Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
36. La Restauración completa de Israel.
Después de hablar de la destrucción de los enemigos seculares de Israel como condición previa para el retorno de los israelitas a su tierra patria, el profeta habla de la restauración de la nación. El capítulo contiene dos partes:
a) anuncio de la bendición de Yahvé sobre los montes de Israel, en oposición a la desolación sobre los montes de Edom (1-15);
b) el castigo de Judá fue merecido; pero, por honor de su nombre, Yahvé hará retornar a los exilados,
les dará un nuevo corazón, y en Palestina los colmará de todo bien. La nueva tierra de promisión se transformará en un maravilloso edén para felicidad de los repatriados (16-38).
La bendición sobre los montes de Israel (1-15).
1 Y ahora, hijo de hombre, profetiza a los montes de Israel y di: Oíd, montes de Israel, la palabra de Yahvé: 2 Así habla el Señor, Yahvé: Pues que el enemigo dijo de vosotros: ¡Ea! Son ruinas perpetuas, se nos dan en posesión a nosotros. 3 Habla y di: Así habla el Señor, Yahvé: Por eso, porque os asolaron y tragaron de todas las partes, dándoos por heredad a las gentes y haciéndoos objeto de habladurías y de escarnios, 4 por eso, ¡oh montes de Israel! oíd la palabra de Yahvé: Así dice el Señor, Yahvé, a los montes y a los collados, a los lechos de los torrentes y a los valles, a las ruinas desoladas y a las ciudades desiertas que fueron la presa y el sarcasmo de los que de los pueblos circunvecinos quedaban. 5 Por eso, así habla el Señor, Yahvé: Sí, en mi celo y en mi furor hablé contra los escapados de los pueblos, y contra Idumea toda entera, que se apropiaron mi tierra con corazón alegre y el desprecio en el alma para despoblarla y depredarla. 6 Por eso, profetiza a la tierra de Israel, y di a los montes y a los collados, a los lechos de los torrentes y a los valles: Así habla el Señor, Yahvé: Heme aquí, en mi celo y en mi furor lo digo: Ya que habéis soportado el escarnio de las gentes, 7 así habla el Señor, Yahvé: Alzo mi mano y juro que las gentes que os rodean soportarán vuestro escarnio, 8 y vosotros, montes de Israel, germinaréis, daréis ramas y frutos a mi pueblo Israel, que va a volver. 9Porque heme aquí, a vosotros me acerco, a vosotros me vuelvo. Todavía seréis labrados y sembrados, 10 multiplicaré en vosotros a los hombres, la casa de Israel toda entera, y serán repobladas las ciudades y reconstruidas las ruinas. 11Multiplicaré en vosotros a los hombres, y se multiplicarán los ganados, y estaréis poblados como antiguamente, y más todavía que al principio, y sabréis que yo soy Yahvé. 12 Haré volver a vosotros a los hombres, mi pueblo Israel, que os poseerá, y les seréis en heredad, y no volveréis a devorarlos. 13 Así dice Yahvé: Pues que andan diciendo de ti: Eres una devoradora de hombres y has privado a tu nación de tus hijos, 14 no devorarás ya más a los hombres, ni a tu nación privarás de hijos, dice el Señor, Yahvé, 15 y nunca más te haré oír los insultos de las gentes, ni tendrás que oír los escarnios de los pueblos, y no quedarán los tuyos privados de hijos, dice el Señor, Yahvé. En este fragmento, el país de Judá es simbolizado metonímicamente en sus
montes (v.1) 1. De hecho, el reino de Judá comprendía precisamente la zona montañosa al sur de Palestina. La expresión
Israel tiene el sentido de nación israelita en general, sin contraponerlo a Judá. El profeta echa en cara a las naciones enemigas, sobre todo a Edom, que se alegraran de la desolación del país de Israel (v.2). Los pueblos vecinos de Judá creían que la situación de Palestina como tierra de nadie habría de permanecer indefinidamente, y por eso piensan instalarse en ella. Judá se había convertido en objeto de
escarnio (v.3) para las otras naciones. Su supuesta superioridad religiosa de nada le sirvió en el momento del turbión de la guerra.
