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Un clamor se ha oído en Ramá,
mucho llanto y lamento:
es Raquel que llora a sus hijos,
y no quiere consolarse,
porque ya no existen. (Mateo 2, 18) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Capitulo 2.

La visita de los Magos, 2:1-12.
1 Nacido, pues, Jesús en Belén de Judá en los días del rey He-rodes, llegaron del Oriente a Jerusalén unos magos, 2 diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que nació? Porque hemos visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarle. 3 Al oír esto el rey Heredes, se turbó, y con él toda Jerusalén, 4 y, reuniendo a todos los príncipes de los sacerdotes y a los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Mesías. 5 Ellos contestaron: En Belén de Judá, pues así está escrito por el profeta: 6 Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ciertamente la más pequeña entre los príncipes de Judá, porque de ti saldrá un jefe que apacentará a mi pueblo Israel. 7 Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, les interrogó cuidadosamente sobre el tiempo de la aparición de la estrella, 8 y, enviándolos a Belén, les dijo: Id a informaros sobre ese niño, y cuando le halléis, comunicádmelo, para que vaya también yo a adorarle. 9 Después de oír al rey, se fueron, y la estrella que habían visto en Oriente les precedía, hasta que, llegada encima del lugar en que estaba el niño, se detuvo. 10 Al ver la estrella, sintieron grandísimo gozo, 11 y, entrados en la casa, vieron al niño con María, su madre, y de hinojos le adoraron, y, abriendo sus cofres le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra. 12 Advertidos en sueños de no volver a Herodes, se tornaron a su tierra por otro camino.

El evangelista precisa que el nacimiento de Cristo fue en Belén de Judá para diferenciarlo de otro Belén situado en la tribu de Zabulón (Jos_19:15). La escena es introducida bajo una indicación cronológica amplia: sucede en los días del rey Herodes. Se refiere a Herodes el Grande, que reinó del 37 al 4 antes de Cristo, ya que la cronología sobre el nacimiento de Cristo está mal fijada. En esta época narra la venida de unos magos de Oriente a Jerusalén.
De las investigaciones hechas por G. Messina 1 ex profeso sobre este tema, la palabra mago parece derivarse de la forma persa maga, don, que es la revelación del Sabio del Señor, anunciada primeramente a Zoroastro. Aparecen en su primera época como una casta sacerdotal de Media y Persia. Es trabón dice de ellos que eran celosos observadores de la justicia y de la virtud. 2 Y Cicerón añade que son la clase de sabios y doctores en Persia. 3 En una segunda época tardía, después de la conquista de Babilonia, degeneraron y pasaron a ser nigromantes y astrólogos en el sentido peyorativo. San Jerónimo dice: La costumbre y lenguaje popular toma los magos por gente maléfica. 4 Los magos que aquí presenta el evangelio aparecen como personajes importantes y hombres dedicados al estudio, principalmente de los astros.
No eran, por tanto, reyes. Ni por su nombre, ni por su origen, ni por el modo como Herodes los recibe y marchan a Belén. El llamarles así nace por influencia del salmo 72, en que se dice que los reyes de Tarsis y de las islas le ofrecían dones (al Mesías). El primero que lo afirma es San Cesáreo de Arles, en el siglo V, en un sermón falsamente atribuido a San Agustín 5. El arte los representa como tales desde el siglo VIII 6. En las pinturas de las catacumbas de Santa Priscila, de comienzos del siglo II, se los representa como nobles persas.
Sobre su número y nombre no hay nada cierto. Las pinturas de las catacumbas y antiguos monumentos los representan a veces en número de dos (siglo III), cuatro en las catacumbas de Domitila (siglo IV) y llegan a veces al número de seis y hasta doce en algunas representaciones sirias y armenias 7. Los nombres son legendarios y les son dados en el siglo VII o principios del VIII. Los hoy corrientes se los da, en el siglo IX, el historiador Agnello en su obra Pontificalis Ecclesiae Ravennatis.
¿De dónde proceden? El texto dice que de Oriente, o mejor aún, de las regiones orientales. Ellos mismos dirán que vieron su estrella en Oriente. Sin embargo, al tratar de precisar la región, surgen las divergencias. Pudiera ser Persia, país originario de los magos. Esta es la opinión de la mayoría de los Padres y así son representados en varias catacumbas y aun en la iglesia de Belén, del siglo IV. Caldea Babilonia , además de ser país de magos, estuvo en contacto con Israel y pudo conocer sus esperanzas mesiánicas. Sin embargo, no parece que sea este país, pues es considerado más bien como el septentrional (Joe_2:20). Y está, por fin, Arabia, país del Este por excelencia, porque su comercio y las invasiones a Palestina se hacían por Moab y el Jordán. En estas regiones se encontraba el país de los nabateos, donde residían gran número de judíos con frecuentes relaciones con Palestina. Es probable, pues, que el relato de Mateo se refiera a esta gran zona de Arabia. Así lo afirman San Justino 8 y San Epifanio 9.
La llegada de los Magos a Jerusalén fue diversamente interpretada en la tradición. La opinión más frecuente en los Padres es que fue poco después del nacimiento de Cristo. Sin embargo, la opinión ordinaria es que se pone sobre año y medio después, ya que Herodes da la orden de matar a los niños de dos años abajo. La razón que alegan para su venida es para adorar al nacido Rey de los judíos, pues han visto su estrella en Oriente. En el mundo de la astrología los hombres se consideraban regidos por los astros. En la antigüedad estaba difundida la creencia de que el nacimiento de los hombres principales iba precedido de un signo celeste.
Varias fueron las teorías propuestas sobre esta estrella que vieron los Magos. Kepler 10, en 1603, sostuvo que esta estrella no fue otra cosa que la conjunción de los planetas Júpiter con Saturno el 21 de mayo del 747 de Roma, tres años antes de la muerte de Herodes. Orígenes proponía que se trataba de un cometa. Casualmente, el nacimiento de Mitrídates y Augusto fue precedido por la aparición de un cometa.
Todas estas interpretaciones están al margen del texto, en el cual, o se trata de un recurso literario, o, de lo contrario, el evangelista presenta esta estrella con un carácter sobrenatural. Pues se les aparece y desaparece; les va guiando y camina delante de ellos; llegada sobre el lugar donde estaba el Niño, se paró. Su semejanza puede encontrarse en lo que se lee en el éxodo: que una columna de fuego, en la noche, iba delante de ellos en el camino de Israel por el desierto (Exo_13:21).
El que los Magos conocieran que aquella estrella anunciaba el nacimiento del Rey de los judíos, además de la ilustración y moción sobrenaturales que había que suponer, se realizó por algo que estaba en el ambiente. Era entonces esperado el Mesías, expectación que difundieron los judíos en su cautividad de Babilonia y en la Diáspora, y que reflejan los evangelios en la predicación del Bautista y los escritos de Qumrán y Flavio Josefo. Hasta en el mundo pagano había trascendido. Suetonio escribe: Era una antigua y firme creencia difundida por todo el Oriente que el imperio del mundo lo alcanzaría hacia esta época un hombre salido de Judea. 11
Habiendo visto la estrella del Rey de los judíos, se encaminan a Jerusalén. Pensaban que el acontecimiento era del dominio público. Por ello preguntan, sin más, dónde estaba el Rey de los judíos que había nacido y venimos para adorarle. Lo que evoca el Sal_72:11. Y, a pesar de que su presencia en Jerusalén no debió de llamar la atención, acostumbrada a diversas caravanas, la noticia llegó a Herodes, quien temió que pudieran crearle revueltas y peligros políticos. Como su policía y espionaje estaban montados en todas partes 12 y nada había de particular, temió aún más por si esta conjura estuviera organizada desde fuera. Por eso se turbó, y toda Jerusalén con él. ¿Fue por creerse que había nacido ya el Mesías por lo que se turbó Jerusalén? Unos catorce años después de esta escena, a la muerte de Arquelao, surgieron varios pseudomesías 13. Probablemente esta turbación era debida a un complejo de causas: el anuncio insólito del nacimiento del Mesías, el temor, con ello, a los dolores mesiánicos y el miedo a las feroces represalias de Herodes.
Ante este hecho, Herodes convoca a todos los príncipes de los sacerdotes y a los escribas del pueblo. El Sanhedrín era el Gran Consejo de la nación. Constaba de 71 miembros, divididos en tres grupos: príncipes de los sacerdotes, que eran los ex sumos sacerdotes, y representaban a las grandes familias sacerdotales; los escribas, cultivadores e intérpretes de las Escrituras, y los ancianos, representantes de los sectores importantes de la nación. El Consejo estaba presidido por el sumo sacerdote. Hacía tiempo que Herodes (a.30 a.C.) había prescindido del Sanhedrín para evitar oposiciones, y convocaba consejos particulares a la medida. Pudo ser así sólo cita a sacerdotes y escribas lo que a veces está por todo él, o por haberlo convocado con habilidad política. Y, reunidos, les pregunta dónde había de nacer el Mesías. Le contestaron con el texto de Miqueas: Y tú, Bethlehem Efrata, eres pequeña entre los miles de Judá: de ti saldrá para mí (un príncipe) que sea dominador en Israel (Miq_5:2). La palabra miles (be'alpe) puede significar que Belén no llega a mil habitantes, o que es pequeña entre las de mil. Por un procedimiento conocido, Mt sólo cita la sustancia del texto, modificándolo y destacando lo que le interesa: el nacimiento allí del Mesías y la gloria que se le seguiría a Belén.
Entonces Herodes mandó llamar en secreto a los Magos y les interrogó cuidadosamente sobre el tiempo de la aparición de la estrella. Lo hizo en secreto, personalmente, como era su costumbre. Josefo cuenta que Herodes mismo, frecuentemente disfrazado con traje de hombre privado, en las noches, se mezclaba entre las turbas para experimentar y saber por sí mismo lo que sentían de su reinado 14. Cerciorado de este dato, le interesaba actuar con astucia, temiendo pudiera ser un enredo político, tramado contra él desde fuera. En su mismo palacio se habían urdido conjuras, bajo el pretexto de la aparición próxima del Mesías, que terminaron en sangre 15.
Con el consejo que les da de volver a él para poder ir a adorarlo, no en el sentido religioso, sino de acatamiento externo, se pusieron en camino hacia Belén y vieron de nuevo la estrella, que les guió hasta la casa donde estaba el Niño. No es probable que fuese la gruta, como afirma San Justino 16. Al año y medio del nacimiento de Cristo, lo natural es que hubiesen ocupado una modesta casa. Allí, postrándose en tierra al estilo oriental, que revestía varias formas 17, le adoraron. Y abriendo sus cofres, le ofrecieron sus dones, oro, incienso y mirra, dones principescos, como en otro tiempo la reina de Saba ofreció a Salomón (1Re_10:12-13; Isa_60:6). Hecho esto, y advertidos en sueños que no volviesen a Herodes, se volvieron a su tierra por otro camino; frase vaga, usual (1Re_13:9.10) usada, sea por ignorarse esa ruta, sea por un simple cierre literario 18.

La huida a Egipto y matanza de niños en Belén,1Re_2:13-18.
13 Partido que hubieron, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto, y estáte allí hasta que yo te avise, porque Herodes buscará al Niño para quitarle la vida. '4 Levantándose de noche, tomó al Niño y a la madre y partió para Egipto, 15 permaneciendo allí hasta la muerte de Herodes, a fin de que se cumpliera lo que había pronunciado el Señor por su profeta, diciendo: De Egipto llamé a mi hijo. 16 Entonces Herodes, viéndose burlado por los magos, se irritó sobremanera y mandó matar a todos los niños que había en Belén y en sus términos de dos años para abajo, según el tiempo que con diligencia había inquirido de los magos. 17 Entonces se cumplió la palabra del profeta Jeremías, que dice: 18 Una voz se oye en Rama, lamentación y gemido grande: es Raquel, que llora a sus hijos y rehusa ser consolada, porque no existen.


