Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
6. Profecías contra los centros idolátricos de Israel.
La suerte anunciada a Jerusalén por sus idolatrías y abominaciones alcanzará también a todo el reino de Judá, ya que en todos sus contornos
ha habido manifestaciones religiosas idolátricas. El profeta quiere con estos oráculos quitar de la mente de los exilados las desmesuradas ilusiones optimistas de liberación. Todavía no había pasado
la ira divina en su plena manifestación; por eso no deben pensar en un pronto retorno a Palestina.
Devastación de los altares idolátricos (1-7).
1 Fueme dirigida la palabra de Yahvé, diciendo: 2 Hijo de hombre, vuelve el rostro a los montes de Israel y profetiza contra ellos. 3 Di: Oíd, montes de Israel, la palabra del Señor, Yahvé. Así dice el Señor, Yahvé, a los montes, a los collados, a los torrentes, a los valles: Voy a traer contra vosotros la espada y destruiré todos vuestros altos. 4 Vuestros altares serán devastados, y destrozados vuestros cipos solares, y haré caer vuestros muertos ante vuestros ídolos. 5 Yo pondré los cadáveres de los hijos de Israel delante de sus ídolos y dispersaré vuestros huesos en derredor de vuestros altares. 6 Dondequiera que habitéis serán arruinadas vuestras ciudades y devastados vuestros altos. Vuestros altares serán arruinados, y abandonados vuestros ídolos, destrozados, desaparecerán. Serán rotos vuestros cipos al sol y aniquiladas vuestras obras. 7 Caerán en medio de vosotros los muertos y sabréis que yo soy Yahvé. Sigue el anuncio de la devastación y de la ruina. Antes era contra los habitantes de Jerusalén por sus idolatrías; ahora es contra los lugares de culto idolátrico, extendidos por todos los
montes de Judá (v.1); por eso el profeta debe volver su
rostro a los montes de Israel, para lanzar sus oráculos amenazadores. Toda la tierra de Palestina estaba contaminada con prácticas idolátricas; por eso solemnemente dirige sus palabras a los
montes, collados, torrentes y valles (v.3). Todo ha sido puesto al servicio de la idolatría, y de ahí que hasta los mismos accidentes geográficos serán víctimas de la ira de Dios, que destruirá sus
altos (v.3), es decir, los famosos lugares altos o
Bamoth, tradicionales lugares de prevaricaciones idolátricas *. También los
cipos solares, o estelas dedicadas al sol, serán destruidas. Los santuarios cananeos estaban al aire libre en un pequeño recinto, en cuyo centro se elevaba un monolito o madera en forma de estela dedicada al dios solar 2. La destrucción será general 3.
Arrepentimiento de los dispersos de Judá (8-10).
8 Mas dejaré de vosotros entre las gentes unos restos que escaparán a la espada cuando sean dispersados por las tierras. 9 Vuestros dispersos se acordarán de mí en las naciones en que estarán en cautiverio, porque yo quebrantaré su corazón fornicario, que se apartó de mí, y sus ojos, que fornicaron tras los ídolos. Y tendrán horror de sí mismos por las iniquidades que cometieron y por todas sus fornicaciones. l0 Sabrán entonces que yo soy Yahvé. No en vano había dicho que había de escarmentarlos. No pocos autores ven en estos versos una adición posterior por su estilo convencional. El profeta anuncia que, una vez pasado el castigo, cuando los judíos se hallen en la diáspora, sentirán una
nostalgia de Dios, y sentirán horror de sí mismos (v.9) al verse culpables de horrendos crímenes. Yahvé los ha castigado
por su corazón fornicario, es decir, su propensión a la idolatría. Las relaciones entre Dios e Israel eran concebidas al modo de las relaciones conyugales de dos esposos. Por eso, todo culto a los ídolos era un adulterio, y sus actos de culto,
fornicaciones (v.9).
Desolación de la tierra de Judá (11-14).
11 Bate las manos y huella con tu pie, diciendo: ¡Ay! Después de tantas horribles abominaciones, caerá la casa de Israel a espada, de hambre y de peste. 12 El que está lejos morirá de peste, el que está cerca caerá a la espada, y el que quedare y esté asediado morirá de hambre. Desfogaré mi ira, 13 y reconoceréis que yo soy Yahvé cuando yazcan sus muertos junto a sus ídolos, en derredor de sus altares, en todo alto collado y en la cima de todos los montes, bajo todo árbol frondoso y bajo toda encina copuda; allí donde ofrecían perfumes de grato aroma a todos los ídolos, 14 yo tenderé contra ellos mi mano y tornaré la tierra desolada y solitaria desde el desierto a Ribla, dondequiera que habiten, y sabrán que yo soy Yahvé. El profeta, por orden divina, debe mostrarse alegre a causa del cumplimiento de la justicia divina sobre su pueblo, aunque esto suponga la catástrofe y la ruina. Los profetas tenían muchas veces que ahogar sus más sagrados sentimientos patrióticos y familiares en función de exigencias divinas.
Eran los transmisores de la voluntad de Dios, y ante esto debían declinar toda otra afección particular y personal.
Como Jeremías en Palestina, Ezequiel en Babilonia debe anunciar la tragedia de su pueblo, en contra de sus naturales inclinaciones. Ante todo estaban los derechos de la justicia divina, y por eso debía alegrarse del cumplimiento de la misma a costa de sus compatriotas pecadores. Estos caerán por la peste, el hambre, la espada, los tres flagelos instrumentos de la cólera de Yahvé. Los muertos yacerán por doquier en torno a los
altares donde habían ofrecido sacrificios a los ídolos, en los
lugares altos y
bajo todo árbol frondoso (v.13), es decir, en los santuarios formados en torno a un terebinto sagrado, como aún se ve en los
welys de los musulmanes de Oriente 4. La frondosidad de la vegetación era símbolo de la fecundidad y de la vida, y por eso los lugares frondosos eran escogidos para dar culto a divinidades afrodisíacas, como Astarté, la Istar de los babilonios. La consecuencia de la manifestación de la cólera divina será la desolación total
desde el desierto hasta Ribla 5, es decir, toda la costa siro-fenicia-palestina, desde el
desierto del Negueb, al sur de Bersabé, hasta
Ribla, sobre el Orontes, en Siria, que fue cuartel general de Nabucodonosor en 587.
1 Cf.
1Re_12:20-35;
2Re_17:29-32; Os
3:2; Jer_7:31;
Isa_15:2. Véase H. Vincent,
Ca-naan d'aprés l'exploration recente (París 1907) 90-151. 2 Véase J. M. Lagrange,
études sur les religions sémiíiques (París 1905) 2143. 3 Cf.
Amo_7:9;
Jer_26:9;
Isa_44:10-20. 4 Cf.
Jer_2:20. 5 El TM dice más que e! desierto hacia Dibla, localidad desconocida. Por otra parte, encontramos este nombre
Diblí, en vez de Ríb/á, en
Jer_52:9-10;
Jer_52:26-27. La mayoría de los críticos leen desde el desierto hasta Ribla, frase paralela a la otra bíblica: 'Desde la entrada de J'amat hasta el torrente de Egipto (
Num_13:21).