Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
19. El Agua Lustral.
U na de las causas de impureza legal es el contacto con un cadáver. Como medio de purificación de ella, el legislador instituye un agua lustral conseguida con especiales ritos, sin duda calcados en costumbres ancestrales del desierto.
Preparación del Agua Lustral (1-10).
1
Habló Yahvé a Moisés y Aarón, diciéndoles: 2
He aquí la ordenación de ley que prescribe Yahvé: Di a los hijos de Israel que te traigan una vaca roja perfecta, sin defecto, y que no haya llevado todavía el yugo sobre sí; 3
se la entregaréis a Eleazar, sacerdote, y él la sacará fuera del campamento, la hará degollar en su presencia, 4
y, tomando de su sangre con un dedo, asperjará con ella hacia el frente del tabernáculo de la reunión siete veces. 5
Hará quemar la vaca en su presencia, quemando la piel, la carne y la sangre y los excrementos. 6
Tomará luego el sacerdote madera de cedro, hisopo y púrpura, y lo echará en medio del fuego en que arde la vaca. 7
El sacerdote lavará luego sus vestidos y su cuerpo con agua, y entrará después en el campamento; será inmundo el sacerdote hasta la tarde. 8
Lo mismo el que la quemó, lavará con agua sus vestiduras y su cuerpo, y será inmundo hasta la tarde. 9
Un hombre limpio recogerá las cenizas; las recogerá y las llevará fuera del campamento a un lugar limpio, y las guardará la asamblea de los hijos de Israel para el agua expiatoria. Es agua de expiación. 10
El que recogió las cenizas de la vaca, lavará sus vestidos y será inmundo hasta la tarde. Será ésta para los hijos de Israel, y para el extranjero que habita entre ellos, ley perpetua.
Sin especificar para qué está destinada el agua lustral, el hagiógrafo nos relata el rito de su preparación. Los israelitas deben traer una vaca
roja sin defecto, que no haya sido utilizada para el laboreo. El color rojo parece aludir al color de la sangre, vehículo de la vida1. Eleazar debe degollarla fuera del campamento. No interviene Aarón, sumo sacerdote, para no exponerse a una contaminación ritual con el cadáver de la vaca. Eleazar debe hacer siete aspersiones en dirección del tabernáculo, sin duda para indicar que la víctima ha sido sacrificada en honor de Yahvé. Después se quemará la víctima entera con su sangre y se echará madera de cedro, de hisopo y unos hilos de púrpura en el fuego en que se abrasa la víctima. En el rito de la purificación del leproso aparecen estos tres ingredientes2, que parecen significar: el
cedro, la incorruptibilidad, a causa de su larga duración; el
hisopo, la pureza, a causa de la virtud purificatoria que se atribuía al hisopo, y la
púrpura parece aludir al color de la sangre, símbolo de la energía vital. Después, los que inmolaron la víctima deben lavar sus vestidos y bañarse, quedando impuros hasta la tarde (v.7). La vaca es un sacrificio por el pecado (v.9) y quizá se la considera impura, como el macho cabrío, cargado con los pecados el día de la Expiación. En todo caso, Eleazar y su ayudante en el sacrificio de la vaca quedan contaminados, y por eso las cenizas deben ser recogidas por otro que esté ritualmente
puro (v.10). Las cenizas deben ser conservadas fuera del campamento, en un lugar no contaminado.
Ritos de Purificación por el Agua Lustral (11-22).
11
El que tocare un muerto, cualquier cadáver humano, se hace impuro por siete días, 12
y se purificará con este agua al tercer día, y al séptimo será puro; no quedará limpio hasta el séptimo. 13
Quien tocare un muerto, el cadáver de un hombre, y no se purificare, contamina el tabernáculo de Yahvé, y será borrado de Israel, porque no se purificó con el agua lustral; será inmundo, quedando sobre él su inmundicia. 14
Esta es la ley: Cuando muriere alguno en una tienda, todo el que entre en la tienda y cuanto en ella hay será inmundo por siete días; 15
toda vasija que no tenga tapadera será inmunda; 16
y cualquiera que en campo abierto tocare un muerto de espada o un muerto cualquiera, o huesos humanos, o un sepulcro, será inmundo por siete días. 17
Para quien esté inmundo, tomarán de la ceniza de la vaca quemada en sacrificio expiatorio y echarán sobre ella un vaso de agua viva; 18
uno que esté limpio tomará hisopo y, mojándolo en el agua, asperjará la tienda y todos los muebles y todas las personas que en ella hubiere, o al que hubiere tocado huesos humanos, o al matado, o al muerto, o un sepulcro. 19
El limpio asperjará al inmundo el tercero y el séptimo día; y, purificado el impuro el séptimo día, lavará sus vestidos, y a la tarde será puro. 20
El inmundo que no se purifique será borrado de la congregación, por haber contaminado el santuario de Yahvé; no habiendo sido rociado con el agua lustral, es inmundo. 21
Será ley perpetua, y el que haga aspersión al otro con el agua lustral, lavará sus vestidos, y quien tocare el agua lustral será inmundo hasta la tarde. 22
Todo el que tocare el inmundo, será inmundo, y quien algo de ello tocare, será inmundo hasta la tarde.
