Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
50. Muerte de José.
Sepultura y Funerales de Jacob (1-14).
1
Cayó José sobre el rostro de su padre y lloró sobre él y le besó. 2
Mandó José a los médicos que tenía a su servicio embalsamar a su padre, y los médicos embalsamaron a Israel, 3
empleando en ello cuarenta días, que es el tiempo que se emplea para embalsamar. Los egipcios hicieron duelo por él durante sesenta días. 4
Pasados los días del duelo, habló José a las gentes de la casa del faraón, diciéndoles: Si he hallado gracia a vuestros ojos, haced llegar esto, os lo ruego, a oídos del faraón. 5
Mi padre me hizo jurar diciendo: Voy a morir; sepúltame en la sepultura que tengo en la tierra de Canaán. Que me permita, pues, subir a sepultar a mi padre, y volveré. 6
Y le contestó el faraón: Sube y sepulta a tu padre, según tu juramento. 7
Subió, pues, José a sepultar a su padre, y subieron con él todos los servidores del faraón, los ancianos de su casa y los ancianos de la tierra de Egipto, 8
toda la casa de José, sus hermanos y la casa de su padre, no dejando en la tierra de Gosén más que a los niños, las ovejas y los bueyes. 9
José llevaba consigo carros y caballeros; así que el cortejo era muy grande. 10
Llegados a la era de Atad, que está al otro lado del Jordán, hicieron allí muy grande llanto, e hizo José un duelo de siete días por su padre.11
Los moradores de la tierra, los cananeos, al ver el duelo en la era de Atad, se dijeron: Gran duelo es este de los egipcios; por eso se dio el nombre de Abel-Misrayim a este lugar, que está al lado de allá del Jordán. 12
Los hijos de Jacob hicieron con su padre lo que les había mandado, 13
llevándole a la tierra de Canaán y sepultándole en la caverna del campo de Macpela, que había comprado Abraham a Efrón el jeteo para tener sepultura de su propiedad, frente a Mambré. 14
Después de haber sepultado a su padre, José volvió a Egipto con sus hermanos y cuantos habían subido con él para sepultar a su padre.
Muerto Jacob, su hijo José toma a su cargo cumplir la última voluntad de su padre. Empieza por embalsamar a su padre, no sólo porque así lo exigía su traslado hasta Hebrón, sino porque lo requería la costumbre egipcia, de la que José no podía prescindir, aunque no participara de las ideas religiosas que habían dado origen al embalsamamiento. Según la creencia egipcia, el alma necesitaba del sustentáculo del cuerpo para subsistir, al menos para encontrar su felicidad. De ahí los esfuerzos para conservar el cuerpo incorrupto. Herodoto nos describe el modo de embalsamamiento1, y conocemos sus detalles por textos directos egipcios2. El duelo duraba en Egipto, cuando se trataba de un faraón, setenta y dos días3. En Israel, ordinariamente duraba siete días4, aunque para personajes de relieve se alargaba este período5. En el caso de Jacob fueron sesenta días (v.3). El Eclesiástico manda llorar al difunto por respeto a la opinión pública, pero cesar el llanto una vez enterrado, pues el llanto no aprovecha al muerto y daña al vivo6.
Después de las ceremonias de embalsamamiento y duelo en Egipto, José quiere llevar a su padre a Canaán y acompañar sus restos mortales. Pide a las gentes de palacio que le consigan este favor (v.5). Quizá por razones de impureza ritual para nosotros desconocidas, no quisiera abordar personalmente al faraón. Con todo, en el v.6 el faraón habla directamente a José, concediéndole el permiso; parece que estas incoherencias del relato se deben a diversidad de redacciones de la tradición primitiva, en las que la transmisión de detalles no siempre es coincidente. El cortejo fúnebre fue numeroso y solemne, ya que por el alto rango de José hay una buena representación oficial egipcia y, además, la familiar, que también es numerosa. Como el itinerario era largo y había peligro de incursiones en el desierto, la escolta militar (carros y caballeros) es también copiosa. El itinerario es extraño, ya que en el v.10 se hace llegar el cortejo hasta Tranjordania 7, lo que no es verosímil teniendo en cuenta que, para llegar a Hebrón, la ruta normal es la que subía por la costa egipcio-palestina. Como en el í.11 se dice que los habitantes del lugar donde se despidió solemnemente el duelo son cananeos, se colige que, según otra tradición, el itinerario siguió el más corto de la costa. El nombre del lugar es Goren Atad, o era de
Atad, según una tradición 8, y
Abel-Misrayim, según otra, que se interpreta como llanto o duelo de los egipcios. 9
Los v.12-13 no son del mismo documento anterior, sino que empalman con la narración
Deu_49:33. Aquí se insiste en la localización de la sepultura de los patriarcas en Macpela. Es de notar que, según esta tradición, los egipcios no intervienen en el entierro, y José no aparece dirigiendo las honras fúnebres, sino que son los hijos de Jacob en general los que con toda simplicidad cumplen el deber filial de enterrar al patriarca. Este documento es seco y menos pintoresco
. En el v.14 aparece José de nuevo llevando la dirección de la familia de Jacob en Egipto.
El Temor de los Hermanos de José (15-23).
15
Cuando los hermanos de José vieron que había muerto su padre, se dijeron: ¿Si nos guardará rencor José y nos devolverá todo el mal que le hemos hecho? 16
Y mandaron decir a José: Tu padre, antes de morir, nos mandó que te dijéramos: 17
Perdona el crimen de tus hermanos y su pecado, pues ciertamente te hicieron mucho mal; pero, por favor, te ruego, perdona el crimen de los servidores del Dios de tu padre. José lloró al oírlos. 18
Sus hermanos se prosternaron ante él y le dijeron: Somos tus siervos. 19
El les dijo: No temáis; ¿estoy yo acaso en el lugar de Dios? 20
Vosotros creíais hacerme mal, pero Dios ha hecho de él un bien, cumpliendo lo que hoy sucede, de poder conservar la vida de un pueblo numeroso. 21
No temáis, pues yo seguiré manteniéndoos a vosotros y a vuestros niños. Así los consoló, hablándoles al corazón. 22
Habitó José en Egipto, él y la casa de su padre. 23
Vivió ciento diez años, y vio a los hijos de Efraím hasta la tercera generación; también recibió sobre sus rodillas, al nacer, a los hijos de Makir, hijo de Manasés.