La huida a Egipto,1Re_2:13-15.
Cuando habían partido los Magos, el ángel del Señor se apareció a José en sueños y le ordena que tome al Niño y a su madre y huya a Egipto. Huye, le dice. Término expresivo que condena por sí mismo toda literatura apócrifa basada en milagros para hacer más fáciles las cosas. José, con toda prontitud, se levantó, en la noche, y partió para Egipto. En Mt las apariciones son en sueños, como en el documento elohísta.
Egipto era el país clásico de refugio político por ser provincia romana. Había allí muchos judíos, colonias florecientes y barrios habitados por ellos y prestaban socorro a sus conciudadanos. J. Juster 19 enumera una larga lista de ciudades egipcias en las que moraban colonias judías.
El camino posible para ir era doble. Uno, el más fácil, por la vía de la costa, hasta llegar al Waddi el-Arish, que era el límite de Egipto. Pasaba por Ascalón y Gaza y seguía por Raphía hasta Casium y Pelusa. El otro, por el desierto.
Nada se sabe sobre su establecimiento, aunque se señalan diversos lugares, como El Cairo, Koshám y hasta Hermópolis, en el, alto Egipto. Allí permanecieron hasta el nuevo aviso del ángel. Cuando éste llegó, Mateo dirá que se cumplía lo que el Señor había pronunciado por su profeta: De Egipto llamé a mi hijo (Ose_11:1). Aunque el profeta lo refiere a Israel, mi hijo, esto mismo lo podía decir Dios de su verdadero Hijo. Hay además en todo el episodio un trasfondo del éxodo.
matanza de niños en belén. 2:16-18
Herodes, considerándose burlado por los Magos, se irritó grandemente y, temiendo una conjura solapada de tipo mesiánico, dio la orden brutal de que se matase en Belén y su término a todos los niños de dos años para abajo, según el tiempo que con diligencia había inquirido de los Magos.
Esta reacción era normal en Herodes. Según cuenta Josefo, mandó matar a su yerno José, a Salomé, al sumo sacerdote Hircano II, a su mujer Mariamne, al hermano de ella Aristóbulo, a la madre de éstos, Alejandra; a los mismos hijos de él: Alejandro, Aristóbulo y Antípater; a Kostobaro, noble idumeo; y hasta hizo que se encerrasen en el anfiteatro de Jericó a todos los nobles judíos y dio la orden de que, a su muerte, se los matara a flechazos, aunque la orden no se cumplió 20. Nada, pues, significaba para este tirano el matar a un grupo de pequeños aldeanos de Belén y sus suburbios.
No se sabe cuántos serían. Tomando por base un Belén de mil personas y teniendo en cuenta todos los datos demográficos, índice de natalidad y mortalidad, etc., se pueden calcular en unos veinte niños 21. La Iglesia los venera como santos y como mártires, ya que, como dice bellamente San Agustín, con razón pueden llamarse primicias de los mártires los que, como tiernos brotes, se helaron al primer soplo de la persecución, ya que no sólo por Cristo, sino en vez de Cristo, perdieron su vida. 22 Así se cumplió lo que dice Jeremías (Jer_31:15), añade Mateo: Una voz se oyó en Rama, lamentación y gemido grande: es Raquel que llora a sus hijos y rehusa ser consolada, porque no existen. Aunque esta cita se refiere a las concentraciones de judíos que Nabucodonosor hizo en Rama, a unos nueve kilómetros al norte de Jerusalén 23, para ser deportados a Babilonia (Jer_40:1), y que Raquel llora al partir, Mateo la evoca aquí de nuevo. Raquel gran antepasado de Israel podría llorar a estos hijos suyos inocentes, pues su sepulcro se encontraba en el camino de Efrata, que es Belén (Gen_35:19). En esta evocación se quiere personificar el duelo nacional ante aquel crimen.
Sin embargo, el conjunto del texto presenta dificultades histórico-exegéticas muy serias.

El retorno a Nazaret,Gen_2:19-23.
19 Muerto ya Herodes, el ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto 20 y le dijo: Levántate, toma al niño y a su madre y vete a la tierra de Israel, porque son muertos los que atentaban contra la vida del Niño. 21 Levantándose, tomó al Niño y a su madre y partió para la tierra de Israel. 22 Mas, habiendo oído que en Judea reinaba Arquelao en lugar de su padre Herodes, temió ir allá, y, advertido en sueños, se retiró a la región de Galilea, 23 yendo a habitar en una ciudad llamada Nazaret, para que se cumpliese lo dicho por los profetas, que sería llamado Nazareno.

Herodes murió poco antes de la Pascua del 750 de Roma. El decir Mateo que habían muerto los que atentaban contra la vida del niño es una reminiscencia del libro del éxodo. Allí se dice a Moisés, que estaba escondido en Madián: Ve, retorna a Egipto, pues ya han muerto los que buscaban tu vida (Exo_4:19), que era, como el texto dice, el faraón (Exo_2:15-23).
Sin embargo, como Herodes nombró heredero del trono a su hijo Arquelao (aunque el César sólo le concedió el título de etnarca), y éste mostró una crueldad semejante a la de su padre, por lo que nueve años más tarde fue desterrado a Viena de Gala 24, José temió ir allá y vino a establecerse en Nazaret. Caía así bajo la jurisdicción de Antipas, que, aunque sensual y astuto, se mostró benévolo en su gobierno. Así la ida a Nazaret, villorrio insignificante que no es citado nunca fuera de los documentos cristianos hasta el siglo VIII, en una elegía judía de Kabir 25, sirvió, según Mateo, para que se cumpliera lo dicho por los profetas: que Jesús sería llamado Nazareno.
Esta profecía no está en la Escritura, por lo que el problema se centra en saber si es una interpolación, una profecía perdida o la palabra nazareno estaría como sinónimo de despreciable, por lo insignificante de Nazaret, o de la raíz netser, retoño 26. Parece más bien indicar el retoño mesiánico de Isaías o el retoño de los profetas, dado el gusto oriental por el juego de palabras. Aquí, entre Nazaret y Nazoraios. Allí iba a crecer este retoño y de allí saldría para su obra mesiánica.
También se ha puesto en relación con el Santo de Dios (Mar_1:24; Luc_4:30). Los LXX, en Jueces (Luc_16:17), traducen nazir por santo de Dios. En Is (Luc_4:3) al resto se lo llama santo. Cristo sería nazireo, santo, por salvar como resto a la matanza de los Inocentes27. Zolli, basándose en Jeremías (Luc_31:6), en los notzerim, vigías para ir a Sión, ve en Cristo el gran notzer de la Buena Nueva 28. También se lo quiere poner en relación con el hebreo nazur = guardado por Dios de estas matanzas; guardado por Dios para su alto destino 29.

Historia y
midrash en los capítulos 1-2 de Mateo.
Los evangelios de la infancia capítulos 1-2 de Mt y Lc han sido muy cuestionados en su valoración. La abundancia de milagros e intervenciones sobrenaturales, en contraste con la moderación de los mismos en el resto de los relatos de la vida de Cristo excepto en tentaciones y Getsemaní , hace pensar. El milagro existe, pero sometido a una economía de excepción. Sin duda que a fortiori han de estar al servicio de Cristo, pero los datos evangélicos los presentan en forma moderada y con una finalidad muy específica, frente al maravillosismo de estos capítulos, aunque también moderados en comparación con los apócrifos.
Una lectura cuidadosa de los mismos da la impresión de ver que la finalidad primordial de ellos no es cronística, sino preferentemente teológica y edificante, sin que ello niegue lo que haya de histórico. Se piensa en narraciones afines a las narraciones judías midráshicas.
La concepción midráshica. El midrash no exige ser una ficción. Es frecuentemente una interpretación libre y adornada con fines didácticos, de núcleo histórico sobre la Biblia. Es ordinariamente una historia narrada libremente en función de una finalidad concreta, mejor penetración del A.Ô., ï un enfoque teológico o parenético. Es, por ello, una actualización de la Escritura en forma muy libre. A veces el midrash se compone, no ya de un comentario partiendo de un dato del A.T., sino que es un mosaico más o menos compacto de textos bíblicos. El uso judío de este procedimiento era normal y abundante.
El evangelio de la infancia y el kérigma primitivo. El evangelio de la infancia, en general, no depende del kérigma primitivo. Este tenía por esquema la vida pública de Cristo, comenzando por la predicación del Bautista, como se ve en los sinópticos y en los Hechos de los Apóstoles. Además, si se hubiese predicado la infancia de Cristo en el kérigma oficial, pronto se hubiese formado un esquema más o menos fijo en su exposición y se hubiese percibido en estos relatos de Mt-Lc. Sin embargo, no exige esto que los evangelios de la infancia sean tardíos. Se ve su diferencia con el maravillosismo exuberante e inverosímil de los apócrifos. Ya desde primera hora tuvo que tener el máximo interés el conocer los orígenes e infancia de Cristo por diversos grupos cristianos, tales como sus familiares, mujeres cristianas, y los apóstoles mismos, especialmente San Juan, que se encarga de la custodia de la Virgen. María y José fueron seguramente las fuentes de varios de estos datos (Luc_2:51). La historicidad fundamental de varios de ellos se impone incluso como exigencia apriorística.
Relación entre los evangelios de Mt-Lc. Manifiestamente, ni Mt ni Lc se conocieron en sus obras. De haber sido así, hubiese habido interdependencia entre ellos: v.81., en Lc no hubiese faltado el episodio de los Magos o escenas siguientes, lo mismo que en Mateo se percibiría otra forma de relatar, probablemente, la anunciación, etc. Más aún, se hubiesen armonizado mejor sus relatos, pues Mt lleva al Niño de Belén a Nazaret, pasando por el destierro con una relativa larga permanencia allí, mientras Lc lo lleva directamente de Belén a Nazaret en seguida de la purificación.
Sin embargo, hay datos coincidentes del máximo interés entre ambos lados:
1) Una virgen llamada María (Mat_1:18-20; Luc_1:27).
2) Desposada con un varón llamado José (Mat_1:18-20; Luc_1:27), que era de la estirpe de David (Mat_1:16.20; cf. Mat_1:1; Luc_1:27; cf. 1:31; 2:4; 3:23-31).
3) María concibió virginalmente por obra del Espíritu Santo (Mat_1:18.20; Luc_1:35).
4) El Niño, conforme a indicación del ángel, se llamará Jesús (Mat_1:21.25; Luc_1:31; Luc_2:21).
5) Es concebido cuando aún no convivían juntos (la interpretación es discutida, pues se discute si María estaba sólo desposada o casada). El Niño nace cuando ya vivían en la misma casa (Mat_1:24-25; Luc_2:5).
6) El nacimiento es en tiempo de Herodes el Grande (Mat_2:1; Luc_1:5; cf. 2:2).
7) Nace en Belén de Judá (Mat_2:1-5.6-8; Luc_2:4-5.11.15).
8) Luego establecen su residencia en Nazaret (Mat_2:23; Luc_2:39.51). Estos datos independientes de Mt-Lc hacen ver que son anteriores a ellos. Y que se recogen como históricos se ve a través de los evangelios , y alguno de ellos es de fe: la concepción virginal.

