Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Salmo 107 (Vg 106): Benignidad de la Providencia Divina.
E ste salmo se compone de dos cánticos diversos:
a) Himno eucarístico en el que se canta la providencia de Dios sobre los hombres que se hallan en circunstancias adversas: extraviados en el desierto (4-9), cautivos (10-16), enfermos (17-22) y navegantes (23-32). Todo ello va precedido de una invitación a alabar a Yahvé (1-3).
b) Es un himno de alabanza al poder y providencia divinas (33-43) En esta segunda parte desaparecen los estribillos y se describe la vida en Palestina con reflexiones sobre las diversas vicisitudes.
Yahvé transforma un país rico en estéril en castigo de los impíos, y, al contrario, cambia la esterilidad en feracidad en beneficio de los menesterosos (33-38). Defiende a los oprimidos y castiga a los opresores (39-42). Todo ello
es una prueba de la providencia bondadosa de Dios (v.43).
El estilo de la segunda es de tipo sapiencial. Esto indica que nos hallamos ante dos fragmentos de origen diverso que han sido reunidos por el compilador por razones convencionales litúrgicas: se concibe que se haya querido añadir posteriormente a un cántico de circunstancias un suplemento con una doctrina de valor permanente y universal. 1
Aunque no es posible concretar la fecha de composición de ambos fragmentos, las alusiones en el v.3 a la dispersión de los judíos y las dependencias de la segunda sección respecto de la segunda parte de Isaías y del libro de Job nos hacen pensar que han sido redactados después del exilio. Por su contenido, este salmo parece formar trilogía con los dos anteriores: El salmo 105 celebra la bondad de Dios al elegir a Israel y liberarlo de Egipto; el salmo 106 es una confesión de la obstinada rebelión de Israel contra Dios; el salmo 107 es una invitación a dar gracias por su restauración después del exilio. Se refieren, pues, a los tres períodos sucesivos de la historia nacional. 2
Preludio: invitación a alabar a Yahvé (1-3).
1 ¡Alabad a Yahvé, porque es bueno, porque es eterna su piedad! 2 Digan así los rescatados de Yahvé, los que El redimió de manos del opresor 3 y los que reunió de entre las tierras: del oriente y del occidente, del aquilón y del austro 3.
El salmo empieza, como el 106, con la regular doxología estereotipada. Aquí se pone en boca de los
rescatados o liberados de la cautividad,
de los redimidos de Yahvé, los cuales deben reconocer la maravillosa liberación del estado de postración en que se hallaban en el exilio. Conforme a las antiguas profecías4, han sido
reunidos de los cuatro puntos cardinales; y esto debe dar pie para una solemne
acción de gracias. A continuación el poeta describe la liberación de los israelitas cautivos que se hallaban en una situación penosa bajo cuatro alegorías diferentes: la del viajero perdido en el desierto, la del cautivo retenido en la prisión oscura, la del enfermo que está próximo a la muerte y la del náufrago que está a merced de las olas. Estas cuatro situaciones reflejan bien el estado de ansiedad de los exilados judíos fuera de su hogar patrio.
Providencia sobre los extraviados en el desierto (4-9).
4
Andaban errantes por el desierto solitario, sin hallar camino para ciudad habitada. 5 Hambrientos y sedientos, desfallecían en ellos sus almas. 6
Y clamaron a Yahvé en su angustia, y los libró de sus apreturas. 7
Y los llevó por camino derecho, para que llegaran a la ciudad habitada. 8
¡Alaben a Dios por su piedad, por las maravillas hechas en favor de los hijos de los hombres! 9
Porque sació al famélico, y al hambriento le llenó de sus bienes. El primer ejemplo de la protección divina es la salvación de los caminantes que en el desierto han perdido su ruta y no dan con el camino que lleva a las ciudades habitadas 5.
Hambrientos y sedientos, invocan a Dios, y, por fin, logran llegar al sitio deseado habitado por los seres humanos . Es un motivo de especial
agradecimiento al Todopoderoso, que ha satisfecho las necesidades de los hambrientos6.
Solicitud divina por los cautivos (10-16).