La conducta generosa de José para con sus hermanos no había logrado desterrar del corazón de éstos el temor de la venganza por parte de su hermano. Este temor de los hijos de Jacob se concibe mejor mencionando
que el patriarca murió al poco de llegar a Egipto. Pues si, como apunta el autor
, vivió allí diecisiete años, la conducta generosa de José durante tanto tiempo habría disipado los temores de sus hermanos, que se sentían reos de un crimen de fratricidio. José, siempre noble, y que había reconocido en su vida la mano de la Providencia para bien de su familia, los tranquiliza, asegurándoles el perdón (v.20). Es muy de notar la expresión
perdona el crimen de los servidores del Dios de tu padre (v·17) que viene a ser como un motivo supremo religioso invocado ante José, el cual, al oír esto, se echa a llorar, porque le emocionaba aquella actitud de desconfianza de sus hermanos, nacida de su conciencia de haber cometido un crimen con él. Los hermanos, temerosos, no se atreven a presentarse personalmente, y envían mensajes para implorar el perdón definitivo (v.16).
Invocan la comunidad de religión (v.17) para reforzar los lazos de sangre y conmover a José. Después se presentaron ante él y se
prosternaron. El autor sagrado recalca este detalle para mostrar cómo los misteriosos sueños del niño José se habían cumplido literalmente10. José les perdona
y proclama que sólo a Dios corresponde castigar:
¿Estoy en el lugar de Dios? (v.19)11. Dios ha hecho que la mala acción de ellos se convirtiera en instrumento de su providencia, para ayudarlos en estos momentos críticos, lo que supone que el hambre continúa en la tierra de Canaán12. José les promete ayudarles como lo había hecho hasta ahora.
José vivió ciento diez años, la edad ideal deseable entre los egipcios13. Llegó a ver a sus bisnietos, recibió sobre sus rodillas y adoptó a sus nietos habidos de Makir, nombre de un clan de la tribu de Manasés14.
Muerte de José (24-26).
24
José dijo a sus hermanos: Voy a morir, pero Dios ciertamente os visitará y os hará subir de esta tierra a la tierra que juró dar a Abraham, Isaac y Jacob. 25
Hizo jurar José a los hijos de Israel, diciéndoles: Ciertamente os visitará Dios; entonces llevad de aquí mis huesos. 26
Murió José en Egipto a los cientos diez años, y fue embalsamado y puesto en un ataúd en Egipto.
José muere lleno de días, como era de esperar de su justicia y rectitud. Al morir encarga a su familia que no le lleven a enterrar a Hebrón inmediatamente después de su muerte, quizá porque su condición de alto dignatario ofrecía dificultades a su enterramiento en tierra fuera de Egipto. José está seguro de que las promesas hechas a sus antepasados se han de cumplir, y por eso Dios
visitará a los hijos de Israel, es decir, les protegerá para que puedan un día retornar a la tierra prometida. Pensando en ese momento, José pide que lleven sus
huesos con ellos y los entierren en la tierra de Canaán. Moisés cumplió el encargo 15, y Josué enterró a José en Siquem, en los terrenos comprados por Jacob a los hijos de Jamor16. Este relato es una preparación de los hechos del éxodo. El autor de la Epístola a los Hebreos alaba la fe de José: Por la fe, José, estando para acabar, se acordó de la salida de los hijos de Israel y dio órdenes acerca de sus huesos.17
Los patriarcas viven de la fe en las promesas divinas18.
Consideraciones Teológicas sobre la Historia de los Patriarcas.
En el libro de
Jos_24:2 se nos cuenta que Teraj, el padre de Abraham, había adorado en Ur los dioses ajenos, es decir, los de la ciudad, a la cabeza de los cuales estaba el dios lunar Sin. Acaso debemos suponer que, como luego hacían los israelitas, Teraj y los suyos unían al culto de su dios propio, familiar, el de los dioses de la ciudad donde radicaban. Era difícil para los antiguos desprenderse de esta idea, que debían adorar a los dioses del país en que moraban y sobre el cual ejercían esas divinidades particular influencia y autoridad19. De Ur se traslada Teraj a Jarrán con su familia, y luego Abraham, desprendiéndose de sus
parientes, y en virtud de una orden divina, se dirige a Canaán, donde lleva, igual que sus hijos, una vida nómada. Allí el patriarca se encuentra con nuevas divinidades, que la Biblia designa en épocas posteriores con los nombres genéricos de
Baales y
Astartés, de las que los israelitas se mostrarán muy devotos20. Son los
Baales los que ejercen su señorío (
baal: señor) sobre los montes, los campos y las ciudades. El principal de éstos es Hadad, que tiene por animal simbólico al toro. Es el dios de las tormentas y el que fertiliza los campos. Al lado está la divinidad femenina Astarté, la Istar de los babilonios, diosa de la fecundidad. Pero estos dioses no aparecen en la historia patriarcal sino más tarde, cuando los hebreos ocupan Canaán.
Los santuarios cananeos se hallaban en los montes o collados o en recintos sagrados al aire libre, con cipos, o piedras toscamente labradas, erigidas como altar o como estela (
masebah),
y con troncos o árboles, cuyo conjunto recibía el nombre de
asera. Abundan los testimonios históricos, confirmados por los hallazgos arqueológicos, de que los cananeos, los fenicios y sus hijos los cartagineses practicaban y ofrecían a sus dioses sacrificios humanos, de prisioneros de guerra, como parte del botín, a cuyo logro habían contribuido, o de los propios hijos, como dones más apreciables para mover a las divinidades en favor de los que tan costosos sacrificios les ofrecían. El autor de la Sabiduría se ensaña hablando de los crueles asesinos de sus hijos, que se daban banquetes con la carne y sangre humanas y con la sangre se iniciaban en infames orgías. A esos padres, asesinos de seres inocentes, determinó Dios destruirlos por mano de los hebreos, para que la tierra, purificada, recibiera una nueva colonia de hijos de Dios21. El culto de Astarté estaba, además, manchado con la prostitución sagrada, como medio de fomentar la fecundidad. Los árboles frondosos, los bosques y las fuentes eran también muy venerados en Canaán, como manifestación de la fuerza vital de Astarté.
Pues a esta tierra llegó el patriarca Abraham al frente de grandes rebaños y numerosa familia de pastores. Pero venía con la idea de que aquella tierra de Canaán sería suya por alta disposición de Dios, que le había dirigido hacia ella. En la teología asiro-babilónica,
ilu (equivalente al
anu sumerio, que se representaba por una estrella y significaba estrella, cielo estrellado y la divinidad misma) es el nombre determinativo de toda
divinidad, y quizá vestigio del dios único semita primitivo. En efecto, en todas las lenguas semíticas encontramos la raíz
El como apelativo de la divinidad22. En los textos de Ras Samra aparece una divinidad llamada
Elim. En la historia de los patriarcas, su Dios es llamado
El con un determinativo (
Saday, Elyon, Olam), y es presentado como Dios único: Yo soy
El-Saday: anda en mi presencia y serás perfecto.23 Jacob, al volver a Canaán, erigió en Siquem un altar, al que llamó
El-Elohe-Israel (El, Dios de Israel)24. Abraham acata al
El-Elyón de Melquisedec como una divinidad venerable25, y se le llama señor de cielos y tierra. Jacob mandó quemar los
terafim y dioses de sus familiares, pues era necesario para presentarse con las manos limpias al Dios
de Betel. En todas las emigraciones de los patriarcas, su Dios les acompaña y protege26. Esta protección brilla particularmente en la huida de Jacob y en la historia de José27.