El contacto con un cadáver humano hace inmundo al que lo tocare por siete días; el contacto con el de un animal hace inmundo hasta la tarde3. Esta creencia sobre la impureza contraída al contacto con un cadáver aparece en todos los pueblos primitivos4, y se ha querido explicar relacionando al cadáver con el espíritu del difunto. En la legislación hebraica no se alude nunca a esta creencia5. El cadáver, por su descomposición natural, es causa de pestes y contaminaciones, y quizá en esto radiquen las precauciones y lavatorios después de haber estado en contacto con él6. El legislador hebreo establece como medio de purificación el agua lustral7, que se ha de emplear el día tercero y séptimo de la impureza del afectado. Los números tres y siete son sagrados y simbólicos e indican perfección. No sabemos la razón por qué esa agua mezclada con cenizas, cedro, hisopo y púrpura tenía ese efecto purificador, pero hay que suponer que se trata de costumbres ancestrales recogidas por el legislador hebraico. En todo caso, la vaca sacrificada por el pecado tenía un valor expiatorio, que, unido a la virtud purificativa del agua, servía para hacer desaparecer la impureza ritual. El impuro que no empleara el agua lustral
sera borrado de Israel (v.15), expresión que puede tener el sentido de excomunión (privación de los derechos civiles) o de muerte8. El legislador determina los casos en que se contrae impureza. No se requiere contacto físico; basta entrar en una tienda donde haya un cadáver, y todos los objetos que hay en ella quedan contaminados (v.14) por siete días. En el campo, todo contacto con un cadáver asesinado o muerto naturalmente o con un sepulcro, produce impureza legal (v.16)9. Para quitar la impureza se exige derramar agua con ceniza de la víctima; pero el agua tiene que ser
viva, es decir, proveniente de manantial, no de cisterna; es fecundante, principio de vida para las plantas, alimento de los hombres y de los animales, saludable a los enfermos es una de las más maravillosas manifestaciones del mundo sensible,10 y apta para quitar las máculas rituales. La aspersión debía hacerla un hombre del pueblo (no un sacerdote, para no contaminarse)11 en estado de pureza legal, en el día tercero y séptimo12; después el impuro lavará sus vestidos, se lavará y a la tarde queda puro. El que no se purifique debe ser
borrado de la asamblea, para que no contamine al campamento donde habita Yahvé con su pueblo. El que había hecho la aspersión debía también purificarse, lavando sus vestidos (v.21)13.
El principio religioso que preside estos ritos es que el Dios santísimo debe ser servido por un pueblo santo en sentido ritual y moral. No se dan razones de tipo supersticioso, como en otros pueblos, sino que las leyes obedecen a principios teológicos muy elevados14.
1 Agustín de Hipona ve en el color rojo un símbolo de la sangre de Cristo
(In Hept. IV 33: PL 34,734). Véase
Heb_9:13. 2
Lev_14:4-49. 3
Lev_11:24. 4 Véase Frazer,
Golden bough I 322-325. 5 Cf. Lev 11; 21;
Num_5:2;
Num_6:9;
Num_10:10;
Ose_9:4;
Age_2:13;
Eze_44:25. 6 Cf. M. J. Lagrange, o.c., p. 155-156. 7 Entre los griegos se ponían a la puerta de la casa donde había un cadáver vasijas con agua para aspersionar, y el contacto con un muerto requería purificaciones rituales. Entre los romanos se purificaban las casas en que había habido un cadáver, y se usaban para las lustraciones cenizas de un becerro. Cf. Ovio., Fasí. II 45; IV 639.725.733. Véase DB IV 525,
Lustration. 8 Véase com. a
Lev_7:20. 9
Deu_21:1 : se excluyen en la guerra. 10 M. J. Lagrange, o.c., 165. 11
Lev_21:1-6. 12 Cf.
Exo_12:22;
Lev_14:4. 13 Estos ritos eran cuidadosamente guardados por los judíos en tiempos de Cristo. Cf.
Mat_8:22;
Luc_9:60. La
Mishna consagra largos capítulos para determinar minuciosamente los diferentes casos. 14 Véase DB V 2369-2372; Hastings,
Dict. of the Bible IV 207-210.