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Resurrección del hijo de la viuda de Naín.
A continuación se fue a una ciudad llamada Naín. Iban con él sus discípulos y una gran muchedumbre. (Lucas 7, 11) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 07

2. LA ACCIÓN SALVADORA DE DlOS (7,1-8,3).

En el sermón de la montaña ha hablado Jesús como maestro que enseña con autoridad y poder; ahora se nos muestra como salvador poderoso. Su poder de sanar y de salvar tiene una amplitud ilimitada: otorga su favor a un pagano (7,1-10), resucita a un muerto (7,11-17), se revela como el salvador prometido de los enfermos y de los pecadores (7,18-35) y perdona a la pecadora (7,36-SO). El resultado de su actividad se muestra de nuevo en los discípulos (8,1-3).

a) Curación del criado del centurión (Lc/07/01-10)

1 Después de terminar todos sus discursos ante el pueblo, entró en Cafarnaúm. 2 Un centurión tenia enfermo y a punto de morir un criado al que estimaba mucho. 3 Cuando oyó hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos, para rogarle que viniera a salvar a su criado. 4 Al llegar éstos ante Jesús, le suplicaban con mucho interés, diciendo: Merece de verdad que le hagas este favor: 5 porque ama a nuestro pueblo, y él nos ha edificado la sinagoga.

Cafarnaúm, como ciudad fronteriza que era, tenía puesto de aduanas (Mar_2:13 s) y guarnición. Herodes Antipas, al igual que su padre, tiene en su ejército de mercenarios gentes de todo el mundo: sirios, tracios, germanos, galos. El centurión era pagano. Cuando enferma de muerte su criado, hace todo lo que está en su mano para curarlo. Siendo pagano, se cree indigno de presentar personalmente su petición a Jesús y por esto le envía como mediadores a unos ancianos de los judíos. Con humildad reconoce la disposición de Dios, según la cual la salud debe llegar a los gentiles a través de los judíos. Su compasión, su humildad y su obediencia lo predisponen para recibir el mensaje salvífico de Cristo. EI centurión era uno de aquellos paganos a los que ya no satisfacían los mitos politeístas, cuya hambre religiosa no se saciaba con la sabiduría de los filósofos y que, por consiguiente, simpatizaban con el monoteísmo judaico y con la moral que de él derivaba. Era temeroso de Dios, profesaba la fe en el Dios único, tomaba parte en el culto judío, pero todavía no había pasado definitivamente al judaísmo. Buscaba la salvación de Dios. Su fe en el Dios único, su amor y su temor de Dios lo manifestaba en el amor al pueblo de Dios y en la solicitud por la sinagoga, que él mismo había edificado. Sus sentimientos se expresaban en obras.

Los ancianos de los judíos, miembros dirigentes de la comunidad, ven en Jesús a un hombre por el que Dios hace favores a su pueblo. Están convencidos de que Dios sólo otorga tales favores a su pueblo, pero esperan que haga una excepción con el centurión por los méritos que se ha granjeado con el pueblo de Dios, y que se muestre también clemente con el pagano. Sin embargo, estiman que la pertenencia a Israel es condición necesaria para la salvación (Act_15:5). Las condiciones para entrar en el reino de Dios y para la salvación están formuladas en las bienaventuranzas. Bienaventurados los pobres, los que tienen hambre, los que lloran... Ni una palabra sobre la pertenencia a Israel y a la sinagoga. Jesús es profeta para todos, también para los paganos, como Elías y Eliseo.

6 Entonces Jesús se fue con ellos. Pero, cuando estaba ya cerca de la casa, el centurión le mandó unos amigos para decirle: Señor, no te molestes; porque yo no soy digno de que entres bajo mi techo; 7 por eso yo mismo tampoco me sentí digno de presentarme ante ti. Pero dilo de palabra, y que mi criado se cure. 8 Porque también yo, aunque no soy más que un subalterno, tengo soldados bajo mis órdenes, y le digo a uno: Ve, y va, y a otro: Ven, y viene, y a mi criado: Haz esto, y lo hace.

El centurión cree que Jesús está en relación especial con Dios; él, pagano impuro y pecador, se tiene por indigno de hallarse en presencia de Jesús. Con parecida emoción ante la santidad de Dios que se manifiesta en Jesús, no podía soportar Pedro la presencia de Jesús. Al dirigirse uno al Dios santo, siente su propia falta de santidad. Esto es fruto del retorno a Dios y de la penitencia, camino de la salvación. «Convertíos; el reino de Dios está cerca.

Los ancianos de los judíos consideraban necesaria la presencia de Jesús para la curación del enfermo. En cambio, el centurión atribuye eficacia a la sola palabra de Jesús. Por su experiencia del mundo militar la considera como orden de mando y acto de autoridad. Tal palabra causa lo que expresa. Independientemente de la presencia del que la profiere hace llegar a todas partes el poder salvador. Con esta palabra basta para que se expulsen los poderes malignos y se reciba la salvación. La palabra, sin embargo, no está desligada de la actividad general de Cristo. En ella se presenta la palabra y la obra de Jesús.

La palabra de Dios nos capacita para experimentar, percibir y recibir la revelación de Dios y su acción salvadora en Jesús. La palabra no es sólo una parte de su acción, sino el fundamento que todo lo sostiene. Desde que fue exaltado Jesús, su palabra se extiende por el mundo en la obra apostólica de la Iglesia; en ella obra el Espíritu Santo. Jesús está lejos de nuestros ojos, pero su palabra está ahí, y en ella causa él nuestra salvación (Cf. Act_26:18; Act_10:36; Act_1:8).

9 Cuando Jesús oyó estas palabras, quedó admirado de él, y vuelto hacia la multitud que le seguía, dijo: Os digo que ni en Israel encontré tanta fe. 10 Entonces los enviados volvieron a la casa y encontraron al criado ya sano.

Ni en Israel... Estas palabras reproducen lo que escribe san Mateo: «Os lo aseguro: En Israel, en nadie encontré una fe tan grande (Mat_8:10). Por su larga historia, por la ley y los profetas estaba Israel preparado para la venida del Mesías; vino el Mesías, pero no halló fe. El pagano cree, y halla lo que busca, y proporciona la curación a su criado. Las bienaventuranzas del sermón de la montaña han descubierto la actitud fundamental del hombre, que es necesaria para la salvación. ¿Qué es lo que se ha mostrado? Las bienaventuranzas piden una actitud interior, del corazón, una apertura para con Dios, que es posible a todos, sean judíos o gentiles. La palabra de Jesús tiene virtud para traer a todos la salvación, con tal que se reciba con fe.

El criado enfermo queda curado y se ve salvado de la muerte, que sólo asoma al principio y al fin de la narración, pero que está constantemente en el fondo del cuadro. Por encima de los poderes malignos que empujan al enfermo a la muerte, está la misericordia de su señor, el amor del centurión a Israel y a su Dios, la mediación del judaísmo, la fe humilde del centurión, pero sobre todo la potente palabra de Jesús; la Iglesia, en la que está encarnado lo que vive en el centurión. Con profundo sentido hace la Iglesia que se recen las palabras del centurión cuando Jesús se acerca a los fieles en la eucaristía trayendo su salvación.

b) Resurrección del hijo de la viuda de Naím (Lc/07/11-17)

11 A continuación se fue a una ciudad llamada Naím, y con él iban sus discípulos y una gran multitud. 12 Cuando se acercó a la puerta de la ciudad, se encontró con que llevaban a enterrar un muerto, hijo único de su madre, que era viuda, y bastante gente de la ciudad la acompañaba.

Naím estaba situada en el camino que partiendo del lago de Genesaret y pasando al pie del Tabor por la llanura de Esdrelón, conducía a Samaría. Naím era sólo una pequeña aldea, aunque Lucas habla de una ciudad. A la entrada de la ciudad se encuentran dos comitivas, la que va encabezada por el dispensador de vida, y la comitiva que va precedida de la muerte. En un sermón después de pentecostés pronunció san Pedro estas palabras: «Vosotros, pues, negasteis al santo y al justo, y pedisteis que se os hiciera gracia de un asesino (Barrabás) al paso que disteis muerte al autor de la vida, a quien Dios resucitó de entre los muertos» (Act_3:14 s).

El difunto era hijo único de su madre, la cual era viuda. E1 marido y el hijo habían muerto prematuramente, y la muerte prematura era considerada como castigo por el pecado. El hijo facilitaba la vida a la madre. En él tenía protección legal, sustento, consuelo. La magnitud de la desgracia halla misericordia en la gran multitud de la ciudad que la acompañaba. Podían consolarla, pero nadie podía socorrerla.

13 Al verla el Señor, sintió compasión de ella y le dijo: No llores más. 14 Y llegándose al féretro, lo tocó; los que lo llevaban, se pararon. Entonces dijo: ¡Joven! Yo te lo mando: levántate. 15 Y el difunto se incorporó y comenzó a hablar, y Jesús lo entregó a su madre.

Jesús se sintió lleno de compasión. él mismo predica y trae la misericordia de Dios con los que se lamentan y lloran. Dios toma posesión de su reino mediante su misericordia con los oprimidos.

El cadáver yace en el féretro, envuelta en un lienzo. El gesto de tocar el féretro, como escribe Lucas conforme a la concepción griega, es para los que lo llevan una señal para que se paren. Jesús llama al joven difunto, como si todavía viviera. Su llamada infunde vida. «Dios da vida a los muertos, y a la misma nada llama a la existencia» (Rom_4:17). Con su palabra poderosa es Jesús «autor de la vida» (Act_3:15).

El joven vive, se incorpora y comienza a hablar. Jesús lo entrega a su madre. La resurrección de los muertos es prueba de su poder y de su misericordia. El poder está al servicio de la misericordia. Poder y misericordia son signos del tiempo de salvación. Por sus entrañas misericordiosas visita Dios a su pueblo para iluminar a los que yacen en tinieblas y sombras de muerte (Act_1:78 s).

Lo entregó a su madre. Así se dice también en el libro de los Reyes (1Ki_17:23), que cuenta cómo Elías resucitó al hijo difunto de la viuda de Sarepta. Jesús es profeta, como Elías, pero aventaja a Elías. Jesús resucita a los muertos con su palabra poderosa; Elías con oraciones y prolijos esfuerzos.

16 Todos quedaron sobrecogidos de temor y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta ha surgido entre nosotros; Dios ha visitado a su pueblo. 17 Y esta fama acerca de él se extendió por toda la Judea y por toda la región cercana.

En Jesús se hizo patente el poder de Dios. La manifestación de Dios suscita temor. El temor y asombro por la acción poderosa de Dios es comienzo de la glorificaci6n de Dios. La glorificación de Dios por los testigos proclama dos acontecimientos salvíficos: a) ha surgido un gran profeta. Dios interviene decisivamente en la historia; Jesús es, en efecto, un gran profeta. b) Dios ha visitado benignamente a su pueblo. Ahora se realiza lo que había anunciado proféticamente en su himno el padre del Bautista: «Bendito el Señor, Dios de Israel, porque ha venido a ver a su pueblo y a traerle el rescate, y nos ha suscitado una fuerza salvadora en la casa de David, su siervo» (1,68s). La fama de Jesús se extendió por toda Palestina y por la región circunvecina. El que ha escuchado la palabra de Dios la propaga. La palabra acerca de Jesús tiende a llenar el mundo.

c) Mensaje del Bautista a Jesús (Lc/07/18-35)

Lucas reúne tres fragmentos de tradición para representar la grandeza de Jesús mediante la grandeza del Bautista. El Bautista pregunta por la misión de Jesús (7,18-23), Jesús se pronuncia sobre la misión del Bautista y con ello sobre su propia misión (7,24-30), y habla de la actitud del pueblo frente al Bautista y frente a él mismo (7,31-35).

18 Llevaron a Juan sus discípulos la noticia de todas estas cosas. Entonces Juan llamó a dos de ellos 19 y los envió a preguntar al Señor: ¿Eres tú el que tiene que venir, o hemos de esperar a otro? 20 Llegándose a él aquellos hombres, le dijeron: Juan el Bautista nos ha enviado a ti para preguntarte: ¿Eres tú el que tiene que venir, o hemos de esperar a otro?

Juan está en la cárcel. Por sus discípulos le llega la noticia de las poderosas obras y de la predicación de Jesús. Estas noticias inducen a Juan a enviar a dos de sus discípulos al Señor para preguntarle si es o no el Mesías.

¿Quién es Jesús? Lucas, y sólo Lucas en este lugar, escribe: Los envió a preguntar al Señor. Aquí se expresa toda la fe de la primitiva Iglesia acerca de Jesús. La profesión de fe dice, en efecto: «Jesucristo es Señor» (Phi_2:11). Como tal lo constituyó Dios después que llevó a término su obra en la tierra, después que padeció y murió, y después que Dios lo resucitó y lo exaltó. A este conocimiento conduce el largo camino que va desde la predicación del Bautista hasta la resurrección y el envío del Espíritu Santo. Ahora bien, este Señor nos dice dónde termina y dónde debe terminar este camino.

Por el que tiene que venir entendía el Bautista una figura mesiánica, no a Dios mismo, y designa a Jesús como el que ha de venir. «Viene el que es más poderoso que yo» (Phi_3:16). «En medio de vosotros hay uno al que no conocéis, el que viene detrás de mí» (Joh_1:26 s). «Un poco, un poco nada más, y el que ha de venir vendrá, y no tardará» (Heb_10:37). El Bautista describió a este que ha de venir como juez, que tiene ya el bieldo en la mano, que bautiza con fuego y espíritu, juzga y comunica nueva vida. ¿Qué ha sido de él? El Bautista manda a preguntar: ¿Eres tú el que tiene que venir o hemos de esperar a otro? A Lucas le interesa esta pregunta, no precisamente el estado de ánimo del Bautista que late en la pregunta. ¿Quién es Jesús?