Si es verdad que
la religión tiende a la comunicación con Dios y en la intimidad de esa comunicación está la perfección religiosa, no hallaremos en todo el A.T. páginas más expresivas que la historia de los patriarcas: Abraham habla familiarmente con Dios, intercede por Sodoma. Ese Dios es justo y misericordioso, y su carácter moral aparece en las condenaciones del adulterio y la sodomía. El sacrificio de Isaac tiene por finalidad probar la fe del patriarca y su desinterés en favor de su Dios. Dado el ambiente cananeo, no le parecía inhumano el que su divinidad le exigiera lo que era usual entre los moradores de aquella tierra, el sacrificio de los primogénitos. Cuando iba a consumar el sacrificio,
Dios detiene su brazo y da por probada su fe y su obediencia, que es más agradable a la divinidad que los propios sacrificios28. En esta obediencia está el elemento esencial religioso de los patriarcas; es el culto que rinden a su Dios en el corazón. Los votos y sacrificios externos en determinados lugares o santuarios es una manifestación de este acatamiento interior. El mismo rito de la circuncisión tiene la finalidad religiosa de sellar la alianza entre la divinidad y Abraham. Por ella, su descendencia
queda como santificada y consagrada a Dios29. Los patriarcas quedarán para la posteridad como el modelo de religiosidad pura y desinteresada. Los profetas, en sus oráculos, no sabrán presentar otro ideal religioso superior al de los patriarcas hebreos,
porque la fe de éstos estaba basada en el sentimiento íntimo religioso humano como expresión de la ley natural de dependencia de lo divino, sin las contaminaciones ritualistas y convencionalismos formulistas, que terminarán por ahogar los valores éticos de la religión mosaica. La religión de los patriarcas, nueva en su forma, tuvo un culto propio, pero no un culto nuevo. Se atuvo a las formas de un culto simple y elemental, que estaba más o menos en uso en la humanidad, y que de todo tiempo ha correspondido mejor a las más íntimas exigencias del espíritu humano: la oración, la ofrenda y el sacrificio. Acepta también costumbres menos generales, modificando su significado anterior y adaptándolas para sí, como en el caso de la circuncisión, el uso de las estelas (
masebah)
como memorial religioso; naturalmente, acepta también la terminología religiosa corriente, que forma parte de la lengua común,
y conserva tradiciones étnico-religiosas, pero purificándolas de lo que se hallara en abierto contraste con su nueva índole. Por esto la historia presenta a los patriarcas rezando a la divinidad, ofreciendo libaciones rituales y sacrificios de animales en los altares que han elevado. Como en las formas de culto más antiguo y simple, el que hace la oblación es al propio tiempo el que sacrifica: ejecuta por sí mismo la acción ritual, sin un sacerdocio intermediario. Si la oración
de los patriarcas con la Divinidad es siempre un verdadero diálogo, el narrador quiere probar con este privilegio otra consecuencia y a la vez una prueba de su elección.30
Historicidad de los Patriarcas.
La escuela subjetivista alemana dirigida por Wellhausen sostenía que los patriarcas hebreos no eran figuras históricas, sino proyecciones en el pasado de un ambiente religioso-cultural de la época en que sus vidas legendarias fueron redactadas31. Según esta tesis, la historia de los patriarcas fue compuesta en el siglo IX a.C., en plena monarquía israelita, y su autor ha querido buscar antecedentes muy antiguos a la historia de Israel creando unos tipos legendarios, que serían los presuntos epónimos del pueblo elegido. Hoy día, con los datos arqueológicos y lexicográficos aportados por los hallazgos de más de medio siglo, podemos reconstruir el medio ambiente social de una época anterior en mil años a la supuesta del redactor de la historia de los patriarcas. Este redactor tenía que ser un historiador consumado para trazar el marco histórico de sus héroes, muy diverso del de los tiempos de la monarquía israelita. Ya hemos visto en el decurso del comentario cómo los distintos datos históricos, sociales y religiosos, que proporciona el texto sobre la vida de los patriarcas, se explican perfectamente a la luz de nuestros conocimientos de la época de la primera parte del segundo milenio antes de Cristo.
Diversos son los sistemas inventados para explicar la historia patriarcal:
a) Hipótesis Astral. La emigración de la familia de Teraj desde Ur de los Caldeos a Jarrán es el ciclo lunar. Como el dios lunar Sin era adorado en Ur y en Jarrán, la historia de la emigración de Abraham es un eco de la emigración de este culto desde el sur mesopotámico al norte. La estancia de Jacob en Mesopotamia, huyendo de Esaú y volviendo a Canaán, es el ciclo lunar que aparece y desaparece periódicamente; los doce hijos de Jacob son los doce signos del zodíaco 32.
b)
Hipótesis Cananea. Los patriarcas son personificaciones de divinidades locales de determinados santuarios de Canaán. Así, Abraham y Sara serían dos divinidades de Hebrón y Mambré; Isaac sería el genio
wely de Bersabé; Jacob sería un dios tutelar de Transjordania o de Betel 33. Pero ninguna de las divinidades cananeas que conocemos coincide con el nombre de los patriarcas. Además, resulta inverosímil que un pueblo invasor como el clan de Abraham haya adoptado las divinidades locales del país ocupado, asimilándolas a sus supuestos antepasados.
c)
Hipótesis Tribal. Lo que en la Biblia se dice de determinados personajes que se suponen históricos, en realidad se refiere a las relaciones colectivas entre
tribus. Así, se trata de explicar por el sistema de epónimos el origen de las diversas tribus, y las relaciones de los patriarcas con otros personajes son relaciones de tribu: así, los matrimonios son alianzas colectivas de los clanes diversos de una tribu, y las rivalidades de los personajes son las relaciones hostiles entre los diversos grupos tribales, y las relaciones hostiles entre Esaú y Jacob son el eco de las relaciones entre edomitas e israelitas. De este modo, la figura Jacob-Israel surgió de la fusión legendaria de dos elementos: uno eponímico, Israel, que representa una tribu batalladora y absorbente; otro, la persona real de Jacob, jeque de una pacífica tribu de pastores. Las mujeres y la descendencia de este Jano de doble faz serían algunas reales, otras eponímicas, en cuanto representan fusiones o desdoblamientos del grupo étnico Jacob-Israel.