Los dos capítulos de Mt. Estos son también independientes entre sí. Las escenas del c.2 son autónomas con relación al primero; no necesitarían de él para tener su personalidad. No necesitan depender del c.l. Además tienen una homogeneidad compacta, aunque no hubieran sido todas las escenas primitivas; la escena de los Magos explica todas las escenas siguientes, y éstas sin la de los Magos no tiene explicación de enmarque lógico.
Mat_1:1 es la tesis de estos dos capítulos. Pero en él se altera el esquema rígido de tal engendró a tal al llegar al Jacob del v.16. No dice: Y Jacob engendró a José, y José engendró a Jesús, sino que, para destacar la concepción virginal de María, dice: Jacob engendró a José, el varón de María, de la cual nació Jesús, el cual es llamado Cristo (Mesías). Lo que viene a confirmar, según su procedimiento, el hacer ver que las profecías rubrican el mesianismo de Cristo.
Mt en el c.2 quiere probar también que Cristo es el Mesías. Para ello utiliza una geografía cristológica (K. stendahl). Va a describir el viaje del destierro de Cristo para hacer ver que cada episodio cumple una profecía mesiánica. Es un propósito y procedimiento distinto de Lc. No le basta decir que Cristo es descendiente de Abraham y David y que nació en Belén, pues otros muchos tenían estas mismas características. Busca el cumplimiento en él de profecías mesiánicas, aunque usadas con gran libertad. Si estos pasajes a los que aplica las profecías se puede preguntar no fuesen fundamentalmente históricos, ¿por qué las aplica a ellos, cuando podía haber usado otras profecías más oportunamente para otros pasajes especialmente elegidos o fingidos?
Los esquemas literarios. Para escribir la infancia de un futuro héroe parecía normal, dados los gustos ambientales, que se inspirase para su relato, salvado el núcleo histórico, en los procedimientos midráshicos en uso. Es ya la impresión que da una primera lectura de Mt en su c.2. Estos esquemas podían ser de diverso origen:
a) Influencias de héroes gentiles. Las características que da su análisis son tres: ser hijos de reyes nobles (= Buda); ser anunciados por los dioses, en forma variable, pero siempre prodigiosa (= Augusto), y mostrar ya dificultades en la infancia del futuro héroe. ¿Conocía Mt alguna fuente preexistente, v.gr., romana (relato de Suetonio sobre Augusto)? Estas coincidencias muestran la existencia de ciertos patrones literarios o espontáneos.
b) Influencias de personajes bíblicos: Moisés. Ya a priori se espera que, de fijarse en patrones literarios, Mt se fije en los bíblicos. Aquí es especialmente Moisés, pero no en lo que narran de él las fuentes canónicas, sino preferentemente lo que dicen del mismo los relatos midráshicos y Josefo. Aunque estos relatos son muy tardíos en Josefo, es muy posible que sean muy antiguas las tradiciones preliterarias de los mismos. Las coincidencias son éstas:
Nacimiento previamente anunciado de un niño israelita que destruirá a Egipto y sacará a Israel de ese país. Se hace en varias formas, según los relatos: en un sueño al faraón, o se le comunica por uno de los príncipes, Balaam o un eunuco; también los astrólogos le explican que ha nacido el salvador de Israel. En Josefo se lo anuncian al faraón en un sueño y también por un escriba sagrado (Josefo, Antiq. II, IX, 2205; Targum de Jerusalén. Misdrash rabba sobre Exo_1:22).
Los egipcios se espantan al enterarse del anuncio. El faraón consulta a sus sabios y ordena una matanza general de los niños hebreos, fundado en la advertencia que le hace el príncipe y la interpretación del sueño (Crónica de Moisés I).
En esta matanza de niños se escapa el libertador (Ex 1:15-17; 2,lss), aunque por motivo muy distinto (Crónica de Moisés p.l).
En éxodo (2:12.15) se cuenta también la huida de Moisés a Madián para escapar más tarde, y por otro motivo, de las manos del faraón. Dios le manda volver a Egipto (Exo_3:10) y Moisés volvió (Exo_4:19.20) con su mujer e hijos. La frase que pone éxodo (Exo_4:19): porque han muerto todos los que buscaban tu muerte (de Moisés), es copiada literalmente por Mt.
Ante tantas convergencias, no sólo parece verse aunque son muchas las diferencias un paralelismo literario, sino también un cierto influjo de estas fuentes en Mt. Se podría pensar si Mt usó sólo estos esquemas literarios por razón del gusto y procedimientos ambientales, o si pretendió directamente presentar a Cristo como el nuevo Moisés, libertador del nuevo pueblo de sus pecados (Mat_1:21). Para Dupont esto último se demuestra por lo minucioso y a veces rebuscado del calco, aparte que se ve en otros pasajes evangélicos sugerido este tema, v.gr., tentaciones, multiplicación de panes.
c) Paralelismo entre Cristo e Israel. Debe de haber otro tema enlazado con el de Moisés: la tipología Cristo-Israel. Es claro en Mt por la cita que hace de Oseas (Mat_11:1 = Mat_2:15). Esta citación se esperaría, siguiendo el procedimiento de Mt, después de la vuelta de Egipto (Mat_2:21), pero la situación violenta en que está puesta muestra más aún el interés de Mt por este tema.
Daube piensa en la influencia directa en el pasaje de la cita de Oseas por Mt de un midrash sobre la persecución de Labán contra Jacob-Israel. Labán trató de destruir a toda la familia de Jacob. Pero éste bajó a Egipto empujado por la palabra de Dios. El midrash es muy antiguo: siglo 3-2 a.C. Es un comentario a Deu_26:5-8. Este midrash se leía en la liturgia de la víspera de Pascua. Los cristianos de origen judío querían seguir celebrando la antigua fiesta de la Pascua, y veían que el antiguo éxodo tenía cumplimiento en el nuevo. Conociendo tan bien este midrash, fueron los que habrían proyectado la huida a Egipto y la matanza de los Inocentes sobre estos relatos. Así Labán, lo mismo que Herodes, quisieron impedir la ida del pueblo Jacob-Israel-Jesús a Egipto, y, para ello, ambos quisieron matar a toda la familia: la de Jacob (Labán) y la de niños betlemitas (Herodes). Pero Jacob (Israel)-Jesús lograron escapar de Labán-Herodes, bajando a Egipto impulsados por la palabra de Dios, tanto Jacob como Jesús (el sueño de San José en el que recibe la orden, pues Cristo es niño, de ir a Egipto). La promesa hecha a Jacob de volver de Egipto a Israel se cumple, pues aunque se refería al volver de sus restos, en semita, como su pueblo desciende de él, en la vuelta del pueblo se ve su retorno. Y así lo interpretaron los rabinos. Más aún, el midrash citado comienza con la bajada de Jacob a Egipto y termina con el éxodo mosaico. Así, este tipismo se veía en la vuelta de Cristo, máxime en Mt con la cita de Oseas.
Bourke piensa que la conexión entre Mat_2:13-18 y el midrash es demasiado notable para ser casual.
Lo que destacan los críticos es que aquellos escritores de la antigüedad judía eran más complejos e intencionados de lo que se podría pensar. Aquí sólo con un paralelismo entre Israel-Jesús parece poder explicarse bien la cita de Oseas.
d) El midrash de Abraham. En él se dice que al nacer Abraham se había visto una estrella en el cielo por los astrólogos, la cual se comió a otras cuatro, por lo que era un presagio. Este midrash es muy tardío. Si la tradición anterior al mismo existiese en tiempo de Mt, acaso hubiese podido ser utilizado este dato, ya que Mt habla de Jesús hijo de Abraham (Mat_1:1). Pero el paralelismo parece muy remoto y lo de la estrella era un elemento que flotaba en el ambiente sobre el nacimiento de personajes.

¿Qué Influjo han podido tener todos estos factores en el relato de Mt?
Las profecías del A.T. no han sido la base creadora de los relatos en que se las cita. Hay datos anteriores a Mt de la tradición, como antes se ha visto. A este propósito son la concepción virginal, nacimiento en Belén y residencia en Nazaret. A ellos les aplica profecías, pero no pueden ser para crear estos hechos anteriores a su uso por Mt, sino para confirmar con profecías el valor mesiánico que tienen.
Están las profecías de Oseas (Mat_11:1), Jeremías (Mat_31:15), el episodio del retorno a Nazaret, en el que se cita a los profetas (Mat_2:23), Miqueas (Mat_5:2).
La profecía de Oseas parecería una acomodación libre. Pero, admitido el tema subyacente de la tipología Israel-Jesús, hay una base más honda. Supuesta la huida a Egipto sea por tradición histórica aprovechada o como producto de esta misma teología , a Mt le interesaba citar a Oseas para, conforme a su procedimiento, seguir mostrando proféticamente la mesianidad de Cristo.
La profecía de Miqueas (Mat_5:2) no crea tampoco el relato de los Magos de ir a Belén. El nacimiento de Cristo en Belén es un dato de la tradición anterior a Mt. Este sólo, de paso, utiliza el dato para probar, una vez más, la mesianidad de Cristo.
El pasaje de Jeremías (Mat_31:15) no crea la narración de Mt sobre la matanza de los Inocentes, pues el texto de Jeremías habla de una deportación de gentes cautivas. Una tradición ponía la tumba de Raquel cerca de Belén. El dato de la tradición, anterior a Mt, podía muy bien usar esta tradición de Raquel junto a Belén para que llorase los niños muertos allí. Pero si la profecía hubiese hecho nacer el relato ¿cómo pasar de deportación (Jer) a matanza (Mt)? , la profecía hubiese situado el hecho en Rama, al norte de Jerusalén (Jer_31:15), y los niños lógicamente hubiesen sido de la tribu de José o Benjamín.
El episodio de Nazaret. La tradición ponía el retorno de Cristo y su residencia en Nazaret. Mt, al no encontrar una profecía específica en la geografía cristológica para confirmar aquí su tesis mesiánica, apela a lo que dicen los profetas. Esta libertad máxima en la citación de los textos proféticos es una buena confirmación de que las profecías que se citan no crean los relatos a los que ellas afectan, pues, sobre todo aquí, hubiese inventado otro episodio al que aplicarle una profecía oportuna, u omitiendo éste.
¿Influjos de las infancias de héroes extrabíblicos? En estos patrones no hay un esquema uniforme, aunque hay tendencia a lo maravilloso. El modo concreto como se realiza se debe a razones particulares. Acaso hay influjo de estos moldes literarios en el anuncio a San José en sueños. Pero admitido el dogma de la concepción virginal de María, muchos datos hubieron de pasar en forma histórica muy parecida. Aparte que los datos fundamentales son de la tradición anterior a Mtg, como antes se dijo.
¿Influjo de la figura de Moisés? Como se vio arriba, parece haber una influencia literaria de Moisés: elementos parte del éxodo y, sobre todo, de los midrashim y Josefo. Acaso han podido influir en el relato mateano el anuncio en sueños a San José, el que Herodes consulte al grupo de sanhedritas y la turbación de Jerusalén. El que los protagonistas se salven: Cristo, niño, y Moisés, de joven, ambos con la huida, no tienen verdadero paralelo. También es muy distinto cómo perecen los niños hebreos en Egipto y la matanza de niños en Belén, aparte de ser los motivos muy distintos (Exo_1:1 Oss; Mat_1:16).
El concepto teológico de Mt que dice que Cristo salvará al pueblo de sus pecados (Mat_1:21) no tiene paralelo.
En cambio, está copiada al pie de la letra la frase de éxodo (Mat_4:19) sobre Moisés (Mat_2:20).
Todos estos datos, ¿no serán premateanos y usados por él para su específica teología mesiánica?
¿Influjo de la tipología Israel-Cristo? Es perceptible por la cita de Oseas. Acaso dependa de este paralelismo literariamente el relato de la ida de Cristo a Egipto y su vuelta, y todo según la palabra de Dios.
Un nuevo dato a tenerse en cuenta, El año 66 (d.C.), el rey mago Tirídates hizo un viaje con gran acompañamiento de magos a Roma para reconocer a Nerón como a dios (Suet., Ñero XXX, 30; punió, Nat. Hist. XXX 16); Dioncasio, Hist. Rom. LXIII 1-2). ¿Acaso puede influir este viaje en el viaje de los magos de Oriente?

El tema del c.2 de Mt.
La lectura del capítulo 2 de Mt hace perceptibles dos temas conjugados: Cristo nuevo Moisés y la universalidad de la salvación. Este es perfectamente perceptible al venir a reconocer a Cristo-Mesías gentes no judías. El capítulo 28 termina con esta misma universalidad (Mat_28:19), y viene a formar así una inclusión semita en su evangelio. Pero este tema parece sugerir una elaboración no primitiva, sino más tardía.
El otro tema de Cristo nuevo Moisés se percibe igualmente, pero a través de un procedimiento especial. Este tema mosaico era conocido de la cristiandad primitiva y se refleja en diversos pasajes evangélicos. De la lectura del éxodo y de los pasajes midráshicos antes citados se ven una serie de elementos que aparecen como un posible doble de la descripción de este pasaje de Mt. Es verdad que no tienen el mismo desarrollo o motivo, pero sí se relata una coincidencia evocadora de un mismo hecho v.g., huida, matanza. . Es un procedimiento literario judío conocido. Las consideraciones citadas de Daube y, sobre todo, de Bourke, son de gran interés. Puede verse un esquema de estos paralelos.

Moisés
Amrán, padre de Moisés, sabe en sueños el nacimiento del futuro libertador de Israel, su pueblo.



El Faraón conoce por se dividen los relatos los astrólogos-magos el nacimiento de un niño que liberará y sacará a Israel de Egipto.

Los egipcios se espantan al saberlo.
El Faraón consulta a sus sabios.
El Faraón ordena una matanza general de niños hebreos.
Hasta el resplandor de una estrella, se supone iluminó la casa donde nació Moisés. (Ex Rabba 1:20; Cron. Moysi 2; etc.).
La orden de matanza se cumple, pero se escapa Moisés.

Moisés se escapa dos veces de la muerte: una de niño, y la otra huyendo, de joven, a Madián.
Muertos quienes deseaban matar a Moisés, el ángel del Señor le ordena regresar de Madián a Egipto.
La orden se ejecuta.
Cristo.
José, padre legal de Jesús, conoce en sueños el nacimiento y misión del futuro libertador de su pueblo: lo liberará de sus pecados.

Herodes conoce por los magos ¿hay influjo del viaje de Tirídates, mago en este relato? el nacimiento del Mesías, salvador de su pueblo.

Al oír esto se turbó Herodes y toda Jerusalén.
Herodes consulta al sanedrín.
Herodes ordena la matanza de los niños de Belén.
La estrella de los magos se para en Belén encima de la casa donde está el Niño.

La muerte de los niños en Belén se cumple. Pero el Niño se libra de ella.
Cristo se libera huyendo a Egipto


Muerto Herodes, el ángel se aparece a José y le dice vuelvan a Israel. Y se copia textualmente la frase del ángel a Moisés.
La orden se cumple.