Yahvé, en su celo, no puede soportar la burla de su pueblo, y se propone castigar a
los escapados de los pueblos (v.5), las bandas ambulantes que se habían librado de los soldados caldeos y andaban por los desiertos atacando al pueblo judío que había quedado en su tierra. Días llegarán en que los escarnecedores serán escarnecidos, mientras que los
montes de Israel serán glorificados de nuevo al ser repoblados con las gentes judías repatriadas (v.8). Yahvé tendrá una particular providencia de la tierra de Palestina: á foso tros
me acerco, a vosotros me vuelvo (v.8). Se había alejado momentáneamente para castigar a su pueblo por sus pecados, pero les siguió en el exilio, y volverá a protegerlos, devolviéndolos a sus hogares antiguos. Los montes volverán a ser sembrados y labrados, y las ciudades a ser repobladas (v.10). La prosperidad será la nota de la nueva situación en Palestina, de forma que se superarán los tiempos antiguos, y esa situación será definitiva, ya que Yahvé no volverá a castigarlos:
no volveréis a devorarlos (v.12).
Por fin se establecerá una paz permanente en la tierra de Palestina, que, por ser una encrucijada geográfica, fue siempre lugar de lucha permanente. De ahí el título que se le da de
devoradora de hombres (v.13). Siempre había sido campo de choque y de batalla entre las grandes potencias, y también objeto de incursiones y
razzias de parte de las poblaciones vecinas de TransJordania. La ir ase parece calcada en la información dada por los exploradores israelitas de Canaán: Es una tierra que
devora a sus habitantes. 2 El profeta Ezequiel, pues, recoge la expresión para aplicarla a la situación anterior al exilio, cuando Palestina había sido asolada y llevados cautivos sus habitantes, y contraponerla a la nueva situación. En el futuro, todo será paz, porque Yahvé tomará al país bajo su especial protección (v.14). Palestina no
devorará ya mas a los hombres (v.14), sino que será el lugar edénico en el que todos vivirán en
paz, sin temor a enemigos exteriores e interiores.
Yahvé salvará a Israel por el celo de su gloria (16-24).
16 Fueme dirigida la palabra de Yahvé, diciendo: 17 Hijo de hombre, cuando moró en su tierra la casa de Israel, la contaminaron con sus malas obras y sus pecados. Su obrar ante mí fue como de inmundicia de menstruada. 18 Por eso descargué yo mi ira sobre ellos, por la sangre que derramaban en la tierra y por los ídolos con que la contaminaron. 19 Y los he dispersado entre las gentes y han sido esparcidos por todas las tierras, juzgándolos conforme a sus caminos y a sus obras, 20 y, llegados a las gentes a donde fueron, éstas profanaron mi santo nombre, diciendo de ellos: Estos son el pueblo de Yahvé, han sido echados de su tierra. 21 Pero he tenido lástima de ellos al ver mi santo nombre profanado, por causa de la casa de Israel, entre las gentes a las que han sido llevados. 22 Di, pues, a la casa de Israel: Así habla el Señor, Yahvé: No lo hago por vosotros, casa de Israel, sino más bien por el honor de mi nombre, profanado por causa vuestra entre las gentes a que habéis ido. 23 Yo santificaré mi nombre grande, profanado entre las gentes a causa de vosotros en medio de ellas, y sabrán las gentes que yo soy Yahvé, dice el Señor, Yahvé, cuando yo me santificare en vosotros a sus ojos. 24 Yo os tomaré de entre las gentes, y os reuniré de todas las tierras, y os conduciré a vuestra tierra. Ya en el c.20 el profeta había explicado claramente que Dios volvería a preocuparse de Israel por el
celo de su gloria. De suyo, Israel, por sus pecados, no hubiera merecido que se acordara de él, pero su desgracia ha sido ocasión de que los enemigos paganos se burlaran, diciendo: Estos son
el pueblo de Yahvé, han sido echados de su tierra (v.20). La frase es irónica y parece insinuar
que el Dios de Israel ha sido impotente para salvar a su pueblo. En realidad, Yahvé expresaba rechazo hacia Israel por sus pecados tradicionales de idolatría y homicidios (v.18), y lo consideraba impuro como una mujer
menstruada (v.17). La Ley declaraba impuro a todo lo que tocare a una mujer en este estado 3. Es una metáfora muy expresiva para reflejar la situación abominable en que se hallaba Israel respecto de su Dios. Nada en él había que atrajera sus miradas por sus múltiples pecados, y por eso le castigó duramente con el exilio; pero esto
dio lugar a que las otras naciones profanaran el nombre de Yahvé al considerarle impotente en su protección sobre la nación vencida.