21 En aquel momento curó a muchos de sus enfermedades y males, y de espíritus malignos, y a muchos ciegos les concedió la gracia de ver. 22 Y respondiendo les dijo: Id a contar a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, y se anuncia la buena nueva a los pobres, 23 y bienaventurado aquel que en mi no encuentre ocasión de tropiezo.

Hechos históricos y la palabra proféticamente divina dicen quién es Jesús. El tiempo de la salud comienza a realizarse. Los enviados son testigos de las curaciones milagrosas que lleva a cabo Jesús. Libra de muchas enfermedades, quita dolencias, que se conciben como castigos de Dios (azotes), y salva de los malos espíritus. Se destaca expresamente la curación de ciegos, pues éstos se consideraban muertos. Jesús aporta la transformación de las cosas: libra de la enfermedad y de la miseria, trae reconciliación con Dios y quebranta el dominio de los malos espíritus.

Lo que este acontecer significa en la historia de la salvación, lo dice el encargo que da Jesús a los mensajeros; está expresado con palabras de la Escritura, tomadas de Isaías, el profeta de la expectación de la salvación en tiempos de Jesús. «Entonces oirán los sordos las palabras del libro, y los ciegos verán sin sombras ni tinieblas» (Isa_29:18). «Entonces se abrirán los ojos de los ciegos, se abrirán los oídos de los sordos. Entonces saltará el cojo como un ciervo, y la lengua de los mudos cantará gozosa» (Isa_35:5 s). «El espíritu del Señor, Yahveh, descansa sobre mí, pues Yahveh me ha ungido. Y me ha enviado para anunciar la buena nueva a los pobres» (Isa_61:1). Jesús actúa en vez de Dios en favor de los hombres. No viene como soberano y juez, sino como siervo de Dios, que quita las enfermedades y la culpa de los hombres; como mensajero de gozo, que anuncia a los pobres la buena nueva; como sumo sacerdote, que reconcilia y une con Dios.

La manera de presentarse «el que tiene que venir» produce escándalo. Bienaventurado aquel que en mí no encuentre ocasión de tropiezo. La idea del que había de venir, tal como lo entreveían los discípulos de Juan, tal como lo concebían los fariseos, debe comprobarse mediante la comparación con los hechos que pone Dios, y mediante la palabra que profiere Dios por los profetas. Bienaventurado aquel que no se cierra a la acción de Dios en Jesús, aunque ésta no responda a la idea que uno mismo se ha formado.

24 Cuando los enviados de Juan se fueron, comenzó él a hablar de Juan a la gente: ¿Qué salisteis a ver en el desierto: una caña agitada por el viento? 25 Si no, ¿qué salisteis a ver: un hombre vestido con ropajes refinados? Bien sabéis que los que visten suntuosamente y viven con lujo habitan en los palacios reales. 26 Pues entonces, ¿qué salisteis a ver: a un profeta? Pues sí, yo os lo digo y mucho más que a un profeta.

Con una manera de hablar popular, gráfica y sin artificio, con preguntas insistentes invita Jesús a su auditorio a entrar dentro de sí y a reflexionar sobre la misión del Bautista. El que la comprende, llega también a comprender lo que significa el modo de presentarse Jesús. ¿Quién es Juan? ¿Por qué acudían a él las multitudes al desierto? ¿Qué es lo que ha dado lugar a este movimiento? ¿No irán a ver las cañas del Jordán... ni a un hombre que se pliega y se adapta a todo viento como una caña? Juan era un hombre valiente y firme y decía delante de grandes y pequeños lo que le ordenaba su misión. ¿Era esa firmeza de carácter lo que arrastraba a las multitudes hacia él?

¿O era acaso el espectáculo de un príncipe fastuoso lo que llevaba a las gentes al desierto? Para esto no hacía falta ir al desierto; más bien había que ir a ver las cortes de los príncipes helenistas. Juan llevaba un vestido de pelo de camello con un ceñidor de cuero a la cintura; su alimento consistía en langostas y miel silvestre (Mat_3:4 s). ¿Quién es Juan? ¿Un asceta? ¿Un profeta? El pueblo ve en él un profeta que pregona la voluntad de Dios (Mat_21:16). Todos tenían a Juan por profeta (Mar_11:32). Su padre Zacarías predijo que sería profeta del Altísimo (Mar_1:76). Una comisión investigadora enviada por el sanedrín le había dirigido esta pregunta: «Eres tú el profeta? (Joh_1:21). En su predicación se repite la predicación de los profetas; Juan anuncia el castigo de Dios, exige conversión radical y habla de la salud venidera. Como profeta se enfrenta con el señor de la región (Mar_6:17 ss) y procede como Samuel frente a Saúl (1Sa_15:10 ss), como Natán frente a David (2Sam 12), como Elías frente a Acaz (lRe 21,17 ss). Jesús confirma esta impresión: Sí, es un profeta. Pero con eso no está dicho todo. Consciente de su autoridad dice Jesús: Yo os digo, mucho mas que un profeta. ¿Quién es Juan?

27 éste es aquel de quien está escrito: He aquí que envío ante ti mi mensajero, el cual preparará tu camino delante de ti. 28 Yo os digo: entre los nacidos de mujer, no hay ninguno mayor que Juan; sin embargo, el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él.

En Juan se cumple el oráculo del profeta Malaquías: «Pues he aquí que voy a enviar a mi mensajero, que preparará el camino delante de mí.» Así dice el texto del profeta, pero la tradición que acepta Lucas adapta el oráculo a la realización. Dios habla a otro, que es enviado por él, que viene en nombre de Dios y aporta el tiempo final: Envío ante ti mi mensajero. Juan es el preparador del camino del portador de la salvación de los últimos tiempos, preparador enviado por Dios. Cierra la serie de los profetas y los supera. Es el profeta que está situado en el alborear del tiempo mesiánico.

Con conocimiento y autoridad lo llama Jesús el más grande de los hombres. Ve la grandeza de un hombre en su servicio a la causa de la salvación. Juan prepara la venida del portador de ella. El relato de la infancia de Juan hablaba ya de esta grandeza: Juan fue anunciado por el ángel, su nacimiento estuvo rodeado de gozo por la salvación, desde un principio posee el Espíritu y está consagrado a Dios, sobrepuja a Samuel y viene como otro Elías. Descuella por encima de todos los hombres, incluso por encima de todas las grandes figuras de la historia de la salvación.

Sin embargo, la grandeza de Juan tiene sus límites. El más pequeño en el reino de Dios es mayor que él. El más pequeño es Jesús. Jesús sirve a todos los hombres, se hace pequeño ante Juan al hacerse bautizar por él, no se presenta como soberano, sino como humilde siervo de Dios. A juicio de algunos discípulos de Juan, era él el menor en comparación con Juan. él aporta el reino de Dios. Con él alborea el tiempo de la realización y se cierra el tiempo de las esperanzas, en el que todavía vivía Juan. En el empequeñecimiento es Jesús el más grande. El reino de Dios alborea en los pequeños (*)

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* Del 28 se dan diferentes explicaciones. La que hemos dado se halla ya en los padres de la Iglesia y hoy vuelve a sostenerse. La otra explicación dice: el más pequeño es un discípulo de Jesús que tiene participación en el reino de Dios. éste es mayor que Juan, porque vive ya en el tiempo en que se inaugura el reino de Dios, mientras que Juan pertenece todavía al tiempo de la espera.

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29 Y al oírlo todo el pueblo, incluso los publicanos reconocieron los designios de Dios y recibieron el bautismo de Juan. 30 Pero los fariseos y los doctores de la ley frustraron el plan de Dios respecto de ellos mismos y no recibieron el bautismo de aquél.

Mediante el bautismo de conversión para el perdón de los pecados prepara Juan el camino al que tiene que venir. Dios mismo es quien establece el bautismo de penitencia como camino de salvación para todos. Todo el pueblo lo necesita, y a todo el pueblo se ofrece.

El pueblo, que era despreciado por los fariseos y los escribas por su ignorancia de la ley, y los publicanos, que pasaban por pecadores y eran despreciados como parias, daban razón a Dios y se plegaban a su designio salvífico, se convertían, hacían penitencia e iban a bautizarse. En cambio, los fariseos y los escribas rechazaban el bautismo de Juan, y así dejaban sin vigor para ellos el designio salvífico de Dios. Los sin ley y los pecadores aceptan la oferta de Dios para la conversión, los fariseos y los escribas la recusan. Los que son segregados por los fariseos son acogidos en la comunidad de salvación; los que se apartan de los otros considerándose ellos mismos como comunidad de salvación, desprecian la acogida en la verdadera comunidad mediante la penitencia. La oferta de salvación que se extiende a todos exige la conversión de todos. El camino lo fija para todos el designio de Dios, nadie puede fijárselo por su propia cuenta. Juan, con su actividad, aporta división y juicio; con esto anuncia también la acción de Jesús.

31 ¿A quién, pues, compararé los hombres de esta generación, y a quien se parecen? 32 Se parecen a los niños sentados en la plaza y que gritan unos a otros aquello que dice: Os tocamos la flauta y no habéis bailado; entonamos cantos lúgubres y no habéis llorado.

¿Por qué no se acepta el designio salvífico de Dios? ¿Por qué es rechazado Juan, y en definitiva también Jesús? La razón de esto la pone al descubierto la parábola de los niños caprichosos. Algunos niños juegan en la plaza de una ciudad. Los unos quieren jugar a bodas, los otros a entierros. Los unos tocan la flauta e invitan a la danza; los otros entonan cantos lúgubres, lloran y sollozan, pero los primeros persisten en querer jugar a bodas.

¿Quién puede aprobar tal terquedad? Así también los hombres quieren algo distinto de lo fijado por el designio divino. El impedimento para recibir la salvación es el propio yo. La conversión aparta al hombre de sí mismo y lo vuelve hacia Dios y su voluntad. El camino de la salvación está en apartarse de sí y volverse a Dios.

33 Porque ha llegado Juan el Bautista, que ni come pan ni bebe vino, y decís: ¡Está endemoniado! 34 Llegó el Hijo del hombre, que come y que bebe, y decís: éste es hombre comilón y bebedor, amigo de publicanos y pecadores.

La caprichosa terquedad de los contemporáneos de Jesús se muestra en el juicio que formulan sobre él y Juan. Al Bautista lo tienen por demasiado severo y lo creen loco. A Jesús lo creen poco santo y lo tienen por un vividor sin religión, que traba amistad con publicanos y pecadores. Lo llaman «comilón y bebedor», aunque Lucas usa unos términos más suaves que los de Mateo (Mat_11:19). Juan se presenta como predicador de conversión y de penitencia, Jesús como dispensador de la salvación para todos, y en particular para los que pasaban por perdidos y no tenían esperanza alguna en Israel.

En uno y otro se revela el designio salvífico de Dios. Juan el Bautista, profeta de los últimos tiempos, prepara el camino para el salvador. Jesús, en cambio, es el Hijo del hombre, que trae los tiempos finales; porque Dios le ha dado todo poder, todo dominio, dignidad y realeza, dominio imperecedero sobre todos los pueblos, razas y lenguas, realeza que no será destruida (Dan_7:14).

35 Pero la sabiduría fue reconocida por todos sus hijos.

Por muy enigmáticos que puedan parecernos los caminos de Dios en la historia de la salvación, no son arbitrarios, son sabiduría de Dios. Jesús vino de distinta manera de como se lo imaginaban los discípulos de Juan, de como lo enseñaban los fariseos y los doctores de la ley, de como lo esperaban los diferentes partidos en Israel. El Bautista vino de distinta manera de como se figuraba Israel al preparador del camino de la salvación venidera; porque no era Elías que volvía a aparecer, sino otro que se presentaba a la manera de Elías. «Si así lo queréis», era Elías. La Iglesia es distinta de como quieren muchos; los santos son distintos de como los hombres los imaginan.

La sabiduría de Dios en sus obras sólo la puede reconocer como sabiduría el que es hijo de la sabiduría, que, por decirlo así, ha nacido de la sabiduría, el que es transformado y penetrado por la sabiduría, el que piensa y juzga como la sabiduría.

Que el pueblo sencillo reconociera a Juan como precursor del Mesías y no se escandalizara de Jesús, no es obra humana, sino don de Dios, comunicación de la sabiduría por Dios. Por esto dice también Jesús dando gracias: «Te bendigo, Padre, ... porque has ocultado estas cosas a sabios y entendidos, y las has revelado a la gente sencilla» (Dan_10:21). La sabiduría humana no sirve para el conocimiento y la aceptación de los planes salvíficos de Dios; es Dios mismo quien tiene que hacernos el don de su sabiduría y de su revelación.

Las dos afirmaciones: Bienaventurado aquel que en mí no encuentre ocasión de tropiezo, y: La sabiduría fue reconocida por todos sus hijos, se completan mutuamente. El juicio puramente humano encuentra tropiezo en los designios salvíficos de Dios; la sabiduría divina da la razón de ellos. El hombre que haya de reconocer en Juan y en Jesús el comienzo de la salvación tiene necesidad de la sabiduría divina, tiene que renunciar al pensar puramente humano. Tiene que dar marcha atrás, tiene que reformar su modo de pensar, no debe tomarse a sí mismo por medida de las cosas, sino a Dios, tiene que salir de sí mismo y dejarse iluminar por la palabra de Dios, despojarse de la sabiduría humana y hacerse niño. Dios, en efecto, hace que se anuncie a los pobres la buena nueva.

d) Conversión de la pecadora (Lc/07/36-50)

Sólo Lucas refiere que Jesús se sentó a ]a mesa con fariseos. Le gusta de hablar de conversaciones habidas a la mesa. Durante la comida se trata de lo que separa a Jesús y a los fariseos: la actitud frente a los pecadores (Dan_7:36 ss), las leyes de pureza (Dan_11:39 s), el reposo sabático (Dan_14:1 ss). Las disputas se convierten en conversaciones habidas junto a la mesa (Dan_14:7 ss). El clima es distinto que en Mateo, más griego, más humano, más estimulante.