Parece que hay contactos literarios u orales a veces copias entre ambas narraciones. Conforme a estos procedimientos, se destaca a Cristo como el nuevo Moisés: es el nuevo liberador (aquí del pecado), el nuevo legislador, el nuevo creador del nuevo Israel-Iglesia.
Naturalmente, en todo el conjunto de datos con los que Mt elabora las estructuras de estos dos temas del cap.2, unos son de fe (concepción virginal.), otros histórica-bíblicamente ciertos (nombres de Jesús, María, José, matrimonio, nacimiento en Belén.), y otros, si alguno puede tener un fondo histórico (Bourke), están manifiestamente seleccionados y tratados con una libertad midráshica clara, y cuyos patrones pueden haber sido todos o algunos de los antes citados. Para Dupont esta dependencia en varios pasajes se muestra por lo minucioso y a veces rebuscado del calco.29

1 G. Messina, Der Ursprung der Magier und die zarathustrische Religión (1930). 2 Estrab., XV 3:1; XVI 2:39; Herod., VII 131. 3 Cicerón, De divin. I 1; II 42. 4 In Dan. II 3. 5 Patrizi, De evangeliis t.2 p.321. 6 H. Kekrer, Die Heiligen drei Konige in Lit. una Kunst (1909) p.57. 7 Wilpert, Le pitture delle catacombe romane (1923) p. 173-186; Leclercq, art. ? ages, Dict. Archéol, chrét. 8 MG 6:657ss. 9 MG 42:785. 8 Mg 6:657n. 10 hontheim, Die Konjunktion des Júpiter Saturn injahre 7 vor Chr.: Der Katholik (1908) 187-195; KLUGER, Der Stern vom Bethlehem: Stimmen aus María Laach (1912) 481-492; C. Schumberher, Stella magorum et conhmctio Saturni cum Jove annis 7 a.C.: VD (1940) 333-339. 11 Justino, Hist. XXXVII 2; Servio, sobre la Eneida X 272. 12 Josefo, Antiq. XIV 10:4;9:4. 13 Josefo, Antiq. XVII 10:4-8; BI II 2:4; Tácito, Hist. V 9. 14 Josefo, Antiq. XVII 1; 2:4; BI I 28:6; 1:4. 15 Josefo, Antiq. XV 10:4. 16 Diálogo LXXVIII 5; Prot. Sant. XXI 3. 17 Strack-B., Komnwntar. I p.78. 18 Sobre la redacción de Mt y el viaje del mago Tiridates, cf. Schmid, Das Evan-gelium nach Matthaus, en vers. it. (1957) p.72; J. E. Bruns, The Magi Episode in Mt 2 (and Jewish Midrash an Solomon and the Queen of Sheba): The Catholic Biblical Quart. (1961) p.51-54. 19 Juster, Les Juifs Dans L'empire Romain (1914). 20 Josefo, Antiq. XVII 1:1; 2:4; 3:3; BI I 28:6; 29:1. 21 Holzmeister, Quot pueros urbis Bethlehem Herodes rex occiderií (Mat_2:16): VD (1935) p.373-379; Saintyves, Le massacre des Imwcents ou la perse'cution de l'Enfant Predestine (1928). Congrés d'Histoire du Christianisme (1928) I 229-272; Bover, El sepulcro de Raquel: EstBib (1928) 227-237; Ruffenach, Rachtl plorans filios suos: VD (1924) p.5-7; Flsher, El Oriente Medio (1952) 267. 22 Serm. 10 de Sanctis. 23 Abel, Geograph. de Id Palesline (1938) II 427. 24 Josefo, Antiq. XVII 9:1-3; BI II 1:2-3. 25 Strack-B., Kommentar. I p.92. 26 Holzmeister, Quoniam Nazarenus vocabitur: VD (1937) 21-26; Lyonnet, Quoniam Nawraeus vocabitur: VD (1944) 195-266. 27 J. G. Rembry, Quoniam Nazaraeus vocabitur (Mat_2:23): FranLA (1961) p.46-65. 28 E. Zolli, Nazarenus vocabitur: Zeits. für die Neutest. Wissen. (1958) p. 135-136. 29 Bertl gaertner, Die ratselhaften Termini Nawraer., R. B. (1959) p.440-1.

Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 02

2. UNOS SABIOS DE ORIENTE ADORAN AL NIÑO (Mt/02/02).

1 Después de nacer Jesús en Belén de Judea, en tiempos del rey Herodes, unos sabios llegaron de Oriente a Jerusalén, 2 preguntando: ¿Donde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto su estrella en Oriente y venimos a adorarlo.

El árbol genealógico y el relato del nacimiento de Jesús quedaron en el ámbito de la nación y del pueblo judío. Ahora la vista se amplía al gran mundo de las naciones y de los reinos. En el árbol genealógico habíamos ido tentando el camino de la historia hasta David y Abraham. Sigue luego un pasaje (1,18-25) en que resuena la profecía de que un niño hijo de una virgen será el «Dios con nosotros». Todo esto se ha logrado con una creyente mirada retrospectiva, que se dirige al tiempo pasado desde el tiempo presente consumado. El acontecimiento de la adoración de unos sabios de Oriente de nuevo parece que realiza grandes profecías, con la diferencia de que aquí sucede con una publicidad mucho mayor, algo que antes sólo podía conocer la mirada de la fe: la venida del verdadero Mesías. Por primera vez, nos enteramos en san Mateo de que el nacimiento de Jesús tuvo lugar en Belén, en el país de Judá. Ambas circunstancias cumplen la profecía, según la cual solamente entra en consideración el país real de Judá y una ciudad que se encuentra en este país. Ambas indicaciones del versículo primero ya anticipan la cita del Antiguo Testamento, que se aduce por extenso en el v. 6.

El profeta Miqueas sobre esta pequeña ciudad había hecho el oráculo de que de ella debe salir el soberano del tiempo final, que ha de gobernar a todo el pueblo de Israel. El lugar del nacimiento ha sido designado por el profeta, así como el nombre del niño ha sido determinado por Dios. Se dice en general: «En tiempos del rey Herodes», sin que podamos conocer una determinación más próxima del tiempo. Se alude a Herodes el Grande, que a pesar de apreciables méritos, como extranjero (idumeo) y dependiente de los favores de Roma, ejerció el mando arbitraria y horriblemente, sin escrúpulos y con desenfreno. Es verdad que había arreglado suntuosamente el templo y que hizo mucho bien al pueblo, no obstante las agrupaciones piadosas de los judíos tienen la sensación de que es un dominador extranjero. Aunque su poder era pequeño, usaba el título de «rey». que Roma le había concedido. Aquí se usa muchas veces este título, en contraste con el rey que buscan los sabios. En el Evangelio sólo dos veces se habla de Jesús como el «rey de los judíos»: aquí en contraste con el tirano Herodes, y hacia el fin en el proceso usan este título el pagano Pilato (27,11), los soldados que hacen escarnio de Jesús (27,29) y la inscripción en la cruz (27,37). Jesús respondió afirmativamente a la pregunta de Pilatos (27,11), pero el título no era expresión de la verdadera dignidad de Jesús ni una profesión de fe. Aquí se ha de considerar que quien pretende ser rey de los judíos está sentado tembloroso en el trono, y el verdadero rey viene con la debilidad del niño. Los sabios vienen de oriente. No se indica qué país era su patria, tampoco se dice el número de ellos. Las circunstancias externas permanecen ocultas ante la sola pregunta que les mueve: ¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Son personas instruidas, probablemente sacerdotes babilonios, familiarizados con el curso y las apariciones de las estrellas. La notable aparición de una estrella les ha movido a partir. A esta estrella estos sabios la llaman «su estrella», la del rey de los judíos. Es la estrella del nuevo rey infante. Según persuasión del antiguo Oriente los movimientos de las estrellas y el destino de los hombres están interiormente relacionados. Pero hasta hoy día no se han aclarado todas las investigaciones y cálculos ingeniosos sobre esta estrella, si designa una constelación determinada, un cometa o una aparición enteramente prodigiosa. Aquí dejamos aparte la cuestión y solamente vemos la estrella según el significado que tiene para aquellos sabios. También hubiera podido moverlos a emprender su expedición otra señal. Lo que es seguro es que la aparición de la estrella no podía explicarse de una forma puramente natural, sino que era un suceso prodigioso (v 9). Una señal es dada por Dios, el Dios de las naciones y del mundo. Lo principal no son las circunstancias externas de la aparición, sino su finalidad interna. Pero ¿qué significa la señal para la gente instruida? Para ésta el país de los judíos es ridículamente pequeño, carece de importancia desde el punto de vista político, desde hace siglos ya no se hace sentir por su función independiente dentro del próximo Oriente.

¿Cómo se explica que no les baste un mensaje, una averiguación por medio de emisarios? ¿Por qué les estimula el deseo de ir a ver y de adorar? La Sagrada Escritura no contesta a estas preguntas, sino que solamente informa sobre lo que ha sucedido. Pero el asombro que nos causan estas preguntas, nos conduce a descubrir el profundo sentido de este relato... Dios no solamente había elegido a su pueblo sacándolo de la servidumbre de Egipto, sino que había elegido para sí una ciudad santa: Jerusalén, y había escogido, por así decir, como domicilio un monte santo: el monte de Sión. Para el comienzo de la salvación Israel no solamente espera la llegada del Mesías y el establecimiento del reino davídico, sino mucho más: la bendición de todas las naciones por medio de Israel. La ciudad y el monte son la sede y el origen de la salvación, que ha deparado Dios a las naciones. Allí resplandece la luz, allí se tiene que adorar. El monte-Sión se convierte en el monte de todos los montes, en el más alto y más santo de todos. En los últimos días muchos pueblos se ponen en marcha desde los cuatro vientos y van en romería a Jerusalén, para que Dios les enseñe sus caminos, y anden por las sendas de Dios (cf. Isa_2:2 s). Allá van reyes y príncipes de todo el mundo y llevan sus dones a la ciudad de Jerusalén iluminada por el fulgor de la luz: «Y a tu luz caminarán las gentes, y los reyes al resplandor de tu claridad naciente. Tiende tu vista alrededor tuyo, y mira; todos ésos se han congregado para venir a ti; vendrán de lejos tus hijos, y tus hijas acudirán a ti de todas partes. Entonces te verás en la abundancia; se asombrará tu corazón, y se ensanchará, cuando vengan hacia ti los tesoros del mar; cuando a ti afluyan las riquezas de los pueblos. Te verás inundada de una muchedumbre de camellos, de dromedarios de Madián y de Efá; todos los sabeos vendrán a traerte oro e incienso, y publicarán las alabanzas del Señor» (Isa_60:3-6; cf. Psa_71:10 s). La peregrinación de los pueblos al fin del tiempo. ¿Tiene el evangelista esta escena ante su mirada? ¿Ve cumplido el «fin de los días»? Jesús no vino al mundo en la ciudad real de David, sino en la pequeña y mucho menos importante ciudad de Belén. ¿Cómo puede explicarse que todos los demás indicios de la expectación señalen a Belén? ¿Y cómo es posible que el Mesías no nazca en el palacio real de Herodes, sino en cualquier parte, desconocido e ignorado? ¿Puede ser este niño el verdadero Mesías? Es difícil responder a estas preguntas. La respuesta tenía preocupada a la primitiva Iglesia, especialmente entre los judíos. Hasta que un día el Espíritu Santo también le indicó el camino. Todo esto también lo atestigua la Escritura.

El profeta Miqueas nombra y ensalza adrede este pueblo de Belén, que es poco importante y pequeño, pero que es grande a causa de que de él debe salir el dominador de Israel. San Mateo ha reproducido con alguna libertad el texto del profeta Miqueas. El texto original dice así: «Y tú, Belén, Efratá, pequeña entre los clanes de Judá, de ti saldrá el que ha de ser dominador de Israel; su origen es desde tiempos remotos, desde días muy antiguos... Y él permanecerá firme, y apacentará la grey con la fortaleza del Señor. en el nombre altísimo del Señor Dios suyo, y ellos se establecerán, porque ahora será glorificado él hasta los últimos términos del mundo. Y él será paz» (Mic_5:1.3-4). Efratá era una estirpe numéricamente pequeña de Israel, de la cual procedía David (lSam 17,12). Dios eligió una vez lo que era débil, y volverá a hacerlo en la consumación del tiempo.

3 Cuando lo oyó el rey Herodes, se sobresaltó, y toda Jerusalén con él. 4 Y convocando a todos los sumos sacerdotes y escribas del pueblo, les estuvo preguntando dónde había de nacer el Cristo. 5 Ellos le respondieron: En Belén de Judea; pues así está escrito por el profeta: 6 y tú, Belén, tierra de Judá, de ningún modo eres la menor entre las grandes ciudades de Judá; porque de ti saldrá un jefe que gobernará a mi pueblo Israel. 7 Entonces Herodes llamó en secreto a los sabios y averiguó cuidadosamente el tiempo transcurrido desde la aparición de la estrella. 8 y encaminándolos hacia Belén, les dijo: Id e informaos puntualmente acerca de ese niño; y cuando lo encontréis, avisadme, para que también yo vaya a adorarlo.