Para algunos, Jacob es una figura propia de las leyendas del territorio septentrional transjordano (reino de Israel)... Más tarde se unió a ésta la leyenda de la rivalidad entre Esaú y Jacob, que justifica la venida de Jacob desde el noroeste y la tradición de su permanencia en Hebrón... Los hijos de Jacob se interpretan como personificaciones epónimas de las doce tribus del pueblo; el número sería esquemático y convencional... Estos varios clanes epónimos podían ser, en gran parte, desdoblamientos de alguna de las tribus patriarcales; pero anduvieron errantes por Canaán y fuera de allí, conservando en sus leyendas algunos recuerdos desvaídos de las regiones por que pasaron, y que afloran aquí y allá en el relato bíblico. Uno de estos clanes, denominado José, se llegó tal vez hasta los confines de Egipto, para subir después, reforzado en número, a Canaán y llevarse en su compañía clanes de menor importancia 34. Estas teorías han quedado arrumbadas al conocerse el medio histórico social de la vida patriarcal, que queda rehabilitada en sus líneas esenciales.
1.
En primer lugar, los Nombres de los patriarcas encuentran su paralelo en la onomástica mesopotámico-cananea de los siglos XX-XV a.C. Así,
Abraham tiene su equivalencia en el
A-ba-am-ra-am, A-ba-ra-ma de las inscripciones acadias 35.
Isaac parece un nombre apocopado de
Yisjaq-El 36.
Jacob es también un nombre teóforo apocopado, que encuentra su equivalente en los nombres
Ya-aj-qu-ub-el, encontrado en la Alta Mesopotamia 37, y en el
Ya-qob-hr y
Ya-qob-el de las listas egipcias de Tumosis III y Ramsés II encontradas en Palestina (s.XV-XIII a.C.)38. Estos nombres no se refieren a las personas de los patriarcas, sino que son corrientes en la onomástica semita de esta época, y, por tanto, son un comentario vivo a los nombres de los patriarcas hebreos. Teniendo en cuenta que los nombres de
Abraham, Isaac y
Jacob no aparecen en la onomástica israelita de los tiempos de la monarquía, el argumento tiene más valor, ya que sería una gran coincidencia que un falsario del siglo IX a.C. haya escogido para sus héroes unos nombres que sólo estaban vigentes mil años antes. Así, los nombres de los patriarcas pertenecen a tipos onomásticos conocidos en el ambiente del que han salido los antepasados de Israel; su significación obliga a considerarlos como nombres de
personas.39
2.
Situación Histórica de Canaán en el Segundo Milenio Antes de Cristo. Parece que hacia el 3000 a.C. hay una invasión semito-cananea sobre la franja de terreno que se extiende desde Egipto hasta Siria, y parece que son los creadores de la cultura del bronce antiguo en Palestina. Los
cañamos ocupan sobre todo la costa, las llanuras interiores y los valles 40. A fines del tercer milenio a.C., una oleada de tipo nómada, oriunda del desierto siroarábigo, compuesta por los
amorreos, invaden Palestina 41. De momento hacen decaer la cultura cananea anterior del bronce antiguo 42. Estos
amorreos llegaron hasta Egipto. Para protegerse contra ellos, Setis I (d.XII: s.XX a.C.) construyó el muro del príncipe, al este del Delta, colindando con el desierto. Pero Egipto parece tener alto dominio sobre Palestina y Fenicia en estos primeros siglos del segundo milenio a.C. Senusrit III (1876-1838) conquistó Siquem. Por otra parte, se han encontrado muchos objetos egipcios en Canaán y Fenicia de los siglos XX-XVIII a.C.43 En los textos egipcios de
execración de esta época encontramos nombres de ciudades cananeas y fenicias dominadas por Egipto, si bien en plan de alto dominio. Los nombres de estos textos son semíticos del tipo amorreo. Palestina está dividida en multitud de pequeños estados de organización tribal. He aquí cómo describe un documento egipcio a los habitantes de Canaán: No tienen residencia fija, pero sus piernas están siempre en marcha. Guerrean desde los tiempos de Horus. No conquistan ni son conquistados; no anuncian el día para la batalla... Roban un campamento aislado, pero no atacan una ciudad populosa.44 Es la descripción del beduino, que vive de sus
razzias. Es el tipo social que aparece descrito en la novela de Sinuhé, príncipe egipcio que, huyendo de su tierra, atravesó Canaán hacia el siglo XX a.C. Un texto sumerio del siglo XXIV a.C. describe así al amorreo: tiene su arma por compañero..., no conoce la sumisión, come carne cruda, no tiene casa durante su vida y no entierra a sus muertos.45 Hacia el 1750 a.C., los egipcios pierden su hegemonía sobre Fenicia y Palestina y son invadidos por los hicsos (1720 a.C.). Con ellos viene una oleada de nómadas asiáticos del norte de Mesopotamia y aun de gentes caucásicas y del Asia Menor, que se superponen a la cultura semítica cananea anterior de Palestina. Es la época de las emigraciones de los patriarcas desde Jarrán a Palestina. Son los jurritas e hititas o jéteos de la Biblia que encontramos en Hebrón en tiempos de Abraham 46. Parece que se establecieron en las zonas pobladas, quedando grandes espacios libres para las tribus nómadas. Paralela a esta emigración de sedentarios hay otra de tipo nómada. En efecto, en Transjordania, hacia el siglo XIX a.C., hay un bache cultural que dura hasta el siglo XIII a.C., y sin duda es debido a la invasión de tribus del desierto, que arrasan todo e imponen un género primario de vida. Al ceder la hegemonía organizada egipcia, llega la hora de las invasiones heterogéneas y descontroladas. La última ola de invasores llegada al Delta son los misteriosos hicsos,47 los cuales, fortalecidos y apoyados por elementos asiáticos de todo género, emprenden la conquista del reino de los faraones. Allí permanecen siglo y medio, hasta que fueron expulsados por los faraones tebanos, que constituyeron el Imperio Nuevo.
3.