36 Cierto fariseo lo invitó a comer con él. Entró, pues, Jesús en la casa del fariseo y se puso a la mesa. 37 Y en esto, una mujer pecadora que había en la ciudad, al saber que él estaba comiendo en la casa del fariseo, Ilevó consigo un frasco de alabastro lleno de perfume, 38 y poniéndose detrás de él, a sus pies, y llorando, comenzó a bañárselos con lágrimas, y con sus propios cabellos se los iba secando; luego los besaba y los ungía con el perfume.

Jesús se puso a la mesa. Estaba invitado a comer en casa de un fariseo. Aprovecha también esta oportunidad para enseñar; Simón le da el nombre de maestro. Jesús procede de distinta manera que el Bautista. éste vive en el desierto, lejos de los hombres, como asceta riguroso, quien quiera oírle, tiene que ir a buscarlo al desierto. Jesús despliega su actividad en las ciudades, donde viven los hombres, en las casas, en invitaciones y fiestas. Juan cita a los hombres a juicio, Jesús les trae la salvación.

La casa en que se celebraba un banquete estaba abierta aun a los no invitados. Podían mirar, deleitarse con la vista del espectáculo, participar en las conversaciones de los comensales. Así pudo entrar también la mujer que era conocida como pecadora en la ciudad. Parece ser que era una meretriz (*).

La mujer muestra que profesa a Jesús una veneración sin límites. Llora profundamente conmovida. Besar los pies era señal de la más humilde gratitud, como la que se tiene, por ejemplo, a uno que salva la vida. La mujer se suelta los cabellos, aunque era ignominioso para una mujer casada soltarse los cabellos delante de hombres. Con los cabellos destrenzados seca los pies de Jesús. Se olvida de sí misma, no escatima nada y se entrega totalmente al sentimiento de gratitud a Dios. ¿Por qué todo esto? Jesús va a aludir a los antecedentes de esta conmoción interior.

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* «Pecadora» puede ser también una mujer que -ella o su marido- ejerce una profesión poco honrosa, como la de publicano, vendedor ambulante, curtidor, o que desprecia la ley. Sin embargo, sus manifestaciones de dolor hacen pensar más bien en una culpa muy personal.

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39 Viendo esto el fariseo que lo había invitado, se decía para sí: Si éste fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer es ésta que le está tocando: ¡Es una pecadora! 40 Entonces tomó Jesús la palabra y le dijo: Simón, tengo que decirte una cosa. Y él contestó: Pues dímela, Maestro. 41 Cierto prestamista tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro, cincuenta. 42 Como no podían pagarle, a los dos les perdonó la deuda. ¿Cuál, pues, de ellos lo amará más? 43 Simón le respondió: Supongo que aquel a quien más perdonó. Entonces Jesús le dijo: Bien has juzgado.

Simón ha oído lo que el pueblo dice de Jesús, que es profeta. Ahora ha podido formarse un juicio por sí mismo. Imposible que sea profeta, puesto que un profeta posee el don de escudriñar los corazones de los hombres y no tiene trato con los pecadores. Juzga al profeta según la doctrina de los fariseos, según su propia prudencia y sabiduría, no según la sabiduría y los pensamientos de Dios.

Sin embargo, Jesús posee el conocimiento de los corazones propio de los profetas, pues conoció los pensamientos de Simón. El que mantenga relaciones con los pecadores no se opone a su proximidad con Dios. En efecto, el tiempo de salvación es tiempo de la buena nueva para los pecadores, tiempo de perdón y de misericordia. Tenemos que remontarnos a la palabra de Jesús, y por ella a los pensamientos de Dios, para enjuiciar los «dogmas» que nos hemos fabricado nosotros mismos y conforme a los cuales queremos juzgarlo todo, incluso los designios de Dios...

Simón desprecia a la mujer como pecadora y se constituye en su juez. ¿Qué pensar de esto? Jesús es profeta y conoce los corazones de los hombres y el designio de Dios. La parábola se aplica a la situación. Se compara la culpa o deuda del pecado con la deuda pecuniaria. ¿Cuál de los dos a quienes se ha perdonado amará más al que ha perdonado? Más obvio habría sido preguntar: ¿Cuál de los dos estará más agradecido? En arameo no hay palabra especial para decir «agradecer». La gratitud se manifiesta en el deseo de dar algo por lo que se ha recibido, en el amor. La pecadora a los pies de Jesús expresa gran agradecimiento con sus demostraciones de amor.

¿No debía Simón quedarse pensativo reflexionando sobre la segunda parte de la parábola? Al que se han perdonado cinco denarios... él también es deudor. Pero no tiene conciencia de su deuda. Por eso ama poco. Aquí asoma el dicho del sermón de la montaña acerca de la paja y la viga en el ojo.

44 Y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Cuando entré en tu casa, no me diste agua para los pies: ella, en cambio, me los ha bañado con lágrimas y me los ha secado con sus cabellos. 45 No me diste un beso; ella, en cambio, desde que entré, no ha cesado de besarme los pies. 46 No me ungiste la cabeza con aceite; ella, en cambio, ha ungido mis pies con perfume. 47 Por lo cual, yo te lo digo, le quedan perdonados sus pecados, sus muchos pecados, porque ha amado mucho. Porque aquel a quien poco se le perdona, es que ama poco.

Las miradas de Jesús se posan en la pecadora arrepentida. También Simón debe de mirarla. Es un cuadro que va a sensibilizar la enseñanza. La mujer ama mucho. Todas las demostraciones de hospitalidad: lavar los pies, besarlos, ungir la cabeza, todo esto lo ha practicado ella en forma personal, con humildad y entrega: lava los pies con sus lágrimas y sus cabellos, unge, con ungüento precioso que ella misma se había procurado, no la cabeza, sino los pies; ha amado mucho, personalmente conmovida hasta lo más íntimo. ¿Y el fariseo? Tú no me diste... No has cumplido conmigo ni siquiera los deberes normales de la hospitalidad y de la cortesía. El amor de esta mujer, a la que se desprecia como pecadora, es un amor que desborda de gratitud por la bondad desbordante de Dios. Se deshace de sí, se olvida de sí, Dios lo es todo para ella.

Le quedan perdonados sus pecados, porque ha amado mucho. Es cierto que son incompatibles el amor y el pecado. «El amor cubre multitud de pecados» (/1P/04/08). «Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, porque amamos a nuestros hermanos» (1Jo_3:14). «Al que me ama, mi Padre lo amará» (Joh_14:21). El amor borra los pecados. A ella se le perdonan los pecados, los muchos pecados, porque ha amado mucho.

Después de la parábola parecía que había de sacarse la conclusión: porque se le ha perdonado mucho, por eso ha amado mucho. ¿Cómo se dice, pues: Quedan perdonados sus pecados porque ha amado mucho? Los enigmas, las paradojas, hacen reflexionar. El amor de la pecadora es, al mismo tiempo, motivo y consecuencia del perdón. Porque por las palabras de Jesús ha comprendido que él anuncia con autoridad el perdón de los pecados, por eso ama, y porque ama recibe el perdón. La palabra del perdón de los pecados proferida por Jesús causa lo que expresa. Ahora bien, para ser palabra eficaz debe al mismo tiempo infundir el amor, ya que sin amor no se perdonan los pecados. Este amor que se infunde al pecador, hace que él ame, lo convierte en amante. El amor es la nueva forma de su vida, y con ella se borra su pecado.

Aquel a quien poco se le perdona, es que ama poco. ¿Hay, pues, que tener muchos pecados para que se perdone mucho y se ame mucho? Esto se parecería a lo que se reprueba como absurdo en la carta a los Romanos: «Permanezcamos en el pecado para que la gracia se multiplique» (se muestre en toda su fuerza), Rom_6:1. Ni tampoco se quiere aludir al fariseo Simón; la frase es el reverso de la precedente, que así queda más iluminada. El que se fía de su justicia y cree que no tiene, o que apenas tiene necesidad de perdón, se halla en peligro. A este no le induce la angustia de la culpa a acoger con ansia, con gozo y gratitud la buena nueva de la misericordia de Dios; a este se le pasa muy fácilmente inadvertido el amor desbordante que se manifiesta en el reino de Dios. Los pobres son llamados por Jesús bienaventurados, y los ricos tienen que oir: ¡Ay de vosotros! Simón se halla en peligro si se tiene a sí mismo por justo y, en cambio, desprecia a la pecadora. Su amor es pequeño, porque... él es justo...

Jesús no borra la diferencia entre deuda grande y pequeña. Llama pecado al pecado. Pero entabla su lucha contra el pecado de manera diferente que la de los fariseos. éstos excluyen a los pecadores del santo pueblo de Dios y se apartan de ellos; Jesús, en cambio, anuncia y trae el perdón, hace a los pecadores santos y los introduce en el pueblo de Dios. Esto se efectúa por cuanto él anuncia el amor, que es don y precepto a la vez: el amor a Jesús y por él a Dios, como el que tiene la pecadora, el amor al hermano, como se insinúa en la parábola del siervo despiadado al que se retira el perdón porque no perdona a su hermano y no lo ama. El amor entraña perdón: el amor de Dios a los pecadores, el amor de los pecadores a Dios y a los semejantes.

48 Luego dijo a ella: Perdonados te son tus pecados. 49 Y comenzaron a decir entre sí los comensales: ¿Quién es éste, que hasta perdona pecados? 50 Pero él dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado; vete en paz.

Jesús formula el perdón del pecado. El perdón se ha producido y permanece. Jesús lo anuncia y lo efectúa. «El Hijo del hombre tiene poder para perdonar pecados» (Rom_5:24). Jesús es maestro, profeta, y más que profeta. Dios mismo le ha conferido el poder de perdonar pecados. ¿Quién es éste, que hasta perdona pecados?

Lo que salvó a la mujer fue la fe. El perdón se promete al amor. «Mucho se le perdona, porque ha amado mucho.» Ahora bien, la mujer alcanzó el amor porque oyó la palabra de Jesús, se la aplicó a sí misma y la aceptó con fe. Fe y amor van de la mano. Pero una y otro van dirigidos en primer lugar a Jesús. A nadie se le ha ocurrido jamás pensar en un amor a Jesús que lo venere, le dé gracias y lo adore, y a la vez sea capaz de mantenerse sin fe, en lugar de hacer creyente al hombre ante todo y sobre todo.

Jesús designa el perdón del pecado como salvación y paz. Jesús es el portador de la salvación y de la paz. En esta sección del Evangelio hay dos mujeres profundamente afligidas: la viuda de Naím y la pecadora. Las dos son libradas de su aflicción. Jesús es el salvador de todo sufrimiento agobiante. El consuela a los que lloran, a la mujer que llora por su hijo difunto, a la mujer que llora por su pecado. Jesús se muestra aquí el salvador de las mujeres.

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Capitulo 7.

El centurión de Cafarnaúm, 7:1-10 (Mat_8:5-13). Cf. comentario a Mat_8:5-13
.
1 Cuando hubo acabado de pronunciar estos discursos a oídos del pueblo, entró en Cafarnaúm. 2 Estaba a punto de morir un siervo de cierto centurión que le era muy querido. 3 Este, oyendo hablar de Jesús, envió a El algunos ancianos de los judíos, rogándole que viniese para salvar de la muerte a su siervo. 4 Llegados éstos a Jesús, le rogaban con instancia, diciéndole: Merece que le hagas esto, 5 porque ama a nuestro pueblo, y El mismo nos ha edificado la sinagoga. 6 Jesús echó a andar con ellos. Ya no estaba lejos de la casa, cuando el centurión envió a algunos amigos que le dijeron: Señor, no te molestes, pues no soy digno de que entres bajo mi techo. 7 Ni yo me he creído digno de ir a ti. Pero di sólo una palabra, y mi siervo será sano. 8 Porque también yo soy hombre sometido a la autoridad, pero tengo a la vez soldados bajo mi mando, y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. 9 Oyendo esto Jesús, se maravilló de él y, vuelto a la multitud que le seguía, dijo: Yo os digo que tal fe como ésta no la he hallado en Israel. 10 Vueltos a casa los enviados, encontraron sano al siervo.