Precisamente Herodes es interrogado acerca del lugar. La pregunta le estremece, porque ahora ha de temer a un nuevo competidor, y la pregunta estremece a la ciudad, porque tiembla por el miedo de nuevas medidas de terror. Puesto que Herodes no sabe el lugar (¿qué sabe de la Escritura el rey de sangre extranjera y amigo de los paganos?), tiene que convocar un consejo de personas constituidas en dignidad: sumos sacerdotes y escribas, para que oficialmente le den respuesta. El lugar, pues, no lo han inventado los cristianos creyentes ni lo han dispuesto posteriormente. Los judíos e incluso Herodes tienen que testificar que Belén es la ciudad del Mesías. Por la mediación de Dios la romería de los sabios no termina en Jerusalén, sino más allá de la ciudad, en la cercana Belén. ¡Singular providencia! Jerusalén no es la ciudad de la luz, en la que los pueblos pueden disponer del derecho y de la salvación. Jerusalén está en pecado, es la ciudad de los asesinos de los profetas (23,37-39), la ciudad de la desobediencia y de la sublevación, del desprecio de la voluntad de Dios. El Mesías no viene a Jerusalén, a no ser para morir en ella. Entonces también sale la luz de esta ciudad, pero de una forma muy distinta de la que se esperaba.

9 Después de oir al rey, se fueron, y la estrella que habían visto en Oriente iba delante de ellos, hasta que vino a pararse encima del lugar donde estaba el niño. 10 Al ver la estrella, sintieron inmensa alegría. 11 Y entrando en la casa, vieron al niño con María, su madre y, postrados en tierra, lo adoraron; abrieron sus cofres y le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. 12 y advertidos en sueños que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.

Con toda pobreza y estrechez ocurre en Belén algo de la gran promesa: los hombres doctos encuentran al niño y a María su madre, le presentan su homenaje y sus valiosos regalos, propios de reyes: oro, incienso y mirra. Su alegría sobrepasa toda medida: sintieron inmensa alegría, la alegría del hallazgo, del anhelo cumplido. Es un comienzo, el principio de la adoración de todos los pueblos en la presencia del único Señor. La luz no sólo brilla para los judíos; el dominador no solamente «gobernará a mi pueblo Israel» (v. 6), los gentiles también participan de la luz; antes que los demás, antes que un solo judío haya logrado la fe. Mientras Herodes se queda inmovilizado con sombríos pensamientos homicidas, estos gentiles venidos de Oriente se arrodillan delante del niño.

Se atestigua que en Jesús vino la salvación para todo el mundo. No podía ser atestiguado de una forma más solemne que mediante este grandioso acontecimiento. Empieza a llegar el fin de los tiempos. Se presentan las primeras grandes señales. Herodes no consigue su objetivo. Su intención hipócrita de ir a adorarlo es desbaratada: con un medio fácil Dios ordena que regresen por otro camino. Se requiere solamente una indicación, y el mal queda alejado...

3. HUIDA A EGIPTO (Mt/02/13-15).

13 Después de partir ellos, un ángel del Señor se aparece en sueños a José y le dice: Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes se pondrá a buscar al niño para matarlo. 14 José se levantó, y de noche, tomó consigo al niño y a su madre, y partió para Egipto;

Se continúa el tema iniciado con el relato de los sabios: planes de Herodes contra el niño. En primer lugar se informa que el niño es llevado a Egipto por una intervención de Dios. De nuevo José está en el primer plano. Por segunda vez recibe un mensaje de Dios, que le transmite un ángel. De una forma tan sucinta como antes (1,20) se le comunica un mandato: Levántate. Se le exige algo repentino, inaplazable. Debe ponerse en pie en plena noche. La exhortación del ángel se efectúa privadamente y bajo la envoltura del sueño; sin embargo, las facultades superiores del alma toman plena conciencia de este mandato, cuyo cumplimiento exige la decidida acción humana. Al hablar del cumplimiento del mandato (2,14) se dice que san José se levanta y obra sin pérdida de tiempo, cuando aún es de noche. ¡Cuán atento tiene que haber estado este hombre, cuán clarividente y abierto a la advertencia de Dios! Su alma está orientada hacia arriba no sólo durante el día, sino también durante la noche, de tal forma que Dios puede intervenir fácilmente y puede estar seguro del éxito. La recepción de la orden no hace que José se vaya despertando, sino que al instante está dispuesto a obrar. Así es siempre, cuando una persona llena su alma de Dios...

Tomó consigo al niño y a su madre. En los dos primeros capítulos del Evangelio solamente se habla así de María y del niño Jesús (2,11.13.14.20.21). En primer lugar es la única manera de hablar correcta y dogmáticamente exacta: primeramente se nombra al niño, que siempre ocupa el centro del relato, después se nombra a María, que le dio a luz. San Mateo nunca dice «los padres», o «la familia» o «María y su hijo»; se menciona separadamente a las dos santas personas, como corresponde a la diferencia en su dignidad. Una expresión como la que leemos en san Lucas, que al parecer con descuido, habla de «sus padres» (Luk_2:43), no se podría concebir en san Mateo. Su conciencia de la grandeza de Jesús se manifiesta en todas partes con delicada ponderación de las palabras. Tampoco a María se designa con su nombre, sino solamente como «su madre». Esta designación no significa ningún frío distanciamiento, sino que indica que María recibe del niño su dignidad. Ante la importancia de este hecho su nombre palidece. En los dos primeros capítulos sólo se menciona una vez (Luk_1:18), mientras que constantemente se emplea el nombre de José. La gloria de María radica en su elección para la verdadera y real maternidad humana del Mesías. Y huye a Egipto. Ya una vez había habido una peregrinación fugitiva a Egipto: cuando la falta de víveres movió a los hijos de Jacob a que fueran al fértil delta del Nilo (Gén 42s). En aquella ocasión el apremio de la necesidad: salvarse de la muerte por hambre. Desde tiempos antiguos era Egipto el país de refugio en tiempo apurado para todo el contorno. Especialmente las tribus del desierto, nómadas y seminómadas, con frecuencia fueron empujadas hacia los márgenes de aquel país agrícola, para obtener un sustento. El camino hacia el sur era fatigoso y no exento de peligro, pero con todo estaba cerca el fin del camino. Solamente se necesitaban unos pocos días de viaje para llegar a las fértiles márgenes del delta. Ahora José debe recorrer los mismos caminos para salvar la vida del niño que se le había confiado. Dios prepara la huida en el tiempo oportuno, sin que sea menester que se prevenga todo lo necesario. En las últimas tribulaciones que se describen en el Apocalipsis, Dios también ha erigido para la comunidad del tiempo final un refugio en el desierto, para sustraerse a la mayor y más fuerte embestida de Satán (Rev_12:6). Lo que Dios concedió a su Hijo, no lo rehusará a los hermanos de su Hijo...

Y quédate allí hasta que yo te avise. El ángel no indica la duración de la estancia. Deja a José en la incertidumbre. José tiene que limitarse a hacer lo que le está encargado. Aquí una vez más se mostrará la docilidad de José en el cumplimiento de lo que Dios le inspira. No sólo debe cumplirse la voluntad de Dios que percibimos a modo de moción interna o en las diversas circunstancias del día, sino también la voluntad de Dios, cuando se nos exige en forma de mandato o prescripción. Hay que ser persona ya muy ejercitada en el trato con esta voluntad, para estar dispuesto a cumplir una orden como la que aquí recibe José...

El ángel también añade una explicación de la orden: Porque Herodes se pondrá a buscar al niño para matarlo. Resulta pavorosa en este pasaje la dura palabra, que propiamente significa «hacer perder», «aniquilar», «eliminar por la fuerza». Más tarde Jesús, hablando de los viñadores homicidas que asesinaron al hijo, dirá que el Señor de la viña los «aniquilará» (Rev_21:41). El contraste no podría estar iluminado con más viveza: aquí los gentiles que vienen presurosos para rendir un homenaje de sentido creyente; allí el rey de los judíos que ha decretado la muerte del niño rey.

15 y se quedó allí hasta la muerte de Herodes. Con ello se cumplió lo que dijo el Señor por el profeta: De Egipto llamé a mi hijo.

Con la muerte de Herodes parece que se aclare algo la obscuridad. Porque José estuvo allí hasta la muerte de Herodes. Esta observación ya anticipa los sucesos siguientes. Un singular juego de ideas: el rey vivo decreta la muerte del niño, cuya vida parece asegurada después de la muerte del rey. El evangelista redondea el pasaje con una cita del profeta Oseas, cuya profecía se ha cumplido. Esta estancia también la quería Dios. Con audacia y sagacidad el escritor sagrado ve el cumplimiento de las palabras del profeta: De Egipto llamé a mi hijo. El profeta lo ha dicho de todo Israel, que cuando todavía era joven y un niño, fue elegido amorosamente por Dios, y fue llamado de Egipto para la peregrinación: «Cuando Israel era un niño, yo le amé y yo llamé de Egipto a mi hijo» (Hos_11:1). éste era el tiempo del primer amor, del amor nupcial, en el que Israel era muy devoto de su Dios y junto a él no conocía ídolo alguno. Dios, pues, a su Hijo verdadero lo hizo volver otra vez de Egipto al país de los padres. No solamente oímos el mismo sonido de las palabras, que se cumplen, no solamente vemos juntos los dos acontecimientos históricos, en estas palabras del profeta resuena además la esperanza que llenaba el alma de Oseas: Como esta primavera en el tiempo de la juventud de Israel, después de su conversión Dios le concederá una segunda primavera, una nueva vida en tiendas y chozas, sin saciedad ni riqueza, con una entrega indivisa al Señor: «Pero con todo, yo la seduciré y la llevaré a la soledad, y le hablaré al corazón: Daréle nuevamente sus viñas, y el valle de Acor para que entre en esperanza, y allí cantará como en los días de su juventud, como en los días en que salió de la tierra de Egipto» (Hos_2:14 s; cf. 12,10). En este texto se pulsa una cuerda del corazón del verdadero Israel, que en todo tiempo debe buscar a Dios y a él solo servir...

Apunta la nueva primavera.

4. MATANZA DE LOS NIÑOS DE BELéN (/Mt/02/16-18).

16 Cuando Herodes se vio burlado por los sabios, se enfureció y envió a que mataran a todos los niños que había en Belén y en toda su comarca menores de dos años, conforme al tiempo que cuidadosamente había averiguado de los sabios.

Hasta ahora san Mateo solamente ha nombrado lo principal: la liberación del Mesías niño. Pero con su huida no se conjura la desgracia. Antes bien la ira del rey se descarga brutal y ferozmente. El rey se da cuenta de que los sabios le han engañado. Por tanto, persiste la preocupación, y para Herodes el único punto de apoyo es el tiempo de la aparición de la estrella, del que él se había enterado por los sabios (2,7). Tan grande era el espanto, y su manera de pensar era tan cínica que decreta una matanza terrible. Aunque no encuentre al niño, éste en ningún caso ha de quedar con vida. Manda matar a todos los niños varones que tengan menos de dos años de edad. De nuevo podemos admirarnos del singular paralelismo con los sucesos que en Egipto ocurrieron en la juventud de Israel. Entonces fue un faraón quien por miedo del vigor y del poder vital de los israelitas dio la orden de ejecutar a los niños varones. Primeramente son las comadronas quienes deben matar a todos los nacidos de sexo masculino. Cuando las comadronas con firmeza y astucia eludan la orden, entonces el faraón exige a todo el pueblo: «Todo varón que naciere, echadle al río; toda hembra, reservadla (Exo_1:22). Así como entonces la horrible matanza no impidió que Dios conservara en Moisés al libertador, así también ahora preserva al niño Mesías del derramamiento de sangre en Belén. Con casta reserva, san Mateo solamente dice lo necesario. No menciona ni la dureza de corazón del rey, ni el horror de la matanza. También aquí penetra el pensamiento de Mateo los planes del acontecer de Dios.

17 Entonces se cumplió lo anunciado por el profeta Jeremías cuando dijo: 18 Una voz se oyó en Ramá, alaridos y grandes lamentos: Raquel está llorando a sus hijos, y no quiere que la consuelen, porque ya no existen.

