I Reyes 8 Biblia Peshitta en Español (Holman Bible Publishers, 2015) | 66 versitos |
1 Entonces convocó Salomón a todas las tribus de Israel, a todos los jefes de las tribus y a los jefes de las casas paternas. Y se reunieron en Jerusalén ante el rey Salomón a fin de hacer subir el arca del pacto de Yahweh desde la ciudad de David, que es Sion.
2 Se reunieron, pues, ante el rey Salomón todos los de la casa de Israel durante la fiesta, en el mes de la cosecha, que es el séptimo mes.
3 Y acudieron todas las tribus de Israel. Entonces los sacerdotes tomaron el arca de Yahweh,
4 y la subieron a la casa de Yahweh junto con el tabernáculo temporal y los utensilios consagrados del tabernáculo; y los sacerdotes y los levitas de Israel los subieron.
5 Entonces el rey Salomón y toda la congregación de Israel que se había reu-nido ante él, se pusieron de pie junto con él ante el arca, y ofrecieron sacrificios de ovejas y de toros, y eran tantos, que no se podían contar ni calcular.
6 Y los sacerdotes trajeron el arca del pacto de Yahweh a su lugar, a la casa, al recinto del Santo de los Santos, debajo de las alas de los querubines,
7 pues los querubines tenían extendidas sus alas sobre el santo lugar, y cubrían con sus alas por encima del arca y de sus varas.
8 Y las varas eran largas, de tal manera que los extremos de las varas se veían desde el santuario que estaba delante de la casa, pero por fuera no se veían; y allí están hasta este día.
9 Nada había pues, en el arca sino las dos tablas de piedra que allí había colocado Moisés en Horeb, cuando Yahweh hizo pacto con los hijos de Israel al salir de Egipto.
10 Y cuando salieron los sacerdotes del santuario, una nube llenó la casa de Yahweh,
11 de modo que los sacerdotes no pudieron permanecer para ministrar a causa de la nube, pues la gloria de Yahweh había llenado la casa de Yahweh.
12 Entonces dijo Salomón:
¡Oh Yahweh! Tú has dicho que habitas en densa oscuridad.
13 De cierto yo he construido una casa para morada tuya, una morada para habitación tuya para siempre.
14 Después el rey volvió su rostro, y bendijo a toda la congregación de Israel, mientras toda la congregación de Israel estaba de pie,
15 y dijo: Bendito es Yahweh, el Dios de Israel, que habló por su boca con mi padre David, y por sus manos lo ha cumplido, diciendo:
16 “Desde el día en que saqué de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel, no escogí una ciudad de entre todas las tribus de Israel para edificar casa donde estuviera mi Nombre. Entonces escogí a David para que estuviera sobre mi pueblo Israel”.
17 Luego mi padre David tuvo en su corazón el construir una casa al nombre de Yahweh, el Dios de Israel;
18 pero Yahweh dijo a mi padre David: “Puesto que tuviste en tu corazón el construir una casa a mi Nombre, has hecho bien en tener esto en tu corazón.
19 “No obstante, tú no edificarás casa a mi Nombre, sino que tu hijo, el que procederá de tus lomos, él edificará casa a mi Nombre”.
20 Yahweh, pues, ha confirmado la palabra que habló, y yo me he levantado como sucesor de mi padre David, y me he sentado en el trono de Israel, tal como dijo Yahweh, y he edificado una casa al nombre de Yahweh, el Dios de Israel,
21 y he colocado allí el arca del pacto que Yahweh celebró con nuestros padres cuando los sacó de la tierra de Egipto.
22 Entonces Salomón se puso de pie ante el altar de Yahweh, delante de toda la congregación de Israel, y extendió sus manos al cielo, y oró,
23 diciendo: ¡Oh Yahweh, Dios de Israel! Nadie hay como tú, ni arriba en el cielo ni abajo en la tierra, que guardas el pacto y manifiestas misericordia a tus siervos que andan delante de ti en rectitud, con todo su corazón y con toda su alma.
24 Porque has cumplido a tu siervo David mi padre lo que le prometiste; porque hablaste con tu boca, y con tus manos lo has cumplido, como ha sucedido hoy.