Este relato lo traen Lc y Mt. Pero hay una fuerte divergencia entre ellos, aunque manifiestamente es el mismo relato. En Mt es sintético: el centurión viene al encuentro de Cristo a pedirle la curación de su siervo (?????? ), Mt pone muchacho (???? ). Pero ésta era forma corriente griega para designar un joven esclavo. En Lc, en cambio, el centurión no ruega directamente a Cristo por esta curación, sino que le envía dos embajadas. La primera está compuesta por algunos ancianos de los judíos. Estos no deben de ser los jefes de la sinagoga, ya que a éstos se los nombra ordinariamente por su título oficial. Son personas representativas de la ciudad, que se las envía para que rueguen venga a curar a su siervo. Llegados a su presencia, le rogaban insistentemente que lo curase; prueba de que no eran fariseos. Y abonaban su deseo presentando a aquel centurión como un bienhechor del pueblo, hasta haberles levantado la sinagoga local. Era para ellos un caso de gratitud patria. Un caso semejante se registra históricamente. El jefe de la policía de Atribis, que probablemente no era judío, se unió a éstos para que se levantase la sinagoga local. Se discute si los restos actualmente conservados de la sinagoga de Cafarnaúm son las ruinas de la sinagoga levantada por este centurión l-, aunque estas ruinas parecen ser del siglo u después de Cristo 2.
Cristo recibe la propuesta con agrado, y, diciendo que va a curarlo, se pone en camino con ellos a casa del centurión, probablemente un hombre temeroso de Dios (Mat_23:10). Este tipo de personas que salen en el ? . ? . son personas honradas y humanitarias. Ya cercanos a la casa, el centurión le envía otra representación de amigos, diciéndole que no se moleste en entrar en su casa. Que basta una palabra suya a distancia para la curación de su siervo. Además, ni él se creyó digno de ir personalmente a suplicárselo, ni se considera digno de que entre en su casa. Y los amigos dicen a Cristo las palabras que Mt pone en boca del centurión: que si él manda a sus subordinados, mayor es el poder de Cristo 3.
Esta insistencia en evitar a Cristo el venir a su casa acaso pudiese obedecer al concepto de que el judío se contaminaba por entrar en casa de un gentil (Jua_18:28).
Se explica bien la abreviación del relato por Mt, según su procedimiento. En cambio, de no ser histórico, no se vería una razón suficiente de que Lc, escribiendo para gentiles, hubiese incluido una catequesis en la que así se consideraba al gentil, ya que en este relato no se dice que Cristo entrase en su casa (v.10).
Esta doble embajada no deja de extrañar. Lo primero fue el impulso precipitado, rogando su presencia para curarle, creyendo acaso más seguro esto, como estaba en el medio ambiente (2Re_5:11; Jua_11:21). Pero, al oír la noticia de su llegada, brota la fe en su poder a distancia con la excusa de su indignidad gentil, que causaba impureza legal a un judío. En cambio, pensar en una dramatización de la petición del centurión en esta doble embajada no se explica bien, parece muy teatral y forzada. El centurión tuvo que pensar que personas judías de representación local habían de pesar más en el ruego que le hiciesen a Cristo, judío, que el que le hiciese un gentil. Era el medio ambiente que se respiraba. Aunque acaso la solución sea efecto de una combinación de fuentes retocadas, sin olvidar que, en el evangelio de Lc, Cristo no predica inmediatamente a los gentiles.
Lc resalta, sin decir la enfermedad que fuese, que este siervo estaba a punto de morir. Esto mismo explica la urgencia de su súplica.
Lc omite aquí el pasaje de Mt (Jua_8:11-12) sobre la reprobación judía y vocación de los gentiles. Pero la trae en otro contexto (Jua_13:28-30) escatológico, y que, probablemente, sea el original.
En la humildad del centurión, que no se considera digno de que Cristo entre en su casa, se presiente la acogida de los gentiles al mensaje de Cristo, como se ve en los Hechos de los Apóstoles.

La resurrección en Naín,Jua_7:11-17.
11 Aconteció tiempo después que iba a una ciudad llamada Naín, e iban con él sus discípulos y una gran muchedumbre. 12 Cuando se acercaban a las puertas de la ciudad, vieron que llevaban un muerto, hijo único de su madre, viuda, y una muchedumbre bastante numerosa de la ciudad la acompañaba. 13 Viéndola el Señor, se compadeció de ella y le dijo: No llores. 14 Y acercándose, tocó el féretro; los que lo llevaban se detuvieron, y El dijo: Joven, a ti te hablo, levántate. 15 Sentóse el muerto y comenzó a hablar, y El se lo entregó a su madre. 16 Se apoderó de todos el temor, y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta se ha levantado entre nosotros, y Dios ha visitado a su pueblo. 17 La fama de este suceso corrió por toda Judea y por todas las regiones vecinas.

Este pasaje es propio de Lc. La cronología del mismo es muy vaga. Acaso Lc relata aquí esta resurrección como elemento evocado por el relato siguiente de su respuesta a los enviados del Bautista, en que como prueba mesiánica se resucitan muertos. Mt lo había prevenido con la resurrección de la hija de Jairo.
Cristo va, con sus discípulos y una gran muchedumbre de la que le escuchó y sobre la que operó milagros, a un villorrio (????? ; Lc suele llamar así a pequeños villorrios) llamado Naín Na'im = la bella, la graciosa) 4, situado a unos diez kilómetros al sudeste de Nazaret y a siete u ocho horas de Cafarnaúm, junto al Djebel col-Duhy 5. La escena del encuentro de Cristo con el cortejo fúnebre tiene lugar al acercarse a la puerta de la ciudad. Un pequeño villorrio es probable que no tuviese más que una puerta de acceso. Así aparece en las ruinas de Ain Shems. Según la costumbre judía, llevaban a enterrar sobre unas parihuelas, envuelto el cuerpo en lienzo blanco, y la cabeza en un sudario, o en ocasiones descubierta, al hijo único de una viuda; los judíos no utilizaban ataúdes. El entierro solía ser al atardecer del día del fallecimiento. Acompañaban el féretro su madre, parientes y gran parte de las gentes del villorrio, sin faltar plañidera y algún flautista. Los rabinos tenían legislado que, al encontrarse un cortejo fúnebre, se incorporasen las gentes a él 6. Aquí Cristo se adelanta a la madre para compadecerse de ella. La escena es de una gran delicadeza. Bien consciente de su poder, sin temores a la impureza legal por tocar un muerto (Num_19:16), tocó el féretro y dio al joven la orden de levantarse, de resucitar; pero la fórmula con que lo dice es de interés:

Joven (yo) te digo a ti: levántate.

El Señor da la orden de resucitar al joven en su nombre propio: (Yo) te digo a ti. El poder en nombre propio de la resurrección de los muertos, como el poder de vida o muerte, es poder en el A.T. reservado a Dios. Se piensa si Lc quiere reflejar aquí estos poderes divinos de Cristo. En todo caso, el hecho habla de ellos.
El muerto se incorporó, comenzó a hablar, y El se lo entregó a su madre. El temor ante el prodigio sobrenatural invade al pueblo. Pero éste sólo ve en Cristo un gran profeta. El pueblo no oyó o no valoró bien la formulación de Cristo, salvo que no sea algo matizada por Lc, y pensó que había sido una resurrección al estilo de las de Elias y Elíseo (1Re_17:17-24; 2Re_4:11-27), en las que la resurrección se operaba por la impetración.
Lc en el v.13 llama a Cristo Señor (?????? ). Es título de Cristo normal en Lc (2Re_7:19; 2Re_10:2.39.41; 2Re_11:39; 2Re_12:42; 2Re_13:15; 2Re_16:18; 2Re_17:5ss; 2Re_18:6; 2Re_19:8; 2Re_22:61; 2Re_24:34). En cambio, sólo sale una vez en Mt (Mat_21:3) y en el paralelo de Mc (Mat_11:3; Harrington). Es término del cristianismo primitivo (Rom_10:9; Flp_2:11), pues a Cristo no se le trataba así en vida, y con el que se proclamaba la divinidad del mismo. Se ve en este pasaje un acentuado estilo de Lc. Es oportuno proclamar a Cristo ?????? , cuando va a ejercer poderes divinos en la resurrección de un muerto.
A esto se une otro intento deliberado de Le: su intento de evocar sobre Cristo las resurrecciones de muertos hechas por Elias (1Re_17:17-24) y Elíseo (2Re_4:18-37). Ambos resucitaron a dos hijos únicos y de viudas. Este intento se ve porque Lc cita estos pasajes en otros lugares (Luc_4:25-27; Luc_5:1-11). Además, el final del v.15 concuerda literalmente con la parte que interesa, con 1Re_17:23. Pero en estos casos la resurrección es por impetración a Dios, y se realizan mediante un complicado y prolijo ritual. Si es por evocación, lo es para evocar, por contraste, el modo de las resurrecciones de Cristo por su imperio de Dios.
Las gentes reconocieron que había surgido un gran profeta. Estos himnos finales son usuales en las narraciones de Lc. El hecho hablaba, en su momento histórico, de un taumaturgo; el caso de Elíseo, que obró el milagro cerca de Naín, aparentemente los equiparaba y desorientaba. En aquel momento este gran profeta surgido no debe de ser equivalente al Profeta (Jua_6:14.15) esperado, y que, era para muchos, sinónimo de Mesías (cf. Comentario a Jua_1:21b).

El mensaje del Bautista,Jua_7:18-23 (Mat_11:2-6). Cf. comentario a Mat_11:2-6
.
18 Los discípulos de Juan dieron a éste noticia de todas estas cosas, y, llamando Juan a dos de ellos, 19 los envió al Señor para decirle: ¿Eres tú el que viene o esperamos a otro? 20 Llegados a El, le dijeron: Juan el Bautista nos envía a ti para preguntarte: ¿Eres tú el que viene o esperamos a otro? 21 En aquella misma hora curó a muchos de sus enfermedades y males y de los espíritus malignos, e hizo gracia de la vista a muchos ciegos, 22 y, tomando la palabra, les dijo: Id y comunicad a Juan lo que habéis visto y oído: Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, los pobres son evangelizados; 23 y bienaventurado es quien no se escandaliza en mí.

El Bautista, estando en la prisión de Maqueronte, recibe, en su prisión atenuada, la noticia de las obras de Cristo por medio de discípulos de su círculo. Y, ante esto, envía a Cristo a dos para que le pregunten si El es el Mesías o se ha de esperar a otro.
El que ha de venir (b????????? ) procede de Malaquías (Mat_3:1.23). En este contexto ha de ser el Mesías (J. Schneider, J. A.T. Robinson). ¿Qué buscaba el Bautista con ello? Lc tiene un matiz especial a propósito de la respuesta de Cristo a los enviados del Bautista. En aquella hora curó a muchos (v.21), especificándose varias de estas enfermedades, y otras se ponen como un sumario de ellas. Era la obra profética esperada del Mesías, y aún matizada más en aquel ambiente por las interpretaciones rabínicas. En Mt se manda digan a Juan lo que habéis visto y oído (Mat_11:4). ¿Cuándo? ¿Habrá hecho Cristo entonces toda esta cantidad de milagros? Precisamente en Mt (Mat_11:1) y en Lc (Mat_7:18) se dice que los discípulos del Bautista dieron a éste noticia de todas las obras maravillosas de Cristo, y, por ello, el Bautista los envía a preguntarle si él es el Mesías. La expresión en aquella (precisa) hora (?? ?????? ?? ??? ) ¿no puede tener el sentido amplio mesiánico, como tiene tantas veces en los profetas la expresión en aquel día, en ese día? O, ¿posiblemente, hubo ante ellos algún milagro, al que se permitió sumar procedimiento literario un sumario de prodigios hechos por Cristo en otras ocasiones, pero que eran hechos, precisamente, en aquella hora mesiánica, y que respondían, en su argumentación, al anuncio profético que cita de Isaías? Aunque esta cita no es ni según el ? . ? . ni según los LXX, sino que es una combinación de alusiones o citas tomadas de diversos pasajes de Is (Mat_29:18-19; Mat_35:5-6; Mat_61:1). El cumplimiento de las obras proféticas era la respuesta mesiánica a las dudas del Bautista. Que las dudas del Bautista eran reales se ve en el hecho de que el Bautista no pasa a los discípulos de Cristo, ni tampoco los suyos. Si está preparando al pueblo para que lo reciban, si él lo conoce como tal, debe de pasarse y hacer pasar a los suyos a los fieles y seguidores de Cristo, y no tener su grupo, y su bautismo, en abierta controversia sobre el bautismo de Cristo (Jua_3:22ss; Jua_4:1-3). Ante ello las catástrofes escatologistas debían ceder. Por eso, bienaventurado es quien no se escandaliza en mí. No era glotón, ni amigo de pecadores, ni obraba prodigios por el poder diabólico. Era el Mesías profético: del mesianismo espiritual, del dolor y de las grandes obras benéficas para todos, incluidos los pecadores. 6
El estudio de este tema se hace en Comentario a Mat_11:2-6 y a Jua_1:29-51.

Panegírico del Bautista,Jua_7:24-28 (Mat_11:7-15). Cf. comentario a Mat_11:7-15
.
24 Cuando se hubieron ido los mensajeros de Juan, comenzó Jesús a decir a la muchedumbre acerca de él: ¿Qué habéis salido a ver al desierto? ¿Una caña agitada por el viento? 25 ¿Qué salisteis a ver? ¿Un hombre vestido con molicie? Los que visten suntuosamente y viven con regalo están en los palacios de los reyes. 26 ¿Qué salisteis, pues, a ver? ¿Un profeta? Sí, yo os digo, y más que un profeta. 27 Este es aquel de quien está escrito: He aquí que yo envío delante de tu faz a mi mensajero, que preparará mi camino delante de ti. 28 Yo os digo, no hay entre los nacidos de mujer profeta más grande que Juan; pero el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él.