Raquel llora a sus hijos... De nuevo son palabras proféticas las que dan la llave al evangelista (Jer_31:15). Cuando después de decenas de años san Mateo escribe este pasaje, por así decir oye los lamentos y llantos de las madres estremecidas. A san Mateo no le supone ningún obstáculo que Jeremías hable de Ramá, que se encuentra al norte de Jerusalén, y no de Belén, que está al sur; porque las lamentaciones son las mismas. Allí el profeta oye cómo Raquel, antepasada de las tribus de Benjamín y de Efraím, llora por sus hijos, que están en el cautiverio de Asiria. El país está desguarnecido, los pueblos están devastados. La desolación del país también está en su alma. Es un canto que descubre todo el dolor de Israel, su desgracia nacional y su desobediencia a Dios, la cual fue causa de la desgracia. De esta índole es también el dolor de la madre en Belén. El evangelista no sólo oye el lamento por la pérdida de los niños; en este lamento también resuena el dolor por la desobediencia de Israel, porque el crimen que se perpetra, lo perpetra en Israel un rey de Israel. Este homicidio es como una señal, un grito de alarma que descubre el rescoldo del infortunio.

5. TRASLADO A NAZARET (/Mt/02/19-23).

19 Muerto ya Herodes, un ángel del Señor se aparece en sueños a José en Egipto 20 y le dice: Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y vete a la tierra de Israel, porque han muerto ya los que atentaban contra la vida del niño. 21 El se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró en la tierra de Israel.

Antes (2,15) ya se mencionó la muerte de Herodes, ahora se vuelve a hablar del acontecimiento y de su consecuencia para la Sagrada Familia. El motivo del viaje de regreso es de orden externo: la muerte del rey receloso y cruel. Y con todo tal motivo externo puede dirigir los destinos del niño Mesías. ¿No parece que sea como una debilidad de Dios, que hace depender sus acciones de los antojos y sinos de los hombres? En la posterior historia de Jesús encontramos algo semejante: el motivo de su vida pública procede de fuera, del arresto de Juan el Bautista (Mar_1:14). Una conspiración de Herodes Antipas contra él hace que Jesús se esconda (Luk_13:31-33).

En su acción ¿se deja Dios imponer la ley por los hombres y se deja quitar la dirección de los acontecimientos? Esta impresión está en la superficie de la historia. Pero en el fondo, por una necesidad inexorable, solamente ocurre lo que Dios quiere. Los escritores sagrados nos enseñan a penetrar incesantemente a través de la costra externa hasta esta profundidad. El camino, por el que a san Mateo le gusta especialmente conducirnos, es el esclarecimiento mediante la revelación del Antiguo Testamento. El ángel indica a José -casi con las mismas palabras que para la huida (Luk_2:13)- que vaya con el niño y su madre a la tierra de Israel. Esta expresión tiene un colorido religioso. El mensajero no nombra las demarcaciones políticas de los territorios del reino (Judea, Samaría, Galilea), ni tampoco una designación geográfica como Palestina, sino que emplea la expresión que en el Antiguo Testamento designa esta tierra como la tierra de Dios, el regalo de su misericordia. Es la tierra santa, otorgada benignamente a las doce tribus de Israel. Mateo usa aquí dos veces la expresión. Probablemente quiere indicar que Jesús entra en el país de sus antepasados, que de nuevo corresponde al Mesías. ¿No resuenan aquí también los motivos de la salida de Egipto y la toma de posesión de Palestina por el pueblo de Israel en esta nueva primavera «De Egipto llamé a mi hijo» (2.15); «vete a la tierra de Israel»...

Estas relaciones resuenan como tonos y sonidos concomitantes, como lo muestra el motivo que añade el ángel: «Porque han muerto ya los que atentaban contra la vida del niño». ésta es casi textualmente una frase de la historia del éxodo, que fue dicha a Moisés. éste tuvo que huir de Egipto por ser culpable del homicidio de un capataz egipcio, y tuvo que permanecer durante largos años en el extranjero, en la tierra de Madián. Allí Moisés recibió su misión (Exo_3:8), y en un tiempo determinado se le ordenó volver para llevar a cabo su obra: «Había dicho el Señor a Moisés en Madián: Anda y vuelve a Egipto; porque han muerto ya todos los que atentaban contra tu vida. Tomó, pues, Moisés, a su esposa y a sus hijos, y los hizo montar en un jumento, y volvióse a Egipto (Exo_4:19 s). ¡Qué juego tan singular de disposiciones!: allí el faraón quiere quitar la vida al joven Moisés, aquí Herodes procura matar al niño Mesías; allí la huida de Egipto y el regreso de acuerdo con la orden de Dios; allí el libertador escogido está en camino con su mujer y sus hijos, aquí José, el hijo de David, como instrumento de la conducción de Dios, viaja a pie con «el niño y su madre». Con todo, este juego de la semejanza en los pormenores es solamente una música de acompañamiento del gran paralelismo que san Mateo tiene muy presente: la salida de Israel, la liberación de la servidumbre, un nuevo pueblo de Dios. El evangelista ahora ya sabe que todo eso se verifica en el niño Jesús, pero lo indica con parquedad dirigiendo la mirada hacia la primitiva historia de Israel.

22 Pero, cuando oyó que Arquelao había sucedido a su padre Herodes en el trono de Judea, tuvo miedo de volver allí, y advertido en sueños, se retiró a la región de Galilea, 23 y se fue a vivir a una ciudad llamada Nazaret. Con ello se cumplió lo anunciado por los profetas: que sería llamado nazareno.

En Palestina después de la muerte de Herodes (año 4 d.C.) el territorio del reino fue de nuevo repartido. Galilea en el norte la obtuvo su hijo Herodes Antipas, Judea y Samaría las obtuvo su hijo Herodes Arquelao. Este era todavía más cruel que su padre y pronto fue destituido de su cargo por el emperador romano (año 6 d.C.). Pero ahora él es quien gobierna; es evidente que su mala reputación se divulgaba con rapidez. José tuvo miedo de entrar en el territorio de su jurisdicción. ¿No procederá el hijo con tanta furia como su padre? Entonces se dirige al norte, a la región de Galilea. Este cambio de plan tampoco tiene su origen solamente en la perspicaz vista política de José ni en su prudencia práctica: el mismo Dios le transmite la decisión. Vuelve, pues, a explicarse por factores externos, por la presión de las circunstancias políticas, uno de los hechos más singulares en la vida del Mesías: su procedencia de Nazaret. Galilea por sí sola le hacía sospechoso, porque esta región era considerada por los judíos celosos de la ley como semipagana, liberal, rústica y primitiva. Aún le hacía mucho más sospechoso su procedencia de Nazaret: «¿Acaso de Nazaret puede salir cosa buena?», dice Natanael a Felipe (Joh_1:46). Jesús ha salido precisamente de este lugar, y no de una de las ciudades, más conocidas, que rodeaban el lago de Genesaret. El nombre «Jesús de Nazaret» tiene que ser muy antiguo, quizás el más antiguo con que Jesús fue designado por sus contemporáneos. ¿Fueron los adversarios de Jesús, quienes le designaron así para presentarle como digno de desprecio? Es posible. Con todo basta el aparente contrasentido: Jesús, o sea el Salvador y «Dios con nosotros» y Nazaret, o sea el lugar despreciado y de mala fama. ¿No hay que percibir en la elección de este lugar algo del enajenamiento de Dios? Da la impresión de una preferencia por lo pequeño, lo débil, lo inadvertido y lo que no es honroso, aquí al principio y más tarde en la consumación...

Pero los adversarios no tienen ningún motivo para echar en cara a Dios esta «debilidad». Eso también lo indican los profetas. Cuando José establece su residencia en Nazaret, se cumple también la voluntad de Dios, que está contenida en la Escritura, de una forma confusa y aparentemente rebuscada, pero que es reconocible para el que tiene fe: Será llamado nazareno (el texto griego dice nazoraios). Esta frase no se encuentra en ninguna parte del Antiguo Testamento. El dato «por los profetas» tampoco es exacto. ¿En qué ha pensado san Mateo? El profeta Isaías dice refiriéndose al Mesías del tiempo futuro: «Y saldrá un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz se elevará una flor, y reposará sobre él el espíritu del Señor...» (Isa_11:1 s). Del tronco de Jesé, del linaje principal de David, que se ha interrumpido (por castigo de Dios) y que se ha vuelto estéril, debe brotar un nuevo retoño. «Retoño» en hebreo se dice nezer, que suena de una forma parecida a nozri, traducido al griego por nazoraios, término que tal vez sólo tardíamente cambió su significado en «el hombre de Nazaret». Lo más probable es que haya que pensar en esta relación entre el «hombre de Nazaret» y el «renuevo del tronco de Jesé». Luego esta procedencia no es despreciable ni sospechosa, sino por el contrario es una alusión al Mesías y libertador...

Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)



12 (C) La visita de los sabios (2,1-12). 1. cuando nació Jesús: El nacimiento se narra mediante un verbo en participio, y, en seguida, se pone en relación con acontecimientos polí(-)ticos y sociales. Herodes: Herodes el Grande era un rey vasallo (rex socius) del emperador romano; reinó desde el año 37 hasta el 4 a.C.; poseía una personalidad fuerte y dominante (? Historia: 75:156-59). Véase Lc 1,5. Los he(-)chos que se le atribuyen en nuestro texto no aparecen en ninguna otra fuente, pero están de acuerdo con su carácter, magos: Pertene(-)cían a una casta de hombres sabios, relaciona(-)dos con la interpretación de sueños, el zoroastrismo, la astrología y la magia. La tradición cristiana posterior los convirtió en reyes por influencia del Sal 72,10 e Is 49,7; 60,10. Su nú(-)mero se fijó en tres, deducido de los tres dones (v. 11). Con el paso del tiempo, también se les puso un nombre: Gaspar, Baltasar y Melchor en la Iglesia occidental; Gaspar se convirtió en un personaje de raza negra. Fueron considera(-)dos los representantes del mundo gentil, en to(-)da su diversidad racial, que se acercó a Cristo. desde el oriente: Podría referirse a Persia, Siria oriental o Arabia. 2. rey de los judíos: Jesús es designado mesías real, su estrella: La estrella que conduce hasta Cristo es probablemente un elemento midrásico procedente de Nm 22-24, el relato de Balaán, especialmente 24,17, dentro del cuarto oráculo; la estrella se identi(-)fica con el Mesías en TgOnq y TgPsJ. Si el da(-)to es histórico, podría tratarse de una supernova, un cometa (cf. Virgilio, Eneida, 2.694: «una estrella capitaneando un meteorito, vola(-)ba con mucha luz»), o una conjunción plane(-)taria. 5. Belén: Se contrasta el pueblo humilde de David con la Jerusalén de Herodes. Belén era el pueblo de la antepasada de David, Rut (Rut 1,1-4), y también de su familia directa (ISm 16; 17,12), pero, a pesar de Miq 5,2, la creencia de que el Mesías nacería allí no pare(-)ce haber sido dominante en esta época (cf. Jn 7,42). 6. La cita es de Miq 5,1, pero Mateo cambia «clanes de Judá» por «gobernantes de Judá» para subrayar la dimensión mesiánica, y añade «que será el pastor de mi pueblo Is(-)rael», que procede de 2 Sm 5,2 y 1 Cr 11,2. 8. Una referencia a la famosa doblez de los polí(-)ticos. 11. el niño con María, su madre: Los ma(-)gos representan un modelo de sólida mariología como adoradores de Cristo en un contexto mariano. oro, incienso y mirra: La lista de los dones puede inspirarse en Is 60,6.11.13, que puede estar citado implícitamente junto con el Sal 72,10-11. En la tradición posterior, al oro se le atribuyó el significado de la realeza de Cristo, al incienso el de su divinidad y a la mi(-)rra el de su sufrimiento redentor, o la virtud, la oración y el sufrimiento. Algunos cristianos de la Iglesia primitiva se escandalizaban de este relato por la función de la estrella. ¿Favorecía este dato la astrología? Los pueblos antiguos, ante el caos social, se sentían atraídos por la religión astral debido la rigurosa regularidad de las estrellas. Pero esta religión se hizo opre(-)siva, dejando a la gente desamparada bajo la tiranía de la heimarmene o el «destino». Mateo no muestra interés en este asunto. Pero, pues(-)to que la estrella sirve en este caso a la finali(-)dad de Dios y conduce a los magos hasta Je(-)sús, podemos decir que se quebranta el poder del determinismo astral.
13 (D) La huida a Egipto (2,13-15). 15. de Egipto: La cita es de Os 11,1; se refiere a la experiencia fundamental de la salvación, el éxodo de la esclavitud egipcia. El «hijo» de la profecía se refiere a Israel, el pueblo de Dios. Mateo aplica aquí la tipología del éxodo a un individuo, Jesús, que representa el comienzo de la restauración de todo Israel (19,28; 21,43) . Este doble significado de hijo de Dios, como individuo y como colectividad aparece(-)rá de nuevo en 4,1-11. En Jesús, la historia, el pueblo y las instituciones de Israel se concen(-)tran y condensan para el asalto a la próxima era de la salvación. La huida es un nuevo éxo(-)do bajo un nuevo y más grande Moisés. Mateo utlizó las tradiciones de Moisés tal como apa(-)recen reelaboradas también en Josefo, Ant. 2.9-2-6 § 205-31.