Por eso ya es cuestión de salvar el honor de su
santo nombre profanado (v.21)4. Israel, con sus pecados, ha dado ocasión a esta profanación del nombre de Yahvé entre los gentiles, ya que con sus aberraciones se hizo acreedor a los mayores castigos y aun de la destrucción de la nación como tal. El exilio había desacreditado a Yahvé ante las gentes, le había
profanado, y ahora Yahvé, movido de su celo, quiere
santificarse ante ellos (v.23), es decir,
mostrar su poder y santidad o carácter moral y trascendente; es decir, hará ver a los gentiles que, si permitió la destrucción de su pueblo, no fue por impotencia,
sino por exigencias de su justicia y santidad, que reclamaban un castigo purificador. Yahvé no puede permitir impunemente el pecado, sino que en todos sus actos se mueve por sus imperativos morales intransigentes. Cuando haga retornar a los israelitas a su patria, entonces los gentiles
sabrán quién es Yahvé en su omnipotencia y grandeza.
Purificación y arrepentimiento de los israelitas (25.-32)
25 Y os aspergeré con aguas puras y os purificaré de todas vuestras impurezas, de todas vuestras idolatrías. 26 Os daré un corazón nuevo y pondré en vosotros un espíritu nuevo; os arrancaré ese corazón de piedra y os daré un corazón de carne. 27 Pondré dentro de vosotros mi espíritu y os haré ir por mis mandamientos y observar mis preceptos y ponerlos por obra. 28 Entonces habitaréis la tierra que yo di a vuestros padres, y seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios. 29 Os libraré de todas vuestras impurezas, y llamaré al trigo y lo multiplicaré, y no tendréis hambre. 30 Multiplicaré los frutos de los árboles y el de los campos, para que nunca más os escarnezcan las gentes porque padezcáis hambre. 31 Vosotros, por vuestra parte, os acordaréis de vuestros malos caminos, de vuestras obras, que no fueron buenas, y sentiréis vergüenza de vosotros mismos por vuestras iniquidades y vuestras abominaciones. 32 No lo hago por vosotros, dice el Señor, Yahvé; sabedlo, confundios y avergonzaos de vuestras obras, ¡oh casa de Israel! Yahvé, al reintegrar al pueblo israelita, quiere que constituya una nueva comunidad totalmente distinta a la anterior al destierro en cuanto a sus sentimientos religiosos internos.
Los vicios tradicionales de idolatría e injusticias sociales no deben prevalecer en la nueva teocracia, y de ahí que Yahvé los someta a una purificación lustral interna (v.25) 5. Y esta purificación no será sólo negativa, haciendo desaparecer los pecados tradicionales pasados, sino que
transformará interiormente a los nuevos ciudadanos de Israel: Os
daré un corazón nuevo, os arrancaré ese corazón de piedra y os daré un corazón de carne (v.26). Los israelitas anteriores al exilio habían tenido un corazón de
piedra, insensible a los mandatos de Yahvé. En adelante los israelitas tendrán un
espíritu nuevo, proveniente de su Dios, de modo que sientan instintiva atracción hacia los caminos rectos 6.
El profeta entrevé la nueva etapa mesiánica, en que los imperativos del espíritu serán los móviles de una nueva generación:
el cristianismo. De hecho sabemos que los israelitas reintegrados a su patria después del exilio no volvieron a sentir veleidades idolátricas, sino que más bien se cerraron en un sano monoteísmo intransigente. Es la primera etapa de la nueva era vislumbrada por Ezequiel.
Con la aparición del Mesías vendrá el culto de Dios en espíritu y en verdad7, síntesis del mensaje evangélico. Pero el profeta en este oráculo se fija en la primera etapa, idealizándola: el Israel histórico volverá a ser realmente el
pueblo de Yahvé (v.28), ya que los corazones de los israelitas vivirán centrados en torno a su Dios. La profecía es paralela a la de Jeremías: en aquel día seré el Dios de todas las tribus de Israel, y ellos serán mi pueblo. Yo pondré mi ley en ellos y la escribiré en su corazón, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo 8.