10
Estaban sentados en tinieblas y sombras de muerte, cautivos en la miseria y en los hierros, 11
porque se habían rebelado contra los mandamientos de Dios, despreciando los consejos del Altísimo. 12
Su corazón estaba abatido por el infortunio, y sucumbían sin tener quien los socorriese; 13
y clamaron a Yahvé en su angustia, y los salvó de sus apreturas. 14
Y los sacó de las tinieblas y de las sombras de muerte, rompiendo sus cadenas. 15
Rindan homenaje a Yahvé por su piedad y por los maravillosos favores que hizo a los hijos de los hombres: 16
por haber roto puertas de bronce y haber desmenuzado barras de hierro. El segundo caso desesperado es el del prisionero encerrado en sombrías mazmorras7 sin esperanza de liberación, sumido en la mayor miseria de toda índole, física y moral 8. En realidad, para el salmista esto estaba bien merecido por haber abandonado los preceptos divinos. Sin duda que piensa en las infidelidades de sus compatriotas, merecedores, con sus transgresiones, de la cautividad 9.
Pero Dios no desampara al que le pide auxilio arrepentido de sus pecados. Así, en el caso presente oyó la súplica de los encarcelados y los salva de su penosa situación. Por ello deben dar las más encendidas gracias a Yahvé, que tiene tal providencia sobre los seres humanos. A su omnipotencia ceden las
puertas de bronce y los cerrojos de
hierro.
Liberación del enfermo desesperado (17-22).
17
Dolientes por su conducta pecaminosa y enfermos por sus maldades 10
, 18
toda comida les producía náuseas, estando ya a las puertas de la muerte. 19
Y clamaron a Yahvé en su angustia, y los libró de sus apreturas. 20
Mandó su palabra, y los sanó y los sacó de la perdición 11
. 21
Den gracias a Dios por su piedad y por los maravillosos favores que hace a los hijos de los hombres. 22
Y ofrézcanle sacrificios de alabanza y, llenos de júbilo, publiquen sus obras. Otra situación comprometida es la del enfermo grave, próximo a la muerte. Conforme a la antigua mentalidad hebrea, el salmista atribuye la enfermedad a los pecados del enfermo 12, y en este caso presenta al enfermo en una situación desesperada, próximo a la muerte. La intervención divina le salva de ella:
mandó su palabra; el poeta personifica la orden divina como
si fuera un ángel enviado por Yahvé3. En la literatura rabínica posterior, esta personificación se urgirá más con las nociones de
Memra y Dibbura, que se interpone entre Dios y los hombres para salvar la trascendencia divina.
La salvación de los náufragos (23-32).
23
Los que surcan el mar en las naves para hacer su negocio en la inmensidad de las aguas, 24
también éstos vieron las obras de Yahvé y sus maravillas en el piélago. 25
El mandó surgir un viento huracanado, y levantó las olas. 26
Subían hasta los cielos y bajaban hasta los abismos. El alma de ellos se derretía por el mal. 27
Rodaban y vacilaban como ebrios, y toda su pericia se desvanecía. 28
Y clamaron a Yahvé en su angustia, y los libró de sus apreturas. 29
Tornó el huracán en céfiro, y las olas se calmaron. 30
Alegráronse porque se habían encalmado, y los guió al deseado puerto. 31
Den gracias a Dios por su piedad y por los maravillosos favores que hace a los hijos de los hombres. 32
Y ensálcenle en la asamblea del pueblo y glorifíquenlo en el consejo de los ancianos. Un cuarto ejemplo de la
bondad de Dios es la intervención en la salvación de los náufragos. La vida del mar es azarosa y siempre en peligro. El salmista menciona a los que se van a lejanas tierras por razones comerciales. Los fenicios eran los grandes mercaderes y marineros de la antigüedad. En sus largos viajes eran testigos de las maravillosas intervenciones de Dios en favor de los hijos
de los seres humanos, pues cuando por orden suya se encrespan las olas, azotadas por el huracán, y cuando la
pericia de los marineros no puede hacer riada, está la intervención divina respondiendo a sus angustiadas oraciones. Al punto el
huracán se trueca en
céfiro, que hinche las velas y lleva la nave al puerto ansiado 14. Es el comentario al refrán marinero: El que no sepa orar, que se ponga a navegar.
El v.32 señala el final del salmo en su primera redacción: todos deben reconocer públicamente las maravillas y favores que Yahvé hace en favor de los seres humanos.
Epílogo: la justicia divina (33-43).