14 (E) La matanza de los inocentes (2,16-18). 16. Herodes... hizo matar a todos los niños de Belén: Herodes actúa conforme a su carácter; puede que el relato no sea histórico pero posee cierta verosimilitud y recuerda el decreto del faraón de matar a todos los primo(-)génitos varones israelitas (Éx 1,16), un clásico ejemplo del genocida abuso de poder. Si el in(-)cidente es histórico, el número de niños asesi(-)nados no tendría que haber sobrepasado los 20. 18. Mateo presenta una cita, profunda(-)mente conmovedora, de Jr 31,15. La pérdida de sus hijos es un dolor único para una madre. En Gn 35,16-20, Raquel no llora porque su hi(-)jo muera, sino porque ella morirá al alumbrar(-)lo. En Jr, llora por el exilio de sus hijos José y Benjamín. Puede ser que, al citar Jr, Mateo quiera asociar a Jesús con Jeremías como pro(-)feta sufriente de la nueva alianza (Jr 31,31-34; Mt 26,28). Jeremías vivía de la esperanza en el tiempo final (2 Mac 2,1-12; 15,13-16).
15 (F) El regreso de Egipto (2,19-23).
Los w. 19-22 explican por qué José estableció a su familia en Galilea en lugar de Judea. El v. 20 evoca fielmente Éx 4,19. 23. se estableció en un pueblo llamado Nazaret: José, metido en el negocio de la construcción, se estableció probablemente en Nazaret porque podía en(-)contrar bastante trabajo en la vecina Séforis, que, en aquella época, Herodes Antipas estaba reconstruyendo como capital de su reino. La referencia a una profecía en este punto susci(-)ta un clásico problema de interpretación, puesto que no hay ninguna correspondencia exacta con ningún texto conocido del AT. Tal vez, Mateo la introdujo aquí para hacer que el lector reflexionara sobre una serie de elemen(-)tos: (1) la referencia a un pueblo pequeño que no se menciona en el AT; (2) la referencia al mesías como rama (néser) en Is 11,1 y otros pasajes; y, lo más interesante, (3) la referencia a Jesús como nazir, «consagrado», en la línea de Sansón y Samuel. En Nm 6,1-21 se hallan los requisitos para ser un nazir; en Jue 13-16 encontramos la historia de un nazir de por vi(-)da, Sansón, un ejemplo del héroe salvador. Otras referencias son Am 2,11-12; Josefo, Ant.19.6.1 § 294; Hch 21,24; 4QSmb (= 1 Sm 1,22) ; mNazir; Eusebio, HE 2.23.4-5. Si Mateo pensaba en esta tercera referencia, querría decir que Jesús era fuerte para salvar a su pueblo (no que llevaba una vida ascética, que más bien señala a Juan Bautista en el siguien(-)te versículo).
16 Considerando los caps. 1-2, podemos ver que Mateo ha presentado a Jesús como hi(-)jo de Abrahán en la genealogía, Hijo de Dios y Emmanuel en 1,18-25, hijo de David en 2,1-12, nuevo Moisés en 2,13-15, nuevo Jeremías en 2,16-18, y nuevo Sansón en 2,19-23. Desde to(-)dos los ángulos, Jesús aparece como la figura del salvador.
Se ha discutido bastante sobre el género li(-)terario de estos dos capítulos. Durante siglos se han considerado como historia familiar, aun(-)que difícil de reconciliar con Lc 1 -2 en muchos detalles. En las recientes décadas se ha im(-)puesto la opinión de que se trata de un midrás judeocristiano. Un midrás es una interpreta(-)ción homilética del AT que a menudo emplea la narración. Puesto que Mt 1-2 no es princi(-)palmente una interpretación de textos del AT sino de una persona, Jesús, no es un midrás en sentido estricto. Pero, sin lugar a dudas, utiliza las técnicas midrásicas de explicación. Esto significa que, junto a cierta información histó(-)rica, hay también en estos capítulos elementos legendarios. R. E. Brown ha propuesto como género apropiado de estos capítulos «los rela(-)tos de infancia de personajes famosos», una categoría que nos permite abarcar estos dife(-)rentes aspectos (BBM 561).
Una detallada comparación de los relatos de Mateo y Lucas daría por resultado que am(-)bos coinciden en once puntos (BBM 34-35). Los tres más importantes son que Jesús era hi(-)jo de David (es decir, de la tribu de Judá), na(-)ció en Belén y se crió en Nazaret, y fue conce(-)bido virginalmente. Sería conveniente hacer de estos puntos el gozne histórico de estos re(-)latos, pero, de hecho, se encuentran en dife(-)rentes niveles de probabilidad histórica. El primero tiene la mayor probabilidad de ser histórico. Pero tanto el nacimiento en Belén como la concepción virginal están tan alta(-)mente influidos por la lectura que hicieron sus autores de las profecías veterotestamentarias, que el historiador pone en duda lo que el cre(-)yente no necesita. Sin embargo, es mucho más probable que los relatos existiesen previamen(-)te sin citas que el hecho de que fueran creados para incorporarlas. Las cinco citas son una contribución de Mateo a la tradición recibida, una contribución que sigue en 4,14-16; 8,17; 12,17-21; 13,35; 21,4-5; 27,9-10. Los primeros cristianos reconocieron a Jesús como Hijo de Dios primero en su resurrección (Pablo), des(-)pués en su bautismo (Marcos), y, finalmente, en su concepción (Mateo/Lucas). En su relato del rechazo y del triunfo divino, el prólogo contiene todo el relato evangélico en miniatu(-)ra. Anuncia una unión de judíos y gentiles en un nuevo reino universal y muestra que Dios puede hacer fecunda a la estéril, que su fuerza está oculta en la debilidad, que su plan está ya realizándose.
(Brown, R. E., The Birth of the Messiah [Garden City 1977], Nolan, B. M., The Royal Son of God [OBO 23, Friburgo 1979]. Soares Prabhu, G. M., The Formula Quotations in the Infancy Narrative of Mat(-)thew [AnBib 63, Roma 1976], Vdgtle, A., Messias und Gottessohn [Düsseldorf 1971].)

Catena Aurea (S.Tomás de Aquino ,1269. Tr. Dr. D. Ramón Ezenarro, 1889)



Entonces fue cumplido lo que se había dicho por Jeremías el Profeta, que dice: Voz fue oída en Ramá, lloro y mucho lamento. Raquel llorando sus hijos, y no quiso ser consolada, porque no son. (vv. 17-18)

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 9
Después de habernos llenado de horror con la narración de tan sangriento martirio, el evangelista, para calmar un tanto esta desagradable impresión, nos manifiesta que todas estas cosas no sucedieron porque Dios no pudiera impedirlo o porque las ignorase, sino según lo había anunciado por boca de su profeta. Por ello dice: "Entonces fue cumplido".

San Jerónimo, in Ieremiam, 31,15
San Mateo no refiere este pasaje conforme al texto hebreo, o conforme a los Setenta, lo cual prueba que los evangelistas y los apóstoles no siguieron la interpretación de nadie sino que expresaron, como hebreos que eran y en su misma lengua, lo que según ellos contenía el texto hebreo. 1

San Jerónimo, in Matthaeum
No debemos tomar a Ramá 2 por el nombre del lugar que se encuentra cerca de Gueba. Ramá quiere decir alto, como si dijera: "Voz fue oída en lo alto", es decir, desde muy lejos.

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 2
Tal vez porque se trataba de la muerte de los inocentes, se dice que se oía en las alturas conforme a aquellas palabras: "La voz del pobre penetra las nubes" (Sir_35:21). La palabra lloro, significa el llanto de los niños, y lamento, los lamentos de las madres. El dolor de los niños acaba con la muerte, pero el de las madres se renueva siempre con la memoria. Por eso dice: "mucho lamento. Raquel llorando sus hijos".

San Jerónimo, in Matthaeum
Habiendo nacido Benjamín de Raquel, a cuya tribu no corresponde Belén, podría preguntarse por qué Raquel lloraba como a sus propios hijos a los hijos de Judá, esto es, a los de Belén. A esto podría responderse brevemente que fue enterrada cerca de Belén, en Efratá, y tomó el nombre de madre del lugar donde descansaban sus restos. O que, siendo Judá y Benjamín dos tribus unidas, y habiendo mandado Herodes dar muerte a los niños no sólo de Belén sino de todos sus confines, el hablar de la matanza en Belén, puede entenderse que también fueron sacrificados muchos niños de la tribu de Benjamín.

Ambrosiaster, quaestiones Novi et Veteri Testamenti, q. 62
O por último, que los hijos de Benjamín, destruidos en otro tiempo por las demás tribus y extinguidos para siempre, fueron objeto del llanto de Raquel al contemplar la suerte de los hijos de su hermano, muertos para heredar la vida eterna. Siempre el infortunado lamenta sus propias desgracias en presencia de la felicidad ajena.

Remigio
Para pintar el evangelista con colores más vivos la magnitud del dolor, dijo que aun después de muerta Raquel había llorado a sus hijos y no quiso ser consolada porque ya no son.

San Jerónimo, in Matthaeum
Esto puede tener dos sentidos: o bien que ella los creía muertos para siempre, o bien que no quería recibir consuelo de aquellos que sabía que habían de ser vencedores. Así, el sentido de las palabras: "No quiso ser consolada porque no son", es éste: no quiso ser consolada de que no existiesen.

San Hilario, in Matthaeum, 1
No es cierto que hubiesen dejado de existir aquellos que se tenían por muertos. La gloria del martirio los había transportado a la vida de la eternidad. Debía, pues, ofrecerse consuelo por una cosa perdida, no por una cosa acrecentada. Raquel era la figura de la Iglesia, por mucho tiempo estéril y ahora fecunda; no gime y llora por los hijos que le han arrebatado, sino porque le han arrebatado a los que ella hubiera querido conservar como a hijos suyos muy queridos.

Rábano
Puede también significar a la Iglesia que llora a los santos muertos a este mundo. Y no desea ser consolada como si los que vencieron al mundo con la muerte fueran a ser llamados de nuevo a los mismos combates, porque ciertamente no han de volver al mundo.

La glosa
Tal vez no quiera ser consolada en este mundo porque no son, y pone todo su consuelo y su esperanza en la vida eterna.

Rábano
Raquel -cuyo nombre significa oveja, o el que ve-, es figura de la Iglesia, cuyo único deseo es contemplar a Dios. Es también la centésima oveja que el pastor lleva sobre sus hombros.

Notas
1. La posición de San Jerónimo, que escribía en el siglo IV, en extremo sensible respecto del texto de la versión hebrea es bien conocida. Sin embargo, no fue compartida por muchos Padres. Desde la hodierna crítica neotestamentaria, el p. Pierre Benoit, O.P., concluye: "El Nuevo Testamento sigue la mayoría de las veces a los Setenta sin preocuparse del hebreo; e incluso cuando hay divergencia substancial, no vacila en apoyarse en el griego en una argumentación de alcance dogmático. En realidad, la situación es compleja. Los autores neotestamentarios recurren a veces al texto hebreo; así un determinado estrato de Mateo. Con frecuencia citan de una manera bastante libre, que no es idéntica ni al hebreo ni al griego; así Pablo. En conjunto, adoptan más bien los Setenta como texto que goza de autoridad desde el comienzo de la Iglesia".
2. Ramá es el nombre propio de una villa que se encuentra a 8 km. al norte de Jerusalén donde se habían reunido los que habrían de ser exiliados después del triunfo de Nabucodonosor. Raquel había sido enterrada no lejos de Belén. Según el sentido típico, Raquel una segunda vez llora amargamente, en esta ocasión por las inocentes víctimas de Herodes. (Reboli.)

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter II.

