Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Matrimonio de Salomón (3:1).
1
Emparentó Salomón con el faraón, rey de Egipto, tomando a una hija del faraón por mujer. Trájola a la ciudad de David, hasta acabar de edificar su casa, la casa de Yahvé, y las murallas de Jerusalén en derredor. Tras de haber narrado el autor inspirado la elevación de Salomón al trono y el cumplimiento de la última voluntad de su padre, entra de lleno a hablar de su reinado, fijándose en tres aspectos principales: 1) Prudencia y sabiduría del nuevo monarca (3:1; 5:14)·2) Salomón constructor (5:15; 9:25). 3) Política comercial (9:26-10, 29). A estos tres cuadros luminosos sigue un apéndice en que se anota la parte sombría del reinado de Salomón (11:1-43).
En contra del carácter dinámico del reinado anterior, el de Salomón es estático: conserva, organiza y saca provecho de las circunstancias 1. A la muerte de David hubo conatos de rebelión por parte de Hadad, rey de Moab (11:21), y de Rezón, el arameo que creó la dinastía de Damasco (11:23-25). Para proteger la ruta comercial nordeste, vióse obligado Salomón a enfrentarse con Rezón en Soba (
2Cr_8:3). Pero, a pesar de estos intentos de independencia, el imperio de David se mantuvo intacto durante todo el reinado de Salomón. Para afianzarlo modernizó el ejército con armamento nuevo y carros de combate, fortificó las ciudades clave y creó una línea de plazas fuertes a lo largo de la gran vía comercial que unía Egipto con Siria: Hasor, Megiddo, Betorón, Guezer. Por el sur, las fortalezas de Baalat y Tamar protegían las rutas de los metales, que Salomón extraía de las minas de Asiongaber, junto al moderno puerto ¿el golfo de Aqaba.
En vez de velar las armas, creyó Salomón que el método más seguro para asegurar la paz era la vía diplomática. De ahí su política de las uniones matrimoniales. Después de una larga ausencia de Egipto de la historia de Palestina, reaparece ahora acogiendo a Hadad fugitivo en el palacio del faraón y apoyando su causa en contra de los israelitas (
2Sa_8:13-14;
1Re_11:14-22). Salomón se apresuró a pactar con el faraón egipcio, obteniendo de él el privilegio de llegar a ser yerno (
yithhatten)
suyo. No es fácil determinar de qué faraón se trata, pero los autores modernos están acordes en admitir que fue uno de los últimos monarcas de la XXI dinastía, de Tanis, muy probablemente Psusenne II, cuya tumba ha sido encontrada en Tanis y que reinó hacia los años 984-950 a.C.
El reinado de Salomón abarca aproximadamente los años 970-930 a.C. Como dote entregó el faraón a su hija la ciudad de Guezer, que conquistó, incendiándola y matando a los cananeos que habitaban en la ciudad (
1Re_9:16). Parece que el faraón se apoderó de Guezer en los primeros años del reinado de Salomón, poco después de la muerte de David y del regreso de Hadad a su patria. Una de las razones en apoyo de lo dicho está en que, al cuarto año de su reinado, estableció
Salomón relaciones comerciales con Hiram, rey de Tiro, en virtud de las cuales la madera de cedro era transportada por mar hasta el puerto de Jafa, y de allí, en arrastre, a Jerusalén, por el camino que pasaba junto a Guezer (
2Cr_2:115). Ninguna dificultad ponen los de esta ciudad al arrastre de la madera por su territorio, lo que induce a creer que estaba entonces bajo el poder de Salomón. El texto que comentamos añade que Salomón condujo a su esposa egipcia provisionalmente (
2Cr_9:24) al palacio real que existía en la ciudad de David, en espera de que se terminaran las tres grandes construcciones salomónicas: palacio real, el templo y la muralla de la ciudad. Los matrimonios de israelitas con extranjeros, aunque no estaban expresamente prohibidos por la Ley (
Exo_34:16;
Deu_7:3), eran poco conformes con el espíritu religioso de Israel. Estos enlaces matrimoniales
torcieron el corazón de Salomón (
Deu_11:3).
El sueño de Gabaón (Deu_3:2-15).