33
El torna en desierto los ríos; las fuentes de aguas, en tierra árida; 34
hace de la tierra fértil un salobral por la maldad de sus habitantes 35
Torna el páramo en laguna, y la tierra seca en manantiales de aguas. 36
Hace habitar allí a los hambrientos y funda allí ciudad de morada; 37
siembran campos y plantan viñas, que dan frutos abundantes. 38
Los bendice y se multiplican sobremanera, y sus ganados no disminuyen. 39
Y si vienen a ser pocos y oprimidos por el golpe del infortunio y de las fatigas, 40
El, que puede arrojar el oprobio sobre los príncipes y los hace errar por el desierto sin camino15
, 41
levanta al pobre de la miseria y multiplica como rebaños sus familias. 42
Lo ven los rectos y se regocijan, y todos los malvados tienen que cerrar la boca16
. 43
¿Quién es sabio y guarde estas cosas y comprenda los favores de Yahvé? En esta sección, el estilo es totalmente diferente, y aun el tema, pues aunque en ambos se trate de la
providencia divina sobre los necesitados, en esta segunda parte las consideraciones son más generales, de tipo sapiencial. Desaparecen los estribillos que se repetían en cada estrofa anterior, y se relata la solicitud de Yahvé, no sobre las diversas clases de hombres necesitados, sino, en general, sobre los países y pueblos.
La omnipotencia divina se muestra en la conversión de lo árido en fértil, y lo feraz en salobre y mísero, como ocurrió en el caso de la desaparición de Sodoma y Gomorra 17. Según la conducta de los habitantes de cada país, Dios los bendice o maldice. Es el cumplimiento de las amenazas de
Lev_26:20 contra los que le son infieles a su Ley. Con la misma facilidad con que reduce a la miseria a los malvados, levanta a los desvalidos para hacerlos prosperar en sus haciendas (v.37). Abate a los poderosos y príncipes, haciéndoles perder todo lo que tienen y obligándoles a andar errantes 18; pero ensalza al pobre.
Todo esto alegra a los
rectos de corazón, pues ven confirmadas sus esperanzas sobre la justicia retributiva divina, castigando a los soberbios y protegiendo a los humildes. Ante la manifestación de la Providencia divina, los
malvados tienen que callar 19, pues han sido confundidos en sus puntos de vista al margen de la ley divina. El salmista termina diciendo que la verdadera
sabiduría consiste en discernir los caminos secretos de la Providencia y en saber apreciar sus gracias y favores 20.
1 J. Calés, o.c., IIp.3i6. 2 A. F. Kirkpatrick, o.c., p.658. 3 Austro. El TM: el mar, que es occidente. Leyendo
úmiyyamtn en lugar de
ümiyyám, tenemos a la derecha, que, según la orientación de los antiguos, es el sur. No obstante, en
Isa_49:12 se lee: del norte y del mar. 4 Cf.
Jer_32:37;
Eze_20:34. 5 Cf.
Job_6:18-20. 6 El lenguaje es similar a
Jer_31:25;
Isa_29:8;
Isa_58:10;
Lev_1:53. 7
Sombras de muerte equivale a oscuridad mortal; simbolizan la miseria (cf.
Isa_9:2;
Isa_42:7;
Isa_49:9;
Miq_7:8). 8 Cf.
Job_36:8;
Sal_105:18. 9 Cf.
Sal_106:7.33.43;
Pro_1:30;
Isa_4:24;
2Cr_36:16. 10 El texto masorético es oscuro. La Bib.
de Jer.: Delirando por los caminos del pecado, miserables a causa de sus faltas. 11 Lit. en el TM: de sus pérdidas. Con una ligera corrección se lee: de la fosa arrancó la vida. Así la
Bib. de Jer. 12 Cf.
Job_33:1-26;
Sal_38:6. 13 Cf.
Isa_55:11;
Isa_9:8; Sal 33:7- 14 Virgilio en la
Eneida (III 564) describe de modo similar la tempestad: Tollimur in caelum cúrvalo gurgito, et ídem Subducta ad Manís irnos desedimus unda. Y Ovidio describe la inutilidad de los marineros cuando llegan a estos casos extremos: Me miserum, quanti montes volvuntur aquaruml lam iam tacturus sidera summa putes. Quantae diducto subsidunt aequore valles! Iam iam tacturas Tártara nigra putes. Rector in incerto est, nec quid gugiatve petatve Invenit. Ambiguis ars stupet ipsa malis (citado por Kirkpatrick, o.c., 643). 15
Desierto: en el hebreo
tohü (indistinto.confuso, caótico). 16 Lit. toda iniquidad cierra su boca. 17 Cf.
Deu_29:23;
Jer_17:6, 18 Cf.
Job_12:21.24. 19 Cf.
Sal_115:2;
Job_22:19;
Job_5:16. 20 Cf.
Ose_14:9.