Mt es más amplio y abigarrado que Lc en este relato. Una vez que los dos discípulos del Bautista se marcharon, Cristo hizo su panegírico. No era una caña el que tenía la fortaleza y el celo de censurar el adulterio de Antipas y de estar, como mártir, en prisión; ni fueron a ver un hombre vestido muellemente, el que vestía el traje y la austeridad de los profetas. La emoción que había despertado en todo Israel fue la de un gran profeta, y hasta se llegó a pensar si no fuera él mismo el Mesías (Lc-Jn). Y Cristo hace ver que Juan no sólo es un profeta, sino más que ellos, porque es el precursor del Mesías. Los otros veían al Mesías desde lejos en sus vaticinios, pero Juan lo presenta oficialmente al pueblo. Por eso se cumplía en él el vaticinio de Malaquías interpretado por los rabinos: que Elias en persona presentaría y ungiría al Mesías. Esta fue la obra de Juan: presentarlo a Israel y ungirlo en el bautismo que lo proclamaba el Mesías, Siervo de Yahvé. Juan era el precursor que preparó los caminos morales del pueblo para la venida del Mesías.
Pero, como en Mt, también se añade: que el más pequeño en el reino de los cielos es mayor que él. Juan, como profeta, y en él el A.T. como término, sólo apuntaba y preparaba la venida del reino, pero el ingreso en éste es superior a la preparación a él. El N.T. es superior al A.T. La ley de Cristo, al viejo mosaísmo.
Se ve en el texto la polémica de no supervalorar el Bautista, ni rebajarlo demasiado.
¿Cuánto se le valoró como precursor?

Actitud farisaica ante la misión del Bautista, 7:29-35 (Mat_11:16-19). Cf. comentario a Mat_11:16-19.
29 Todo el pueblo que le escuchó y los publícanos reconocieron la justicia de Dios, recibiendo el bautismo de Juan; 30 pero los fariseos y doctores de la Ley anularon el consejo divino respecto de ellos no haciéndose bautizar por él 31 ¿A quién, pues, compararé yo a los hombres de esta generación y a quién son semejantes? 32 Son semejantes a los muchachos que, sentados en la plaza, invitan a los otros diciendo: Os tocamos la flauta, y no danzasteis; os cantamos lamentaciones, y no llorasteis. 33 Porque vino Juan el Bautista, que no comía pan ni bebía vino, y decíais: Tiene demonio. 34 Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: Es comilón y bebedor de vino, amigo de publícanos y pecadores. 35 Y la sabiduría ha sido justificada por todos sus hijos.

Lc es más completo en este pasaje que Mt. Hace fuerte la contraposición entre el pueblo, que le escuchó, y los publícanos, que reconocieron la justicia de Dios, el plan de Dios, de recibir el bautismo de Juan como signo de su cambio de conducta. La forma todo el pueblo es rotunda y usual en Lc para indicar por un golpe psicológico el efecto grande y masivo. Pero frente a éstos pone a los fariseos y doctores de la Ley, que anularon el consejo divino, el plan providencial de Dios, no aceptando el bautismo de Juan, es decir, las disposiciones morales (???????? ) que con él se protestaban.
Pero, si a Juan no lo aceptan, a Cristo tampoco. Tienen la veleidad, aquí malévola, de los muchachos en sus juegos. Es una comparación o pequeña parábola sin elementos diferenciales alegóricos, como sutilmente algunos pensaron 7.
v.32. Lc pone llorar en donde Mt (Mat_11:17) pone golpear el pecho. Probablemente se deba a fuentes distintas, o a una cita libre.
Vino Juan en la austeridad de la penitencia, y en la soledad, y lo consideraban endemoniado. Viene Cristo asistiendo por su apostolado salvador a tomar contacto con publícanos y pecadores, y se le califica de glotón y bebedor y amigo de esas gentes despreciables. No era, en el fondo, otra razón que el orgullo farisaico, que no aceptaba imposiciones por considerarse ellos los maestros de la luz.
Pero la Sabiduría ha sido aprobada por todos sus hijos. Mt pone esta aprobación de la sabiduría por sus obras. En el fondo es lo mismo, ya que estas obras son las de sus hijos, de los hijos de la sabiduría. Esta es la sabia providencia de Dios, que cantan los libros sapienciales, y que dan al ser humano la rectitud y la justicia. Es la que conduce a los humanos al Reino y los hace ingresar en él, que aquí es ese pueblo y esos publícanos de los que acaba de hablar, y que por ella ingresaron en el reino.

La pecadora arrepentida,Mat_7:36-50.
36 Le invitó un fariseo a comer con él, y, entrando en su casa, se puso a la mesa. 37 Y he aquí que llegó una mujer pecadora que había en la ciudad, la cual, sabiendo que estaba a la mesa del fariseo, con un pomo de alabastro de ungüento, 38 se puso detrás de El junto a sus pies, llorando, y comenzó a bañar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con los cabellos de su cabeza, y besaba sus pies y los ungía con el ungüento.39 Viendo lo cual, el fariseo que lo había invitado dijo para sí: Si éste fuera profeta, conocería quién y cuál es la mujer que le toca, porque es una pecadora. 40 Tomando Jesús la palabra, le dijo: Simón, tengo una cosa que decirte. El dijo: Maestro, habla. 41 Un prestamista tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios; el otro, cincuenta. 42 No teniendo ellos con qué pagar, se lo condonó a ambos. ¿Quién, pues, le amará más? 43 Respondiendo Simón, dijo: Supongo que aquel a quien condonó más. Díjole: Bien has respondido. 44 Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa, y tú no me diste agua a los pies; mas ella ha regado mis pies con sus lágrimas y los ha enjugado con sus cabellos. 45 No me diste el ósculo de paz, pero ella, desde que entré, no ha dejado de besarme los pies. 46 No ungiste mi cabeza con óleo, y ésta ha ungido mis pies con ungüento. 47 Por lo cual te digo que le son perdonados sus muchos pecados porque amó mucho. Pero a quien poco se le perdona, poco ama. 48 Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados. 49 Comenzaron los convidados a decir entre sí: ¿Quién es éste para perdonar los pecados? 50 Y dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, vete en paz.

Este pasaje, propio de Lc, es clásico por las opiniones sobre la identificación de esta pecadora. Pero su gran importancia la tiene por la portada apologético-dogmática que entraña por el perdón de los pecados.
La situación literaria de este pasaje aquí es de gran oportunidad. Frente a la actitud engreída de los fariseos ante Cristo, una mujer pecadora va a encontrar el perdón. También ella va a ser así hija de la Sabiduría (Luc_7:35).
Un fariseo llamado Simón invitó a Cristo a comer con él, a un banquete al que había invitados (v.49). No se dice la ciudad. Pero parece que era en Galilea, ya que el ministerio judaico lo va a tratar dos capítulos después. No muestra especial simpatía por Cristo, ya que no le da las muestras ordinarias de deferencia que se tienen con los huéspedes, y que Cristo le resaltará luego (v.44-46). Debe de ser por un simple motivo de curiosidad ante su fama, para formarse un juicio sobre él, y hasta posiblemente para espiarle. O considerándose meritorio invitar a una comida de sociedad a maestros transeúntes, especialmente si habían predicado en la sinagoga, se podría pensar que al banquete antecedió una enseñanza sinagogal de Cristo, que impresionó a Simón, a los comensales y a la pecadora 7. Acaso fuese esto el motivo de su llanto ante Cristo. Lloraba ante un profeta, aunque a la hora de la redacción se ve su orientación a la confesión.
Durante el banquete entró en la sala una mujer pecadora. Está en las costumbres de Oriente el que se deje pasar a más gentes a estos actos como puros curiosos u observadores 8. Una vez dentro, se puso detrás de Jesús, para alcanzar sus pies. La comida se hacía al tipo de triclinios, reclinados sobre lechos, descansando el cuerpo sobre el brazo izquierdo y teniendo los pies hacia atrás, casi a la altura del suelo.
Esta pecadora derramó sobre sus pies un frasco de perfume y los regó con sus lágrimas, los besó y los enjugó con sus cabellos: grande debió de ser la cantidad de ungüento sobre ellos derramado.
Simón, al ver esta escena, pensó que Cristo no fuese profeta, porque no sabía qué clase de mujer fuese aquélla. La conclusión no era muy lógica, pues los profetas no tienen por qué saber todas las cosas. Pensaba posiblemente en ciertos antiguos profetas, tal como se lee en los libros de los Reyes (1Re_14:6; 2Re_1:3; 2Re_5:24ss). Pero Cristo le va a demostrar, no sólo que es profeta, pues lee en su corazón y en el de la pecadora, sino que se va a presentar con poderes excepcionales.
La comparación que le hace es sencilla. Dos personas deben a otra, una 500 denarios y otra 50. El denario era normalmente el sueldo diario de un trabajador (Mat_20:2) 9. Como ninguno los puede pagar, el prestamista se los perdona a ambos. La respuesta era lógica: más lo deberá amar aquel a quien le condonó más. Para la valoración exacta del v. 42b, hay que tener en cuenta que el arameo no tiene el término específico para expresar agradecer, por eso se lo suele sustituir por el verbo amar. Y la parábola se alegoriza en el panegírico de la pecadora, comparada con Simón.
Este no le ofreció los signos de hospitalidad que se tienen en Oriente con los huéspedes, sobre todo distinguidos. Ni le ofreció el agua para lavar los pies sudorosos de los caminos palestinos y tenerlos limpios para reclinarse en el triclinio; ni le dio el beso de paz del saludo; ni le hizo ungir la cabeza con perfumes, tan usados en Oriente, para suavizar la piel y ser desodorante. Pero, en cambio, esta pecadora lo hizo con creces: le lavó los pies con sus lágrimas, los ungió con perfume sacado de un rico pomo de alabastro, los enjugó con sus propios cabellos y no cesó de besarlos.
Se piensa si esta concreción de censura-comparativa a Simón sea original. ¿Haría Cristo esta censura pública a quien lo invitaba? ¿No podría ser una matización, que se deducía espontánea de los hechos? ¿Acaso responde a destacar aun resabios de la lucha farisaica, ya que Simón es fariseo? En todo caso, no trata Cristo tanto del reproche al fariseo, cuanto, por contraste, destacar el amor de la pecadora: ésta (pecadora) hace lo que no hizo, debiendo hacerlo, el fariseo (justo).
Y, volviéndose a Simón, le dijo, refiriéndose a la pecadora, que le eran perdonados sus muchos pecados porque amó mucho. Esta mujer debió de haber sido testigo de los prodigios y doctrina de Cristo. Así es como le localiza, sin más, al entrar. Pero va a El con un ansia de regeneración en el alma. Era un intenso amor a Cristo, en lo que El significaba como legado de Dios. Por eso le dijo a ella: Tus pecados te son perdonados.
Los autores se han planteado varios problemas a este propósito 10. Si Cristo le perdona ahora mismo los pecados, es que antes no estaban perdonados. Pero antes parecería que lo estaban, pues el perdón iba anejo al gran amor. Sería la contrición perfecta. La conjunción usada (??? ) puede tener sentido causal o declarativo, equivalente aquí a signo o señal. En el primer caso, el amor le habría causado el perdón; en el segundo, estos signos de amor le van a traer el perdón.
No hay que urgir los términos hasta la precisión técnica teológica. Es un relato hecho al modo ordinario de hablar. Cristo le dice a Simón que a esta mujer, por amar mucho, le son perdonados sus muchos pecados. Es el enunciado de un principio que tiene realización concreta en esta pecadora, sin intentar decirse aquí el mecanismo de la justificación.
Se piensa por algunos autores si los v.48-49 no podrían estar dislocados de su contexto original, pues parece que el perdón ya está dado en el v.47. También se piensa en esta misma posibilidad, casi por lo mismo, del v.50. Y hasta se quiere hacer ver que el contexto propio de los v.48-49 sea Luc_8:48. Todo ello es muy discutible. Al menos se explica bien su matización en el cursus de la narración. Bastantes exegetas modernos suponen incrustada la parábola que Cristo dirige a Simón (v.40-44); tiene afinidades con procedimientos anecdóticos rabínicos. (Strack-B., Kommentar II p.163). Y hasta podría pensarse que Jesús se contenta con confirmar la sentencia del perdón, que la mujer ha merecido por la fe. La sorpresa en los convidados fue máxima. ¿Quién es éste para perdonar los pecados? No se trata de un profeta que declarase a un pecador que, por su penitencia y su amor, Dios le hubiese perdonado sus pecados, sino que El, con su propia autoridad, los perdonaba. La conclusión que sacaron, aunque aquí no está expresa, aunque sí implícita, es la que sacaron cuando Cristo, para demostrar que tenía poder para perdonar los pecados, curó a un paralítico: ¿Quién es este que así blasfema? ¿Quién puede perdonar los pecados sino sólo Dios? (Luc_5:21, par.). Así Cristo, con este procedimiento de las obras, se presenta con poderes que en el A.T. estaban reservados exclusivamente a Dios. Según la tradición rabínica, el Mesías no tendría el poder de perdonar los pecados 12.
Acaso haya dos temas entrelazados. Es un problema análogo al que se plantea a propósito de la curación de un paralítico. Para su exposición, cf. Comentario a Luc_5:17-26. A la comunidad primitiva le interesa grandemente justificar el poder de perdonar todos los pecados (Jua_20:23), especialmente los más graves.