25 Ahora pues, oh Yahweh, Dios de Israel, cumple a tu siervo, mi padre David, lo que le prometiste: “No te faltará hijo delante de mí que se siente en el trono de Israel, sólo que tus hijos cuiden sus caminos para que anden ante mí rectamente, como tú has andado ante mí”.
26 Ahora pues, oh Yahweh, Dios de Israel, sea confirmada tu palabra la cual juraste a tu siervo David mi padre.
27 Porque, ¿morará realmente Dios sobre la tierra? He aquí que los cielos y los cielos de los cielos no te pueden contener, ¡cuánto menos esta casa que yo he edificado!
28 Vuélvete, oh Yahweh mi Dios, ante la oración de tu siervo y ante su súplica, para que atiendas a la súplica y a la oración que tu siervo presenta hoy ante ti.
29 Que tus ojos estén abiertos hacia esta casa día y noche, hacia el lugar del cual dijiste: “Mi Nombre estará allí”, para que escuches la oración que tu siervo eleve ante ti en este lugar.
30 Escucha también la súplica de tu siervo y de tu pueblo Israel cuando oren ante tu presencia en este lugar; y tú escucharás, oh Dios nuestro, desde tu morada en el Cielo, y tú perdonarás.
31 Si alguna persona peca contra su prójimo, y se le impone estricto juramento, y viene y jura delante de tu altar en esta casa,
32 entonces escucha tú desde el Cielo y actúa; juzga a tus siervos condenando al culpable, y haz recaer su propia conducta sobre su cabeza, y justifica al inocente, recompensándolo según su inocencia.
33 Y si tu pueblo Israel es derrotado en batalla por los enemigos por haber pecado ante ti, pero se vuelven a ti y confiesan tu Nombre y oran y te ruegan en este lugar,
34 entonces escucha tú desde el Cielo, y perdona los pecados de tus siervos y de tu pueblo Israel, y hazlos volver a la tierra que diste a sus padres.
35 Cuando el cielo esté cerrado y no haya lluvia a causa de que ellos pecaron contra ti, pero vienen y oran en este lugar y confiesan tu Nombre, y se arrepienten de sus pecados cuando los hayas abatido,
36 entonces escucha tú desde el Cielo, y perdona los pecados de tus siervos y de tu pueblo Israel, enseñándoles el buen camino por el cual deben andar, para que derrames tu lluvia sobre la tierra que diste a tu pueblo en posesión.
37 Y cuando haya hambre en la tierra, o cuando haya mortandad, o tribulación, o añublo, o langosta o pulgón, o cuando los enemigos los sometan a aflicción en alguna de sus ciudades, cualquiera que sea la enfermedad o cualquiera que sea la plaga,
38 toda oración y todo ruego que haga cualquier hombre o cualquiera de tu pueblo Israel, reconociendo cada uno la aflicción de su corazón y que extienda sus manos ante ti en esta casa,
39 entonces escucha tú desde el Cielo, el lugar de tu morada, y perdona, actúa y recompensa a cada uno según sus caminos porque tú conoces su corazón (pues solamente tú conoces el corazón de todos los hombres),
40 para que tengan temor de ti todos los días que ellos vivan sobre la faz de la tierra que diste a sus padres.
41 Así también, en cuanto al extranjero que no pertenece a tu pueblo Israel, si él viene de un país distante a causa de tu Nombre,
42 cuando oigan ellos de tu gran Nombre, de tu mano poderosa y de tu brazo alzado, y vengan y oren a ti en esta casa,
43 escucha tú desde el Cielo, desde el lugar de tu morada, y haz de acuerdo a lo que el extranjero pida ante ti, para que todas las naciones de la tierra conozcan tu Nombre para que tengan temor de ti como tu pueblo Israel, y para que sepan que tu Nombre es invocado en esta casa que yo he construido.
44 Y cuando tu pueblo salga a la batalla contra sus enemigos por el camino que los envíes, y oren a ti en dirección a la ciudad que tú escogiste,
45 entonces escucha tú su oración y su ruego desde el Cielo, y hazles justicia.