2
El pueblo sacrificaba en los altos, porque no había sido hasta entonces edificada casa a Yahvé. 3
Salomón amaba a Yahvé y marchaba según las órdenes de David, su padre, pero sacrificaba y quemaba perfumes en los altos. 4
Fue el rey a sacrificar a Gabaón, que era uno de los principales altos. Mil holocaustos ofreció Salomón en aquel altar. 5
Yahvé se le apareció en Gabaón durante la noche, en sueños, y le dijo: Pídeme lo que quieras que te dé. 6
Salomón respondió: Tú hiciste gran misericordia a David, mi padre, conforme marchaba él en tu presencia en la fidelidad, en la justicia y en la rectitud de corazón ante ti; le has guardado esta misericordia, dándole un hijo ??? se sentara sobre su trono, como lo está hoy. 7
Ahora, pues, ¡oh Yahvé! mi Dios, que has hecho reinar a tu siervo en el lugar de David, mi padre, no siendo yo más que un jovencito, que no sabe por dónde ha de entrar y por dónde ha de salir, 8
y que está tu siervo en medio del pueblo que tú te elegiste, un pueblo grande, que por su muchedumbre no puede contarse ni numerarse, 9
da a tu siervo un corazón prudente para juzgar a tu pueblo y poder discernir entre lo bueno y 10 malo; porque ¿quién, si no, podrá gobernar a un pueblo tan grande? 10
Agradó al Señor que Salomón le hiciera esta petición; 11
y Dios le dijo: Por haberme pedido esto y no haber pedido para ti ni vida larga, ni muchas riquezas, ni la muerte de tus enemigos, sino haberme pedido entendimiento para hacer justicia, 12
yo te concedo lo que me has pedido y te doy un corazón sabio e inteligente, tal como antes de ti no ha habido otro ni lo habrá en adelante después de ti. 13
Y aún te añado lo que no has pedido: riquezas y gloria tales, que no habrá en tus días rey alguno como tú; 14
y si andas por mis caminos, guardando mis leyes y mis mandamientos, como lo hizo David, tu padre, prolongaré tus días. 15
Despertóse Salomón de su sueño, y, de vuelta a Jerusalén, se presentó ante el arca de la alianza de Yahvé y ofreció holocaustos y sacrificios eucarísticos y dio un banquete a todos sus servidores. La Ley de unidad de altar, que tanto encarece el
Deu_12:4-14,
no estaba en vigor en tiempos de Salomón; la urgió el rey Josías hacia el año 621 a.C. Vimos que dos eran los santuarios nacionales en tiempos de David: el de Gabaón, con Sadoc al frente, y el de Jerusalén, que presidía el sumo sacerdote Abiatar (
Deu_2:26). Era Gabaón una ciudad levítica, de la tribu de Benjamín (
Jos_9:3;
Jos_10:2;
Jos_18:25;
Jos_21:17).
Había allí una piedra célebre (
2Sa_20:8), que quizá era un monumento conmemorativo. No lejos de Gabaón se levantaba la colina llamada hoy día
Nebí Samuil, donde, según
1Cr_16:40;
1Cr_21:29, se encontraba el tabernáculo de Moisés y el antiguo altar de los holocaustos. A este lugar iba Salomón para ofrecer sacrificios al Señor (
2Cr_1:1-6); por este lugar debía también de tener sus preferencias Sadoc. El autor sagrado, al mismo tiempo que pone de relieve la piedad y munificencia de Salomón, le disculpa de ir a Gabaón y ofrecer allí sacrificios, porque no había sido hasta entonces edificada casa a Yahvé. De ahí que el monarca siguiera la costumbre antigua de sacrificar en los lugares altos (
Exo_20:24), por creer el pueblo que, por razón de su altura,
los montes estaban más cerca de los cielos y en comunicación más estrecha con la divinidad, con el Dios que marcha por las alturas de la tierra (
Amo_4:13).
Fueron acaso
razones políticas las que aconsejaron a Salomón a desplazarse a Gabaón, por mirar las tribus del Norte con recelo
el centralismo de Judá (Sanda). El número de sacrificios cruentos ofrecidos parece excesivo, si consideramos que en tales sacrificios la víctima era consumida totalmente por el fuego. Pero no parece fuera de lugar entender la expresión mil holocaustos ofreció (
oloth yh aleh)
de los sacrificios pacíficos, en los cuales
parte de la víctima era consumida y otra servida a los que intervenían en el banquete sagrado. También el número crecido de víctimas puede significar la piedad y munificencia del rey.
