Tobí . as 7,6

Entonces Ragüel dio un salto, lo besó, llorando, y le dijo:
–¡Hijo, bendito seas! Tienes un padre excelente. ¡Qué desgracia que haya quedado ciego un hombre tan honrado y que daba tantas limosnas!
Y abrazado al cuello de su pariente Tobías, siguió llorando.

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