mismo, ambas escenas son un excelente prólogo al resto de la exposición de la
obra mesiánica de Cristo.
Vuelta de Jesucristo a Galilea,Sal_4:12-17 (Mar_1:14.-15; Luc_4:14-15).
El cuadro que a continuación relata Mt pertenece a una cronología muy posterior, como él mismo indica: después que el Bautista había sido preso (v.12), y lo cual relata Mt muy posteriormente (
Mat_14:1-12.13.34). El propósito de este cuadro es destacar, por un nuevo motivo de contigüidad con el valor mesiánico de las tentaciones y el bautismo,
que Cristo es el Mesías. Mt lo ve en una conjunción geográfica de Cristo en Galilea y una profecía de Isaías; Mc (
Mat_1:14.15) y Lc (
Mat_4:14.15) refieren esta venida de Jesús a Galilea, pero no destacan en ella, como Mt, el valor mesiánico de la misma.
12
Habiendo oído que Juan había sido preso, se retiró a Galilea. 13
Dejando a Nazaret, se fue a morar en Cafarnaúm, ciudad situada a orillas del mar, en los términos de Zabulón y Neftalí, 14
para que se cumpliese lo que anunció el profeta Isaías, que dice: 15
¡Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles! 16
El pueblo que habitaba en tinieblas vio una gran luz, y para los que habitaban en la región de mortales sombras, una luz se levantó. 17
Desde entonces comenzó Jesús a predicar y a decir: Convertios, porque se acerca el reino de Dios. La predicación del Bautista, creando una fuerte reacción mesiánica, hizo temer a Herodes Antipas un movimiento revolucionario 27, lo mismo que, por la censura que hacía de su incesto, el Bautista fue encarcelado en Maqueronte y degollado (
Mat_14:1-12 y par.). Cuando Cristo oyó la prisión del Bautista, comprendiendo la actitud de Antipas frente a El, no solamente se aleja de Judea, sino que también abandona la misma Nazaret, donde se había criado (
Luc_4:16), para establecerse en Cafarnaúm, cuya precisión topográfica indica Mt, pues por razón de su localización verá él su vinculación con la profecía mesiánica de Isaías.
Cafarnaúm estaba situada al borde del lago de Genesaret, enclavada en la tribu de Neftalí (
Jos_19:32ss), no lejos de la de Zabulón, junto al lago de Tiberíades y en los límites de la tetrarquía de Filipo 28. Se la suele identificar en Tell Hum, el Talhum de los árabes 29.
Mt ve en esta venida de Cristo a establecerse en Cafarnaúm como centro de su actividad misional por Galilea el cumplimiento de una profecía de Isaías. Dice así el texto masorético (
Isa_8:23b;
Isa_9:1)
2Cr_8:23b. Como al principio cubrió de oprobio a la tierra de Zabulón y de Neftalí, a lo último llenará de gloria el camino del mar y la otra ribera del Jordán, la Galilea de las Gentes.
9:1. El pueblo que andaba en tinieblas, vio una gran luz; sobre los que habitaban en la tierra de sombras de muerte resplandeció una brillante luz 30.
El pasaje de Isaías alude, en su primera parte, a las invasiones asirías de Teglatfalasar III (
2Re_15:29;
1Cr_5:26). A estas invasiones y deportaciones de estas gentes a Asiría, con lo que sufrió especialmente todo el territorio de Neftalí, y con lo que Yahvé así los castigó y humilló, va a seguir a lo último
hora escatológica un premio especial, pues Dios llenará de gloria todas estas regiones, que Isaías describe en forma triple: el camino del mar, que para el profeta era la ruta que nacía en la ribera occidental del Lago, y, pasando por las regiones de Zabulón y Neftalí y saliendo al mar Mediterráneo, se comunicaba con Egipto y con Siria, mientras que para Mt, que intenta destacar especialmente Galilea, es la ruta que, bordeando la parte occidental del Lago, comunicaba con la Galilea superior; y la otra ribera del Jordán, es decir, la TransJordania; y la Galilea de las Gentes, puesto que, desde Teglatfalasar III (734-733 a.C.), Galilea, además de las deportaciones, sufrió infiltraciones paulatinas de colonos gentiles: árameos, itureos, fenicios y griegos. En tiempo de Cristo vivían numerosos gentiles juntamente con los judíos de raza y judíos mixtificados (
1Ma_5:15), atraídos por el comercio, sobre todo en las ciudades de Galilea superior.
Estas tribus, antes así humilladas y mixtificadas de razas y religiones lo que hacía que los habitantes de Judea tuviesen a los galileos como judíos inferiores , tuvieron un gran privilegio. Los que estaban en tinieblas ahora vieron la Luz (
Isa_9:5.6): el, Emmanuel, que comenzaba a realizar allí su obra mesiánica 31.