Un Problema Evangélico de Identificación de Personas y Escenas.
Tema muy discutido es saber si este relato se identifica con la unción en Betania que relatan los otros evangelistas (Jua_12:1-8; Mat_26:6-13; Mar_14:3-9), o si esta mujer pecadora se ha de identificar con María Magdalena, de la cual Cristo había echado siete demonios (Luc_8:2).
Pero no hay base para esta identificación. El que de Magdalena haya Cristo echado siete demonios no significa que fuese pecadora, sino que la había curado de siete enfermedades, o, por ser el número siete número de plenitud, podría significar una grave enfermedad, o una enfermedad importante y crónica, o, en el peor de los casos, un tipo de posesión diabólica, aunque valorando esto con la apreciación popular de entonces; lo que no indica que fuese pecadora. Además, Lc, al comienzo del capítulo siguiente, presenta a Magdalena como a una protagonista desconocida. De identificarse, lo lógico era presentarla haciendo referencia a la escena que acaba de contar (cf. Jua_19:25; Mat_27:55.61; par.).
En cuanto a María de Betania, la hermana de Lázaro, la única razón que se alega para su identificación es el gesto de la unción con el perfume sobre sus pies y el enjugárselos con sus cabellos, según el relato de Jn. Pero contra esta identificación están las siguientes razones:
1.a Jn destaca sólo la unción en los pies, por razón del simbolismo; pero Mt-Mc destacan la unción en la cabeza, por lo que debió de ser en cabeza y pies; pero no pueden decir que enjugase ambas cosas con los cabellos.
2.a La escena de Lc tiene lugar en la época media del ministerio público de Cristo, y, por la situación del relato, tiene lugar en Galilea. La de Jn es en Judea seis días antes de su muerte.
3.a Nunca se dice que sea pecadora, ni se habla desfavorablemente de María de Betania. Y hasta sería posiblemente una razón psicológica el que Cristo, que no repara en ir a buscar a los pecadores, no hubiese admitido, por razón social, ni una hospitalidad tan habitual ni tan íntima con esta familia si María de Betania hubiese sido una mujer pecadora, reconocida como tal en la ciudad.
4.a El enfoque estructural de ambos relatos es distinto. En el de Lc, el motivo del relato es el perdón y conversión de una pecadora; en el de Jn y Mt-Mc, el tema es un acto de amor a Cristo, que es comentado y presentado por Cristo en orden a su honra funeral.
5.a El que el banquete se dé en casa de Simón en ambos relatos no es objeción, ya que este nombre era vulgarísimo. El ? . ? . cita más de diez personajes de este nombre. Y mientras Lc lo llama sin más Simón, Mt-Mc lo destacan, precisamente para distinguirlo de entre lo usual del mismo, llamándolo Simón el leproso. Jn, en su relato, omite el nombre de Simón.
Lo que acaso no repugne, a título de hipótesis, sería el admitir que Lc hubiese tomado para retocar su relato algún elemento concretamente el enjugar con sus cabellos los pies ungidos de la escena conocida de María de Betania. La razón pudiera ser doble: a) No era normal, ni es fácil se repitiese, el que una mujer, después de ungir los pies de Cristo, los enjugase con sus cabellos. Esto aparece como un rasgo excepcional, b) El relato de esta escena de María de Betania tuvo tanta repercusión en la catequesis primitiva que, como Cristo anunció en la réplica a Judas, se narraría esto cuando se expusiese el Evangelio. Esto podría haber permitido a Lc tomarlo como un rasgo complementario para hacer la descripción de este otro episodio de la mujer pecadora 13. O, acaso, Jn, para su simbolismo, lo toma de esta escena, contra Mt-Mc.

1 Orfali, Capharnaúm Et Ses Ruines (1922). 2 Kohl Und Watzinger, Antike Sinagogen In Galilea (1916); Perrella, / Luoghi Santi (1936) 142-144. 3 Holzmeister, En Verb. Dom. (1937) 27-30; Mariner, Sub Potestate Constitu-Tus: Helmantica (1956) 391-399. 4 Strack-B., Kommentar. Ii P.161. 5 Abel, Geographie De La Palest. (1938) Ii P.394-395. 6 Edersheim, Sketches Of Jewish Social Life In The Day Of Christ P. 168-181. 6 D. K. Campbell, The Prime Of Life At Naim: Bibliotheca Sac. (Dallas 1958) 341-347; J. Dupont, L'ambassade De Jean Baptiste (Mat_11:2-6; Lite 7:18-23): Nouv. Rev. Théol. (1961) 805-821.943-959. 7 F. Hauck, Das Evangelium Des Lukas (1934) P.102. 8 William, Vida De Jesús., Vers. Del Alem. (1940) P.223ss. 9 Prat, Lc Cours De Monnaies En Palestine Au Temps De J.-Ch.: Recher. Se. Relig. (1925) 446. 10 Para Una Síntesis De Ellos, Cf. Simón-Dorado, Praelect. Bibl. í. Ô. (1947) P.571-572. 11 Maréchal, évang. S. St. Lúe (1946) P.106. 12 Strack-B., Kommentar. I P.495. 13 Lagrange, Jesús A-T-Il été Oint Par Pluriersfemmes?: Rev. Bibl. (1912) 504-532; Holzmeister, Die Magdalenen Frage In Der Christlichen Überlieferung: Zeitsch. Cath. Theol. (1922) 422ss.599ss: Verb. Dom. (1936) 139-199; Ketter, Ckristus Und Die Frauen (1935); P. Bruin, War María Magdalena Eine Sünderin?: Theol. Praktische Quartal. (1962) 222-226.

Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)



93 (H) El mensaje del reino de Jesús se dirige a hombres y mujeres, y rompe los límites de lo puro e impuro (7,1-9,6). Esta sección, en la que Jesús aparece traspasando los límites que separaban lo puro de lo impuro para restablecer a la gente en la vida y en la comunidad, comienza con los relatos de la curación de un enfermo y de la resurrección de un muerto (7,1-17), y concluye con los relatos de la curación de una mujer enferma y la resurrección de una mujer (8,40-56). A través de toda esta sección late el tema de quién es quien responde o no con generosidad a los mensajeros de Dios. Los gentiles, los publícanos, los pecadores y los enfermos desahuciados reconocen la autoridad de Jesús, escuchan su palabra y la ponen en práctica. Ellos forman el Israel reconstituido. Al final de toda la sección, Jesús envía a los Doce a curar y a predicar como él lo ha hecho (9,1-6). Nosotros, en cuanto lectores, sabemos perfectamente bien, sobre la base de 7,1-8,56, lo que implica la curación y la predicación, y quiénes responderán a ellas.

94 (a) Gentiles impuros se abren al mensaje del reino de Jesús (7,1-10). Este relato es un anuncio del movimiento cristiano a gran escala que se producirá entre los gentiles. En él, Lucas desarrolla el tema de quién es digno de recibir los beneficios de Jesús, el profeta de Dios para Israel (cf. 7,16). Cf. Mt 8,5-13; Jn 4,46-54. 2. centurión: Este centurión es un oficial gentil que, tal vez, estaba al servicio de Herodes Antipas. Hay un paralelismo entre este relato y el relato lucano del primer convertido gentil, un centurión llamado Cornelio (Hch 10). Mediante sus limosnas, este centurión era solidario con el pueblo de Dios (10,2; 4,31). A través de él, Dios mostrará a Pedro que no es parcial (10,34-35). Sobre la inesperada y generosa respuesta que los soldados dan a los mensajeros de Dios, cf. Lc 3,14. ¿Es indicativo del carácter ejemplar del centurión su preocupación por un criado? 3-5. ancianos de los judíos: Ésta es la primera de dos delegaciones; cf. 7,6b-8. Presenta el tema de lo que hace a uno merecedor de recibir un beneficio de Jesús. En efecto, lo que dicen los ancianos judíos es: Por todo cuanto ha hecho a favor del pueblo elegido de Dios, no lo consideramos un gentil y, por tanto, no cae fuera del alcance de tus bendiciones para Israel. 6-8. En contraste con lo que dicen los ancianos judíos, el centurión afirma que él no es digno. No es tan santo ni tan bueno como para que Jesús entrara en su casa, quebrantando así una regla de pureza ritual. Argumentado por analogía con su propia experiencia de autoridad, el centurión reconoce el poder de Jesús sobre las fuerzas de la muerte. La sola palabra de Jesús devolverá la salud a su criado. 9. una fe tan grande: El centurión es digno no por haber realizado buenas acciones a favor de Israel, sino porque cree que Dios vence a la muerte en Jesús. Su inesperada fe está en contraste con la de aquellos que se esperaba que creyesen pero no creyeron.

95 (b) El profeta de Dios, Jesús, se compadece de una viuda (7,11-17). Este relato propio de Lucas prepara para la declaración de 7,22 y proclama que el Dios que Jesús anuncia libera a quienes están en las prisiones de la muerte. 12. hijo único: Sobre parecidos coloridos lucanos, cf. 8,42 (hija única) y 9,38 (hijo, el único). En una sociedad patriarcal, la pérdida del único hijo significaba para una mujer quedarse sin protección masculina. Su destino sería inexorable. 13-14. La compasión de Jesús por alguien que se encuentra en tan terrible necesidad traspasa las leyes de pureza ritual que prohibían tocar un cadáver (Nm 19,11.16). 15. él se lo entregó a su madre: Estas mismas palabras aparecen en 1 Re 17,23 (LXX), el relato en el que Elías devuelve la vida al hijo de la viuda de Sarepta. De nuevo, se resalta la misericordia de Dios a través de Jesús. 16. un gran profeta: La audiencia evoca los portentosos hechos de Elías. El tema de Jesús como profeta está extendido en toda la obra lucana. Encontramos tres tipos de pasajes. En el primero, Jesús actúa como profeta, aunque el texto no lo designe como tal (9,22-23; 9,43b-45; 11,20.29-32.50; 13,32.34; 18,31-34; 19,41-44; 20,9-18; 21,20-24; 22,64; 23,28-30.43; 24,19-20; Hch 3,22-23; 7,37-53). En el segundo tipo, Jesús mismo se aplica el título de «profeta» (4,24; 13,33). En el tercero, el título se utiliza para describir el poder de Jesús (7,16.39; 9,8-9,19). Cf. A. Biichele, Der Tod Jesús im Lukasevangelium (FRTS 26, Francfort 1978) 91-92. En muchos de estos casos, el profeta Jesús es rechazado, ha visitado: Dios se ha acercado al pueblo necesitado en, y a través de, la misión regia de Jesús.

96 (c) Las funciones de Juan y Jesús en el plan salvífico de Dios (7,18-35). Lucas se detiene en su narración para reflexionar sobre las funciones de Juan y Jesús en el plan salvífico de Dios, y sobre las respuestas que ambos mensajeros de Dios han recibido. Estos materiales están estrechamente relacionados con 3,1-10, y son paralelos de Mt 11.26.7-11.16-19. 18-23. Esta sección remite a 4,16-21 y reinterpreta el ministerio del reino de Jesús de 4,31-7,17 en términos del cumplimiento de la promesa por Dios. 18. todo esto: Siguiendo el relato, se refiere a la presentación lucana de la acción de Jesús en 4,16-7,17. dos discípulos: Servirán como testigos oculares (Dt 19,15) de la acción del poder de Dios en Jesús a favor del necesitado. 19-20. el que tenía que venir: cf. 3,15-18. ¿Viene Jesús con ojos coléricos, con el hacha y con el bieldo en la mano? 21. Jesús responde con las acciones que están beneficiando a los desgraciados. 22. Este versículo evoca 4,18. Las acciones misericordiosas de Jesús son el cumplimiento de las promesas de Dios; a lo largo del versículo hay alusiones a Is 26,19; 28,18-19; 35,5 y 61,1-2. 23. escandalizarse: La respuesta que Juan recibe es un desafío para él, para las comunidades lucanas y para nosotros mismos, en cuanto afecta a nuestros conceptos preconcebidos sobre la identidad de Dios y los destinatarios de su acción. El Dios de Jesús no es el de la venganza, sino el Dios de la misericordia.

97 24-30. Lucas completa lo que en 3,1-20 decía sobre el bautismo de Juan y su vida en el desierto. 25. vestido elegantemente: Lucas está familiarizado con el símbolo del vestido. Cf. 2,7.11; 8,35; 16,19; 23,11. 26-28. Se subraya la función de Juan en el plan de Dios. Es un profeta, el precursor de Jesús, el más grande entre los humanos; pero él no es Jesús, que aunque menor que Juan, es más grande que él en el reino de Dios. 29-30. Este exclusivo material lucano es una completa analepsis o «flashback» que remite a 3,10-14, donde no se menciona a los fariseos ni a los doctores de la ley. Al comprobar cómo habían respondido a Jesús en cuanto mensajero de Dios (5,17-6,11), el lector no se sorprende al saber que tampoco dispensaron una acogida favorable al otro mensajero de Dios, a Juan. Los fariseos no quieren aceptar el plan de la justicia de Dios revelado en Juan o en Jesús. Ellos tienen su propia justicia. En contraposición, el pueblo y los publícanos reconocen, de buena gana, su necesidad de Dios.

98 31-35. En esta sección, Juan no está subordinado a Jesús. Ambos son mensajeros de Dios y pertenecen a los hijos de la sabiduría. 31-32. como niños: La comparación se centra en la obstinación infantil en hacer lo que les da la gana. 33. El estilo de vida ascética de Juan es muy riguroso. Pero no es ésta la dimensión de su predicación que Lucas había mencionado en 3,10-14. ¿Realmente prestaron atención los contemporáneos de Juan a lo que decía? 34. un comilón y un borracho'. Posible referencia a Dt 21,20, al hijo díscolo que debe ser ejecutado. Jesús no utiliza la comida y la bebida como medios para distinguir entre cosas y personas puras, sino como medios para entrar en comunión con todos, tanto con los puros como con los impuros. Cf. Wimmer, Fasting in the New Testament (?53 supra) 112. 35. justificada: Es una palabra gancho que remite a 7,29. Quienes criticaron a Juan y Jesús no eran realmente sabios, como ellos pensaban, sino necios. En su obstinación cerraron sus mentes e ignoraron la sabiduría, que ofrece su amistad a hombres y mujeres (cf. Sab 6,16). todos sus hijos: Juan y Jesús no son los únicos. Otros sabios, como la mujer pecadora de 7,36-50, pertenecen también a la familia de la sabiduría.