La Emigración de Abraham. En este ambiente histórico de oleadas heterogéneas étnicas que se abalanzan sobre Palestina debemos colocar la historia patriarcal. La Biblia nos da muchos hechos concretos de la vida de los patriarcas hebreos que nos permiten comparar y aun reconstruir en parte su
Sitz in Leben a la luz de los nuevos datos histórico-arqueológicos. Siria y Palestina, durante los siglos XX al XVIII a.C., estuvieron sometidas a una doble influencia: mesopotámica y egipcia. Es el marco geográfico en que se mueve la vida de los patriarcas. La Biblia nos presenta a la familia de Abraham emigrando desde el sur de Mesopotamia, Ur de los Caldeos, hasta el norte, Jarrán 48. Este desplazamiento es perfectamente verosímil al saber hoy que Jarrán era una sucursal religiosa y comercial de Ur. Al caer la dinastía II de Ur, aquella zona geográfica entró en una época caótica y de inseguridad social. Se comprende, pues, que unos semitas de procedencia occidental aramea, que se habían sedentariado con sus rebaños en torno a la gran metrópoli, hayan decidido trasladarse hacia el norte, donde tenían más afinidades étnicas y donde tenían más posibilidades para desarrollar su vida seminómada. Así, podemos figurarnos a la familia de Abraham enrolarse con otras caravanas, siguiendo la ruta caravanera que bordea al Eufrates, subiendo hacia la Alta Mesopotamia. Llegados a Jarrán (la actual Eski-Jarrán), los terajitas se establecen con ánimo de radicar allí definitivamente 49. Por indicación divina, Abraham, al morir su padre, emprende con su sobrino Lot el viaje hacia Canaán. Podemos suponer que también ahora se enroló en una de las oleadas emigratorias que descendieron de la Alta Mesopotamia hacia Fenicia y Palestina. Es de suponer que su clan permanecía en contacto con los inmigrantes sedentarios que descendían del norte,50 es decir, los jurritas, mitanitas e hititas. Al menos la emigración de Abraham coincide con la época de las grandes oleadas de gentes septentrionales que caen sobre Canaán. La primera estación de Abraham es en Siquem, donde hay una población no cananea, los hiwitas o jorritas.51 Después descendió a Hebrón, donde había una población hitita.52
4.
época de la Emigración. En la Biblia encontramos una cronología demasiado sistemática y artificial, que no nos resulta muy segura para determinar la época de los patriarcas. Así, según los datos diversos, supone que la estancia de los patriarcas en Canaán duró doscientos quince años 53, que es la mitad justa de la cifra de cuatrocientos treinta años que se da para la estancia de los israelitas en Egipto 54. Suponiendo que los israelitas salieron de Egipto en el siglo XIII, nos llevaría esa cifra al siglo XVII como fecha de la emigración de Jacob al país de los faraones. Es la fecha de la oleada de los hicsos sobre Egipto. Ya hemos mencionado, al comentar el c.14, la hipótesis que identifica a Hammurabi con Amrafel de la Biblia, contemporáneo de Abraham. Aunque no se admita esta identificación, queda el hecho de que la expedición de los cuatro reyes sobre Transjordania supone que esta región está habitada por una población sedentaria. Ahora bien, hacia el siglo XVII parece que hay un bache cultural en esta región como consecuencia de una invasión nómada, y tarda cuatro siglos en volver a prosperar allí una población sedentaria. Esto quiere decir que la guerra de los cuatro reyes orientales no se ha de poner después del siglo XVII a.C., lo que nos da una fecha aproximada para Abraham del siglo XVIII antes de Cristo, que parece ser el siglo de Hammurabi.
5.
Origen étnico de Abraham. Se le llama
hebreo, y esta expresión, aplicada a sus descendientes, suele tener un sentido algunas veces despectivo 55; al menos es el nombre que los extranjeros dan a los israelitas. La Biblia, por el procedimiento de los epónimos, explica el nombre de
hebreo como descendiente de un supuesto antepasado llamado
Heber 56. Pero esto es una explicación popular. Algunos autores han querido ver en la palabra
'ibrí (hebreo) la transcripción defectuosa dialectal de los famosos
jabiru o
aliados, gentes trashumantes que inquietan a las poblaciones de Canaán en el siglo XV a.C., en contra de los cuales los reyezuelos cananeos piden ayuda al faraón Amenofis IV Ejnatón (cartas del Tell Amarna). En las inscripciones egipcias del siglo XV a.C. aparecen los
apiru, como prisioneros, que suelen identificarse con los
jabiru de Canaán. En tiempos de Ramsés III aparecen como siervos, y en tiempo de Ramsés IV trabajan en las canteras. Por otra parte, en textos del siglo XX a.C. aparecen los
jabiru en Asia Menor y Mesopotamia 57. Todo esto prueba que no pueden identificarse con los
hebreos, pues éstos son un clan más reducido que no tuvo derivaciones geográficas tan amplias. Por eso algunos autores suponen que los hebreos son, a lo más, una sección de los
jabiru, y más bien que el nombre de
hebreo haya tenido origen en una denominación confusa de los cananeos, que, al ver llegar al clan de Abraham, lo hayan asimilado a los conocidos
jabiru, llamándoles
'ibrim. Otros autores prefieren entender
hebreo como derivado del vocablo hebreo
'eber (al otro lado); así, los
hebreos serían los del otro lado del Jordán o del Eufrates, ya que provenían de la Alta Siria. Así los traducen los LXX al llamar a Abraham ó ðåñÜôçò (
transeúnte)58.
Con todo, sea cual fuere el significado primitivo de la palabra
hebreo, hay textos bíblicos que suponen un origen
arameo de Abraham. Así se dice en
Deu_26:5 : mi padre era un
arameo errante. Sabemos que la familia de Abraham residió en Padán-Aram 59 o Aram-Naharayim 60. Labán, sobrino de Abraham, es llamado
arameo 61
. Los arameos aparecen mencionados por primera vez en un texto de Teglatfalasar I hacia el 1110 a.C., localizados entre Palmira y el Eufrates. Se les llama
ajlamu, apelativo que se aplica a los nómadas en general del desierto siró-arábigo. Podemos suponer que el clan de Abraham pertenece a un grupo étnico que podemos llamar proto-arameos, que llevaban vida nómada desde tiempo indefinido en el desierto siró-arábigo y cuyos elementos avanzados entran en contacto, al principio del segundo milenio a.C., con las poblaciones sedentarias que bordeaban el desierto.62 Los hijos de Jacob y el mismo Abraham tomaron mujeres cananeas. José se casó con una egipcia. Así, la pureza de sangre aramea queda desvirtuada. Por eso Ezequiel dirige este reproche a Jerusalén: Tu padre era un amorreo, y tu madre una hitita.63
6.
Ambiente Social. Podemos seguir perfectamente la vida de los patriarcas en un ambiente seminómada junto a los pozos, llevando sus ganados de un sitio a otro, según la abundancia de pastos, y entrando en relaciones contractuales con diversas poblaciones sedentarias de Canaán. Entre sus ganados y bestias aparecen rebaños de ovejas, vacas, camellos y asnos, es decir, lo que caracteriza a un jeque seminómada de las estepas de Transjordania o del desierto de Judá actual. Su vida está condicionada por el clima y los pastos y la existencia de pozos. Para ir de Ur a Jarrán, la familia de Abraham subió con sus rebaños bordeando el Eufrates, para asegurarse el agua. Para bajar de Jarrán a Palestina, el patriarca pudo tomar un doble itinerario para asegurar agua a sus rebaños: o bien descendiendo por Alepo y Damasco, o atravesando el oasis de Palmira hacia Damasco. Al entrar en Palestina, el clan de Abraham trashumaba de un lugar a otro, acampando cerca de las poblaciones para las transacciones comerciales, ofreciendo sus productos. Así le encontramos en Siquem, Betel, Hebrón, Bersabé, Guerar. Muchas veces tienen los patriarcas que defender sus derechos sobre los pozos del Negueb y hacen alianzas con los reyes de las poblaciones sedentarias. La vida, pues, de los patriarcas tiene influencias del ambiente sedentario y del atavismo nómada, y por eso sus costumbres dicen relación con una doble tradición, según prevalezca el elemento primero o el segundo, como vamos a ver en algunos ejemplos.