Como consecuencia de esta vinculación a Yahvé, vendrán toda clase de bendiciones sobre la nueva teocracia: en primer lugar, la purificación de todas las impurezas idolátricas pasadas, y después la fertilidad exuberante de la naturaleza:
llamaré al trigo y lo multiplicaré (v.29) 9. Será entonces cuando se vean participantes de las bendiciones de Dios, cuando reconozcan plenamente sus yerros pasados 10, entrando por la vía de una conversión sincera. Pero el profeta cierra la perícopa repitiendo que la restauración de Israel
no fue debida a los méritos realizados por la Nación, sino más bien al celo de Yahvé por su nombre entre los pueblos (v.32). Deben tener en cuenta que la historia de Israel es la historia de deserciones y crímenes de todo género, y, por tanto, deben sentir vergüenza del pasado:
confundios y avergonzaos de vuestras obras.
Prosperidad del nuevo Israel (33-38).
33 Así habla el Señor, Yahvé: El día en que os habré purificado de todas vuestras iniquidades, repoblaré las ciudades y reconstruiré las ruinas. 34 La tierra desolada en que el caminante no ve más que desolación, volverá a ser labrada, 35 y se dirá: Aquella tierra inculta se ha convertido en jardín de Edén; las ciudades arruinadas, asoladas y desiertas están fortificadas y pobladas, 36 y los pueblos que en torno vuestro han sido dejados, sabrán que yo, Yahvé, he edificado vuestras derribadas ruinas y he repoblado de árboles la tierra devastada. Yo, Yahvé, lo he dicho y lo haré. 37 Así dice el Señor, Yahvé: Aun a esto más me dejaré inducir a realizar por la casa de Israel: Multiplicaré los hombres como se multiplican los rebaños; 38 a modo de ovejas consagradas, de ovejas de Jerusalén, en sus solemnidades, así serán las ciudades arruinadas, llenas de rebaños humanos, y sabrán que yo soy Yahvé. El profeta idealiza la situación de la tierra de promisión de los repatriados. Palestina se convertirá en un verdadero Edén, admiración de todas las gentes. En otros tiempos, Moisés había prometido al pueblo de Israel salido de Egipto una tierra que manaba leche y miel.11 La nueva reinstalación de los exilados será también en una tierra feracísima. Los campos desolados recobrarán su frondosidad perdida, y las ciudades serán repobladas en número desbordante. El cuadro presentado por el profeta es cautivador para aquellos pobres exilados, acostumbrados a trabajar en los campos e industrias de los caldeos. De nuevo tenemos que repetir que debemos distinguir en estos oráculos lo sustancial espiritual del ropaje accesorio literario.
Ezequiel no encuentra mejor modo de atraer la atención de aquellos exilados, sumidos en la desesperación, que presentarles un cuadro exuberante de restauración en la tierra ahora hollada por el enemigo. La imaginación oriental del profeta reviste la nueva realidad de la repatriación hecho sustancial de sus vaticinios con colores vivos y atrayentes, conforme a las exigencias de la mentalidad de los oyentes. En el recuerdo de todos estaban las solemnidades en el templo, con los miles de ovejas apretujándose en los atrios exteriores del templo de Jerusalén preparadas para el sacrificio:
ovejas consagradas (v.38). El profeta afirma que en la repoblación humana de la actualmente deshabitada Judá se repetirá un espectáculo semejante (v.38). Los exilados creían que la nación se extinguiría como comunidad nacional, ya que la espada, el hambre y el cautiverio habían acabado casi con la población de Judá. ¿Cómo habría de repoblarse de nuevo el hogar patrio? El profeta anuncia en nombre de Dios que llegarán días en que la patria volverá a ser desbordada de gentes repatriadas con ánimos de reconstruir la nación.
1
Ez 6:2; 35:12. 2 Núrn 13:32;
Lev_18:28. 3 Cf.
Lev_15:10-20. 4 Cf.
Isa_43:22-25;
Isa_48:11. 5 Las abluciones lústrales simbolizaban el perdón de los pecados (
Gen_35:2;
Exo_30:17). 6 Cf.
Isa_32:5;
Joe_2:28;
Zac_4:6. Véase el artículo de P. Van Imschoot,
L'esprit de Yahvé, principe de vie dans VA.T.: Ephem. Theol. Lovari., 16 (1939) 457-467. 7 Cf.
Jua_4:14. 8 Cf.
Jer_31:1.33. 9 Expresión análoga para predecir la fertilidad del campo la encontramos en
Ose_2:21-22. 10 Cf.
Eze_20:43;
Isa_64:6;
Jer_2:23. 11
Exo_3:8;
Exo_17:13;
Exo_33:3;
Lev_20:24.