La predicación de Cristo aparece con el mismo tema del Bautista. Puede querer expresarse la conexión religiosa entre ambos.
Llamamiento de los primeros discípulos,Isa_4:18-22. (Mar_1:16-20; Luc_5:1-11).
18
Caminando, pues, junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, que se llamaba Pedro, y Andrés, su hermano, los cuales echaban la red en el mar, pues eran pescadores; 19
y les dijo: Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres. 20
Ellos dejaron al instante las redes y le siguieron. 21
Pasando más adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y Juan, su hermano, que en la barca, con Zebedeo, su padre, componían las redes, y los llamó. 22
Ellos, dejando luego la barca y a su padre, le siguieron. Los cuatro primeros discípulos ya conocían a Cristo
según Jn (
Jua_1:35-51). Se discute si esta escena es la misma que relata Lc (
Jua_5:1-11), con algunas variantes y precedida de una pesca histórica y simbólica, o si se trata de una pesca distinta o literariamente combinada. Las afinidades del relato vocacional en Mt-Mc son evidentes. La fuente de Lc tenía, seguramente, esta escena previa, máximamente oportuna. El seguimiento de los discípulos en él corresponde sin duda al parcialmente más explícito de Mt-Mc. Pero el relato de éstos está hecho con elementos bastante incoloros, de clisé. Mas su entronque conceptual con Lc parece claro. El problema de estas vocaciones y Jn se estudia en
Comentario a Jua_50:35ss).
El mar de Galilea, Genesaret, tiene 21 km. de N. a S., y 12 de E. a O.; su superficie es de 170 km2 32. En la época de Cristo, una sola de sus ciudades, Tariquea, tenía 230 pequeñas barcas 33.
El encuentro de Cristo con sus próximos discípulos debe de ser en Cafarnaúm (
Mar_1:21.29); éstos arrojaban la red (Üìöé'âëçóôñïí) al mar. La palabra griega sugiere el tipo actual de red
(shabakah), de forma circular y que los pescadores arrojan en círculo 34. A esto debe de responder el término de Mc (áìöéâÜëëïíôáò) (
Mar_1:16) 35. Los dos grupos de discípulos están en las barcas (v.18; cf. v.20).
El llamamiento que Cristo les hace es para ser pescadores de hombres. La frase tiene
sentido escatológico (
Mat_13:47-49). Los discípulos van a congregar a los seres humanos para su ingreso en el Reino. Al punto le siguieron, término rabínico para expresar el discipulado.
Mc dice que el padre de Juan y Santiago estaba en la barca con jornaleros (ìéóèïôþí), gentes a sueldo. En cambio, estos grupos binarios de hermanos no eran simplemente compañeros (
Mar_5:10) en sus faenas de mar, pues Juan y Santiago eran participantes (ìåôü÷ïß) (
Luc_5:7), socios de Simón-Pedro, seguramente en sus gastos y beneficios, como se hace hoy 36. Los papiros testifican estas costumbres con la misma palabra de socios 37. El hecho de dejar las redes allí y seguir a Cristo no parece exigir un completo desprendimiento material de toda su familia y bienes. Se los verá, en ocasiones, residir en su hogar, y, después de la resurrección de Cristo, volver a Galilea a sus faenas. Un ejemplo bien concreto es Mateo, que en su
vocación sigue a Cristo, y luego aparece en su casa dando un banquete a Cristo.
Jesucristo predica y cura en Galilea,Luc_4:23-25 (Mar_1:39).
23
Recorría toda la Galilea, enseñando en las sinagogas, predicando el evangelio del Reino y curando en el pueblo toda enfermedad y toda dolencia. 24
Extendiéndose su fama por toda la Siria, y le traían a todos los que padecían algún mal, los atacados de diferentes enfermedades y dolores y los endemoniados, lunáticos, paralíticos, y los curaba. 25
Grandes muchedumbres le seguían de Galilea y de la Decápolis, y de Jerusalén y de Judea, y del otro lado del Jordán. Este pasaje es un clásico relato de tipo sumario de la obra de Cristo. Incrustados en los evangelios causan fuerte impacto sobre su mesianismo. No sólo tiene valor apologético, sino sugeridor de la obra benéfica del Mesías, al evocar a Isaías (
Isa_53:4) y que luego citará Mt en el c.8.
Lc dice que venían de Judea, y omite de Galilea (Mt-Mc). No es más que un caso ordinario de relato parcial, debido probablemente a su fuente. La Siria que se cita no es la provincia romana, a la que también pertenecía Palestina, cuyas regiones cita (v.25), sino la región de Siria al sur de Hermón, en la que residían numerosos judíos 38.
Esta presentación de multitudes, supone una actividad ya desarrollada de Cristo, y prepara las
gentes del sermón de la Montaña.