7.
Costumbres Sociales y Jurídicas. Elementos atávicos nómadas son: el espíritu de cohesión, de clan 64; el cuidado por mantener la pureza de sangre (matrimonios de Isaac y Jacob) 65
sentido de responsabilidad colectiva (venganza de los hijos de Jacob contra los siquemitas)66. Pero no parece que los patriarcas hayan llevado con ellos la herencia de un pasado, recordado con nostalgia, de recuerdos épicos en relación con una vida libre en el desierto. Las tradiciones bíblicas sobre los orígenes de la humanidad, que por el fondo remontan a la época patriarcal, son las de un ambiente sedentario. El marco de la edad de oro es el jardín de Edén y el hombre, creado para cultivarlo... 67 Noé es cultivador de viñas 68. Sólo la vida de Caín alude a la vida nómada... 69 La gesta de los patriarcas no ha guardado ningún recuerdo de un pasado heroico de vida errante...70 Por eso sus costumbres jurídicas difieren, en general, del ambiente puramente nomádico, y se relacionan más bien con las de las poblaciones sedentarias. Conocemos diversos códigos legislativos mesopotámicos: el sumerio, el babilonio de Hammurabi y el asirio. Veremos que las costumbres de los patriarcas se rigen unas veces por uno y otras por otro, lo que indica que no hay dependencia directa de ellos, sino que ambos reflejan un derecho consuetudinario primitivo que ha sido adaptado a las circunstancias históricas y geográficas de cada región. En concreto, el
Código de Hammurabi supone una sociedad más centralizada y una organización más burocratizada, y, en general, un marco ambiental mucho más desarrollado que el siro-cananeo, donde se desenvuelve la vida de los patriarcas. Por otra parte, quizá Hammurabi sea posterior a Abraham, aunque esto no es aceptado por todos. Pero, en todo caso, el legislador babilonio no ha sido el creador de su
Código, sino que ha codificado y adaptado leyes anteriores a él. Hoy día conocemos otras codificaciones sumerias muy anteriores a Hammurabi. Esto supuesto, veamos algunas costumbres sociales y jurídicas de la época patriarcal que encuentran su paralelo en estas legislaciones mesopotámicas71.
a)
Alianza de Dios y Abraham. Esta escena tuvo lugar en Siquem72, cuyos habitantes son llamados Bene Jamor (hijos del asno)73. El rito es singular: Abraham debe sacrificar un novillo, un cabrito y dos palomas. Los dos primeros deben ser descuartizados, y puestos los trozos unos frente a otros. Al atardecer, Dios pasó en forma de hornilla de fuego por entre las partes descuartizadas74. Este rito es mencionado también por Jeremías75. ¿Qué sentido tiene este rito tan exótico? Aún hoy entre los beduinos, cuando hay peste, la familia amenazada suele pasar entre las partes de una oveja descuartizada, que se colocan a la entrada de la tienda76. Los griegos y romanos practicaban ritos análogos en las alianzas solemnes77. La víctima parece representar a las partes contratantes. Su inmolación indica la suerte que correrán éstas si no son fieles a lo pactado. Y por otra parte, parece insinuarse la idea de que ambas partes contratantes están vinculadas entre sí como lo estaban las partes de la víctima. En el caso de la alianza con Abraham encontramos un paralelo más interesante. En Mari (Alta Mesopotamia) se hacía un rito parecido sacrificando un
asno, y así, hacer una alianza se expresaba con la circunlocución cortar el asno de la alianza. Como en Siquem habitaban
jorritas (según la versión de los LXX), que es el grupo étnico que prevalecía en la Alta Mesopotamia, en Mari y Nuzu, encontramos una posible relación con estos siquemitas hijos del asno (
Bene Jamor)
, que adoraban a
Baal Berit (señor de la alianza)78.
b)
Compra de la gruta de Macpela. Cuando Abraham compró a los hijos de Jet, en Hebrón, el campo de Macpela para sepultura de Sara, se dice que el contrato fue hecho y suscrito a la vista de todos los que pasan por la puerta de la ciudad.79 A la puerta de la ciudad tenían lugar todas las transacciones 80, por ser el lugar más concurrido y donde solían estar los ancianos de la ciudad. En una tableta de Nuzu se dice después de puntualizar el contrato: La tableta ha sido escrita después de la proclamación en la
puerta.81 Por otra parte, sabemos que en Hebrón había elementos
hititas y
jurritas, oriundos de las regiones cercanas a Nuzu.
c)
¿Eliecer heredero de Abraham? El patriarca se queja de que, por no tener hijos, su herencia vaya a parar a su siervo Eliecer 82. ¿Por qué éste iba a ser
heredero de Abraham en caso de no tener hijos éste, y no Lot, su sobrino? Sin duda que el patriarca había
adoptado a su siervo-mayordomo como heredero. La
adopción no aparece en la legislación mosaica. Jacob adoptó a los hijos de sus esclavas 83. La
adopción era muy común en Asiria y Nuzu. Así, cuando uno no tenía hijos, se
adoptaba legalmente a un esclavo u otro como heredero para que ayudase al adoptante en la vejez y cumpliera más tarde sus deberes después de muerto. Caso de que el adoptante tuviera después hijos, el
adoptado perdía sus derechos a la herencia. Es el caso de Abraham cuando le nació Isaac después de haber
adoptado al hijo de Agar, Ismael 84.
d)
Adopción del hijo de Agar. Sara, al perder la esperanza de tener hijos, entregó su sierva Agar a Abraham para que le diera hijos, diciendo: Quizá tenga yo hijos por ella.85 Raquel ofrece también a Jacob su esclava Bilja:
Ella dará a luz sobre mis rodillas, y yo tendré un hijo por ella 86. En el
Código de Hammurabi se prescribe un caso análogo: caso de que la esposa no dé hijos al esposo, éste puede tenerlos de la esclava 87. En los contratos de Nuzu encontramos parecida legislación.