46 Cuando pequen ellos contra ti (pues no hay hombre que no peque), y airándote contra ellos, tú los entregues ante sus enemigos y los lleven en cautiverio a la tierra de sus adversarios, sea distante o cercana,
47 y estando ellos cautivos en la tierra adonde los llevaron, reflexionan en su corazón, y se arrepienten y te ruegan en la tierra de su cautiverio, diciendo: “Hemos pecado; hemos cometido transgresión e iniquidad”,
48 y se vuelven a ti con todo su corazón y con toda su alma en la tierra de sus adversarios que los llevaron cautivos, y oran ante ti en dirección a la tierra que diste a sus padres, a la ciudad que tú escogiste, y a esta casa que yo edifiqué a tu Nombre,
49 entonces escucha tú desde el Cielo, desde el lugar de tu morada, su oración y su ruego, y hazles justicia,
50 y perdona a tu pueblo por haber pecado contra ti, y por todas las transgresiones que cometieron en tu contra, y hazlos objeto de compasión delante de los que los llevaron cautivos, de manera que tengan compasión de ellos.
51 Porque ellos son tu pueblo, heredad tuya, porque tú los sacaste de Egipto, del horno de hierro.
52 Que estén, pues, tus ojos abiertos a la súplica de tus siervos y de tu pueblo Israel para escucharlos en todo cuanto te invoquen.
53 Porque tú los has apartado para heredad tuya de entre todas las naciones de la tierra, como dijiste por medio de tu siervo Moisés, oh Yahweh Dios, cuando sacaste a sus padres de Egipto.
54 Sucedió que cuando Salomón terminó de presentar ante Yahweh toda esta oración y súplica, se levantó ante el altar de Yahweh (pues estaba arrodillado), y extendió sus manos al cielo,
55 se puso de pie y bendijo a toda la congregación de Israel en alta voz, diciendo:
56 Bendito es Yahweh Dios que ha dado reposo a su pueblo Israel como había dicho; ninguna palabra ha fallado de todas sus buenas promesas que Yahweh había expresado por medio de su siervo Moisés.
57 Yahweh nuestro Dios esté con nosotros como estuvo con nuestros padres; no nos deje ni nos desampare;
58 incline nuestro corazón a Él para que andemos en sus caminos y guardemos sus ordenanzas, sus pactos, sus juicios y sus leyes, los cuales Él ordenó a nuestros padres,
59 y que estas palabras con las cuales he rogado en la presencia de Yahweh, estén cerca de Yahweh Dios de día y de noche para hacer justicia a su siervo y justicia a su pueblo Israel día tras día,
60 a fin de que todas las naciones de la tierra sepan que Yahweh es Dios, y no hay más fuera de Él.
61 Por tanto, sea íntegro su corazón para con Yahweh nuestro Dios, para que andemos en sus caminos y guardemos sus ordenanzas, sus pactos, sus juicios y sus leyes como hoy.
62 Entonces el rey Salomón y todo Israel con él ofrecieron un gran sacrificio en presencia de Yahweh.
63 Luego Salomón presentó ofrendas de paz en presencia de Yahweh: veintidós mil toros y ciento veinte mil ovejas. Así el rey y todos los hijos de Israel dedicaron la casa de Yahweh.
64 En aquel día consagró el rey la parte central del atrio que estaba frente a la casa de Yahweh, pues allí ofreció los holocaustos, las ofrendas y la grasa de los sacrificios de paz, porque el altar de bronce que estaba delante de Yahweh era demasiado pequeño para contener los holocaustos, las ofrendas y la grasa de los sacrificios de paz.
65 En aquel día, Salomón y todo Israel reunido con él, desde la entrada de Hamat hasta la embocadura del torrente de Egipto, celebraron una fiesta en la presencia de Yahweh nuestro Dios durante siete días y otros siete días; en total catorce días.
66 Al octavo día despidió al pueblo, y ellos bendijeron al rey y se marcharon a sus tiendas, gozándose y con su corazón alegre por todas las bondades que había mostrado Yahweh a su siervo David y a su pueblo Israel.

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Introducción a I Reyes

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