1 Perrella, /
luoghi santi (1936) p.112-116. 2 Strack-B.,
Kommeniar. I p.136-149. 3 Plummer, An critical and exegetical Commentary on the Cospel according to S. Luke (1910) h.l. 4 Vosté, De baptismo, tentatione. (1934) p.52. 5 A. Schmoller,
Handkonkordanz-zum griechischen neuen Testament (1953) p.492-493. 6
Midrash Qohelet 1:9 (9b); Strack-B.,
Kommentar. II p.481; Apocalipsis de
Bar_29:8. 7 Bonsirven, Le Judaisme pdestinien.
1934) I p.296ss. 8 Joüon, L'évangile. compte tenu du substrat sémitique (1930) p.15. 9 Zorell,
Lexicón graecum N.T. (1931) col.21. 10 Zorell,
Lexicón graecum N.T. (1931) col.1163. 11 Abel,
La Sepulture de samt Jacques le Mineur: Rev. Bib. (1919) p.481. 12 Josefo,
Antiq. XV 11:5. 13 Eusebio De Cesárea,
Hist. Eccl. II 23:12: MG 20:200. 14 Vincent-Abel,
Jerusalem Nouvelk (1926) p.841-845; Strack-B.,
Kommentar. IV p.873; Perrella, /
luoghi santi (1936) p. 116-118. 15 Leví rabba 9:6; Cant. rabba IV 16:31; Deut. rabba 1:17; Targ. Jer.
Gen_35:21; Pesiq. rabba 162a; cf. Bonsirven, Le judaísme palestinien. (1934) I p.406-407. 16 Strack-B.,
Kommentar. I p.78. 17 De bello iud. II 13:4. 18 Sal. Salom. 17:21ss; Or. Sybül. 3:652-656. 19 A. G. Lamadrid,
Los descubrimientos de Qumrán (1956) p. 137-138. 20 Josefo,
Antiq. XX 5:1; 8:10;
De bello iud. II 13:4.5. 21 lamadrid, o.c., p.141. 22 Regla de la Comunidad VIII 12:13; IX 20; Vermes, Les manuscrito du desert de Juda (1953) p. 149-150-152; H. Riesenfeld, Le carattere messianique de la tentation au desert: Rech. Bibl. VL: La venue du Messie (1962) p.51-63; Meagher, Stones or Bread. A study of Christ's temptations (1957); J. Dupont, L'origine du recit des tentations de
Jesús au desert: Rev. Bibl. (1966) p.30-76;
L'arriere fond biblique des tentations de Jesús: New Test. Studies (1956-7) p.287-304; Schnakenburg,
Der Sinn der Versuchung Jesu bei den Synoptikern: Theologische Quartalschrift (1952) p.297-326; H. Seese-Man,
Peira: Theolog. Wórterb. zum N.T. (1960) p.23-37; A. B. Taylor,
Decisión in the Desert. The Temptation of Jesús in the Light of Dfutfronomy: ínter pretation (1960) p.300-309. 23 Lamadrid, o.c., p. 141-142. 24 Lamadrid, o.c., p.139. 25 Vosté,
De baptismo, tentatione, etc. (1934) p.51-114, donde se da abundante bibliografía; A. Kadie,
Momentum messianum tentationum Christi: VD (1938) p.93ss.l26ss,151ss. 26 Vosté, o.c., p.77-98; León Dufour,
Dict. Bibl. Suppl. (1960) t.6 col. 1483. 26 Cf. notas 17 y 18. 27
Antiq. XVIII 5:2. 28 Abel,
Géographie de la Palestine (1938) II p.292-293. 29 Abel, o.c., II p.292-293; ID.,
Bibl. Suppl. I 1045-1064; Orfali,
Capharnaüm et ses ruines (1922). 30 Nácar-Colunga,
Sagrada Biblia h.l. 31 Ceuppens,
De prophetiis messianicis (1936) p.226-246. 32 A. F. Truyols,
Geografía bíblica (1951) p.126. 33 Josefo,
De bello iud. II 21:8. 34 lagrance,'
évang. s. St. Marc (1929) p.18. 35 Dunkel,
Die Fischerei am See Genesareth: Bíblica (1924) p.375-390. 36 Biever,
Au bordan lac de Tibériade: Conférences de Saint Etienne (1910-1911) p.304. 37 Willam,
La vida de Jesús en el país y. vers. del alem. (1940) p.169-170; Con-Zelmann,
Die Mitte der Zeit (1959) p.22ss. 38 Benoit,
Remarques sur les sommaires des Actes: Mélanges Goguel (1950) p.1-10; E. Trocmé,
Le livre des Actes et l'histoire (1957) p.195ss; Josefo,
B.I. VII 3:3.