Sara pide a Abraham que eche a Agar de su casa para que el hijo de ésta no herede con Isaac. Según el
Código de Hammurabi, los hijos de la esclava no tenían derecho a la herencia paterna a menos que el padre expresamente lo indicara, asimilándolos a los hijos de la esposa 88. Según las leyes asirias, el hijo de la concubina tiene derecho a la herencia en el caso de que la esposa no tenga hijos 89. En Nuzu se exigía, como en Babilonia, una declaración expresa del padre 90. En el caso bíblico había dicho que el hijo de la esclava Agar sería considerado como hijo suyo 91. Por eso ahora teme que participe de la herencia con su hijo natural.
e)
Matrimonio de Isaac y Rebeca. Las negociaciones para casar a Rebeca con Isaac fueron llevadas directamente por el hermano de aquélla, Labán, y el siervo de Abraham, Eliecer 92. La madre de la novia aparece en segundo plano. Con todo, Rebeca fue consultada sobre su deseo de trasladarse a Canaán 93. En un contrato de Nuzu se dice: Con
mi consentimiento, mi hermano me ha entregado como mujer a tal.94 Lo que indica que, faltando el padre, es el hermano mayor el que lleva las negociaciones de matrimonio. En el caso de Rebeca, ésta fue consultada, no sobre la conveniencia del matrimonio, sino sobre su deseo de trasladarse a la patria de su futuro marido. Se supone la posibilidad de que ella quiera quedar en su tierra, y entonces Isaac debiera ir a cohabitar en la casa de los padres de su esposa 95. En las leyes asirias está prevista esta clase de matrimonios 96.
f)
El derecho de primogenitura. Esaú, hambriento, vendió su derecho de primogenitura a su hermano Jacob 97. Según
Deu_21:15-17, el primogénito recibe una parte doble en la herencia con respecto a los otros hermanos. En el
Código de Hammurabi se desconoce este derecho de primogenitura. únicamente se permite al padre que haga un presente de su herencia al que prefiera, sin que éste sea necesariamente el primogénito 98. En algunos textos de Nippur, el primogénito recibe más que los otros hermanos, pero sin determinar la cantidad. En las leyes asirias, el primogénito tiene derecho a una doble parte, y esta costumbre es atestada en los textos de Nuzu.99 Incluso se da el caso de que alguna vez el primogénito renuncia a su derecho en favor de un extraño.
g)
Ley del levirato. Judá casó a su hijo primero con Tamar; muerto aquél, manda a su segundo hijo que se casara con ella para suscitar posteridad al cuñado muerto (
levir: cuñado; de ahí ley del levirato). Según
Deu_25:5-10, al morir sin descendencia uno casado, debe su hermano casarse con la mujer del difunto. El primer hijo que de ella tenga será considerado como hijo del difunto. En las leyes asirias encontramos esta institución. Según el código hitita, si un hombre muere, la mujer del difunto pasa a los parientes por este orden: hermano del difunto, padre de éste, y su tío paterno 100. Estas legislaciones nos esclarecen el caso de Judá y Tamar, al probar que existía el levirato en tiempo de los patriarcas en regiones donde éstos tenían su hogar.
h)
Jacob y Labán. Jacob se casa con las dos hijas de Labán 101, lo que estaba prohibido por la Ley mosaica 102; pero no es raro en contratos matrimoniales mesopotámicos anteriores a Hammurabi. Algunos autores han creído ver en el matrimonio de Jacob un matrimonio
errebu (en acadio entrar), según el cual el contrayente es adoptado por el padre de la esposa. Este tipo de enlace matrimonial aparece en la Baja Mesopotamia anteriormente a Hammurabi. Pero el caso de Jacob es diferente, ya que éste piensa volver a su patria, y, si ha vivido con Labán, ha sido en fuerza de un contrato oneroso. En un matrimonio
errebu, el adoptado es heredero del adoptante, y, en el caso de Jacob, jamás se dice que éste tuviera derecho a la herencia de Labán103.
Raquel, al marchar, se llevó los
terafim, o dioses penates familiares104. ¿Por qué este interés en llevarse estos ídolos domésticos? Puede explicarse por simple afecto de Raquel, pero puede haber algo más de malicia en ella. En algunos contratos de Nuzu se indica que el que se lleva los dioses familiares tiene derecho a la herencia. Así se explica el interés de Labán en recuperar los dioses familiares y el interés de Raquel en llevárselos105.
Sin pretender dependencias directas de estos códigos, repetimos que las semejanzas se explican mejor suponiendo un fondo consuetudinario común a poblaciones seminómadas y en vías de sedentarización. Todo esto nos sirve para trazar un marco histórico jurídico-sociológico en el que se explica bien la historia patriarcal. Lejos de ser los relatos bíblicos invenciones nebulosas de un autor del siglo IX a.C., reflejan un ambiente bien concreto y muy diferente del de los tiempos de la monarquía israelita.
1 Herodoto, II 86-88; Diodoro De Sicilia, I 91. Lo esencial era extraer las visceras y después ligar el cuerpo, empleando ungüentos especiales, que lo hacían inmune a la putrefacción. 2 A. Erman, La religión des Egyptiens (París 1937) 300; Mallon, Les Hébreux en Egypte 87s. 3 Diodoro de sicilia, I 72,21. 4
1Sa_31:13;
Jdt_16:28. 5 Por Aarón, treinta días:
Núm_20:29. Por Moisés, lo mismo:
Deu_34:8. 6
Eco_38:16-24. 7 Nótese la frase al otro lado del Jordán, lo que supone que el redactor de la fuente
yahvista escribe en Palestina, y arguye que no es un documento de los tiempos mosaicos. 8 Se ha querido identificarlo con
Bet Hogla, cerca de Jericó. Véase abel,
Géog. II 274. 9 Así según la versión de los LXX, que leyeron
'Ebel (llanto) en vez de
Abel (pradería, era). El nombre podía provenir de la estancia de los egipcios en los tiempos anteriores al 1400 a.C. 10
Gen_44:16. 11 Véase una frase similar en la discusión entre Jacob y Raquel en
Gén_30:2. 12 Es otro indicio de que el autor supone que Jacob murió al poco de llegar a Egipto, pues en la cronología del
sacerdotal, después de diecisiete años, ya habrían pasado los siete años de hambre anunciados en los sueños. 13 En un papiro de la dinastía V (2500 a.C.), un sabio llamado Ptah-Hotep desea a sus lectores que lleguen a sus
ciento diez años de edad. Véase Pritchard,
Ancient Near Eastern Texis..., 441 b. Un escriba real de Amenofis III (1405-1370) declara en una inscripción grabada sobre su estatua: He llegado a los ochenta años colmado de favores por el rey. Llegaré a los
ciento diez años. Véase J. chaine, o.c., p.446. 14 Makir es un clan de la tribu de Manasés que vivía en Galaad,
Num_32:39, Y al oeste del Jordán,
Jue_5:14 (cántico de Débora). Véase
Jos_17:1.3;
Num_26:29;
Num_32:39-40. 15
Exo_13:19 16
Jos_24:32. 17
Heb_11:22. 18 Véanse las promesas en
Gen_13:14-17;
Gen_15:7-17. Sobre el ambiente histórico-social de Egipto pueden consultarse las excelentes obras siguientes, algunas de ellas clásicas en la materia: G. Maspero,
Les contes populaires de l'ancien t-jgypte (París 1907); id.,
Histoire de l'Orient dassique (París 1895-1907); E. Meyer,
Histoire Antiquité (París 1913); A. Erman-Ranke,
Aegypten und aegyptisches Leben im Altertum Uubmga 1923); A. Moret,
Le Nil et la civilisation egyptienne (París 1926). 19 Cf.