99 (d) Una mujer pecadora es sensible al don divino del perdón (7,36-50). Este relato es convincente en la proclamación del amor de Dios a los pecadores, sugerente en la descripción de la generosidad del pecador perdonado y sobrio en la presentación de la autojustificación religiosa. Lucas es fiel a la tradición que se encuentra también en Mc 14,3-9; Mt 26,6-13 y Jn 12,1-8, pero la ha modificado de dos formas. En sintonía con su tema dominante de la solicitud por el pobre, Lucas ha eliminado la afirmación de Jesús sobre la permanente presencia de los pobres en medio de nosotros (Mc 14,7; Mt 26,11; Jn 12,8). Ha colocado la tradición en el marco del género helenístico del simposio, que también utiliza en 11,37-54 y 14,1-24. Los dramatis personae de este género son el anfitrión, el invitado principal y los otros invitados. La estructura que sigue es: invitación (v. 36), revelación progresiva de la identidad del anfitrión (v. 40) y de los otros invitados (v. 49), el fait divers o incidente que provoca el discurso del anfitrión (v. 39, reacción no comunicada de Simón) y el discurso del invitado principal (vv. 40-50). Cf. E. S. Steele, JBL 103 (1984) 379-94.



100 36. fariseos: ? 76-77 supra. Los fariseos representan a los judeocristianos que aplican criterios rigoristas para el ingreso en las comunidades lucanas y participar en sus comidas. Una idea implícita en el ofrecimiento de hospitalidad es la Weltanschauung de lo puro e impuro. «El problema reside en cómo admitir durante un breve periodo de tiempo, dentro de las fronteras de pureza de la comunidad, a un marginado, para, posteriormente, devolverlo a su sitio, sin alterar con ello la estructura social... La hospitalidad tiene que colocar obligatoriamente al invitado en una posición liminal o marginal, pues se trata de un marginado que, temporalmente, está dentro, pero que, al no pertenecer a los de dentro, debe regresar de nuevo a su posición exterior» (B. J. Malina, Semeia 35 [1986] 182). Al permitir Jesús que lo toque la mujer pecadora (vv. 37-39), manifiesta que sus normas sobre lo puro e impuro entran en conflicto con las de los fariseos. 37. pecadora: No hay razones convincentes para calificar a la mujer de prostituta. Véase el adj. genérico «pecadores» en 5,30; 7,34; 15,2. Tanto hombres como mujeres pueden ser culpables de otros pecados, es decir, no tienen por qué ser exclusivamente pecados de carácter sexual. 38. El trato de la mujer hacia Jesús es exquisito. Véase cómo se vuelven a contar sus acciones en los vv. 44-46 interpretándose como ejemplo de un amor intenso. 39. profeta: cf. 7,16. Jesús es ciertamente profeta, pero un profeta que perdona a los pecadores. 40. Comienza el discurso del invitado principal. 43. más: Con genuino estilo socrático, Jesús extrae de Simón la respuesta correcta. 44-46. Aunque Simón no infringe ninguna de las reglas de la hospitalidad, tampoco le ha mostrado ningún tratamiento especial. Se ponen en contraste la generosidad de la pecadora con la tacañería del anfitrión. 47. La primera parte de este problemático versículo puede parafrasearse como sigue: Puesto que ha realizado tales actos de amor por mí, es evidente que sus muchos pecados han sido perdonados. El texto no dice explícitamente cuándo recibió el don del perdón, pero tuvo que ser con anterioridad al encuentro con Jesús en el banquete. J. J. Kilgallen (JBL 104 [1985] 675-70) afirma que sus pecados habían sido perdonados con el bautismo de Juan, poco ama: Jesús lleva a su terreno el mensaje de la parábola de los vv. 40-43 y cuestiona la autojustificación de los fariseos. 48. son perdonados: Jesús expresa con palabras lo que era evidente en las acciones de la mujer pecadora. 49. que incluso perdona: A la dimensión teocéntrica del relato se le da una orientación cristológica mediante la intervención de los comensales de Jesús. Percibimos aquí ecos de 5,17-32, al tiempo que nos prepara para las preguntas sobre la identidad de Jesús en 9,7-50. 50. paz: Uno de los temas preferidos por Lucas, cf. 1,79.

Catena Aurea (S.Tomás de Aquino ,1269. Tr. Dr. D. Ramón Ezenarro, 1889)



Y aconteció después, que iba a una ciudad, llamada Naím: y sus discípulos iban con El, y una grande muchedumbre de pueblo. Y cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que sacaban fuera a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda: y venía con ella mucha gente de la ciudad. Luego que la vio el Señor, movido de misericordia por ella, le dijo: "No llores". Y se acercó, y tocó el féretro (y los que lo llevaban, se pararon). Y dijo: "Mancebo, a ti digo, levántate". Y se sentó el que había estado muerto, y comenzó a hablar. Y le dio a su madre, y tuvieron todos grande miedo, y glorificaban a Dios, diciendo: "Un gran profeta se ha levantado entre nosotros: y Dios ha visitado a su pueblo". Y la fama de este milagro corrió por toda la Judea, y por toda la comarca. (vv. 11-17)

San Cirilo
El Señor obra prodigio sobre prodigio. Y mientras que antes había venido llamado, ahora viene sin que lo llamen. Por lo que se dice: "Y aconteció después que iba a una ciudad llamada Naim".

Beda
Naim es una ciudad de Galilea que dista dos leguas 1 del monte Tabor. Por permisión divina acompañaba una gran turba al Señor para que presenciase el milagro tan grande que iba a hacer. Por lo que sigue: "Y sus discípulos iban con El, y una grande muchedumbre de pueblo".

San Gregorio Niceno Tract. de anima et resurrectione, post medim
Aprendamos del Salvador la experiencia de la resurrección no tanto en las palabras como en sus obras. Empieza por milagros menores a fin de preparar nuestra fe para otros mayores. Empieza a ejercer el poder de la resurrección en la enfermedad desesperada del siervo del centurión. Después, con un acto de mayor poder conduce a los hombres a la fe de la resurrección, resucitando al hijo de una viuda que era llevado al sepulcro. Por lo que se dice: "Y cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que sacaban fuera a un difunto, hijo único de su madre".

Tito Bostrense
Podría decirse del siervo del centurión que no había de morir. Pero para reprimir ese lenguaje temerario, Jesucristo salió al encuentro de aquel joven que ya era difunto, hijo único de una viuda. Por lo que sigue: "La cual era viuda. Y venía con ella mucha gente de la ciudad".

San Gregorio Niceno De homini opificio
Estas pocas palabras expresan la intensidad de su dolor. Era madre viuda y ya no esperaba tener más hijos ni tenía otro a quien mirar en lugar del difunto. Solamene había criado a éste, y él solo constituía la alegría de la casa. El solo era toda la dulzura y todo el tesoro de la madre.

San Cirilo
Digno era de compasión este dolor y bien capaz de excitar el llanto y las lágrimas. Por lo que sigue: "Y luego que la vio el Señor, movido de misericordia por ella, le dijo: No llores".

Beda
Como diciendo: No le llores ya como muerto porque dentro de muy poco lo verás resucitar.

San Crisóstomo
Consolando así la tristeza y haciendo cesar las lágrimas nos enseña a consolarnos de la pérdida de nuestros difuntos esperando su resurrección. Toca, pues, el féretro, saliendo la vida al encuentro de la muerte. Por lo que sigue: "Y se acercó", etc.

San Cirilo
No hizo este milagro con sólo la palabra, sino que también tocó el féretro, para que comprendamos la eficacia del sagrado Cuerpo de Jesús para la salud de los hombres. Es, en efecto, el cuerpo de vida y la carne del Verbo omnipotente, de quien viene la virtud. Pues así como el hierro unido al fuego produce los efectos del fuego, así la carne, una vez unida al Verbo que da vida a todas las cosas, se hace también vivificadora y expulsiva de la muerte.

Tito Bostrense
El Señor no era semejante a Elías, que lloraba la muerte del hijo de la viuda de Sarepta (1Re 17), ni como Eliseo, que aplicó su mismo cuerpo al cuerpo de un difunto, (2Re 4) ni como San Pedro, que rogó por Thabita (Hch 9), sino que El es quien llama a lo que no existe como a lo que existe (Rom 4); que puede hablar a los muertos como a los vivos. Por lo que sigue: "Y dijo: Mancebo", etc.

San Gregorio Niceno
Esta palabra "mancebo" indica la flor de la edad, cuando empieza a apuntar la barba. Aquel que poco antes era la alegría y la dulzura de las miradas de su madre la cual suspiraba ya por la alegría de sus esponsales, y le contemplaba como el propagador de su raza, el vástago de su posteridad y el báculo de su vejez.

Tito Bostrense
Inmediatamente se levanta aquel a quien se dirige esa orden. Al poder de Dios nada resiste; no hay ninguna tardanza, ni tampoco oraciones. Por lo que sigue: "Y se sentó el que había estado muerto, y comenzó a hablar. Y le dio a su madre". Indicios son éstos de verdadera resurrección, pues un cuerpo muerto no puede hablar ni tampoco la mujer hubiese llevado a su casa un hijo muerto e inanimado.

Beda
Dice el evangelista que el Señor se movió primero a misericordia cuando vio a la madre y que después resucitó al hijo para darnos, por un lado, un modelo de misericordia y, por el otro, un motivo de creer en su poder maravilloso. Por lo que sigue: "Y tuvieron todos grande miedo, y glorificaban a Dios", etc.

San Cirilo
Este gran milagro se obró en un pueblo insensible e ingrato; porque poco tiempo después no creía que fuese profeta, ni que sirviera para utilidad del pueblo. Sin embargo, este milagro no se ocultó a ningún habitante de la Judea. Por lo que sigue: "Y la fama de este milagro corrió por toda la Judea", etc.

Ambrosio
Es oportuno notar que se cuentan siete resurrecciones antes de la de Jesucristo. De las cuales la primera es la del hijo de Sarepta (1Re 17); la segunda es la del hijo de la Sunamitis (2Re 4); la tercera es la que se verificó con las reliquias de Eliseo (2Re 3); la cuarta, la que se verificó en Naim, como aquí se dice; la quinta es la de la hija del príncipe de la sinagoga (Mc 5); la sexta, la de Lázaro (Jn 50); la séptima, en la pasión de Cristo, durante la cual resucitaron muchos cuerpos de santos (Mt 27); la octava es la de Jesucristo, el cual, vencedor de la muerte, permanece siempre, para significar que la resurrección general que ha de tener lugar en la octava edad, no estará sujeta a la muerte sino que permanecerá indisoluble.

Beda
El difunto que se levantó a la vista de muchos fuera de las puertas de la ciudad, representa al hombre adormecido en el féretro de mortales culpas, y la muerte del alma, que no yace aun en el lecho del corazón, pero que se exhibe a noticia de muchos por sus palabras y sus obras (como por las puertas de la ciudad). Cada uno de los sentidos de nuestro cuerpo es como la puerta de una ciudad. El cual se llama hijo único de su madre, porque la Iglesia, compuesta de muchas personas, es sin embargo única madre. Que la Iglesia es viuda, lo reconoce toda alma que ha sido rescatada con la muerte del Señor.

San Ambrosio
Esta viuda, rodeada por una multitud de pueblo, nos parece algo más que una mujer; ella ha obtenido por sus lágrimas la resurrección del adolescente, su hijo único, el que es llamdo a la vida desde el cortejo fúnebre. A Ella se le prohibe llorar al que se le reservaba la resurrección.

Beda
O se confunde el dogma de Novato, el cual, queriendo abolir la purificación de los penitentes, niega que la Iglesia nuestra madre, llorando sobre la muerte espiritual de sus hijos, deba consolarse con la esperanza de devolverles la vida.

San Ambrosio
Este muerto era llevado en las cuatro materias elementales, sin embargo tenía la esperanza de resucitar porque iba al sepulcro en un lecho de madera -esta madera, aunque antes no nos aprovechaba, después de que Jesucristo murió sobre ella, empezó a darnos la vida-, para que sirviese de señal de que había de darse la salud al pueblo por medio del sacrificio de la cruz. En efecto, nosotros aisladamente yacemos sin vida, cuando el fuego de una pasión inmoderada nos consume, o el agua helada de la indiferencia nos inunda, o un estado perezoso de nuestro cuerpo terrestre amortigüa el vigor de nuestro espíritu.

Beda
O el féretro, en que es llevado muerto, representa la conciencia del pecador, que desconfía de la enmienda; los que le llevan al sepulcro son los deseos inmundos o las adulaciones de sus amigos, los cuales se detienen en cuanto Jesús toca el féretro. Su conciencia, tocada por el temor del juicio divino, vuelve sobre sí, refrenando sus pasiones, rechazando las alabanzas, y respondiendo al Salvador cuando le llama.

San Ambrosio
Si es tu pecado grave y no puedes lavarlo con las lágrimas de la penitencia, que llore por ti nuestra madre la Iglesia; que la turba te asista, y resucitarás de la muerte, dirás palabras de vida, todos temerán (con el ejemplo de uno se corrigen muchos), y también alabarán al Señor porque se ha dignado concedernos tan grandes remedios para evitar la muerte.

Beda
El Señor ha visitado a su pueblo no una vez sola revistiendo de carne a su Verbo, sino enviándole con frecuencia a los corazones de los hombres.