1 The Wise men out of the East, are directed to Christ by a Starre. 11 They worship him, and offer their presents. 14 Ioseph fleeth into Egypt, with Iesus and his mother. 16 Herod slayeth the children: 20 Himselfe dyeth. 23 Christ is brought backe againe into Galilee to Nazareth.
1 Now when [ Luk_2:6.] Iesus was borne in Bethlehem of Iudea, in the dayes of Herod the king, behold, there came Wise men from the East to Hierusalem,
2 Saying, Where is he that is borne King of the Iewes? for we haue seene his Starre in the East, and are come to worship him.
3 When Herod the king had heard these things, he was troubled, and all Hierusalem with him.
4 And when he had gathered all the chiefe Priests and Scribes of the people together, hee demanded of them where Christ should be borne.
5 And they said vnto him, In Bethlehem of Iudea: For thus it is written by the Prophet;
6 [ Mic_5:2; Joh_7:41.] And thou Bethlehem in the land of Iuda, art not the least among the Princes of Iuda: for out of thee shall come a Gouernour, that shall [ Or, feede.] rule my people Israel.
7 Then Herod, when he had priuily called the Wise men, enquired of them diligently what time the Starre appeared:
8 And he sent them to Bethlehem, and said, Goe, and search diligently for the yong child, and when ye haue found

[Herods crueltie.]

him, bring me word againe, that I may come and worship him also.
9 When they had heard the King, they departed, and loe, the Starre which they saw in the East, went before them, till it came and stood ouer where the young childe was.
10 When they saw the Starre, they reioyced with exceeding great ioy.
11 And when they were come into the house, they saw the yong child with Mary his mother, and fell downe, and worshipped him: and when they had opened their treasures, they [ Or, offered.] presented vnto him gifts, gold, and frankincense, and myrrhe.
12 And being warned of God in a dreame, that they should not returne to Herode, they departed into their owne countrey another way.
13 And when they were departed, behold, the Angel of the Lord appeareth to Ioseph in a dreame, saying, Arise and take the young childe, and his mother, and flee into Egypt, and bee thou there vntill I bring thee word: for Herode will seeke the young childe, to destroy him.
14 When he arose, he tooke the yong childe and his mother by night, and departed into Egypt:
15 And was there vntill the death of Herode, that it might be fulfilled which was spoken of the Lord by the Prophet, saying, [ Hos_11:1 .] Out of Egypt haue I called my sonne.
16 Then Herode, when hee saw that hee was mocked of the Wise men, was exceeding wroth, and sent foorth, and slewe all the children that were in Bethlehem, and in all the coasts thereof, from two yeeres olde and vnder, according to the time, which he had diligently enquired of the Wise men.
17 Then was fulfilled that which was spoken by [ Jer_31:15 .] Ieremie the Prophet, saying,
18 In Rama was there a voice heard, lamentation, and weeping, and great mourning, Rachel weeping for her children, and would not be comforted, because they are not.
19 But when Herode was dead, behold, an Angel of the Lord appeareth in a dreame to Ioseph in Egypt,
20 Saying, Arise, and take the yong childe and his mother, and goe into the land of Israel: for they are dead which sought the yong childes life.

[Iohns preaching.]

21 And he arose, and tooke the yong childe and his mother, and came into the land of Israel.
22 But when he heard that Archelaus did reigne in Iudea in the roome of his father Herod, hee was afraid to goe thither: notwithstanding, beeing warned of God in a dreame, he turned aside into the parts of Galilee:
23 And hee came and dwelt in a city called Nazareth, that it might be fulfilled which was spoken by the Prophets, He shalbe called a Nazarene.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Huida a Egipto y matanza de inocentes - Regreso de Egipto. Historia, leyenda y teología se dan de nuevo la mano en el presente episodio con el que Mateo va a concluir su presentación de Jesús.
La crueldad sanguinaria de Herodes, que afectó al recién nacido y a su familia, es un dato histórico de aquellos tiempos turbulentos por los que atravesaba Palestina bajo la opresión del tirano. Así lo recoge el evangelista, pero no como historiador, sino como un teólogo que lee la historia, la interpreta a la luz de la Palabra de Dios y después la vierte en un relato dramático de tonos legendarios, el instrumento literario que más se presta a la evocación simbólica y a la reflexión.
Al igual que Moisés (cfr. Éxo_2:1-9), Jesús es salvado de una muerte segura a manos del tirano; como el fundador del pueblo de Israel (cfr. Éxo_4:19-23), tiene que huir con su familia. La matanza de los inocentes evoca el exterminio de los niños israelitas (cfr. Éxo_1:15s) y el llanto de Raquel (cfr. Jer_31:15). Su regreso de Egipto parece obedecer al mandato de Dios que ya anunció el profeta: «Desde Egipto llamé a mi hijo» (Ose_11:1).
De esta forma, el evangelista nos dice que Jesús es el nuevo Moisés quien, a través de un nuevo Éxodo, llevará a su pueblo, asumiendo el exilio y la persecución, hacia una nueva y definitiva liberación. Pero no sólo a su pueblo, Israel, sino a todos los pueblos de la tierra. Mateo insinúa esta dimensión con el nombre del lugar donde se establece y donde comenzará su vida pública: «Galilea», «el distrito de los paganos», la provincia más extranjera y más paganizada de Palestina.
La pincelada final del retrato de Jesús tiene también su intención: «será llamado Nazareno» (23), en alusión a la aldea perdida donde vivió como artesano carpintero durante años. Aunque todavía no se ha logrado identificar el texto del profeta aludido en el versículo 23, el nombre de «nazareno» era polémico y despreciativo; ser de Nazaret era considerado como ser un «don nadie». El evangelista Juan lo dirá más explícitamente por boca de Natanael: «¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?» (Jua_1:46).

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



Viajes de su niñez. Lo que resta del cap. 2 se enfoca en los movimientos geográficos del infante Mesías, desde su lugar de nacimiento hasta Egipto, y luego de regreso a Judea y adelante hacia Galilea, lugar donde se establece y que le da su título, Jesús de Nazaret. Esta sección es especial tanto por la frecuencia de las citas-fórmulas (15, 17, 18, 23) como por los sueños recurrentes por medio de los cuales José fue guiado de un lugar a otro (13, 19, 22). Ambas características sugieren que la primordial consideración de Mat. era hacer ver que es tos cambios de lugar no eran al azar, sino que fueron dirigidos por Dios y predichos en las Escrituras (nótese que cada una de las citas formales en el cap. 2 contiene el nombre de un lugar: Belén, Egipto, Ramá, Nazaret). ¡Claramente, la geografía importa!

¿Y esto por qué es así? Se podrá encontrar la clave en la reacción de los judíos a la sugerencia de que el Mesías podría ser de Galilea (Juan 7:41, 52), o peor aún, de Nazaret (Juan 1:46). Todos sabían que el Mesías provendría de Belén, una aldea de Judea, por lo tanto ¿cómo podría tomarse en serio a Jesús de Nazaret? A esta objeción Mat. 2 da la respuesta. Jesús por cierto nació en Belén, como era re querido por las Escrituras, pero por medio de unos movimientos dirigidos divinamente y justificados por las Escrituras, al fin, halló su camino a Galilea, para que el Mesías pudiera ser llamado nazareno.

Notas. 13 Egipto era un lugar tradicional para asilo de los judíos cuando éstos peligraban políticamente. 15 Ose. 11:1 habla del éxodo del hijo de Dios, Israel, fuera de Egipto. Mat. así lo emplea aquí en base a su convicción de que el mismo Jesús era el verdadero Israel. 16 En sus últimos años, la defensa paranoica de Herodes de su trono lo condujo a ejecutar a muchos pretendientes imagina rios, entre los cuales estuvieron tres de sus hijos y su esposa favorita. La muerte de los infantes en Belén estaba dentro del mismo marco. 18 El lugar de sepultura tradicional de Raquel cerca de Belén ha ce que la cita sea apropiada; los hijos en Jer. 31:15 fueron los judíos llevados al exilio (desde Ramá, otro lugar tradicional de la sepultura de Raquel), pero el cap. prosigue a prometer su regreso. 22 Arquelao resultó ser peor que su padre y fue depuesto en el año 6 d. de J.C., y reemplazado por un prefecto romano. 23 Había de ser llamado nazareno no es una cita de un texto específico (como lo indica la fórmula con una referencia general a los profetas), pero probablemente resume el hilo profético de un Mesías humilde y despreciado (cf. Juan 1:46).

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



1. Los "magos" a que se hace referencia en este texto eran sabios orientales, versados en astronomía y astrología. Las tierras de Oriente de donde llegaron son, probablemente, las regiones de Arabia que se extienden al este del Jordán y del Mar Muerto. El relato no dice nada sobre su número o sobre su condición de reyes.

4. Se daba el nombre de "escribas" a los maestros de la Ley judía, que después de largos estudios eran reconocidos oficialmente como tales. El pueblo los llamaba "Rabí", que significa "mi Maestro", y pertenecían al grupo de los fariseos.

6. Miq_5:1.

11. Los dones de los magos consistían en objetos preciosos y perfumes de Arabia. Ver Sal_72:15; Isa_60:6; Jer_6:20.

15. Ose_11:1. Este texto del profeta Oseas se refiere al llamado que Dios dirige al pueblo de Israel, para hacerlo salir de Egipto. Como Israel es figura del Mesías, el evangelista aplica este pasaje a la vuelta de Jesús de Egipto.

18. Jer_31:15. Este texto del profeta Jeremías se refiere al dolor de Raquel frente a la muerte y al destierro de los miembros de las tribus de Efraím, Manasés y Benjamín. Mateo lo aplica a la muerte de los inocentes, fundándose, tal vez, en una tradición según la cual la tumba de Raquel se encontraba en territorio de Belén.

23. No se sabe con exactitud a qué texto profético se refiere Mateo. Se usaba el término "Nazareno" para denominar a los habitantes de Nazaret, que era una ciudad despreciada. Más tarde se aplicó este nombre a los discípulos de Jesús.

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

El evangelista relata los misterios de la vida de Cristo, mostrando su profundo
significado. La huida de Jesús a Egipto y el regreso a Palestina indican que Jesús es semejante a Jacob (Gn 46,1-7) que bajó a Egipto, y al pueblo de Israel que subió de Egipto. Jesús es el nuevo Israel y con Él comienza el nuevo Pueblo de Dios, la Iglesia.

El episodio de los inocentes refleja la brutalidad de Herodes, el rey impostor, y el parecido de Jesús con Moisés que también fue providencialmente librado de la muerte cuando era niño (Ex 2,1-10). La Iglesia venera a estos niños pues «los inocentes sufrieron como mártires y confesaron a Cristo -non loquendo, sed moriendo- no hablando, sino muriendo. (S. Tomás de Aquino, Sup. Ev. Matt. in loc.).


Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)



En RAMA, a ocho kilómetros al N. de Jerusalén, se reunieron los judíos (de las dos tribus de Judá y de Benjamín) que debían ser deportados a Babilonia. A la vista de tan triste espectáculo, Jeremías introduce a Raquel, la madre de Benjamín, cuyos lamentos se oyen en Rama. Además, el sepulcro de Raquel, según una antiquísima tradición, está cerca de Belén. Con esto se hace poéticamente verosímil la nueva intervención de Raquel, que, conmovida en su sepulcro, se hace eco del llanto de otras madres que lloran la muerte de sus hijos, PUES YA NO EXISTEN.

Biblia Latinoamericana (San Pablo, 1995)



[=] *Jer 31:15

[o] En Ramá se oyeron gritos. Ver en Jer 31,15. El profeta se refería a los israelitas de su tiempo, desterrados a Asiria, que pertenecían a las esposa de Jacob: Raquel, en su tumba, se afligía por ellos. Pero una tradición bíblica relacionaba a Raquel con el clan de Efrata que vino a establecerse en Belén y del que nació David (Gén 35,19). Por eso Raquel puede aparecer en este lugar como la madre de los niños de Belén.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 2.1 Sabios: lit. magos, personajes de un país oriental no especificado, que estudiaban los astros y veían en ellos signos del curso de la historia humana.

[2] 2.2 Su estrella: Cf. Nm 24.17.

[3] 2.6 Miq 5.2.

[4] 2.15 Os 11.1.

[5] 2.18 Jer 31.15.

[6] 2.20 Cf. Ex 4.19-20.

[7] 2.23 Quizás hace alusión a Jue 13.5,7, que habla del nazareo (o nazireo ), o posiblemente a Is 11.1, que habla del retoño (heb. neser ).

Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

Jer 31:15; (ver Gén 30:22-24; Gén 35:16-18).

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Jer_31:15

[2] Gén_35:19

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Jer_31:15

[2] Gén_35:19

Reina Valera (Sociedades Bíblicas Unidas, 1960)

Voz fue oída en Ramá,

Grande lamentación, lloro y gemido;

Raquel que llora a sus hijos,

Y no quiso ser consolada, porque perecieron.c

c Jer 31:15.

Biblia Textual IV (Sociedad Bíblica Iberoamericana, 1999)

Jer 31:15.

Greek Bible (Septuagint Alt. Versions + SBLGNT Apparatus)

ἠκούσθη WH Treg NA28 ] + θρῆνος καὶ RP

iNT-CEVALLOS+ Interlineal Académico Del Nuevo Testamento Por Cevallos, Juan Carlos

[I ὅτι οὐκ εἰσίν I] porque ya no existen más.

Nueva Traducción Viviente (Tyndale House, 2009)

Jer 31:15.

Biblia Peshitta en Español (Holman, 2015)

a Jer 31:15

Nueva Versión Internacional (SBI, 1999)

[e] Jer 31:15

Torres Amat (1825)



[6] Belén eres grande porque de ti ha de nacer el Mesías. Miq 5, 2; Jn 7, 42.

[15] Os 11, 1.

[17] Jer 31, 15.