2Re_17:25s. 20 Cf.
Jue_2:6s. 21 Sab 12:5s. 22 Véase M. J. Lagrange, études sur les religions sémitiques 70s. 23
Gen_17:1. 24
Gen_33:20. 25 31-33s. 26
Gen_12:1s;
Gen_13:4;
Gen_13:18;
Gen_13:24. 27 Gén c.40-50. 28
1Sa_15:22. 29
Gen_17:21. 30 G. Ricciotti,
Historia de Israel I (Barcelona 1949) 157. 31 J. Wellhausen, Prolegomena zur Geschichte Israels (1886) 331. 32 A. Jeremías, Das Alte Testament im Lichte des Alten Orients (1906) 338-343; R. Dussaud, Les découvertes de Ras Shamra (Ugarit) et VAncien Testament (1937) 108. 33 Cf. E. Meyer, Die Israelilen und ihre Nachbartstamme (1906) 249s. 34 G. Ricciotti, o.c., p. 151s. 35 Véase R. De Vaux, Les patriarches Hébreux et les découvertes modernes; RB (1946) p.324. 36 Parece que significa Dios es benévolo, se sonríe. 37 Parece significar Dios protege. El nombre de
Ya'qob-er es frecuente en los nombres hicsos. 38 Véase R. De Vaux, a.c., 324, y Ricciotti, o.c., 153. 39 R. De Vaux, a.c., 324. 40 Así lo supone el
yahvista: Jos_5:1;
Deu_1:7.19;
Num_13:29. 41 Estos
amorreos son los moradores de Palestina según eleíohista. Cf. A. ? ea, Bíblica, 24 (1943) 231-260. 42 W. F. Albright, From the Stone Age to Christianity (1940) 119. 43 Véase R. De Vaux, a.c., p.340. 44 Ibid., p.342. 45 E. Chiera,
Sumerian religions Texis (1924) 14-23. 46 En las cartas del Tell Amarna (s.XV a.C.) y en los textos de Ras Samra aparecen nombres jurritas, asiáticos e iranios. 47 No coinciden los autores al identificar étnicamente esta avalancha asiática que cayó sobre Egipto en el siglo XVIII a.C. Los documentos egipcios los llaman simplemente asiáticos. Manetón los llama hicsos, que parece ser la trasliteración defectuosa del egipcio
(jefes de países extranjeros). Los nombres de sus reyes, algunos son semíticos. Se supone que introdujeron el caballo y el carro de guerra (causa de su triunfo), lo que los relaciona con los arios. 48 Sobre el nombre de Ur de los
Caldeos véase com. a
Gen_12:1. 49 Como hemos hecho notar en su lugar, en esta zona geográfica aparecen nombres de lugar que se relacionan con nombres de la familia de Abraham. Así,
Tell-Najiri (Najor, abuelo de Abraham y hermano de éste). El bisabuelo de Abraham se llama
Serug, la actual oerug. El padre de Abraham se llama
Teraj, nombre que aparece en
Til-Turaji en documentos del siglo IX a.C. Véase R. De Vaux, a.c.: RB (1948) 324. 50 R. De Vaux, A.c.: RB (1948) 325. 51
Gen_34:2. 52
Gen_23:3. 53 Esta cifra resulta de la suma de 25 (antes del nacimiento de Isaac), 60 (hasta el nacimiento de Jacob), 130 (en vida de Jacob). 54
Exo_12:40. Véase com. 55
Gen_39:14;
Gen_41:2;
Exo_1:19;
Exo_3:18;
1Sa_4:6;
1Sa_4:9. 56
Gen_11:16. 57 R De Vaux, a.c.: RB (1948) 238s. 58
Gén_14:13. Véase Ricciotti, o.c., p.154. 59
Gen_25:20;
Gen_31:18. 60
Gen_25:20;
Gen_28:5;
Gen_31:20;
Gen_31:24. 61
Gen_24:10. 62 R. De Vaux, a.c.: RB (1948) 346. 63
Eze_16:3. 64 Lot y Abraham,
Gen_14:14s. 65
Gen_24:3-4; 28:1s. 66
Gen_34:25s. 67
Gen_2:8s. 68
Gen_9:20. 69
Gen_4:1-16. 70 R. De Vaux, a.c.: RB (1950) 17s. 71 Más interesante quizá para la historia patriarcal son los contratos de Mari y de Nuzu, que tan abundantemente han aparecido en las excavaciones de Yorghan Tepe y Kerkuk, zona geográfica no lejana de Jarrán, donde moraba la familia de los patriarcas. 72
Gen_15:7-21. 73
Gen_33:19;
Jos_34:32. 74
Gen_15:8s. 75
Jer_34:18-19. 76 Cf. Jaussen, Coutumes des Arabes au pays de Moab 362. 77 Cf.
Ilíada III 298s; Tito Livio, I 24. De ahí las expresiones clásicas: ïñêéá ôÝìíåéí, foedus icere, ferire, percutere, que encuentra su paralelo en la frase hebrea cortar la alianza (
karat haberit),
es decir, la víctima de la alianza. Dhorme relaciona
berit con el acadio
beritu (entre dos). Véase E. dhorme,
La religión des Hébreux nómades 217-219. 78
Jos_9:4. 79
Gen_23:17-18. 80
Rut_4:1-12. 81 Véase R. De Vaux, a.c.: RB (1950) 25. 82 Gén c.23. 83
Gen_48:5.12.16. 84
Gen_15:4. 85
Gen_16:2. 86
Gen_30:3. 87 Arts.144-147. 88 Art. 170-171a. 89 Art.41. 90 R. De Vaux, a.c.: RB (1950) 28. 91
Gen_16:2. 92
Gen_24:50. 93
Gen_24:57s. 94 R. De Vaux, a.c., 29. 95
Gen_24:5;
Gen_24:8. 96 Art.25.26.27.30.36.38. 97
Gen_25:29-34 98 Art.165. 99 R. De Vaux, a.c., 30. 100 R. De Vaux, a.c., p.31. 101 Gén 29. 102
Lev_18:18. 103
Gen_31:14. 104
Gen_31:30. 105 Cf. R. De Vaux, a.c., 35.