Durante aquella fiesta,
Dios habló a Salomón en sueños (
Gen_20:3-6;
Gen_31:10-11;
Gen_28:12-15). Deja entrever el texto que Salomón dormía en una de las dependencias del santuario, lugar propicio para recibir comunicaciones celestiales
por residir Dios allí (
Gen_28:10-11;
1Sa_3:1ss). Agradecido Dios por tanto sacrificio,
concedió a Salomón la gracia que le pidió. Discreta y juiciosa fue la petición que le hizo el monarca. Le concedió Dios un corazón que entienda (
leb shomeah; 2 Sam 1:6-:17), a fin de poder juzgar rectamente
las causas del pueblo. Según las promesas de Dios a Abraham, el pueblo de Israel será de una extension incalculable , como las estrellas del cielo y las arenas del mar. Tal vez el v.8 aluda al pecado de David al hacer el censo de la población (
2Sa_24:1-9) que estaba bajo sus dominios.
Fue proverbial la sabiduría de Salomón, que ya admiraban sus contemporáneos, israelitas y paganos (
2Sa_5:9-14;
2Sa_10:1-10). La ciencia extraordinaria que poseía
es de origen divino, es un don de Dios. De ahí que la tradición le haya atribuido los libros llamados
sapienciales. Anota Dhorme que esta petición de bienes espirituales por parte del rey es única en la antigüedad semítica 2. Los reyes de Babilonia y de Asiría pedían a sus dioses larga vida, seguridad nacional, un ejército invencible, país próspero, un poder duradero, etc. Da a entender
Dios en su respuesta que también sus servidores de Israel le pedían preferentemente larga vida, derrota de los enemigos, grandes riquezas, gracias que también
concedía Dios graciosamente a los que le servían (
Deu_5:33;
Deu_11:9;
Deu_17:20). De vuelta a Jerusalén ofreció nuevos sacrificios, cruentos y pacíficos, en el santuario donde se albergaba el arca de la alianza (
2Sa_6:1-19). No convenía al rey indisponerse con los de Judá.
Juicio salomónico (2Sa_3:16-28).
16
Vinieron por entonces al rey y se presentaron ante él dos mujeres de mala vida. 17
Dijo una de ellas: Escucha, mi señor: Yo moraba con esta mujer en la misma casa y allí di a luz a un niño. 18
A los tres días dio también ella a luz un niño. Habitábamos juntas, y ningún extraño había entrado en la casa, no había allí más que las dos. 19
El hijo de esta mujer murió una noche por haberse ella acostado sobre él; 20
y ella, levantándose en medio de la noche, me quitó de mi lado a mi hijo, mientras tu sierva dormía, y púsolo a su lado, dejando al mío a su hijo muerto. 21
Cuando yo me levanté por la mañana para dar el pecho a mi hijo, hállele muerto; mas, mirándole atentamente a la mañana, vi que no era mi hijo, el que yo había parido. 22
La otra mujer dijo: No; mi hijo es el que vive; es el tuyo el que ha muerto. Y la primera replicaba: No; tu hijo es el muerto, y el mío el vivo. Y así disputaban en presencia del rey. 23
Tomó entonces el rey la palabra: La una dice: Mi hijo es el que vive, el tuyo ha muerto; y la otra dice: No; es el tuyo el que ha muerto, y el mío vive; 24
y añadió: Traedme una espada. Trajeron al rey la espada, 25
y él dijo: Partid por el medio al niño vivo, y dad la mitad de él a la una y la otra mitad a la otra. 26
Entonces la mujer cuyo era el niño vivo dijo al rey, pues se le conmovían todas las entrañas por su hijo: ¡Oh señor rey, dale a ésa el niño, pero vivo; que no le maten. Mientras que la otra decía: Ni para mí ni para ti: que le partan. 27
Entonces dijo el rey: Dad a la primera el niño vivo, sin matarle; ella es su madre. 28
Todo Israel supo la sentencia que el rey había pronunciado, y todos temieron al rey, viendo que había en él una sabiduría divina para hacer justicia. El autor sagrado cita un ejemplo en prueba
de la sabiduría de Salomón. El relato tiene analogías con otras narraciones similares de la antigüedad. Gressmann señala veintidós 3, de lo cual no se sigue que el presente relato no sea histórico. Además, los hechos similares que se aducen son posteriores a nuestra época.
No se toleraban las meretrices en Israel (
Deu_23:17), pero a menudo se camuflaban presentándose como sirvientas en los bares y casas de bebidas (
Jos_1:17). El hombre que frecuenta una prostituta disipa sus bienes y pierde su vigor (
Pro_29:3;
Pro_31:3), pero no comete un delito que la Ley castigaba. Lo que prohíbe el citado texto del Deuteronomio es la prostitución sagrada de los dos sexos (
qadesh, qedesha;
1Re_14:24;
1Re_15:12;
1Re_22:47). El código de Hammurabi (§ 101-111) prohibía a las mujeres abrir cervecerías y aun entrar en ellas (Montgomery).