Teofilacto
Por esta viuda se puede también entender el alma que pierde a su esposo; esto es, la divina palabra. Su hijo es el entendimiento que es llevado fuera de la ciudad de los que viven. El lecho es su propio cuerpo a quien algunos han llamado sepulcro. Pero cuando el Señor lo toca, se levanta, se rejuvenece y, levantándose del pecado, empieza a hablar y a enseñar a otros, pues sin eso no se le creería.

Notas
1. Una legua equivale a 5572.7 metros.


King James Version (KJVO) (1611)



Chapter VII.

1 Christ findeth a greater faith in the Centurion a Gentile, then in any of the Iewes: 10 Healeth his seruant being absent: 11 Raiseth from death the widowes sonne at Naim: 19 Answereth Iohns messengers with the declaration of his miracles: 24 Testifieth to the people what opinion hee held of Iohn: 30 Inueigheth against the Iewes, who with neither the maners of Iohn, nor of Iesus could be wonne: 36 and sheweth by occasion of Marie Magdalene, how he is a friend to sinners, not to maintaine them in sinnes, but to forgiue them their sinnes, vpon their faith and repentance.
1 Now when hee had ended all his sayings in the audience of the people, [ Mat_8:5.] hee entred into Capernaum.
2 And a certaine Centurions seruant, who was deare vnto him, was sicke and ready to die.

[The Centurions faith.]

3 And when he heard of Iesus, he sent vnto him the Elders of the Iewes, beseeching him that he would come and heale his seruant.
4 And when they came to Iesus, they besought him instantly, saying, that hee was worthy for whome hee should doe this.
5 For he loueth our nation, and hee hath built vs a Synagogue.
6 Then Iesus went with them. And when he was now not farre from the house, the Centurion sent friends to him, saying vnto him, Lord, trouble not thy selfe: for I am not worthy that thou shouldest enter vnder my roofe.
7 Wherefore neither thought I my selfe worthy to come vnto thee: but say in a worde, and my seruant shall bee healed.
8 For I also am a man set vnder authoritie, hauing vnder mee souldiers: and I say vnto one, Goe, and he goeth: and to another, Come, and hee commeth: and to my seruant, Doe this, and he doeth it.
9 When Iesus heard these things, hee marueiled at him, and turned him about, and saide vnto the people that followed him, I say vnto you, I haue not found so great faith, no, not in Israel.
10 And they that were sent, returning to the house, found the seruant whole that had bene sicke.
11 And it came to passe the day after, that he went into a citie called Naim: and many of his disciples went with him, and much people.
12 Now when he came nigh to the gate of the citie, behold, there was a dead man caried out, the onely sonne of his mother, and shee was a widow: and much people of the citie was with her.
13 And when the Lord saw her, he had compassion on her, and saide vnto her, Weepe not.
14 And hee came and touched the [ Or, coffin.] beere (and they that bare him, stood still.) And he said, Yong man, I say vnto thee, Arise.
15 And he that was dead, sate vp, and began to speake: and he deliuered him to his mother.
16 And there came a feare on all, and they glorified God, saying, that a great Prophet is risen vp among vs, and that God hath visited his people.

[Of Iohn Baptist.]

17 And this rumour of him went foorth throughout all Iudea, and throughout all the region round about.
18 [ Mat_11:2 .] And the disciples of Iohn shewed him of all these things.
19 And Iohn calling vnto him two of his disciples, sent them to Iesus, saying, Art thou hee that should come, or looke we for another?
20 When the men were come vnto him, they said, Iohn Baptist hath sent vs vnto thee, saying, Art thou hee that should come, or looke we for another?
21 And in that same houre hee cured many of their infirmities and plagues, and of euill spirits, and vnto many that were blind, he gaue sight.
22 Then Iesus answering, said vnto them, Go your way, and tell Iohn what things ye haue seene and heard, how that the blind see, the lame walke, the lepers are clensed, the deafe heare, the dead are raised, to the poore the Gospel is preached.
23 And blessed is he whosoeuer shall not be offended in me.
24 And when the messengers of Iohn were departed, hee beganne to speake vnto ye people concerning Iohn: What went ye out into the wildernesse for to see? A reede shaken with the winde?
25 But what went ye out for to see? A man clothed in soft raiment? Behold, they which are gorgeously apparelled, and liue delicately, are in kings courts.
26 But what went ye out for to see? A Prophet? Yea, I say vnto you, and much more then a Prophet.
27 This is he of whome it is written, Behold, I send my messenger before thy face, which shall prepare thy way before thee.
28 For I say vnto you, among those that are borne of women, there is not a greater Prophet then Iohn the Baptist: but he that is least in the kingdome of God, is greater then he.
29 And all the people that heard him, and the Publicanes, iustified God, being baptized with the baptisme of Iohn.
30 But the Pharisees and Lawyers [ Or, frustrated.] reiected the counsell of God [ Or, within themselues.] against themselues, being not baptized of him.
31 And the Lord said, [ Mat_11:16 .] whereunto

[Wisedome iustified.]

then shall I liken the men of this generation? and to what are they like?
32 They are like vnto children sitting in the market place, & calling one to another, and saying, We haue piped vnto you, and ye haue not danced: wee haue mourned to you, and yee haue not wept.
33 For Iohn the Baptist came, neither eating bread, nor drinking wine, and ye say, He hath a deuill.
34 The sonne of man is come, eating, and drinking, and ye say, Behold a gluttonous man, and a wine bibber, a friend of Publicanes and sinners.
35 But wisedome is iustified of all her children.
36 [ Mar_14:3 .] And one of the Pharisees desired him that he would eat with him. And he went into the Pharisees house, and sate downe to meat.
37 And behold, a woman in the citie which was a sinner, when shee knew that Iesus sate at meat in the Pharisees house, brought an Alabaster boxe of ointment,
38 And stood at his feet behind him, weeping, and began to wash his feete with teares, and did wipe them with the haires of her head, and kissed his feet, and anointed them with the oyntment.
39 Now when the Pharisee which had bidden him, saw it, he spake within himselfe, saying, This man, if he were a Prophet, would haue knowen who, and what maner of woman this is that toucheth him: for she is a sinner.
40 And Iesus answering, said vnto him, Simon, I haue somewhat to say vnto thee. And he saith, Master, say on.
41 There was a certaine creditour, which had two debtors: the one ought fiue hundred [ See Mat_18:28 .] pence, and the other fiftie.
42 And when they had nothing to pay, he frankly forgaue them both. Tell me therefore, which of them will loue him most?
43 Simon answered, and saide, I suppose, that hee to whome he forgaue most. And he said vnto him, Thou hast rightly iudged.
44 And hee turned to the woman, and said vnto Simon, Seest thou this woman? I entred into thine house, thou gauest me no water for my feete: but shee hath washed my feete with teares, and wiped them with the haires of her head.

[The parable of the seed, expounded.]

45 Thou gauest me no kisse: but this woman, since the time I came in, hath not ceased to kisse my feet.
46 Mine head with oile thou didst not anoint: but this woman anointed my feet with oyntment.
47 Wherefore, I say vnto thee, her sinnes, which are many, are forgiuen, for she loued much: but to whom litle is forgiuen, the same loueth litle.
48 And he said vnto her, Thy sinnes are forgiuen.
49 And they that sate at meat with him, began to say within themselues, Who is this that forgiueth sinnes also?
50 And he said to the woman, Thy faith hath saued thee, goe in peace.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



15. 1Re_17:23.

22. Ver nota Mat_11:4-5.

27. Mal_3:1.

32-34. Ver nota Mat_11:16-17.

35. "Hijos de la Sabiduría" son el pueblo y los publicanos, dóciles al mensaje proclamado por Juan el Bautista y por Jesús. Mediante esa docilidad ellos reconocen que Dios realiza todos sus designios con justicia y sabiduría. Ver nota Mat_11:18-19.

37. "Una mujer pecadora": no hay ningún fundamento para identificar a esta mujer con María Magdalena, a la que se nombra en 8. 2; ni tampoco con María la hermana de Lázaro, que también ungió los pies de Jesús poco antes de su Pasión ( Jua_12:1-8; Mat_26:6-13; Mar_14:3-9).

41. "Denarios": ver nota Mat_18:28.

47. El perdón que recibe esta mujer no es el efecto sino la causa de su amor: ella amó mucho porque se le perdonó mucho. De lo contrario, no parece tener sentido la parte final del versículo: "aquel a quien se le perdona poco, demuestra poco amor".

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



Curación del hijo de una viuda. La historia de la curación de una persona a punto de morir (7:2) es seguida por el levantamiento de un muerto en Naín, una aldea al sur de Nazaret. Jesús sintió una simpatía especial porque la madre era una viuda que tenía un solo hijo para sostenerla. El muerto era llevado en un ataúd abierto. Dejando de lado el hecho de que tocar un cadáver lo haría religiosamente impuro, Jesús detuvo la procesión fúnebre y ordenó al joven que se levantara. Esta simple palabra de orden fue suficiente para devolverle a la vida y la gente se llenó de una mezcla de terror y gozo ante lo sobrenatural. Recordaban que Elías y Eliseo habían obrado maravillas semejantes (1 Rey. 17:17-24; 2 Rey. 4:18-37) y vieron la mano de Dios en acción (cf. 1:68).

Notas. 13 Lucas es el único de los evangelistas que usa con frecuencia el término Señor para referirse a Jesús. No fue usado por la gente para referirse a Jesús durante su vida (excepto en Mar. 11:3). Cuando se dirigían a él directamente como Señor (p. ej. 5:8; 7: 6) generalmente no significaba más de lo que puede ser el uso de señor o don en nuestro idioma como simple forma respetuosa.

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

A lo largo del tercer evangelio se pone de relieve la misericordia de Dios hacia los necesitados y la obligación que tenemos de ser misericordiosos unos con otros (1,50.54.72.78; 6,36; 10,33.37; 15,20; etc.). Aquí, San Lucas, en un milagro que sólo cuenta él, recuerda la misericordia de Jesús hacia los que sufren. Cristo «es la encarnación definitiva de la misericordia, su signo viviente» (Juan Pablo II, Div. in mis. 8).

Ante un milagro tan semejante a los de Elías y Eliseo que narra la Biblia (cfr 1 R 17,17-24; 2 R 4,18-37), las gentes tienen a Jesús como un profeta. Enseguida el texto mostrará a San Juan Bautista (cfr 7,18-19) que deja entrever -y a San Pedro que lo confiesa (cfr 9,20)- que Jesús es mucho más que un profeta: es el Mesías enviado por Dios.


Biblia Latinoamericana (San Pablo, 1995)



[.] Nadie ha atribuido jamás poder sobre la muerte a ningún hombre. Sólo Jesús puede vencer a la muerte, y ¡con qué sencillez lo hace! Jesús no conocía a ese joven más que a través de su madre, y por ella lo devolvió a la vida. Viuda y sin hijo para la Biblia era el colmo de las desgracias (véase Ruth), y tal había de ser la suerte de María. La madre representa a la humanidad que lleva su condición dolorosa. , así se le dijo después del primer pecado. La humanidad sólo puede acompañar a sus muertos; entierra llorando a sus jóvenes, pero lo hace, muchas veces, después de haberles quitado las razones de vivir.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Resucita al hijo de una viuda. Jesús no espera que esta mujer o alguno de los que la acompañan o alguno de los que lo siguen a él mismo le dirija ninguna palabra de intercesión, como en el caso del centurión (4s); Jesús actúa con prontitud y naturalidad, primero consolando: «no llores» (13), luego restituyendo la vida del muchacho, y en un sentido más amplio, restituyendo a la mujer el sentido de su vida: su único hijo. La presencia de Jesús y su palabra no sólo es purificadora, sino que restituye la vida.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 7.22 Cf. Is 29.18-19; 35.5-6.

[2] 7.22 Cf. Is 26.19; 61.1; cf. también Lc 4.16-21.

[3] 7.27 Mal 3.1; cf. Ex 23.20.

[4] 7.29-30 Mt 21.32; Lc 3.7,12.

[5] 7.34 Lc 15.2.

[6] 7.36-50 Cf. Mt 26.6-13; Mc 14.3-9; Jn 12.1-8. Cf. también Lc 11.37.

[7] 7.42 Aquí y en el v. 47 el verbo amar tiene un matiz de agradecimiento.

[8] 7.48-49 Lc 5.20-21 y paralelos.

[9] 7.50 Lc 8.48; 17.19; 18.42.

Greek Bible (Septuagint Alt. Versions + SBLGNT Apparatus)

ἐπορεύθη WH NA28 ] ἐπορεύετο Treg RP
  • αὐτοῦ WH Treg NA28 ] + ἱκανοί RP

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


NOTAS

7:11 Relato propio de Lc, que prepara la respuesta de Jesús a los enviados de Juan, Luc_7:22.

Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)



Comparado este relato con el de las otras dos resurrecciones, la de la hija de Jairo y la de Lázaro, salta luego a la vista su enorme diferencia, así en la estructura literaria como en la tonalidad; no son tres narraciones fabricadas en serie.

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


NOTAS

7:11 Relato propio de Lc, que prepara la respuesta de Jesús a los enviados de Juan, Luc_7:22.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*7 Lucas ofrece en cuatro relatos una primera presentación del alcance de la obra salvadora de Jesús.

iNT-CEVALLOS+ Interlineal Académico Del Nuevo Testamento Por Cevallos, Juan Carlos

[I καλουμένην I] llamada.

Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

— Naín: Pequeña localidad de Galilea situada al sudeste de Nazaret.

Biblia Textual IV (Sociedad Bíblica Iberoamericana, 1999)

sus discípulos... M↓ muchos discípulos.

Torres Amat (1825)



[22] Is 35, 5.

[27] Mal 3, 1.